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Teller, de New York, de 1833, y en un volúmen publicado por los protestantes en Filadelfia el mismo año, con el siguiente título: "The Religious controversy between the Rev. Dr. W. C. Brownlee, on the part of the protestants, and the Rev. Drs. John Power, Thomas C. Levins, and Felix Varela, on the part of the Roman Catholics. Philadelphia. Printed and published by Boyle and Benedict. 1833. "

La carta del Padre Varela á que ántes se hizo alusion ocupa en este libro desde la página 17 hasta la 21 inclusive.

Más ó ménos contemporáneamente con esto, se suscitó otra vez la controversia respecto al particular de la salvacion de los que mueren fuera de la Iglesia. El Padre Varela mismo relata lo que aconteció respecto de este punto, y volvemos á cederle la palabra:

"Algun tiempo despues de concluidas las discusiones volvieron los ministros protestantes con su tema, y en un periódico que redactaban varios de ellos, empezaron nuevamente á censurar la Iglesia católica por la doctrina de que fuera de ella no hay salvacion. Yo creia que las explicaciones que tuvimos sobre esta materia hubieran bastado, y que ya nos entenderíamos; pero la experiencia me ha convencido de que el sistema de esta gente es seguir adelante repitiendo lo que una vez han dicho, sin cuidarse de explicaciones. No sé como me ví en la necesidad de responder, y de hacerlo en su mismo papel, de modo que se abrió entónces una pequeña controversia por escrito, que sirvió para que se manifestase mucho más, que yo no me habia equivocado en decirles que en punto á salvacion fuera de la Iglesia piensan ellos como los católicos, y así es que quieren convertirnos para que abandonemos nuestros

errores y nos salvemos.* Oye Elpidio las palabras con que terminaron su artículo, en contestacion al mio: "Hablando de los católicos como sociedad cristiana tenemos la pena de decir que por los errores y heregias que defienden desesperamos enteramente de su salvacion, á ménos que no se conviertan y abandonen sus errores. Deseamos sinceramente, y rogamos fervorosamente por la conversion de los católicos romanos: y llenaria nuestros corazones de gozo el saber que el Dios de gracia y verdad habia traido al Señor Varela á tal conocimiento y creencia de la verdad, que pudiese terminar en la salvacion de su alma inmortal." Ya ves, Elpidio, que quieren que me convierta, que conozca la verdad, que deje de ser católico, y ¿ para qué? ¡Para que pueda salvarme! Despues de estos hechos, & qué hay que decir? No se trata aquí de un individuo particular, que se hubiese expresado como un fanático en estos términos, sino de una reunion de ministros protestantes que con toda reflexion trataban de contestar á su adversario en un artículo que sin duda discutieron y premeditaron. Despues de su publicacion no hubo un solo ministro que saliese impugnándolo, como era su deber, si el artículo atribuye á la iglesia protestante una doctrina que no es suya. Los periodistas todos guardaron silencio, sin embargo de ser innumerables los periódicos religiosos en este país, y de estar unos en observacion de los otros para atacarse, y nunca se perdonan. ¿Qué prueba esto sino que la doctrina protestante es, que fuera de su Iglesia no hay salvacion, y que por consiguiente no la hay para mí que no tengo disculpa alguna para permanecer en la Iglesia católica y mucho menos para ser sacerdote de ella?-¡Qué fácil

*

Cartas á Elpidio, tomo II pág. 132 y siguientes.

es quitar la máscara á esta familia, y qué simples son los que los creen sólo porque están enmascarados!"

En una carta dirigida á nuestro amigo el Señor Don Eusebio Guiteras, fechada el 25 de Setiembre de 1875, por el R. P. Joseph M. Finotti, que ya otra vez hemos tenido el gusto de mencionar, se dice que “algunos de los escritos del Padre Varela se publicaron despues separadamente." Nosotros no hemos tenido nunca la fortuna de ver ese libro, ni podemos dar ningun detalle respecto á su publicacion. Se nos habia asegurado que por mandato del Señor Arzobispo Hughes, se habian incorporado los libros de nuestro venerable sacerdote en la Biblioteca del Arzobispado; pero aunque nos fué concedido el permiso de visitar la Biblioteca, y tuvo la bondad de acompañarnos en nuestra investigacion, mostrándonos los libros que quisimos y enseñándonos el catálogo, el Rev. Padre Secretario de Su Eminencia el actual Cardenal Arzobispo, no encontramos esta obra, ni ninguna otra, á excepcion de los periódicos, que contuviese escritos del Padre Varela. Sí vimos allí, con no poca emocion, algunas obras, como por ejemplo una edicion de La Araucana de Ercilla, que evidentemente pertenecieron á nuestro compatriota.

CAPÍTULO XXIX.

1832.

CORRESPONDENCIA CON LA HABANA.

Interes del Padre Varela en favor de la REVISTA BIMESTRE CUBANA, que comenzó á publicarse en la Habana por esta época.—Trabajos con que contribuyó á esta publicacion.—Artículo crítico sobre la "Gramática de la lengua castellana" de Don Vicente Salvá.-Carta á los redactores de la REVISTA enviándoles dicho artículo.-Carta al Señor Don José de la Luz y Caballero.

La multitud de ocupaciones á que tenia que dedicarse el inolvidable sacerdote habanero, y la gravedad de las atenciones que pesaban sobre él, y de que puede formarse alguna idea por el imperfecto bosquejo que vamos presentando, no bastaron sin embargo para alejar de su espíritu el nombre de Cuba, ni el recuerdo de los cubanos. En medio de esa vida vertiginosa de trabajo en que el Padre Varela se vió constantemente empeñado, desde su accesion al ministerio pastoral en los Estados Unidos, siempre supo hallar el modo de acordarse de sus discípulos y de sus amigos de la

Habana, y de seguir interesándose en el desenvolvimiento intelectual de su país.

A mediados de 1831, habia comenzado á ver la luz en la Habana, con el título de Revista Bimestre Cubana, el mejor periódico que hasta entonces se habia publicado en castellano, así en España, como en sus posesiones ultramarinas. El juicio de esta obra, pronunciado por autoridades tan competentes como los Señores Don Manuel José de Quintana, y Don Francisco Martinez de la Rosa en Madrid * y el norte-americano George Ticknor, en la capital de Massachusetts, acredita para siempre su mérito, y hace el elogio de sus autores. Como era natural que sucediese, el Padre Varela, que contemplaba este esfuerzo, desde la distancia á que el curso de los sucesos lo habia conducido, lo vió nacer con gusto, y lo siguió con interes en su desenvolvimiento. Su correspondencia con los redactores del periódico, y mas en especial con el Señor Luz, demuestra en gran manera la paternal solicitud que experimentaba por la publicacion, y las grandes esperanzas que en ella cifraba para provecho y gloria del país.

&

Era preciso que el Padre Varela colaborase en la Revista. Como podia considerarse en la isla de Cuba que una empresa de esta especie estuviese completa, sin que el nombre y el espíritu del venerable sacerdote viniesen á apoyarla y enaltecerla ?

El Señor Don Antonio Bachiller y Morales ha tenido la bondad de referirnos que uno de los trabajos con que nuestro esclarecido compatriota quiso honrar las páginas de aquel periódico, fué un artículo juzgando

* Vida de Don José de la Luz página 42 y siguientes.

Caballero, por José Ignacio Rodriguez,

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