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ABOLICION. (Legislacion.) Esta palabra, derivada de la latina abolitio, significa la supresion ó estincion de una cosa y particularmente de una ley, uso ó costumbre.

ABONADOS. La palabra abonnate designaba en la edad media aquellos siervos ó vasallos que por privilegio ó por rescate habian obtenido que sus prestaciones, pechos y servidumNo debe confundirse esta palabra con la de bres de todo género fuesen moderadas y muabrogacion, cuyo significado parece encami-chas veces hasta redimidas por cierta cantinarla al mismo objeto. Abolir se dice de las dad de dinero, dejando desde entonces de ser instituciones, de los usos y de las costumbres, los hombres de corps ó de la servidumbre en tanto que abrogar se aplica esclusivamente à las leyes. Puede anularse ó destruirse un principio, que es la base fundamental de la ley; mas no se dirá que se abroga este principio: solo se abroga la ley que lo consagra: es decir, que la palabra abolicion lleva consigo una idea mas lata y genérica que la de abrogacion. Pudiera ponerse por ejemplo para marcar esta diferencia la que existe entre las palabras amnistia é indulto.

La antigüedad se diferenciaba notablemente de los tiempos modernos en cuanto à la práctica de las aboliciones, porque en ellas puede decirse que estaba constantemente prohibida. En Esparta no se permitia alterar las leyes de Licurgo. El célebre Carondas, que dió leyes á los de Catania, à los turios, y á otros varios pueblos de Sicilia, mandó que todo ciudadano que se presentase-en la asamblea del pueblo solicitando la abolicion de una ley, llevase una soga al cuello, con la cual era estrangulado en el acto si no alcanzaba una votacion favorable á su propósito. Los atenienses tambien opinaban contra la abolicion, aunque reconocian algunas escepciones de este principio.

de sus respectivos señores. Una carta del vizconde de Thouars espedida en 1269 á sus vasallos dice: «Entiéndase esto con los rescatados que están á merced, porque si son abonni permanecen en tal estado. » La multiplicacion de estos rescates prepararon la emancipacion general de los siervos que mediante el recíproco contrato de ellos y sus señores quedaban aliviados aquellos de la ominosa gabela que les imponia su nacimiento.

ABONAR, ABONARE, ABONO. Abonar, en sentido legal, equivale á salir fiador ú obligarse á responder por otro. En el comercio se llama abonar el acto de datar una cantidad como satisfecha en la cuenta corriente que á alguno se lleve, estando prohibido que se borre el asiento cuando la cantidad abonada debe dejar de serlo por cualquiera motivo, sino traspasarla al debe de la misma cuenta, con lo cual se anula la operacion hecha y se evitan enmiendas. En sentido genérico, abonar significa tambien acreditar de buena una cosa ó mejorar su condicion.

El abonaré es un documento que firman los comerciantes, obligandose á pagar á otro en determinado plazo una cantidad que confiesan haber recibido de aquel á cuyo favor lo estienden: y es exactamente lo mismo que el pagaré.

Las constituciones actuales (si se esceptúa la inglesa, donde la inmutabilidad es un principio legal y político, pues entre ellos casi no tiene lugar la abrogacion de las leyes, ni de- La palabra abono se usa en acepciones claran abolidas sus constituciones, ni admiten muy distintas. Abono significa el acto de el principio de que las disposiciones posterio- compensar á uno cualquiera cantidad á cuenta res derogan á las anteriores) casi todas con- de su haber. Tambien significa el ajuste que sagran el derecho de revision, que es equiva- se hace con el empresario de un teatro ó de lente á la facultad de abolicion. Y es porque otro espectáculo público para disfrutar escluse comprende fácilmente que negar al sobera- sivamente de una ó mas localidades. El abono no la facultad de abolir las instituciones, seria de fianza es la presentacion de testigos para lo mismo que despojarle de una parte del justificar la existencia y valor de las fincas ejercicio de la soberanía: asi la razon pública, sobre que está constituida y el abono de tesha consagrado ya de un modo irrevocable la tigos es la presentacion de otros para justifilegitimidad de este principio y seria ociosa en car la veracidad y aptitud legal de los que este lugar la cuestion de si corresponde ó no declararon en una sumaria y tambien en los al poder supremo la facultad de abolir ó de al- juicios civiles, cuando no pueden ser ratifiterar las instituciones de un pais. Solo dire-cados en el término probatorio por haber muermos que en este punto debe procederse con gran prudencia, con sumo tino y mesura: porque asi como seria arriesgado querer mudar en un momento los hábitos morales de un pueblo dándole instituciones completamente nuevas, cuando no se justificase esta innovacion por las necesidades públicas: asi seria pueril y de malas consecuencias la vacilacion en el momento de las grandes revoluciones, que necesariamente traen consigo mudanzas importantes en las leyes, en las instituciones y en los hábitos de un pais.

