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ADUANAS

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tugal.-En Lugo. Puebla de San Ciprian, para efectos destinados á la fabricacion de hierro y loza de Sargadelos, con arreglo á la real órden de 30 de enero de 1850: y Vivero, para alquitran, brea, cáñamo, lino y maderas de construcción naval.-En Málaga. Velez-Mála

corresponden á tal ó cual clase determinada,
por medio de un decreto que se publica al
principio de cada año, y en el cual sucle ha-
cerse alguna novedad, cuando asi lo exigen
las circunstancias ó el giro que en tal ó cual
sentido ha tomado el comercio. La designacion
hecha para el año 1851, la verán nuestros lec-ga, para carbon de piedra, maquinaria y efec-
tores en el siguiente catálogo, que hemos
creido útil publicar, atendiendo á que en esta
materia son pocas y raras las innovaciones.

Aduanas maritimas.

tos necesarios á la elaboracion y refino del azúcar.-En Oviedo. Avilés, para brea, cáñamo, lino y maderas de construccion naval, y para la esportacion á América; y Luarca para brea, cáñamo, lino y maderas de construccion alquitran, brea y raba: y Santoña para alquinaval.-En Santander. Castrourdiales, para

PRIMERA CLASE.-Aduanas habilitadas para el comercio universal de importacion, es-tran, brea, maderas de construccion y arbolaportacion, cabotage y admision de los géneros dura y raba.-En Tarragona. Salou, para alde algodon.-Alicante, Almeria, Barcelona, godon en rama y maquinaria. Bilbao, Cádiz, Cartagena, Ciudad Real de las Palmas, Coruña, Grao de Valencia, Gijon, Ma- | hon, Málaga, Orotava, Palma de Mallorca, San Sebastian, Santa Cruz de Tenerife, Santander, Sevilla, Tarragona y Vigo.

SEGUNDA CLASE.-Aduanas habilitadas para el comercio general de importacion, esportacion y cabotage, pero esceptuando el despacho de los géneros de algodon.-Carril, Motril, Calahonda, Palamós, Rivadeo, Rosas, Santa Cruz de la Palma,

solo el cabotage, y esportacion al estrangero.— CUARTA CLASE.-Aduanas habilitadas para En Alicante. Altea, Denia, Javea, Santa Pola, Torrevieja y Villajoyosa.-En Baleares. Alcudia, Arenis de Mar.-En Cádiz. Conil, Puerto de SanAndraix, Ciudadela y Soler.-En Barcelona. ta María, San Fernando, Tarifa y Chipiona para la esportacion de bienes del pais.-En Canarias. Fuerteventura, Isla del Hierro, La Gomera y Lanzarote.-En Castellon. Benicarló, Burriallas, Concurbion, Muros, Noya y Puebla del na, Castellon y Vinaroz.-En Coruña. CamariDean.-En Gerona. Blanes, Cadaqués, La Escala, San Felix de Guixols y Selva de Mar.-En Granada. Albuñol.-En Guipúzcoa. Deba, Fuenterrabía y Zumaya.-En Huelva. Ayamonte, Cartaya, Higuerita ó Isla Cristina, Huelva y Moguer.-En Málaga. Estepona, Merbella y Nerja.

Aduanas terrestres.

