Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[graphic][merged small][merged small][merged small]

I

As guerras y tratados de Guipúzcoa con Inglaterra, apenas han llamado la atención á nuestros historiadores antiguos y modernos, y necesario fué que la ilustrada y celosa diputación de la Provincía en 1863, anunciara concurso público para premiar la memoria que con mayor exactitud y mejor crítica presentara las luchas que los vascongados sostuvieron con la nación inglesa en los siglos XIV y xv, y los tratados de paz que las terminaron. Fué justamente premiado el erudito guipuzcoa.

no D. Pablo de Gorosabel, y gracias á él puede llenarse este gran vacío en nuestra historia patria (1).

La antigua Aquitania, situada entre el río Garona y los Pirineos, pertenecía al principio del siglo XII á Guillermo X, y á mediados del mismo á su hija Leonor que casó en segundas nupcias con el duque de Normandía, heredero presunto del trono de Inglaterra, que ocupó después con el nombre de Enrique II de la dinastía de los Plantagenets; así se transmitió el ducado de Guiena á la casa inglesa. No bien avenidos con ella los habitantes del ducado, se sublevaban con frecuencia, protegidos por los reyes de Francia, á los que prestó homenaje Enrique, cuyo ejemplo siguieron los sucesores en el ducado, conviniéndose que el rey de Inglaterra y sus herederos tendrían en feudo lo que poseían aún de Bayona y de Burdeos, á título de pairia en la corte de Francia. No fué esta paz muy duradera: excesos cometidos por los ingleses dieron motivo ó pretexto á Felipe el Hermoso para citar á Eduardo I en su calidad de vasallo ante el tribunal de pares del reino, y por su negativa á comparecer se le confiscaron los feudos; lo cual ocasionó una nueva y encarnizada guerra; ocuparon los ingleses á Bayona, y á los ocho años (1302) se hizo la paz, restituyéndose á Inglaterra las ciudades que le habían sido confiscadas. Rómpense de nuevo las hostilidades en 1324; fué sangrienta la lucha; prisionero el rey Juan de Francia, el tratado de Bretigny (1360) aseguró la paz, concediendo á Eduardo la posesión con plena soberanía independiente del ducado de Aquitania, al que se agregaron importantes provincias, y desapareció el vasallaje

(1) No hallando el Sr. Gorosabel los suficientes datos en nuestros antiguos y modernos historiadores, sin exclusión del mismo Garibay tan cercano á los sucesos, acudió á los cuadernos de las antiguas Cortes y á los archivos, y como él dice, «no era bastante aún todo esto para conseguir el importante objeto á que me dirijo; por lo cual, á fin de completar en lo posible el trabajo, ha sido necesario consultar los historiadores nacionales y extranjeros. Estos han sido Wallingham, Froissard, Villani y Meyer, y sobre todo la gran colección diplomatica de tratados hecha por Tomás Rymer.»>

del rey de Inglaterra. Nuevamente se sublevaron los aquitanos que no soportaban la tiranía del de Gales, al que llamaban el príncipe Negro, por la armadura que usaba de este color: prodújose otra sangrienta lucha entre Francia é Inglaterra, conquistando en poco tiempo los franceses toda la Guiena menos Bayona y Burdeos; se echó á los ingleses de la Normandía; sometiéronse á Francia Burdeos y Bayona, y concluyó la dominación inglesa en la Guiena, después de tres siglos.

Durante este período había estado enlazada la casa real de Castilla con las de Inglaterra y Francia, inclinándose por esto unas veces á la primera y otras á la segunda. D. Alfonso VIII casó en 1160 con Leonor de Inglaterra, heredera también de la duquesa de Guiena, y por enlaces sucesivos perteneció á Castilla el ducado de Gascuña, de no escasa importancia por confinar con Guipúzcoa, desde donde pasó con sus tropas á tomar posesión de aquella tierra, y á defenderla de las pretensiones del rey Juan de Inglaterra. Por muerte de D. Alfonso se trans. mitió el ducado á su hijo D. Enrique I, y por las turbulencias que enflaquecieron la monarquía castellana durante la minoría de aquél, se apoderaron los ingleses de aquel territorio. Descontentos sus habitantes, ofrecieron en 1253 la soberanía á nuestro monarca, pero no anduvo perezoso el de Inglaterra en enviar poderosa escuadra y refuerzo de tropas á Gascuña, y esperando los gascones en vano la ayuda del de Castilla, tuvieron que sucumbir á pesar de sus esfuerzos, asegurándose el inglés en su posesión por medio de un tratado de paz celebrado con el cas. tellano y el enlace del príncipe de Gales con la infanta Doña Leonor, que aportaría al matrimonio el ducado de Gascuña (1254).

Continuaron bastante tiempo muy cordiales las relaciones políticas y de familia entre las cortes de Inglaterra y de Castilla; ofreció D. Fernando IV (1295) auxilio de tropas, pero no armonizaban tan bien los súbditos de ambas naciones habitantes en la costa del Océano, tomándose mutuamente barcos, y oca

sionándose grandes pérdidas al comercio de Bayona, terminando estos daños al celebrarse un convenio, además de las treguas que los bayoneses pactaron con los de Santander, Laredo y Castro Urdiales, no muy bien observadas por parte de éstos.

No tuvieron los guipuzcoanos en estas disensiones una parte directa, hasta que al renovarse (1324) las hostilidades entre Inglaterra y Francia, la tomaron las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya y Santander, acabando en 1344 por ajustar éstas con Bayona un tratado de tregua (1), natural consecuencia de la que habían convenido los reyes de Francia é Inglaterra para tres años, interviniendo en esta concordia los legados del papa.

Poco sincera esta concordia, no duró mucho tiempo. Renováronse al año siguiente las hostilidades entre ingleses y franceses: se hallaron empeñados en estas querellas los habitantes de nuestras costas del Cantábrico; se ajustó por el merino mayor de Guipúzcoa tregua por un año, cuya prórroga no fué respetada, como consta por las reclamaciones que los guipuzcoanos hicieron en las cortes de Castilla contra los robos y violencias de que aquellos habían sido objeto por parte de los gascones y otros súbditos de Inglaterra; y no obteniendo la debida reparación, trataron de tomar venganza por sí mismos, apresando naves inglesas cargadas de vinos y otras mercancías que iban de la Vasconia, matando cruelmente á sus conductores. Como si esto no bastara, en 1350 reunieron una gran escuadra de naves bien tripuladas, pertrechadas de armas y provistas de todo género de defensa y ofensa, y se presentaron en los mismos dominios de Inglaterra, resueltos á destruir la marina de esta ya orgullosa y perturbadora nación. Tal terror infundieron en ella, que su rey apeló á los arzobispos de Cantorbery y

(1) Resulta esto justificado por medio del poder que la villa de Bermeo dió el mismo año á Martín Juan de Arrescurrenaga, «para que fuese á la puente de Fuenterrabía, donde los comisarios de los reyes de Castilla é Inglaterra, y de D. Juan Nuñez de Lara, señor de Vizcaya, se habían de juntar á librar los robos y agravios que habían acontecido, y para pedir á ciertos vecinos de Bayona y Blarriz algunos hurtos.>>

« AnteriorContinuar »