to ó no saberse su paradero. En este caso se presentan testigos de mayor escepcion, sin mas objeto que preguntarles acerca de la idoneidad y probidad de los testigos que han muerto ó cuyo paradero se ignora, manifestando si atendidas estas circunstancias creen los declarantes que aquellos dirian la verdad cuando prestaron sus declaraciones. Este abono se hace con sujeción á ciertas y determinadas reglas de derecho.

Por último se llaman abonos de tiempo, de años de estudios, ó de otra clases á este tenor

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ABONAR-ABONOS

Considerados bajo el punto de vista químico, pueden, pues, los abonos dividirse en tres clases, á saber: siliceos, arcillosos y calcáreos. Vamos examinándolos por órden.

todos aquellos en los cuales se compensan | ras. Por eso en las tierras donde domina el años de estudios, ó de servicios unos con elemento calcáreo, es conveniente echar arciotros, ó entre si mismos. Sobre abono de ser- lla y reciprocamente; por eso sirve a menudo vicios militares en lo que va de este siglo, por la arena para abono de las tierras demasiado distintos acontecimientos ó hechos de armas, compactas y arcillosas, en tanto que las maró bien por disposicion general, se han dictado nas gredosas son el mejor abono posible para una porcion de reales órdenes. Citaremos, por las tierras en que domina la arena. si á alguno conviniere consultarlas, las de 27 de marzo de 1802, 1.o de junio de 1803, 15 de agosto de 1811, 20 de abril y 11 de junio de 1815, 29 de abril de 1816, 9 de agosto de 1824, y sus aclaratorias; 24 de noviembre de 1825, 22 de diciembre de 1827, 19 de junio y 31 de octubre de 1833, 8 de enero, 30 de abril, 30 de junio, 20 de octubre de 1835 y su aclaratoria de 17 de mayo de 1836, 17 de enero del mismo, 7 de noviembre de 1837, 17 de agosto de 1838 y sus aclaratorias, 30 de enero de 1839, 2 de agosto y 17 de agosto de 1840, 23 de julio, 2 y 26 de agosto, 3 de setiembre, 1.o de octubre y 26 de diciembre de 1841, 12 de febrero, 17 de mayo, 9 de junio y 1.o de noviembre de 1842, 10 de febrero de 1843, 19 de enero, 16 de mayo y 7 de agosto de 1844.

ABONOS. (Agricultura.) Por abono entendemos nosotros toda mejora hecha por la mano del hombre en las tierras, ora mezclándoles, ora añadiéndoles, ora tal vez quitándoles ciertas sustancias, con el objeto principal de modificar sus propiedades fisicas, mineralógicas ó químicas; asi, pues, dar humedad á las tierras naturalmente secas, disminuir la de las húmedas, aumentar la tenacidad de las flojas, quitársela á las demasiado fuertes, hacer desaparecer las rocas ó las asperezas que ocupan una parte de la superficie del campo que se trate de labrar, restablecer el equilibrio de la composicion química del suelo, agregándole en justas y convenientes proporciones la arena, la cal ó la arcilla de que carezca; dar en ciertos casos á los terrenos mayor facilidad para absorver calórico, luz ó gases atmosféricos, tales son los actos que constituyen eso que llamamos nosotros abonar el suelo. Abono se llama tambien la sustancia que con este objeto se emplea.