TERCERA CLASE.-Aduanas habilitadas para el comercio de cabotage, esportacion al estrangero, y para importar determinados articulos de esta procedencia.-En Almeria. Adra y la Garrucha, para introducir carbon de piedra, ladrillos refractarios, maquinaria y demas artículos necesarios á las fábricas de fundicion de minerales.-En Baleares. Ibiza para alqui--En Oviedo. Castropol, Llanes, Rivadesella, tran, brea, carbon de piedra y maderas de San Esteban de Pravia y Villaviciosa.-En Ponconstruccion.-En Barcelona. Mataró y Sitges tevedra. Bayona, La Guardia, Marin y Villagarpara carbon de piedra: Villanueva y Geltrú pa- cia.-En Santander. San Vicente de la Barquera aros de hierro de pipería, carbon de piedra ra y Suances.-En Tarragona. Cambrils, San y duelas.-En Cádiz. Algeciras, para cueros al Cárlos de Rápita, Tortosa y Vendrell.-En Vapelo; pero con prohibicion de esportar cerea-lencia. Cullera, Gandia y Murviedo.-En Vizcales: Ceuta, para quincalla, tejidos y efectos ya. Bermeo, Lequeitio y Plencia. destinados al consumo de la poblacion; pero con prohibicion de esportarlos: y Sanlúcar de Barrameda para duelas y flejes.-En la Coruña. El Ferrol, para alquitran, brea, cáñamo, carbon de piedra, comestibles para consumo de la marineria, y que no produzca el pais, cordelería, herrages, herramientas, jarcias, maderas y tablazon, bien del estrangero, ó bien directamente de la América española. En Granada. Almuñecar, para carbon de pic-ra la importacion del estrangero, escepto alSEGUNDA CLASE.—Aduanas habilitadas padra, maquinaria y demas efectos necesarios godones, y esportacion al mismo.--En Badapara la fabricacion del azúcar.-En Guipúzcoa.joz. Alburquerque, Badajoz, Olivenza y San Pasages, para alquitran, alambre de hierro, Vicente.-En Cáceres. Alcántara.-En Gerona. brea, carbon de piedra, corcho, estopa, lino, Junquera y Puigcerdá.-En Huelva. Paimogo. humo de pez, lino, maderas de construccion-En Huesca. Benasque y Sallent.-En Lérida. de edificios, ratafia, tierra blanca llamada de pintores, tierra para hacer loza, y vinagre, como tambien para hilazas, ladrillos refractarios y maquinaria de la fábrica de tejidos de lino de Renteria. En Huelva. Sanlúcar de Guadiana, para importar géneros y efectos de Por

ra la importacion del estrangero, incluso alPRIMERA CLASE.-Aduanas habilitadas godones, y esportacion al mismo.-En Guipúzpacoa. Irun.-En Huesca. Canfranc.-En Salamanca. La Fregeneda.

Pontaut.-En Navarra. Dancharinea y Roncesvalles.-En Orense. Cadabos, Puerto Barjas y Verin.-En Pontevedra. Salvatierra y Tuy.En Salamanca. Albergueria, Aldea del Obispo y Barba de Puerco.-En Zamora. Alcañices, Čadabos y Fermoselle.

Fielatos.

Tercera CLASE.-Aduanas terrestres habi- | se equivocan con la benevolencia, y elogiostan litadas para solo esportacion al estrangero.- hábiles y artísticamente espresados que casi En Badajoz. Alconchel y Villanueva del Fresno. está uno tentado de creer que serán precurso-Cáceres. Valencia de Alcántara, Valverde del res de alguna agria y despiadada censura. Fresno y Zarza la Mayor.—En Gerona. Campro- | Bajo estas apariencias engañosas, es como don y San Lorenzo de la Muga.- En Huelva. ocasiona mayores daños á la humanidad, y Rosal de Cristina y Valencia de Mombuey.- establece su imperio sobre bases indestructiEn Lérida. Belver, Fraga de Molés, La Bordeta y bles: entonces no necesita prodigarse, porque Llaborsi.-En Navara. Echalar.-En Salaman- su éxito ya está asegurado, y el que la acoge, ca. Aldeadávila y Saucella. se confia á ella como á un guia seguro, como á una escelente y sensata amiga, y le subordina enteramente su razon. El amor propio del que se coloca asi bajo el yugo de la adulacion, raya en escesivo; su modestia, si es que tenia alco-guna, se cambia en un orgullo desmedido, y ¡ay! del que entonces le ofenda. Si la adulacion ha sabido cambiar de este modo el carácter del hombre privado ¡cuánta mayor no habrá sido su influencia sobre los reyes! colocados estos á la cabeza de los pueblos, han debido hacerles sentir todo su peso. Nunca lo repetiremos bastante: la adulacion que vive en la atmósfera de las córtes, ha sido justamente vilipendiada y marcada en la frente con un sello de infamia, y no obstante, los reyes no la han reconocido jamás, tanta era su destreza para presentarse á sus ojos con las apariencias del patriotismo y la fidelidad. Hoy que el feuda

