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entrado por aquella no muy ancha desembocadura 5764 vapores y 569 buques de vela, que representan el paso de entrada y salida de 12,666 buques. En ningún puerto de España hay igual ni aproximado movimiento, tanto más notable cuanto está limitado á un solo artículo de exportación, el mineral de hierro, del que se extraen cerca de cuatro millones de toneladas al año.

No presentan menos bellezas el interior de la provincia, sus altas montañas pobladas de arboleda y sus poblados valles, en los que hay vegas tan vistosas como la de Orduña, de Amoravieta, de Durango, de Elorrio, de Guernica, de Asua, Baracaldo y otras aunque menores, no menos fértiles, con muy esmerado cultivo, debido más que á la bondad del terreno al constante y penoso trabajo de sus cultivadores (1). Así cosechan cereales y toda clase de legumbres, hortalizas y frutas; hacen excelente chacolí, que aún podría ser mejor en algunos puntos apresurando menos la vendimia y empleando mayor esmero en la elección de la uva (2).

(1) Úsase en Vizcaya, para remover la tierra, de la laya, instrumento semejante á un tenedor con dos puntas de hierro, como de media vara de largas, separadas paralelamente como medio pié, unidas por las cabezas con una barretilla, á un extremo de la cual y perpendicular está el mango de madera. Juntándose dos ó más labradores (incluso las mujeres, que trabajan tanto como los hombres, pues uno solo hace poca y mala labor, toma cada uno dos layas en las manos: puestos en fila los clavan, y subiéndose después en las barretillas, unidas por la parte opuesta á los mangos, mueven luego los dos instrumentos atrás y adelante, todos á una, y arrancan un gran terrón que echan delante volviéndole lo de abajo arriba, y así siguen por todo el largo de la heredad, llamándose á esto layar. Por la zanjita que dejan formada, va un trabajador cortando las raíces de algunas yerbas; después quebranta los terrones con azada, y los fríos de invierno los acaban de desmoronar. En la primavera pasan por la heredad un rastro de puntas tirado por bueyes para destrozar más los terrones; después otro cuyos dientes rematan en unas paletas de figura de corazón para revolverlos, y si aún quedan terrones sueltos, los desmenuzan con un mazo de madera. Tales son los trabajos que ejecutan para preparar las tierras, cuyas cosechas se suceden unas á otras; donde se ha recogido el trigo ó cebada, se siembra nabo al que sustituye el maíz; á éste los cereales y así sucesivamente, además de la remolacha, alubias, etc., interpolándose con otras legumbres.

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Ocupado constantemente el aldeano y repartida como está la propiedad, además de no experimentar onerosos tributos, es general el bienestar; lo cual, y la poca desigualdad de las fortunas, hacen que reinen las virtudes públicas, que allí no escasean, y que faltan donde la ociosidad y la holgazanería no pueden proporcionar ciertas comodidades que con el trabajo se adquie

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ren. Así son honrados, corteses y participan de todas las cualidades que hemos atribuído á los vascongados; diferenciándose entre sí en que los alaveses son serios, los guipuzcoanos graves y los vizcaínos alegres. Son dóciles bien conducidos; pero, cuando se les contraría, duros, inflexibles y tercos. Respetuosos para con sus superiores, con autoridad el padre en la familia, reinan en el seno de ella las virtudes y el cariño; y como en la familia se refleja la sociedad, es altamente honrada la vizcaína.

En Vizcaya se canta:

«Una heredad en un bosque

y una casa en la heredad,

y en la casa pan y amor,
¡Jesús, qué felicidad!>

II

Signifique la etimología de la palabra Vizcaya tierra montuosa, altura, montañas elevadas, costa espumosa, etc., es lo cierto, que la historia de esta importante región de España es completamente desconocida en lo que se refiere á época anterior á la dominación romana en España, y aun aquel período es tan oscuro que, además de no ser nombrada Vizcaya por ningún escritor anterior á D. Alfonso el Magno, siglo Ix, las noticias que pudieran referirse á aquel país son contradictorias é inciertas. Así que, con escasa diferencia, es aplicable á Vizcaya lo que respecto á antiguos tiempos hemos atribuído á Álava y Guipúzcoa; pudiéndose hacer una excepción, y es, que si en esas dos provincias se han hallado vestigios de dominación romana, no puede afirmarse lo mismo de Vizcaya, salvo algún pueblo de la costa.

Careciendo Vizcaya de historia escrita y publicada (1), aunque no faltan algunos cronicones manuscritos, son estos por lo general tan deficientes, y admiten tantas consejas y fábulas, que en vez de servir de guía, confunden. El primer cronista conocido es Lope García de Salazar, que escribió una crónica de Vizcaya impresa sin lugar ni año de impresión, en el reinado de D. Carlos I. Varaona, cronista y rey de armas del mismo emperador, publicó esta obra tomándola de un cuaderno escrito en el año de 1454, que existía en el monasterio de Oña; mas como no se propuso otro objeto al escribirla que el de informar á sus suce

(1) Escrito esto se han publicado en Barcelona La Historia General de Vizcaya, por D Juan Ramón de Iturriza y Zabala, m. s. de 1785, precedida de un prólogo del P. Fita, y el Señorío de Vizcaya, por D. Arístides Artiñano En Bilbao se está aún publicando una reproducción de la primera con abundantes comentarios y consideraciones.

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