Antes de ocuparse de abonar una tierra, conviene conocer à fondo sus buenas y sus malas propiedades, asi como su composicion química, que solo el analisis puede revelar. No es fácil, pues, hasta haber adquirido este conocimiento, aplicar de un modo seguro al suelo la clase de abonos que le conviene.

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1. CLASE. Abonos siliceos. Estos son los guijarros, la grava, las arenas y otros esclusivamente compuestos de silice ó pedernal. No siendo solubles en el agua, ni susceptibles de combinarse con tierra, ni de producir efecto alguno químico en las plantas, conservan indefinidamente estas sustancias su ser sin producir mas efecto que el mecánico de dividir y aligerar los terrenos demasiado compactos, y de hacerlos mas permeables, tanto á la accion del agua como á la del aire atmosférico.

Bien que, por regla general, puede decirse que las piedras son un obstáculo para el buen cultivo, y que por lo tanto, quitándolas, se mejora la naturaleza del suelo en que se practica esta operacion; hay, sin embargo, casos, aunque raros, en que es conveniente echar grava, y hasta guijo, en las tierras gredosas, á fin de dividirlas, darles calor, favorecer en los terrenos demasiado húmedos la salida de las aguas de que superabunden, conservar por el contrario en los terrenos demasiado secos la frescura y la humedad, acelerar en los huertos la fructificacion de los árboles y en las viñas la sazon de la uva.

No es siempre tan eficaz como podria creerse el empleo de la arena para disminuir la tenacidad de las tierras arcillosas; pues mas de una vez sucede, que por medio de labores, esta arena en vez de mezclarse intimamente con el suelo, se precipita y va á situarse debajo de la capa cultivada, donde ningun efecto útil produce. En general, es sumamente dificil amalgamar la arena con las tierras arcillosas tenaces; pues es de advertir que la mezcla de la primera, que naturalmente contienen todas las segundas, no es á lo que parece, una mezcla cualquiera ó simple, sino una combinacion que no está en nuestro poder imitar. La cal y la marna calcárea obran mucho mas enérgicamente que la arena para disminuir la tenacidad de las arcillas y con mucho menos costo, por no necesitarse, para producir este efecto, grandes cantidades de aquellas sustancias.

Este conocimiento preliminar supone otro, cual es el de la eficacia de todas y de cada Los abonos siliceos deben estenderse por una de las sustancias que pueden emplearse como abonos; pues tratándose, como efectiva-el suelo antes de dar las labores destinadas á mente se trata, de corregir vicios conocidos, no hay mas medio de obtener este resultado que valerse de otras sustancias que tengan propiedades reconocidamente contrarias.

De aqui se infiere que la naturaleza de los abonos, debe variar segun varía la de las tier

la siembra de los cereales. El mejor modo de
sacar de esta operacion todo el partido posi-
ble, es mezclar dichos abonos al pronto con
una capa de tierra muy superficial, é ir luego
á
aumentando poco a poco la profundidad de las
labores.

Las arenas de aluvion y las de mar, son | agricultura; pero siendo unas veces densa y preferibles á las demas especies de arenas correosa en razon al esceso de arcilla que consiempre que haya posibilidad de proporcionárselas económicamente, por cuanto las sales y las materias, asi vegetales como animales, de que se hallan naturalmente impregnadas, les comunican ciertas propiedades estimulantes y nutritivas que no son de despreciar.

2. CLASE. Abonos arcillosos. Lo mismo que a favor de las mezclas de arena, se mejora un suelo arcilloso, se mejora un terreno arenisco ó calcareo mezclándole con arcilla. Esta operacion, aunque á la verdad dificil, por efecto de la tenacidad y consistencia de esta tierra, se ejecuta esparciendo por el suelo arcilla reducida á polvo, y sobre todo empleando limos ó tarquines cargados de arcilla que se desmenuzan y dividen con facilidad, ó bien supliéndolas con marnas arcillosas.

