Segunda parte de La corte del buen retiro, ó, Tambien los muertos se vengan: drama historico en cinco actos, Parte2

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En la Imprenta Nacional, 1844 - 167 páginas

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Página 149 - Ruiseñor que volando vas, cantando finezas, cantando favores, ¡oh, cuánta pena y envidia me das! Pero no, que si hoy cantas amores, tú tendrás celos y tú llorarás.
Página 157 - Pues sigue tus designios, Sin apurar mas dellos, Que ser contra un tirano, Que se huye de tu imperio. Dime, siendo, como eres, El mas glorioso afecto De verdadero amor, ; Por qué su rendimiento Fias á amor fingido? 7vp. [cant.] Porque amor verdadero, En vez de ser castigo, Se convirtiera en premio. Que él quiera, y que no sea Querido, es lo que quiero; Hállese mas burlado, Cuanto mas, satisfecho.
Página 167 - Que, iluminando los vientos, Y floreciendo la tierra, Vea el teatro del mundo Tu triunfo, para que vea Quien quiso, que las mugeres Esclavas del hombre sean, Que él es su esclavo; pues es Esclavo de Amor por ellas.
Página 151 - Que deje de conseguir De Amor, que es fiera de fieras La victoria ; á cuyo fin Por vuestro Pegaso vengo. Que le lleve, permitid, Á que en los golfos del aire Sea alado bergantín, Que, á pesar del uracan, Que levanta contra mí La tierra, madre de Anteo, Tomen puerto tan feliz, Que deshaga los prodigios De su encantado pensil.
Página 6 - ... en alguna sociedad de las formadas por acciones, suscriciones , ó cualquiera otra contribución pecuniaria , sea cual fuere su denominación, con arreglo á lo prevenido en las Reales órdenes de 8 de abril de 83g, 4 ^e marzo de 1844 > y 5 de mayo de 1847 relativas á la propiedad de obras dramáticas.
Página 161 - Guarda corderos, zagala ; Zagala, no guardes fe, Que quien te hizo pastora No te excusó de mujer. La pureza del armiño Que tan celebrada es, Vístela con el pellico, Y desnúdala con él. Deja a las piedras lo firme, Advirtiendo que tal vez, A pesar de su dureza, Obedecen al cincel.
Página 154 - Apéase, y vuela el caballo.) De sus vedados jardines , A ella y á sus monstruos venzo. Y tú , tronco del Amor, De tus dorados renuevos Este me da por testigo Del triunfo, no porque quiero, Ni ser amado ni amar. Sino vencer mis desprecios. — ¡ Ha del palacio ! ¡ Ha del monte...
Página 150 - Luces brilla mil & mil, Vuestro Hércules, por quien En estos montes vivís Seguras de incultas ñeras, Amedrentadas de mi, Por quien á la excelsa cumbre Nadie se atrevió á subir, Sin pasaporte de Apolo, Que yo he de cerrar y abrir, A beber de los cristales, En que aquel don infundís, Que , abandonando lo útil, Se pagó de lo sutil : Hoy contra una hermosa fiera Favor os viene á pedir, No para amarla, no; pero Para aborrecerla si. Tod. y mus. Ay de tí ! Que vencer á las fieras, No es vencerse...
Página 158 - Son muy desiguales armas Espada y clava; y en duelo Aplazado el igualarlas Es ley ; y asi , pues yo dejo La espada, deja la clava Y ven á los brazos, //ere.

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