En Alicante. Benidoume, para importar cereales, caldos del reino y pescado salado, gido en las almadrabas, conforme à la real orden de 17 de octubre de 1850.-En Huesca. Ansó y Plau para importar caballerías con viageros que deban reesportarlas.

aparecido, no se ven menos adulados los reyes que cuando lo eran únicamente por la gracia de Dios; pero las consecuencias de los actos á que los impele la adulacion, son menos de temer para las naciones, desde que su poder ha sido coartado, siendo ellos frecuentemente las primeras victimas. Despues de la adulacion real, nos cumple hablar de otra bien generalizada; nos referimos á esa adulacion que preside á los partidos que se forman entre los artistas y literatos. Adulacion que empieza por ensoberbecer é infatuar á el hombre de genio, y concluye por ofuscar su talento. Tanto se ha multiplicado en estos últimos años, que el número de celebridades incógnitas que se inclinan y se prosternan las unas delante de las otras, ha llegado á ser muy conside

ADULACION, ADULAR. Ademas de las numerosas acepciones, dadas á estas palabras hay una principal, à la que puede decirse se refieren todas: adular no es otra cosa que alabar escesivamente con el objeto de agradar y seducir, atribuyendo á una persona y felicitándola por cualidades que no ignoramos están muy lejos de poseer. Se adula por interés, por debilidad, por temor de ofender o desagradar, y tambien á veces, aun en raros ca-lismo y las monarquias absolutas casi han dessos, por ceguedad. La adulacion es esa alabanza inmerecida que prodigamos á ciertas personas, sin creerla justa: es tan antigua como el mundo, y siempre ha sido el origen de grandes males para los pueblos y familias. No obstante, ha tenido curso hasta nuestros dias, y á pesar de los ejemplos que los mas antiguos moralistas han presentado incesantemente á la consideracion de la humanidad, sus consecuencias han sido siempre tan funestas como desde el principio. Nunca ha producido mas que males, y sin embargo, sc la ve en todas partes consentida y agasajada por mas desconfianza que abriguemos al escucharla; por mas cinica y torpe que sea, no por eso deja de apoderarse de nuestro corazon para reinar pronto en él como absoluta soberana. Tal sugeto que en la primera vez en-rable. cuentra insípidas las adulaciones que le dirigen, acaba insensiblemente por abandonarse á ellas; y pronto no las mira sino como un justo homenage tributado á su mérito, y el amigo que tiene la franqueza de manifestarle lo contrario, no tarda en verse escluido de su intimidad. Para llegar á este resultado, la adulacion no necesita de revestir forma alguna, ni marchar de gradacion en gradacion, basta con que se repita un dia y otro dia, tan brusca y desnuda como el primero. No se crea por eso que esa desnudez y sequedad, capaces de abrir los ojos á los menos linces, siempre son compañeras de la adulacion: por lo comun esta se oculta bajo el barniz de una politica reservada y seductora; toma un aspecto modesto que se confunde con el candor, palabras melosas que

Hasta se ha despojado la adulacion entre ellos de ese carácter odioso que en otras ocasiones la acompaña: ya no es mas que ridicula; pero no con ese ridiculo que hace reir, sino con esa ridiculez que entristece. El titulo de compañerismo y pandillage con que se la señala, la caracteriza perfectamente. El adulador es el que tiene siempre la alabanza en los lábios, verdadera ó falsa, merecida ó no; todos sus esfuerzos se dirigen á seducir la persona á quien inciensa, á prevenirla en su favor y á apoderarse de su voluntad. En esto el adulador solo tiene á la vista su interés personal; asi como sus agasajos y amabilidades solo se rinden á aquellos cuya posicion los coloca á mayor altura, y de quienes esperan conseguir algo: por eso dijo la Fontaine:

Vive todo adulador

A espensas de el que le escucha.»

