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fin. La situacion de la misma provincia, es hoy otra, que en tiempos antiguos, distintas y mayores sus necesidades, y muchos los medios para cubrirlas con utilidad, pero para eso son menester las aduanas. Es de eterna verdad que las leyes están sujetas á las variaciones que son efecto de los adelantos sociales, y de exigencias nuevas que crea el transcurso de los años» (1). Esto se decía en nuestros días, y por un guipuzcoano que no podía ser tachado de anti-fuerista; pero era más amante de la provincia, cuyas necesidades y conveniencias conocía como hombre práctico, al que no ofuscaban teorías proclamadas más por costumbre que por convencimiento de su bondad y eficacia.

La industria ha erigido edificios monumentales, como el de La Guipuzcoana, en Tolosa; grandiosa fábrica que construye cada 24 horas 5,000 kilogramos de papel. Su propietario, el inteligente industrial D. Baldomero Ollo, lo es de otras tres fábricas más, tituladas: La Tolosana, La Guadalupe y La Papelera,

(1) Contestación del Ayuntamiento de San Sebastián, 1.° de Agosto de 1844. firmada por el alcalde-presidente Ángel Gil de Alcain, á la circular de la Diputación de la provincia para el nombramiento de apoderados y restablecimiento del sistema foral; y como con arreglo á fuero debían éstos ser nombrados en la forma antigua, esto es, por el estado noble ; respondía á esto el municipio, tributando el debido homenaje á los principios políticos que profesaba y á la legalidad; en cuanto á lo primero, que no alcanza el motivo, que puede privar del ejercicio de un derecho, á los ciudadanos á quienes confiere el art.o 5.o de la Constitucion: á la legalidad porque el art.o 7.o del decreto de 4 de Julio, en cuya parte final se halla comprendido este ayuntamiento, no le da más, ni otras atribuciones, que las conferidas por la ley comun. El ayuntamiento prefiere los derechos políticos de los ciudadanos, y cumplir con el precepto de unidad constitucional, mandado en la ley de 25 de Octubre de 1839, á tener mas atribuciones, limitadas á una clase privilegiada, que no representa al pueblo: las pedirá, pero para ser ejercidas por los ciudadanos á quienes la ley confiere ese derecho; ya guardará la decision le gal..... Las decisiones forales son exclusivamente de la clase de nobles, y los que no tienen esta calidad, quedan separados de la menor participacion, á pesar de que pueden ser tan útiles al país por sus conocimientos y luces, y ofrecen por sus bienes y fortunas, toda garantía: y llega á tanto grado, lo que hoy es tan chocante, que los abogados están excluidos de poder representar á los pueblos en Junta, cuando ésta y la Diputacion tienen dos consultores letrados, y cuando para dirimir con acierto las cuestiones se busca siempre á las capacidades..... Un guipuzcoano que no sea noble, puede representar al país en las Cortes, puede llegar á ser Consejero de la Corona. Y no conceptua V. S. muy extraño, que ese mismo guipuzcoano, si no tiene litigada su hidalguía, no puede ser escribano de la aldea mas miserable del país?....»

trabajando todas sin descanso, lo cual proporciona la subsistencia de centenares de familias, y también su bienestar, á lo que dedica sus desvelos el Sr. Ollo, que más que patrono, es el padre de sus operarios.

Hay en Tolosa otras fábricas de papel, inclusa la que utiliza como única materia la paja; y de tejidos y de pianos. Se hallan también otras de telas y de hilados en Lasarte, bajo la acertada dirección de los Sres. Brunet; así como en Villabona, en Vergara, en Zarauz y en Renteria, cuyos productos son muy estimados. Las construcciones de mimbres en Zumarraga, se exportan á toda España y al extranjero; igualmente las delicadas armas de Eibar, de Plasencia y Elgoibar; los vidrios y productos químicos de San Sebastián; los fósforos de esta misma capital, de Irún, de Oñate, de Arechavaleta y de otros pueblos; los peines de búfalo, de concha, de cuerno y de madera; las conservas de pescado, etc., etc.; están tomando merecido incremento y gran perfección los hilados y tejidos con seda de gusanos criados con hoja de roble y de fresno.

