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fué antes el sentimiento guerrero, es lo único que se albe todos los corazones. No faltan entre tanto manifestaciones diputados alentando el espíritu patrio, y alguno que otro político á igual objeto; pero á esto solo se reduce el pasto rio catalan de la época, pues cuantas obras generalmente ricas entonces se publican, lo son en castellano, emple tambien el mismo idioma para los gerundianos sermones c se distingue aquella época. A seguir un largo período de d so tras de esta inútil contienda entre el rey de España y e blo catalan, quien sabe si nuestros abandonados poetas, e general restauracion, hubieran restaurado tambien la par les competia y que se iba perdiendo: ¿pero qué habia de antes de concluirse el siglo, la misma Cataluña habia de o se nuevamente de armas para defender al rey de Espai quien antes se emancipara, contra las pretensiones del fran si empezado el nuevo siglo, habia de luchar tambien, en un cipio mas acompañada y despues sola, contra los mismo poco antes fueron enemigos, contra el francés y el castellan ligados, para sostener el primer Borbon, de cuya obedien Principado se desprendia? Mudas, pues, las voces de nue bardos, el catalan, que gana en rudeza con el hábito guerre pierde la tranquilidad de espíritu con el desenlace poco favor de sus contiendas, así en la guerra desorganizadora como paz humillante, presta naturalmente oidos á lo que le sirv pasatiempo y distraccion, à lo que en su lengua natural y baj grata forma del metro sirve para alegrar al atribulado y a desvirtuado espíritu; oye y compara y aplaude y recomiend libro que se va haciendo mas comun y popular, las poesías rector de Vallfogona, á quien se presta à imitar el que, reco ciéndose ingenio, no sabe recorrer á otros modelos, y se bastante poeta, con tal de ser un tanto jocoso.

Pero veamos en esta popularidad los dos males de mas tr cendencia que producen las poesías del rector de Vallfogona primero consiste en el mismo género á que pertenecen las po sías y en el lenguage en que están escritas; el segundo provie

Os editores. Siendo jocosas y satíricas las composiciones, es género, segun ya he indicado, el único que se cultiva en adee: para tratarse cualquier asunto soez, para pintar amores ▪nestos, para trazar parodias de mal gusto y escribir epígramas ó menos repugnantes, á la mano tiene el poetastro la ua vulgar, y pocas son las excepciones en que asoma, por e del autor, algun conocimiento gramatical ó lingüístico, y detestable aficion se prolonga, por desgracia, como tendré sion de repetir mas adelante, hasta el siglo actual. Si algun dadero amante existe de la lengua que no esté identificado con nocivas tendencias, solo tiene ocasion de demostrarlo ó priamente, con motivo de expresar algun deber de gratitud, de stad ó de veneracion al que le ha favorecido, apreciado ó dido, ó en colecciones formadas á manera de certámen, para brarse la coronacion de algun rey, para llorarse la muerte de un príncipe ó personage, ó para ensalzar las virtudes de alsanto en su canonizacion ó fiesta, y en ellas la musa catalano es la que lleva la parte principal entre las composiciones tellanas y latinas. Este es el resultado literario del mal ejemdado por las poesías de Vallfogona.

El resultado lingüístico es tan fatal como el anterior. Sea desidel autor, sea, y es lo mas probable, que este no intentara cer partícipe al público de unos trabajos que no habian de spasar jamás el círculo de amistad, lo que hasta cierto punto poco es disculpable, ya que García, conocedor del castellano, resolvia á escribir en su lengua nåtural, que estaba literariante en desuso; la verdad es que las poesías conocidas del recde Vallfogona revelan ó poco conocimiento de la lengua, tonte á su pureza, ó la probabilidad de haberse contaminado el for catalan con la influencia castellana, durante el tiempo que uvo fuera de Cataluña, por ser en ellas donde mayor número encuentra de voces castellanas, aparte de algunos vulgarisos, que, junto con las palabras importadas, no se desdeñaron recojer los autores de cierto diccionario, acaso sin mas justiativo que el haberlas leido en el libro popular, llegando al ex

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tremo de haber adoptado como sinónimo de aném (vamos) allons francés, empleado por García en aquel verso:

Fácilmente habrá podido adivinar el lector el resultado deb á los editores. Para esto preguntarémos ante todo: ¿se sabe b qué sistema ortográfico ó gramatical escribió sus poesías el r tor de Vallfogona, qué uso haria del acento grave tan indistin mente aplicado en las ediciones de su tiempo, y de qué man expresaría las figuras gramaticales propias de la lengua catala O mejor ¿bajo qué ley ó guia se dirigieron para darlas á luz que á ella las expusieron, y qué razon podia mover á los que cada nueva edicion modificaron ó variaron los sistemas empl dos en las anteriores, así como al primero que las publicó p emplear el suyo, dado el caso de que el original fuese un bor dor incompleto en esta parte? Sin resolver quedan estas dudas basta que se comparen unas ediciones con otras, para conve cerse de que cada editor obró á capricho, y hasta pudiera cre se que la mayor parte de cuantos las dieron à luz fueron verd deramente editores de oficio, sin ningun carácter literario.