«Tout flatteur

Vit aux dépens de celui qui l'écoute. »>

ADULTA. (EDAD) (Psicologia é higiene.) Llámase de este modo á la edad que sucede á la adolescencia. La denominacion de edad viril, que se le da muchas veces, es menos exacta, puesto que no puede emplearse lógicamente hablando de una muger. La edad adulta comienza para las mugeres hacia los La adulacion no puede existir entre igua- veinte ó veinte y un años y para los hombres les. En todos tiempos los reyes y los grandes à los veinte y seis. La estatura ha alcanzado hombres se han visto rodeados de aduladores; entonces su completo desarrollo; las proportodos los han escuchado, pocos han descon- ciones del cuerpo y de los miembros son ya fiado de ellos, y solo algunos los han despre- las últimas que puede adquirir; la piel se hace ciado. Los consejos que han recibido de se- menos fina y se cubre de vello; los órganos mejantes hombres han sido siempre pérfidos, están perfectamente desarrollados: y sin emy si alguna vez les sirvieron para acrecentar bargo, los huesos se hacen mas densos y pesu poder ó su gloria, fué, porque alguna par-sados: y sus salidas y cavidades se pronunte de ese poder ó de esa gloria debia reflejar-cian mas que nunca. El tronco y los miembros se sobre los que les dieron tales consejos. Los no crecen ya en longitud; pero la acumulaaduladores, que sientan sus reales en las an- cion de grasa en el tegido celular aumenta tecámaras y salones de un monarca, son los su grueso. El aparato orgánico no necesita ya mas dificiles de alejar; por mas favores y be-sino reparar las pérdidas diarias, en lugar de neficios que se les dispensen, no por eso dejan atender, como en las edades precedentes, á las de seguir representando con menos celo su exigencias de un crecimiento continuo. papel, al estremo que algunas veces nos dan tentaciones de creer que lo desempeñan mas por costumbre que por interés, sino alimentasen la esperanza de que el porvenir les traerá nuevos favores en que todavía no han tenido tiempo de pensar ni codiciar. Se les ha dado el nombre de cortesanos, ya porque están en cierto modo vinculados á la córte, ya porque á imitacion de los que enamoran á las bellas, tienen siempre un caudal innagotable de engañosos elogios y halagüeñas mentiras; acaso se les ha dado ese nombre por los dos motivos á la vez. Los aduladores de las clases inferiores de la sociedad, son menos inamovibles; desde que han conseguido el fin de sus aspiraciones vuelven la espalda á los mismos á quienes han adulado, y van á ofrecer su incienso á otros. En este concepto, los amantes son á menudo aduladores consumados, porque emplean los mismos medios para triunfar, y observan igual conducta despues del triunfo. Tal vez se crecrá que despues de haber puesto en evidencia su perfidia, y abandonado á los que tributaron una especie de culto, el adula- De los treinta y seis á los cuarenta años es dor no vuelve á importunarle con su presen- cuando el hombre fisico llega al estado mas cia: ¡error! desde el instante en que la fortu- perfecto de organizacion que puede alcanzar na se les muestra favorable, él tambien cam- | una máquina de suyo imperfecta. Desde este bia de aspecto, y vuelve á su antigua posicion momento mismo comienza á decrecer y á perempleando las mismas armas para captarse su der muy pronto todas las ventajas que habia benevolencia; y es tal la debilidad humana adquirido con tanto trabajo. Ya, mucho tiemque casi siempre las emplea con igual fruto po antes, su piel estaba marchita, y no reveque la vez primera. Los poetas se han servido laba aquel brillo de la juventud primera: ahode la palabra cortesano, para indicar un adula-ra sus cabellos se caen ó encanecen, su vista dor, palabra acaso mas armoniosa; pero menos se debilita, sus articulaciones se endurecen y exacta: el adulador se pone de rodillas para pierden la flexibilidad, su fuerza muscular subprodigar sus falaces elogios, mientras el cor- siste todavia, aunque cede poco tiempo destesano conserva por lo comun cierto aire de pues; sus huesos presentan cavidades mas hondignidad; Y si alguna vez toma las formas de das; la corona de sus dientes ofrece una sula bajcza, sabe dorarlas tan bien que se atri-perficie plana, y sus raices se mueven en los buye á escesiva política ó modestia, lo que es alveolos. Los órganos pierden todos su activiefecto de una servil è indigna lisonja. dad: solo el cerebro conserva su poder, aunT. I. 29

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BIBLIOTECA POPULAR.