No hay, sin embargo, que esperar efecto alguno verdaderamente beneficioso de la arcilla ó de la greda sino en cuanto hayan estado estas sustancias espuestas durante algunos años á las influencias atmosféricas. Cuando inmediatamente debajo de una capa superficial de tierras calcáreas ó areniscas, se encuentra un lecho de arcilla, ofrece ventajas renovar esta última sustancia y mezclarla con aquella, volviendo á pasar el arado por los surcos primitivos.

En Inglaterra es costumbre emplear la arcilla quemada como un abono precioso hasta para las tierras arcillosas, por cuanto estas, despues de bien calcinadas adquieren propiedades diferentes de las que antes tenian, como son la porosidad, la soltura y la permeabilidad. Téngase, sin embargo, presente, que para obtener de esta operacion resultados favorables, conviene alternar con el empleo de esta tierra el de pingües y abundantes abonos animales. 3. CLASE. Abonos calcáreos. Compréndese bajo esta denominacion la marna ó marga, la cal, el yeso, los escombros de casas y otros del mismo género cuyos buenos resultados se hacen solo sentir en aquellos terrenos que no contienen ninguna de estas sustancias, ó que las contienen en demasiado corta cantidad. Las tierras donde mejor efecto surten son las frias y húmedas, las gredosas y las arcillas siliceas, en todas las cuales produce por lo comun un aumento de cosecha de 25 por 100 ademas de facilitar el cultivo, quitando á la tierra una parte de su tenacidad y haciéndola mas sensible á las influencias atmosféricas.

La marna ó marga es una tierra caliza, que como todas las de esta especie, tiene la propiedad de hervir puesta en contacto con los ácidos. Es mas ó menos blanca, mas o menos compacta, y casi siempre pulverulenta.

Son principios constitutivos de la marna, la cal, la arcilla, la arena y la magnesia. Cuando los tres primeros principios se hallan combinados en justa proporcion, resulta la marna perfecta, en cuyo caso es un tesoro para la 6 BIBLIOTECA POPULAR.

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tiene, y otras porosa y desmenuzable por efecto de la arena de que abunda, no puede sin mezcla llegar á ser adecuada para el cultivo. Asi influyen necesariamente en sus caractéres esternos estos mismos principios constitutivos; asi la vemos desmenuzarse con mas o menos facilidad, segun la mayor ó menor cantidad de arena que contiene; asi la vemos atraer la humedad y el agua impregnándose de ella, y cuando el esceso de arena la vuelve demasiado esponjosa, llenarse sus poros é intersticios de aire atmosférico, el cual se desprende abundantemente, formando una especie de espuma cuando se le echa agua encima. Su tenacidad y su ductibilidad se hallan en razon directa de la parte de arcilla que contiene. La efervescencia de la marna es debida á la parte calcárea, la cual, descomponiéndose con los ácidos, arroja de sí el aire formando burbujitas. Echando el baho sobre la marna y aplicándose en seguida este cuerpo á la nariz, se percibe por el olfato un olor á tierra que es propio y peculiar de él.

Fácilmente se conoce, pues, cuales son los caractéres de la marna; pero como de esta tierra hay diversas especies, convendrá dar una idea de las principales propiedades agronómicas de algunas de ellas.

Las marnus, lo mismo que las demas tierras, se hallan puras, ó mezcladas con alguna otra sustancia. La marna pura es blanca, untosa, no tan pegajosa como la arcilla, ni tan desmenuzable como el ocre; su contestura es fina, delicada, y absolutamente distinta de la de todas las demas tierras.