Si para alguien, pues, la coleccion de poesías del rector Vallfogona pudo ser modelo, claro es que el resultado, por lo q toca á la parte ortográfica y gramatical, habia de ser ni mas menos que el poético y lingüístico, puesto que el novicio en poesía y lengua catalanas adoptaría solo como ley cuanto ofrecia la edicion que le viniera á mano. Si los que tenian af de Vallfogonear (y perdóneseme el nuevo verbo,) nada habian hacer que redundara en pro de la honra literaria catalana, por ellos se hubieron de admitir las palabras importadas so porque las usara su maestro, de pensar es que emplearían con sistema para la escritura el desigual é infundado que observaría en el modelo impreso, y de ahí las discordancias de cuantos ha escrito, prefiriendo esta guia ó lo que pudiera enseñarles su pr

en sentido ó el estudio, tanto mas cuanto la única regla ó àtica escrita, durante muchos años, no estaba del todo concon lo que ofrecian las reimpresiones de la Coleccion del arcía, como tampoco se atuvieron á todas las leyes de Ba- mayor parte de los escritores modernos, conforme tendré on de hacer observar mas adelante.

-o la trascendencia de estos males, que ha sido mas eficaz actual siglo y hasta en la última restauracion literaria catano pudo serlo tanto en el anterior, pues acabada la guerra cesion, desgarrada por Felipe V la fisonomía autonómica rincipado, trasladada la universidad de Barcelona á la ári– rvera y ahogado por largo tiempo el espíritu histórico del sin grandes medios de instruccion la capital del Principado verdadero campo donde inspirarse sus vates, pocos son los es, algunos de ellos mas curiosos que poetas, que han deensayos ó colecciones manuscritas, pudiendo decirse que la catalana no pasa de ser mas de lo que he indicado al hablar ecto producido por el género que cultivaba Vallfogona, con a diferencia de no ser tan abundantes todavía durante una parte del siglo XVIII las extravagancias de mal ejemplo, icio debido acaso al gran espíritu religioso ó levitismo que maba en todas las clases de la sociedad, mientras que, por ntrario, no se olvidaba la lengua catalana para ciertas comiones religiosas, como se puede observar en la formacion, ccion y transformacion de gozos para santos que venera el ipado.

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rante tal decadencia, sin embargo, la lengua materna, que ningun modo es oficial, ni para el servicio interior de Cacomo lo era antes del asalto de Barcelona en 1714, se rva para el uso de todos los actos administrativos en el seno spetables corporaciones, como era entre otras el cabildo de edral; es asimismo la lengua del comercio, la única para iar la doctrina cristiana y aquella con que se dán á entender aestros y con que aprenden á leer y escribir (por supuesto as sistema gramatical que el buen sentido del maestro,) los

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alumnos de las escuelas de primera educacion, cuyo caud libros de enseñanza vienen á constituir las Bassarolas, el fra selm, el devot Pelegrí y la Nombra.

En tal estado, se va acercando una nueva época de trast políticos, en fuerza de los cuales cambia por entero el rumbo naciones en su manera de gobierno, en sus hábitos y costur sociales, y por consecuencia en su instruccion, originándos aquí el enaltecimiento del individuo, y un nuevo espíritu, q puede ser igual al antiguo, pero que facilita el medio y la l tad de rehacer y de descubrir, á los ojos de los buenos, lo b que pudo haberse destruido ú ocultado.

Pero antes de llegar á esta época, antes de ocuparme del a siglo, que ha de ser objeto del siguiente discurso, no debo por terminadas mis observaciones acerca del anterior, sin cionar un hecho notable que viene á constituir, sin duda alg el preludio de una nueva era de esperanza, por lo que toca á tro objeto. Despues de tanto olvido é ignorancia, tras la des ricion completa del amor á la historia, como robusta encina se muestra aislada en el yermo, aparece, en el último terci siglo, la figura de un gran sábio que, con su estudio y consta hace suspirar nuevamente de orgullo á los abyectos catalar con orgullo volver la vista hácia aquellas ruinas que fuero dia la honra de la patria: la Real Junta de Comercio, sie protectora de las artes y ciencias en esta capital, comisiona al nente Capmany para escribir las Memorias históricas de la m y comercio de Barcelona, y al desenterrar el sabio investig admirables monumentos de nuestra antigua grandeza cata aduce y dá á luz gran número de documentos catalanes, pletando su trabajo con la nueva publicacion, traduccion y dicacion del Libro del Consulado, primer código de leyes m mas conocido en el orbe y verdadero orgullo de la antigua n catalana, adoptando el nuevo editor y comentador, para intel cia de tan interesante texto, un sencillísimo sistema de acer cion y puntuacion, esta conforme dicta el buen sentido, y aq sin mas servicio que el que puede prestar el acento agud

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