La constitucion del individuo se fija entonces definitivamente, ó mejor dicho, sus caractéres aparecen con mas claridad y fuera de los fenómenos de evolucion vital que podrian cambiar ó modificar su aspecto. El sistema linfático pierde el predominio que tenia en las edades anteriores. (Véase CONSTITUCION.) El corazon se encuentra mas holgado dentro del pecho, y la circulacion de la sangre, sin ser menos enérgica, es mas tranquila y mas lenyta. Los tegidos tienen entonces mayor firmeza: el cuerpo pierde algo de su agilidad y soltura; pero gana en la fuerza de resistencia, y se hace mas capaz de esfuerzos grandes y sostenidos. La parte moral del individuo entra tambien en calma; la imaginacion deja de dominar y la razon ocupa el lugar de aquella. Acaso el hombre se hace en esta edad mas sábio y prudente; pero es dudoso si se hace mejor: otras pasiones suceden á las de la juventud primera; y si bien son mas calculadas, tambien es preciso confesar que en general son menos generosas.

men alimenticio debe ser mas sóbrio à proporcion que aumentan los años, y que es menor el ejercicio muscular: no debe olvidarse por último, que la mayor parte de las enfermedades de esta edad provienen de los escesos.

que carece del brillo y de la graciosa verbosidad de la juventud: en fin, el hombre puede divisar en los últimos años de este periodo á la vejez que se acerca ya con paso agigantado. Este último período de la vida, cuyo principio se fija comunmente en los sesenta años, empieza realmente para la muger en la época en que cesan las reglas, y para el hombre de ADULTERIO. (Legislacion.) De diversa macincuenta á cincuenta y cinco años, época en nera han definido el adulterio las diferentes leque las funciones generativas pierden ya en él | gislaciones que han entrado á componer la mucha parte de su poder. española: el derecho romano llamaba adulterio

Para la parte bibliográfica véase el artículo EDADES.

En los primeros tiempos de la edad adulta | toda violacion ó profanacion del lecho ageno: subsisten aun la influencia del aparato geni-el derecho canónico lo hizo estensivo á toda tal y la sobreescitacion de los órganos respira-violacion de fé conyugal; y por el derecho torios que se habia observado en la adolescen- español, que adoptó las ideas de los romanos, cia: de aqui las numerosas enfermedades á que se dió este nombre al acto carnal que se verida lugar en esta edad el abuso de las faculta- fica con muger casada. De suerte que para des generatrices, y las tisis, tan comunes y el derecho canónico hay adulterio cuando el frecuentes hoy dia en la edad de veinte y cin-hombre casado obtiene ilícitos favores de una co á treinta años. Mas tarde domina el aparato muger soltera; pero el derecho civil requiere gastro-hepático, y este y las vias urinarias se precisamente la infidelidad de la muger y con ven atacadas de continuas enfermedades: en- | ella la profanacion del lecho tonces es tambien cuando el reuma y la gota hacen espiar el cansancio y el esceso de la ju- | ventud ó el mal que nos ha legado una triste é inescusable herencia, y cuando se despiertan de nuevo las enfermedades del sistema linfático. Algunas erupciones escrofulosas y otras enfermedades de la piel invaden tambien en esta época la economía, y casi siempre sucede que la ignorancia real ó simulada del en- | fermo no permite al médico obtener datos y noticias exactas sobre la aparicion anterior de estos sintomas morbosos.

