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tarse, dicen algunos, y es preciso tener alguna religion, por lo menos elijamos la que esté libre de supersticiones que degradan la especie humana, elijamos la más conforme con las luces del siglo, elijamos la de los hombres libres.... Todos hablan de las luces del siglo; pero la mitad son ciegos que no las ven, y quieren que sean como ellos se las figuran... Las verdaderas luces del siglo léjos de guiar á los hombres á tantos desvaríos como ellos forjan, les indican los precipicios para evitarlos. La antigüedad carga siempre con las calumnias, y el siglo presente las sanciona, sin que ni aquella pueda defenderse de la injusticia, ni éste evitar que aquella se cometa."

La carta quinta se dedica á tratar de la "tolerancia religiosa," distinguiendo la tolerancia teológica, la social y la legal. "La verdadera tolerancia, dice, la tolerancia evangélica, la que se debe siempre tratar de establecer, es aquella que sin transigir con los errores, jamás falta á la caridad que es el alma del cristianismo." * ¡ Qué pensamiento tan notable y tan perfectamente formu lado!

Pondrémos término á este análisis, que ya es tal vez sobrado extenso, citando las palabras con que concluye este volúmen, y que le sirven en cierto modo de resúmen :

"Terminaré, dice, † mis reflexiones sobre el funesto influjo de la supersticion en la sociedad, asegurando que ha pervertido el culto divino y encadenado á los hombres, que solo pueden ser verdaderamente libres, cuando están animados del verdadero espíritu evangélico; pues, como dice el Apóstol á los Corintios, donde

* Cartas á Elpidio, tomo, II pág. 152.

† Ibid., tomo II, pag. 152 y 153.

está el espíritu del Señor, allí está la libertad. (Ubi autem spiritus Domini, ibi libertas est. 2 ad. Corint. III. 17). ¡Qué bien entendió esta divina máxima del Apóstol, el enérgico, franco y apostólico San Ambrosio, cuando escribia, que "ni es propio de un emperador el negar la libertad de hablar, ni de un sacerdote el no decir lo que siente. La diferencia que hay entre los buenos y los malos príncipes es que los buenos aman la libertad y los perversos la servidumbre!" (Neque imperiale est libertatem dicendi denegare, neque sacerdotale quod sentiat non dicere. Hoc interest inter bonos et malos principes, quod boni libertatem amant, servitutem improbi. AMBROS. epist. 40. alias 29.) ¡Qué tal, mi Elpidio! Necesitaba San Ambrosio tomar lecciones de liberalismo, ó podia darlas á los alucinados que creen que son incompatibles la libertad y la Religion?"

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Los ocho apéndices del libro son sumamente interesantes en el terreno de la controversia y de la historia. Es el primero una coleccion de "autoridades que prueban que los protestantes admiten la necesidad de estar en el seno de la Iglesia para salvarse.” El segundo es otra coleccion tambien de "autoridades," demostrando que "es doctrina católica que muchos se salvan sin estar unidos al cuerpo visible de la Iglesia, cuando esta separacion no es culpable, y por otra parte se hallan unidos á su alma." El tercero es la traduccion al castellano de algunas de las leyes azules de Connecticut. En el cuarto se presentan algunos extractos de las actas de la Asamblea de Escocia. En el quinto se copian varias leyes de Inglaterra, proscribiendo y condenando el catolicismo y los católicos. Es el sexto la traduccion de un pasaje de la Miscelánea de Voltaire, enseñando la intolerancia religiosa, á que se agrega un corto comentario. El séptimo se titula "Tolerancia

enseñada por Santo Tomás," y contiene curiosísimos pormenores. Y en el octavo, que es el último, se da cuenta brevemente de la "persecucion de los católicos por los calvinistas de Francia."

Esta obra del Padre Varela, aunque escrita en castellano, produjo mucha sensacion en los Estados Unidos. Se la ve citada con frecuencia por escritores católicos americanos, y la hemos encontrado de venta en estos últimos tiempos, en una de las librerias cató licas de la calle de Barclay en Nueva York. En Cuba por supuesto, circuló por todas partes, y se acogió con mucho entusiasmo.

CAPÍTULO XXXIV.

1836--1840.

OTROS TRABAJOS DEL PADRE VARELA EN LENGUA
CASTELLANA.

Escrito sobre la distribucion del tiempo.—Máximas para el trato humano.— Reflexiones sobre las prácticas religiosas.—Entretenimientos religiosos en la Noche Buena. -Advertencia á los católicos, principalmente á los españoles que vienen á los Estados Unidos del Norte de América, acerca de los protestantes y sus doctrinas.-Carta sobre la polémica filosófica sostenida en la Habana entre los Señores Don José de la Luz, Don Manuel Gonzalez del Valle y otros discípulos y amigos suyos.

Corresponden á esta época algunos otros trabajos, que afortunadamente se conservan redactados en castellano por el Padre Varela.

Uno de ellos, cuyo manuscrito, inédito y autógrafo, existe en poder del Señor Doctor Don Agustin José Morales, que se sirvió facilitárnoslo, es un papel de apuntaciones sobre la distribucion del tiempo, á que acompañan unas máximas para el trato humano, y algunas breves reflexiones acerca de las prácticas religiosas. Creemos hacer un servicio á los lectores reproduciendo este documento.

DISTRIBUCION DEL TIEMPO.

La distribucion del tiempo depende de circunstancias personales y de familia, por cuyo motivo debe ser obra de la persona interesada. Sin embargo, pueden darse algunos consejos generales:

1o No formar plan en que se ocupen todos los momentos del dia, sino aquellos que probablemente puede esperarse que serán ocupados. Muchos por aspirar á una ocupacion continua, pasan la vida en una ociosidad constante y laboriosa, Es cierto que toda persona que vale algo, tiene pocos momentos desocupados; pero ésto debe ser efecto de circunstancias, mas no de plan premeditado.

20 La constancia en la observacion del plan de vida que nos proponemos es una garantía para el buen resultado; por cuyo motivo, si tal hora se destinó por ejemplo para la lectura, debe leerse en aquella hora áun cuando se halla leido muchas horas ántes.

3o No desanimarse por la interrupcion que sufra la observancia del plan propuesto.

4o Aspirar á la perfeccion, pero contentarse con la medianía. El desagrado con que ésta se mira es efecto de vanidad, por más que se cubra con títulos más honrosos."

MAXIMAS PARA EL TRATO HUMANO.

"Pensar bien de todos los hombres, miéntras no nos conste que son malos; pero precaverse de ellos, como si efectivamente lo fueran. La gran prudencia social consiste en no manifestar estas precauciones que ofenderian, y evitar el escollo de la hipocresía,ó falso carácter. No debemos, pues, negar nuestras ideas, pero tampoco debemos manifestarlas sin necesidad.

El medio de evitar el ofendernos por las malas acciones de los hombres es considerarlos como enfermos. Esta máxima es conforme á la doctrina de San Agustin. El mundo es un gran hospital, donde se hallan unos que buscaron y aumentan sus enfermedades, y otros que enfermaron por accidente; mas todos necesitan igual cura, y de ninguno debe hacerse caso cuando habla poseido del mal."

PRACTICAS RELIGIOSAS.

1o Rezar poco y bien. No por ésto crea Vd. que me opongo á la práctica de muchos rezos, si es que hay tiempo y disposicion de espíritu para hacerlos con propiedad. Mas no siempre se consigue esta perfeccion; y así es que muchos de los grandes rezadores son grandes pícaros, y detras de un chorro de rezos mecánicos, echan un chorro de

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