En cuanto a las especies impuras ó mezcladas, dividense generalmente en tres; que son calcáreas, arcillosas y siliceas. La calcárea es la que se estiende bajo la denominacion genérica de marna ó marga, su color sucle ser de un blanco ceniciento, amarillo y alguna que otra vez pardo. Su testura es unas veces compacta, otras laminar y algunas tan delgadas sus hojas ó láminas, que han dado origen al nombre de papel marna ó marna papirácea con que se la designa, y cuando, como frecuentemente sucede, se halla en esta tierra una grande abundancia de conchas, lo cual la hace de mejor calidad, se distingue con el nombre de marna conchil. Estas marnas, segun resulta de los ensayos hechos por Kirwan, contienen de 33 á 80 por 100 de cal y de 20 á 26 por 100 de arcilla. La marna arcillosa tiene de 20 à 32 por 100 de cal, y su color es ceniciento, pardo, rojizo, amarillento ó gris azulado.

La marna silicea contiene cerca de 75 por 100 de arena, y por consiguiente se observa que sus ingredientes predominantes son la arena y la cal. Esta especie es la de color gris, pardo ú plomizo, y forma á veces pedazos muy duros.

La marna se encuentra, no solo bajo forma
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térrea, y en forma sólida, sino tambien hecha | se crea que es inútil estercolar las tierras en piedra, en cuyo caso se le dá el nombre de pie- que se eche marna; pues si bien es verdad que dra marna; pero bajo cualquier forma que se aun sin necesidad de estiércoles, da la marna presente, tiene siempre la propiedad de grie- al terreno un grado notable de fecundidad, tarse á poco de espuesta al aire. Nótase asi-tambien lo es que esta va poco a poco dismimismo que al separarse ó dividirse las molé-nuyendo hasta desaparecer completamente, si culas de las mas duras, forman un ruido seme-no se cuida de restituirle sin descanso á la tierjante al de la fusion de la cal viva.

ra las sustancias nutritivas que cada cosecha le roba. En algunas partes, donde por no estar sus habitantes familiarizados todavía con el empleo de la marna, se ha hecho uso de ella y no de los estiércoles, se ha notado que despues de obtener varias pingües cosechas, se iban empobreciendo las tierras hasta el punto de hacer decir á los que las cultivaban que la marna enriquece á los padres y empobrece á los hijos. Esto no es asi; la culpa no está en la marna; sino en el uso desacertado que de esta sustancia se hace.

Las proporciones de la arcilla, la cal y la arena que componen la marna, varian hasta lo infinito, produciendo por esta razon, mucha diversidad en su aspecto y demas propiedades físicas. Asi vemos que es tanto mas dura y mas blanca, cuanto mayor cantidad encierra de carbonato de cal. Cuando esta sal escede de 80 por 100, deja de ser marna, y deshaciéndose muy poco á poco, se convierte en una piedra calcárea marnosa muy útil en ciertas artes. Dentro de aquellos límites, su riqueza, considerada bajo el punto de vista agríco- 3. CLASE. Abonos calcáreos. La cal pura la, está en razon de la predominancia de la cal que á manera de marna, se emplea en una insobre la arcilla, pues su eficacia en la vegeta-finidad de paises, como son Normandia, las cion depende principalmente de la cantidad de carbonato de cal que contiene. La mejor marna es la que contiene de 60 á 70 por 100 de este carbonato, con la particularidad de que cuanto mayor es la profundidad á que se encuentra, tanto mayor es su riqueza.

provincias flamencas y otras de Bélgica, ejerce en el suelo y la vegetacion, efectos mucho mas notables que los de la marna misma, y conviene sobre todo á los terrenos no calcáreos, y á todos aquellos que por su naturaleza son frios, agrios, ú hornagueros.

Para mezclarla con el suelo, conviene que esté bien seca y casi reducida á polvo. La canti

neral, conviene echar á la tierra que la necesita, es de 30 fanegas por una de tierra; advirtiendo que el efecto de este abono, echado en esa dósis, se hace sentir durante doce años. Dicha cantidad podrá sin inconveniente aumentarse un poco para los terrenos arcillosos y disminuirse del mismo modo en los que sean ligeros arenosos.

