Imágenes de páginas
PDF
EPUB

miento; pero había entre los dos una diferencia capital. Vitruvio daba preceptos que, bien ó mal entendidos, plagiados y comentados de mil modos, se convirtieron en un código inflexible, del cual procede en línea recta toda la teoría de la arquitectura seudo-clásica, que cubrió el suelo de Europa con sus fábricas por más de doscientos años. Plinio no daba más que noticias sueltas, y, por consiguiente, no pudo influir ni bien ni mal en la práctica de los artistas; però sirvió para despertar la curiosidad arqueológica, no sólo en los tratadistas italianos, sino en Céspedes, en Guevara, en Francisco de Holanda, para no hablar más que de los nuestros.

II

Limpulso vino de Italia, como era natural que sucediese. La preceptiva

artística debía nacer en la tierra sagrada del arte. Dos hombres de genio maravilloso y universal puede decirse que la crearon: León Battista Alberti, con sus tres obras De Statua, De re aedificatoria y De Pictura, redactada esta última en latín en 1435, en italiano en 1436; Leonardo de Vinci con su Tratado de la Pintura, cuyo verdadero texto no ha sido conocido hasta nuestros días (1), siendo un extracto infiel lo que se imprimió en 1651. A estos tratados capitales siguieron otros de menos originalidad, el de Miguel Angel Biondo en 1549; los Diálogos de la Pintura, de Ludovico Dolce, en 1557; el Tratado de la Pintura y la Idea del templo de la Pintura, de Lomazzo, en 1584 y 1590, respecti

(1) Debe consultarse en la edición critica de Ludwig, Das Buch von der Malerei nach dem Codex Vaticanus herausgegeben, Viena, 1882. (Son los tomos xv á xvii de la magnífica colección de Eitelberger, Quellenschriften für Kuntsgeschichte.

vamente; la Introducción á las tres artes del diseño, de Vasari. Inútil sería prolongar esta enumeración, porque el fondo de ideas estéticas es común á todos estos autores, que además se copian unos á otros sin escrúpulo ninguno. La expresión más alta de esta estética del Renacimiento se halla sin duda en las notas de Leonardo, que son parte mínima de su inmensa y enciclopédica labor, pero que no podían menos de llevar el sello de aquel espíritu sublime y armónico, en quien se juntaron todas las capacidades humanas, la invención artística y la invención científica, el genio sintético y la paciencia del investigador, la visión cariñosa de lo mínimo y la intuición trascendental de lo máximo. Este precursor de la ciencia moderna, que no sólo descubrió nuevas regiones en la física y en la mecánica, en la astronomía y en la geología, en la botánica y en la anatomía, sino que se elevó á la concepción general del método, era además un grande, un divino artista, y la ciencia en sus manos no fué más que preparación para el arte, cumbre suprema de la actividad humana. Si tuvo la ambición de la ciencia universal, no fué por mera curiosidad científica, sino para comprender y descifrar por entendimiento y por amor el enigma de la naturaleza, que es el arte latente, y conver

tirla en arte reflexivo, en naturaleza consciente, triunfadora y serena; en la armonía concreta y viva que llamamos belleza.

En el profundo y soberano realismo de Leonardo se compenetran de tal modo el arte y la ciencia, que su genio, más que intérprete de la naturaleza, parece colaborador suyo en la obra misteriosa de la vida. Las leyes que el científico indaga y descubre, las muestra el artista realizadas bellamente en formas humanas, sabias, ricas y complejas, que, por el recóndito prestigio de la hermosura intelectual, dejan entrever un contenido inagotable dentro de la más gráfica y precisa determinación.

Algo de esto se adivina á través de la sequedad didáctica del Tratado de la Pintura, pero es claro que la estética de Leonardo de Vinci, tal como puede interpretarse modernamente, más bien se deduce de la contemplación de sus obras y del sentido general de sus escritos científicos que de las notas puramente técnicas de aquel libro. El concepto matemático de la pintura considerada como ciencia de la línea luminosa no envuelve en su pensamiento la confusión del arte con la óptica ó con la perspectiva, puesto que añade la noción de la cualidad, <<<que es la belleza de las obras naturales y el ornamento del mundo». La pintura es arte

« AnteriorContinuar »