Varios son los orígenes atribuidos á la palabra adulterio: unos la derivan de las dos palabras latinas alterius thorus, lecho de otro, que es la que ha admitido la ley de Partida al definir el adulterio: otros la derivan de las dos palabras ad y alter (á otro); pero se puede hallar una etimologia mas natural y sencilla, que por otra parte se conforma con la opinion de muy acreditados escritores, suponiendo que viene del verbo latino adulterare, que significa corromper, mezclar, falsificar, adulterar, en fin, alguna cosa, añadiéndole materias estrañas á ella, lo que es muy aplicable á la infidelidad matrimonial, puesto que confunde el origen y falsifica la legitima procedencia de los hijos.

secuencias un delito de inmensa gravedad; desde luego debilita los lazos sociales, ataca las buenas costumbres, destruye la base de nuestra existencia que es la felicidad conyugal, é introduce el desórden en el seno de las familias. Esto es considerándolo bajo su aspecto social: porque mirado bajo el aspecto

En la muger, y en su edad adulta, el útero es el punto de partida de casi todas sus enfermedades. Sabido es cuan frecuentes son entonces los cánceres en este órgano y en todos los que constituyen el aparato genital; pero Todas las naciones del mundo han profeaun sin llegar hasta el cáncer, muchas otras sado horror al adulterio, y mirándolo coafecciones mas o menos graves ó dolorosas, mo uno de los mas abominables delitos, le pueden atacar á esta parte, á cuyo propósito ha han impuesto severas penas, inventando hordicho justamente un célebre autor: mulier to-ribles suplicios para el castigo de las adúlteta in utero. Mas tarde, cuando las menstruacio-ras. Y en efecto, el adulterio es por sus connes desaparecen, el corazon contrae muchas veces afecciones ancurismáticas; y en efecto, hay pocas mugeres de esta edad, en que este ́órgano no tenga un volúmen anormal. Las pasiones de la edad madura y el estudio producen en el hombre el mismo efecto: y cuando la vejez se acerca, la apoplegia viene à unirse generalmente á los restantes males que enton-legal, va unida á él la usurpacion por parte ces afectan al individuo. Hácia el fin de la edad adulta es tambien cuando se dejan sentir los efectos, á veces funestos, de la profesion de cada individuo, que afectan á tal cual órgano determinado, pero esta edad, y sobre todo su mitad primera, es la menos trabajada por las enfermedades. La higiene del adulto está reducida á usar con moderacion de todo lo que es agradable y útil. El ejercicio es entonces un medio precioso de mantener las fuerzas y conservar, justamente con la soltura y agilidad, los privilegios de una edad que pasó. El régi

de unos hijos sacrilegos de los derechos que corresponden á otros hijos legitimos: la esposa que falta á la fé conyugal, dispensando á otro hombre, soltero ó casado, favores criminosos presenta despues como hijo legitimo al que es fruto de un delito, usurpando un nombre que no le pertenece, un cariño que no debe tener, y á veces honores, titulos y haciendas que no le corresponden. Y he aqui la razon de la diferencia que existe entre el adulterio como lo considera el derecho civil, y el que reconoce como tal el derecho canó

el cual era el marido el acusador y los parientes los jueces: las fórmulas del juicio y la pena eran enteramente arbitrarias, y la ley auto

nico; el primero exige indispensablemente que la muger sea casada, porque atendió principalmente al órden social y á la confusion y trastorno que introduciria en las familias larizaba para imponer la de muerte. Esta dispomezela de hijos legitimos é ilegitimos: el segundo declara adulterio toda union carnal en que es casado el hombre ó la muger, porque lace consistir este delito en la violacion de la fé conyugal.

sicion terrible se aplicaba con todo rigor si de lo espuesto resultaba haberlo merecido la acusada: la muger criminal sufria la última pena sin ruido ni aparato en un lugar oculto, y se la enterraba á la sombra de un silencio, que amparaba el honor de la familia. Asi quedaba castigado el delito, y no mancillaba al individuo, ni à la clase distinguida que era para quien principalmente estaban instituidas estas formalidades. La legislacion romana varió sơbre este punto en los tiempos del imperio, porque hicieron necesarias algunas leyes los vicios y los desórdenes que habian sustituido á la castidad y á la pureza de los primeros tiempos.

aunque es la gente tanta. El castigo se impone prontamente y por mano del marido, el cual, despues de cortar los cabellos á su muger en presencia de los parientes, la desnuda, la echa de su casa y la va azotando por todo el lugar. Tampoco se perdona á las que faltan al honor, aunque no sean casadas; pues no encontrarán marido, aunque sean jóvenes, hermosas y ricas. »>