La marna arenosa conviene solo á las tierras fuertes, viscosas y húmedas; la arcillosa con especialidad á los suelos ligeros y areno-dad de cal que por término medio y en tésis gesos, y la calcárea sobre todo á los terrenos arcillosos, frios, húmedos, agrios ú hornagueros. La marna calcárea, cuando es buena, se disuelve en el ácido clorídico, sin dejar mas que un pequeño resíduo; cuando, despues de esponerla durante una hora á un fuego vivo, se le echa agua encima, toma un alto grado de calórico, se deshace con facilidad y queda re-y ducida á un polvo blanco cáustico de poco peso y mucho volúmen. Estas últimas propiedades son mucho menos caracterizadas en las demas especies de marnas, en las cuales se nota siempre un residuo bastante considerable de arena ó de arcilla, insoluble en el ácido clorídico.

La cantidad de marna que en un espacio de tierra dado debe echarse, varia notablemente segun la naturaleza del suelo y segun la calidad misma de la marna. Las esperiencias hechas en varias partes, principalmente en el departamento del Norte (Francia), donde se practica esta operacion con mucha regularidad, ha demostrado que una cantidad de 80 fanegas de marna calcárea rica, esparcida en una fanega de tierra produce un efecto que dura veinte años. Esta cantidad es la que conviene para un suelo arcilloso; tratándose de uno arenoso, hay que reducirla á la mitad, asi como deberá ir en aumento á medida que vaya disminuyendo la parte calcárea contenida en la marna.

Lo que con respecto á la operacion de echar la marna va dicho, se aplica con mas razon todavía á la de esparcir la cal; sustancia que lejos de reemplazar los estiércoles, ni de dispensar de hacer uso de ellos, lo exige tanto mas imperiosamente, cuanto mayor es la cantidad de cal que para abonar bien un campo esquilmado se requiere. Desentenderse de este principio y mirar esta operacion como un medio de obtener económicamente grandes cantidades de granos, en vez de buscar en ella un auxiliar útil para el cultivo de las plantas destinadas á forrages, es esponerse á malograr los buenos resultados que de ella es posible obtener, y á recibir tristes y costosos desengaños dificiles de reparar.

En las tierras recien descuajadas y por primera vez metidas en cultivo, asi como en los terrenos hornagueros, es eficacísimo el efecto de la cal, é imposible concebir como sin esta sustancia se abonarian ciertas tierras. La cal es en suma el mejor medio de convertir una La marna no puede reemplazar al estiércol; gran parte del suelo improductivo hoy, en pero es un medio de hacer que a favor de este campos susceptibles de producir prados artifiproduzca la tierra cosechas mas abundantes. Niciales, trigo, habas, etc.

Todas las combinaciones de que hasta aqui | los suelos y á todas las plantas; otros, no va hablado, tienen por objeto mejorar notable- mas sensatos ni menos absolutos, censuran mente la calidad de las tierras; pero no deben, acerbamente esta práctica, y sostienen que la salvo raras escepciones, considerarse como sal marina es una sustancia nociva, ó cuando absolutamente indispensables para la vida de menos inerte de todo punto. Unos y otros juzlas plantas. Las sustancias susceptibles de gan mal la cuestion; pues ni en ciencias, ni en producir estos efectos, son de dos clases, á sa- industria, ni sobre todo en agricultura, cabe ber: minerales ó salinas, ú orgánicas, es de-ese absolutismo de principios. cir, procedentes del reino vegetal ó del reino animal.

Las materias que bajo la primera de estas denominaciones se emplean ó pueden emplearse en agricultura, son sustancias salinas mas ó menos solubles en el agua, y que, aun en pequeña cantidad, bastan para dar á la vegeta- | cion una grande actividad. El mejor modo y el mas frecuente de aplicarlas, es reducirlas á polvo; asi á lo menos se practica con el sulfato de cal, ó sea el yeso, con las cenizas de diversas clases, la sal marina, el nitro, el salitre, el hollin de las chimeneas y las sales amoniacales.

La práctica de muchos y distintos paises, no menos que los reiterados esperimentos hechos por un sin número de cultivadores y de agrónomos instruidos, demuestran que si la sal, empleada en cantidad escesiva, disminuye las cosechas en vez de aumentarlas hasta puede esterilizar del todo una tierra, no por eso deja de producir grandes y variadas ventajas, cauta y juiciosamente aplicada, ya á las tierras de pan llevar, ya á las destinadas á pastos.