La industria de Guipúzcoa representa muchos millones de reales, y su creación, su fomento, su prosperidad, es debido todo al establecimiento de las aduanas en la frontera. Así lo reconocen todos los guipuzcoanos en su patriotismo; sin que se ocupen de comparar lo que producían sus ferrerías antiguas, con sus martinetes actuales, que también es otra industria que prospera. Laborioso, inteligente el guipuzcoano, no hay arte, ni industria que le sea refractaria; y así abre los más difíciles túneles con asombrosa maestría y construye atrevidos puentes y viaductos, como maneja los instrumentos de arte más finos para producir objetos tan delicados y bellos cual esas encantadoras incrustaciones de oro y fierro en que sobresalen Zuluaga, Felipe Guisasola y otros, y esos maravillosos repujados que no tienen rival y son tan codiciados por españoles y extranjeros. Reine la paz en Guipúzcoa, que es lo que necesita para su riqueza, esplendor y gloria.

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N las dos guerras civiles que tuvieron su principal foco en el país vascongado, los guipuzcoanos, peleando en uno y otro campo, contribuyeron de consuno á arruinar el país.

No fué la provincia de Guipúzcoa la primera en promover la guerra civil de 1833; carecía de jefe carlista que reuniera las necesarias condiciones y tuvo su diputación que entregarse á Zumalacarregui, ya puesto al frente de los navarros, aunque era guipuzcoano; pero valía más que Eraso, y aquél levantó el espíritu carlista de Guipúzcoa, que se sostuvo en toda la campaña, hasta que en 1839 se terminó la del norte por el convenio de Vergara, que valió á Espartero el título de Pacificador, y años después, haciendo justicia á sus merecimientos, el de Prín cipe (1).

(1) Todavía está sin cumplirse la ley hecha en cortes para crigir en Vergara un monumento que perpetúe aquel tan solemne como beneficioso acto; más merecedor de perpetuarse que otros, que al fin representa la paz entre hermanos.

Además de experimentar después la provincia algunas vicisitudes políticas, pretendiendo guipuzcoanos mal aconsejados promover de nuevo la guerra civil, en la antigua capital foral, en Tolosa, el 3 de Abril de 1849 el rey de Italia, Carlos Alberto, fugitivo de su reino, fué alcanzado por el general Lamarmora y el conde San Martino, y ante ellos abdicó la corona, de lo cual se extendió acta formal, firmándola como testigos el diputado general D. Javier de Barcaiztegui y el gobernador civil D. Antonio Vicente de Parga.

Cuando la revolución de 1868, la reina de España D.a Isabel II, abandonada de los que la perdieron y bajo su sombra y protección medraron, permaneció en San Sebastián los últimos días de su reinado, respetada y compadecida por los guipuzcoanos, á quienes inexpertos políticos pretendieron comprometer para armarlos en defensa de lo que ya no la tenía: no lograron su intento, y D.a Isabel marchó á Francia escoltándola los diputados vascongados hasta la frontera, rindiendo así caballeroso tributo á la desgracia.

Nueva guerra civil se promovió en 1873. Escrita su historia así como la de la anterior, á ellas nos remitimos. Sólo diremos que, á la sombra de la paz, á la laboriosidad é inteligencia de los guipuzcoanos, á su amor al trabajo y al deseo de su bienestar, se debe el desenvolvimiento de muchas industrias, el fomento de las artes y la prosperidad del país, que, encantador de suyo, lleva á sus abundosos establecimientos balnearios, á sus seguras playas y pintorescos pueblos, multitud de personas de todos los de España, buscando unas salud en las aguas minera les y de mar, otras recreo y esparcimiento en el clima y la belleza del país, y todos satisfacción en el trato de sus simpáti cos habitantes.

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