Los hebreos castigaban el adulterio con la pena de muerte: terminantes son sobre este punto las palabras del Levitico y del Deuteronomio, en las cuales se impone la pena capital al que tuviese acceso carnal con la muger de otro. A este propósito nos da las siguientes curiosas noticias la Enciclopedia del siglo XIX. «La ley de Moisés, dice, queria borrar hasta la sospecha del adulterio, ó si la sospecha no desaparecia, que la siguiera el castigo tan necesariamente y tan de cerca como la sombra En épocas ya mas cercanas á las nuestras, al cuerpo. Acercaban á los labios de la muger los pueblos del Norte castigaron con mucha sospechosa una copa rodeada de lugubres mis-severidad el adulterio. He aqui lo que nos diterios y llena de agua vengadora, llamada de ce Tácito en su libro de las costumbres de los los celos; haciansela apurar hasta las heces, germanos. «A las mugeres su propia castidad murmurando á su oido solemnes maldiciones. las guarda..... Hay muy pocos adulterios, Si era culpable, la venganza divina la tocaba | en el acto con el dedo de su omnipotencia: si Dios enmudecia, y el agua de los celos y las imprecaciones pronunciadas no producian en la muger sospechosa alteracion visible, su fidelidad y su pureza quedaban al abrigo de los caprichos del marido y de la murmuracion del público. Esta disposicion debia contribuir eficazmente á retraer del crimen á la muger menos virtuosa: las creencias intimas, el temor Esta conformidad en la manera de castigar de un Ser Supremo á quien no podemos ocul- el adulterio en los pueblos antiguos, demuestar nuestras acciones, el aparato dramático de tra que en todas partes ha sido reputado como aquella imponente ceremonia, el carácter de un delito abominable. Y en efecto: donde quielas mugeres, impresionable y ocasionado á lara que los sagrados deberes y derechos de supersticion, el temor, por último, de un cas-familia, diremos nosotros con la Enciclopedia tigo irremisible y vergonzoso, no podian me- de derecho y administracion, estos mútuos y nos de ser un freno terrible para la muger mas respetables vinculos de padres é hijos y de desenvuelta y menos contenida. cónyuges entre sí, han sido considerados como No fué menor la severidad con que castiga-los fundamentos de la sociedad civil, no podia ron el adulterio otros pueblos de la antigüe- menos de merecer un lugar muy preferente la dad. El código indiano disponia que si una materia que nos ocupa, y debió fácilmente obmuger noble fuese infiel á su esposo, el rey la tener la sancion pública esc formidable lujo de hiciese devorar por los perros en una plaza pú- suplicios, tan terrible y variado, que, segun blica, quemando al adúltero en un lecho de el espíritu mas o menos sanguinario de cada hierro candente. Los egipcios cortaban la na- época se pusieron en juego, como medios de riz á la adúltera, imponiendo al adúltero la impedir que se estendiese y propagase un crípena de mil azotes. Los griegos castigaban men tan odioso y tan fecundo en desastrosas el adulterio con la muerte, cuya pena confir- consecuencias, que atacaba la propiedad, viomaron Dracon y Solon en los códigos de Ate-laba la santidad del juramento y ultrajaba las nas: y los lacedemonios miraban con tal horror costumbres. este delito, que cuando prorumpian en maldiciones contra sus enemigos, era una de ellas y de las mas acerbas y violentas, la de que les deparase la suerte una muger adúl-tit. 4.o del Fuero Juzgo y fueron dicta las por iera. »

La legislacion romana era en este punto tan severa como todas las anteriores. Desde los primeros tiempos se conoció un tribunal doméstico instituido para juzgar este delito, en

La legislacion española nos ofrece tambien muchas disposiciones sobre el adulterio. Las primeras de ellas se encuentran en el lib. 3.o

Leovigildo, Recesvinto, Eurico y Chindasvinto, Haremos de ellas un breve resumen para su mejor inteligencia. Segun estas leyes si el adulterio se comelia por fuerza, quedaba el adultero á disposicion de la muger forzada, y

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