Las proporciones que mejor resultado han producido en los paises donde se han hecho tales esperimentos, son á lo que parece las siSon portentosos los efectos que esparcido guientes: 10 arrobas de sal por fanega de tieren polvo sobre la alfalfa y el trebol, producera sembrada de trigo ó de lino; 12 arrobas por el yeso. Estos efectos no pueden atribuirse à fanega sembrada de cebada ó de patatas, y otra causa que á su virtud estimulante, si se 6 por la misma estension de alfalfa ú otros considera la corta cantidad que basta para pro- | ducirlos. Lo cierto es que á semejante fenómemeno, cuyo descubrimiento daía solo del año de 1765, no han podido todavía dar otra esplicacion los sábios que desde aquella época se han ocupado de esta materia.

El uso de las cenizas como medio de aumentar la produccion de ciertas clases de tierras, es tambien bastante frecuente en otros paises mas adelantados que el nuestro en todo aquello que respecta al arte agricola. Esta operacion puede hacerse de dos modos: ya esparciendo por el terreno cenizas recogidas fuera de él, ya quemando encima del terreno mismo las yerbas ó juncos de que se halla cubierta su superficie.

Bueno es, sin embargo, advertir aqui, que por útil que sea á la tierra el empleo de toda clase de cenizas, debe, sin embargo, reducirse à moderadas proporciones, sopena de producir efectos diametralmente contrarios á los que se desea obtener. Asimismo conviene no olvidar que las cenizas no son, absolutamente hablando, útiles á toda clase de tierras; pues, echadas sin cautela ni parsimonia, resecarian el suelo y quemarian las plantas.

Otro tanto puede decirse del hollin, especie de jabon ácido, del nitro y del salitre, cuyos efectos sobre la tierra son reconocidamente buenos, cuando se emplean en justas cantidades y en las épocas oportunas.

La aplicacion de la sal marina ó cloruro de sódio á los usos agricolas, fecha de tiempos muy remotos, principalmente en los paises de Levante, dando siempre, y hoy mas que nunca, vasto campo de controversia á los mas entendidos agrónomos. Unos con entusiasta irreflexion pretenden que debe aplicarse á todos

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prados artificiales; siendo de advertir que estas dósis de sal pueden aumentarse ó disminuirse segun el grado de humedad ó de sequedad en que se hallen las tierras. Los terrenos húmedos requieren mucha mayor cantidad de sal que los secos; pero en ellos son tambien mucho mayores sus efectos. La yerba, infinitamente mas apetitosa, aumenta la cantidad y mejora la calidad de las carnes de los animales que con ella se mantienen.

De todas estas razones puede inferirse que el dia en que su precio lo permita, será la sal un poderoso elemento de fecundidad para tierras improductivas hoy.

En cuanto a las sales amoniacales, claro es que influyen poderosamente en la vegetacion; pues ¿qué otra cosa mas que combinaciones amoniacales son los últimos productos de la putrefaccion de las materias azóticas? Asi ademas lo confirman los esperimentos hechos por Davy, Lecoq, Schattenmann, Kulmann y Huzard, en todos los cuales se han aplicado directamente como estiércoles las mezclas ó amalgamas de sustancias amoniacales.

En uno de estos ensayos se ha echado en la tierra el sulfato y el cloridato de amoniaco en estado de disolucion, marcando un grado el areómetro y en dósis de 75 fanegas de volúmen por una de superficie de tierra. En 1843 obtuvo Mr. Schattenmann efectos verdaderamente portentosos en campos sembrados de trigo, asi como en los prados naturales, que merced ȧ· este abono líquido produjeron hasta 100 quintales de heno por fanega de tierra, ó sea el doble cabalmente del producto de estos mismos prados antes de echar en ellos dichas sales.

De estas sales ha reconocido Mr. Kulmann :

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