Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[merged small][graphic][merged small]

la obra por el arquitecto francés Pedro Picard, forma un cuadro perfecto. En su fachada de piedra arenisca se descubren varios cuerpos de orden corintio y compuesto, unos sobre otros, con abundancia de nichos y estatuas aisladas de piedra: sobre la portada una que representa al fundador orando de rodillas, У encima las armas imperiales. Llaman la atención las figuras de medio relieve, ejecutadas en unos cuadros de los pedestales, representando otras tantas personas humanas del tamaño de la mitad del natural, lidiando con leones, sátiros y otros monstruos de la mitología: su ejecución es de gusto y tiene gracia. Parece representar la lucha entre la ciencia renaciente y la barbarie de los siglos anteriores.

ble

La procesión del Corpus que se celebra en Oñate, es notapor la asistencia de las figuras del Señor y de los doce apóstoles precedidos de San Miguel, representadas por otros tantos hombres que llevan unas vestiduras talares antiguas y caretas; una comparsa de jóvenes bailarines contribuye á amenizarla. Todo esto que da gran realce á la función, por lo bien dispues ta, lleva á la villa gran concurrencia de los pueblos comar

canos.

das en la Oración inaugural que en la apertura del curso académico de 1870 á 1871, leyó en la universidad literaria de Oñate D. Casimiro de Egaña y Oquendo, catedrático decano y rector interino.

[graphic]

N la guerra de España con la república francesa (1793), uno de los tres ejércitos que se formaron fué el enviado á Guipúzcoa á las órdenes del general D. Ventura Caro: un batallón de guipuz

coanos formaba la vanguardia, ocupando los puntos más peligrosos. Penetró en Francia, destruyó el fuerte de Luís XIV en Hendaya, rompió la línea de Sara, dieron vista nuestras avanzadas á los muros de Bayona, y se peleó en el alto de Tallatueta, cerca de Irún, mereciendo el batallón de Guipúzcoa justos aplausos por haber sido el primero que llegó á apoderarse de una batería en medio de nutrido fuego enemigo.

Victoriosos los franceses en Alemania é Italia, enviaron numerosas fuerzas á los Pirineos, las cuales no sólo recuperaron lo perdido sino que bombardearon desde Hendaya á Fuenterra

bía, y avanzaron peleando en Irún (1), haciendo retroceder á nuestros soldados, en cuya retirada cometieron tan punibles ex cesos, que la Diputación impuso al que los causara la pena de

muerte.

[ocr errors]

Rendida Fuenterrabía á los franceses, cayeron sobre San Sebastián que también capituló. Crítica la situación de la provincia, en la que no reinaba la mayor unanimidad de pareceres, pues se ha publicado que no faltaban quienes pensaron en gozar de una independencia absoluta, persuadidos de que su provincia aunque pequeña, podría, con el apoyo de Francia, constituir una república libre y soberana, por lo que opinaban que no se debía resistir á los franceses, sino abrirles las puertas de todas las poblaciones (2). Pero no era esta la opinión general, ni abundaba en tales ideas la Diputación que se trasladó á Guetaria, sitio que consideró más seguro que Hernani ó Tolosa, como acordaron las Juntas generales (Julio 1794). Pretendía el enemigo, que avanzó hasta Tolosa, se sometiera toda la provincia, y no se hallaría á ello muy dispuesta la Diputación, cuando fué presa por una columna de franceses enviada por el convencional Piner y encerrada en el castillo de Bayona. Exasperó esto en vez de amedrentar y los 18 pueblos de la parte alta de Guipúzcoa no sujetos al invasor, celebraron juntas en Mondragón, eligieron Diputación á guerra, que comenzó á adoptar toda clase de belicosas medidas, proporcionándose recursos con la plata de las iglesias y donativos voluntarios; pidió ayuda á Álava y Vizcaya; formáronse en Guipúzcoa dos batallones de voluntarios; trabáronse escaramuzas y aun acciones serias, y aunque no pudieron detener el avance de los franceses (3), portáronse con su acostumbrada bizarría los voluntarios guipuzcoanos, mereciendo las frases más lisonjeras del rey, que reconoció los grados

(1) Tomada por capitulación, infringieron el pacto, saqueándola y llevándose presos á Bayona á los vecinos más influyentes.

(2) Basques et Navarrais, por LANDE.

(3) En menos de un mes llegaron los franceses desde la orilla derecha del Deva, á su entrada en el mar, hasta Miranda de Ebro.

de todos los jefes y oficiales conferidos por la Diputación. La paz de Basilea puso fin á esta guerra; se devolvieron á España las plazas ocupadas por los franceses, haciéndo éstos, con insigne mala fe, volar antes las murallas de Fuenterrabía.

En aquella guerra, ó más bien invasión, no mostró el país el entusiasmo que en otras ocasiones para su defensa y del que hizo justo alarde después; así que dada la naturaleza del terreno que fueron ocupando los franceses, no puede menos de extrañarse que Moncey no se quejara en sus partes de un solo correo detenido, de un convoy asaltado, y de que no sólo no se defendiesen los pueblos, sino que le recibieran bien. Godoy culpaba al ejército llamándole infiel y diciendo: sólo una turba de oficiales ignorantes, y una sola opinión infame, sobre la cual se apoya el honor de esos caballeros, pudieron haber sido móviles capaces á destruir los planes que tenía formados un ministro que se desvive para ponerlos á cubierto de sus maldades. Á ese ejército deberá la España el sacrificio de una parte de sus fuerzas, la pérdida de las provincias y la degradación de la soberanía; pero el rey hará justicia y jamás negará el premio. >

Zamora, intendente del ejército y amigo de Godoy, le escribía á su vez, culpando del mal éxito de la guerra á las provincias vascongadas, acusando á individuos y á clases enteras de estar en connivencia con el general francés, según delación de éste mismo. Su ayudante Lamarque escribía á Moncey que la Dipu. tación de Álava estaba siempre en la mejor voluntad, que temía más que deseaba la paz, por si olvidados en el tratado eran sacrificados á España que tal vez los deshojaría todos sus privilegios. Ellos merecen una suerte mejor...›

Por estos y otros antecedentes, y con especialidad las cartas que Zamora escribía á Godoy, acusando la apatía que, según afirmaba, tuvieron los vascongados para hacer frente á los franceses (1), y estimulándole á establecer las aduanas en Bilbao,

(1) Decía en una de sus cartas : « Yo en mi conciencia comprendo que la gene

« AnteriorContinuar »