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cierto que

hizo la abdicacion con toda libertad, todavía se reservó en su ánimo volver á tomar las riendas del gobierno quando lo creyese conveniente. He preguntado en consecuencia á V. M. si quiere volver á reyhar; y V. M. me ha respondido, que ni queria reynar, ni menos volver á España. No obstante me manda V.M. que renuncie en su favor la corona que me han dado las leyes fundamentales del reyno, mediante su espontánea abdicacion. A un hijo que siem→ pre se ha distinguido por el amor, respeto y obediencia á sus padres, ninguna prueba que pueda calificar estas qualidades es violenta á su piedad filial, principalmente quando el cumplimiento de mis deberes con V. M., como hijo suyo, no estan en contradiccion con las relaciones que como rey me ligan con mis amados vasallos. Para que ni estos, que tienen el primer derecho á mis atencionés, queden ofendidos, ni V. M. descontento de mi obediencia, estoy

pronto, atendidas las circunstancias en que me hallo, á hacer la renuncia de mi corona en favor de V. M. baxo las siguientes limitaciones.

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I. Que V. M. vuelva á Madrid, hasta donde le acompañaré, y serviré Yo como su hijo mas respetuoso. 2. Que en Madrid se reunirán las córtes; y pues que V. M. resiste una congregacion tan numerosa, se convocarán al efecto todos los tribunales y los diputados de los reynos. 3.a Que á la vista de esta asamblea se formalizará mi renuncia, exponiendo los motivos que me conducen á ella: estos son el amor que tengo á mis vasallos, y el deseo que tengo de corresponder al que me profesan, procurándoles la tranquilidad, y redimiéndoles de los horrores de una guerra civil por medio de una renuncia dirigida á que V. M. vuelva á empuñar el cetro, y á regir unos vasallos dignos de su amor y proteccion. 4.2 Que V. M. no llevará consigo personas que justamente se han

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concitado el odio de la nacion. 5. Que si V. M., como me ha dicho, ni quiere reynar ni volver á España, en tal caso yo gobernaré en su real nombre como lugarteniente suyo. Ninguno otro puede ser preferido á Mí: tengo el llamamiento de las leyes, el voto de los pueblos, el amor de mis vasallos; y nadie puede interesarse en su prosperidad con tanto celo, ni con tanta obligacion como Yo. Contraida mi renuncia á estas limitaciones, comparecerá á los ojos de los españoles como una prueba de que prefiero el interes de su conservacion á la gloria de mandarlos; y la Europa me juzgará digno de mandar á unos pueblos, á cuya tranquilidad he sabido sacrificar quanto hay de mas lisonjero y seductor entre los hombres.

Dios guarde la importante vida de V. M. los muchos y felices años que pide postrado á los reales pies de V.M. su mas amante y rendido hijo FERNANDO.Pedro Cevallos.- Bayona 1.° de mayo de 1808,"

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Por esta carta se ven los justos y tiernos sentimientos que asistian á nuestro Soberano antes y despues de ir á Bayona, y como en su virtud cesaban todas las razones y frívolos pretextos por los que el señor D. Cárlos IV hizo la renuncia, y Napoleon quiso cohonestar la escandalosa usurpacion de España. Por tanto si el señor D. Cárlos hubiera tenido el carácter, que convenia en esta ocasion debió decirle con firmeza á aquel tirano: ni puedo ni debo renunciar mi corona, y mucho menos sin el consentimiento de mi nacion. Todos los males y alborotos que V. M. dice sucederán en España se evitaran volviendo mi hijo y yo á ella ó del modo que propone en esta carta. Y de lo contrario se verificarán y aumentarán de manera que se encenderá la guerra mas cruel y devastadora, y V. M. mismo po→ drá peligrar en ella.

Es cierto que tan ciegos como estaban uno y otro, no servian recon venciones; pero una de esta clase,

¡ quien sabe si acaso hubiera hecho fuerza y contenido á aquel tirano!

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Arenga que dirigió D. Pedro de Mora y Lomas al Emperador Napoleon.

SEÑOR,

"La villa de Madrid, representada por su ayuntamiento, por los cleros secular y regular, por la nobleza y por las diputaciones de los barrios, llega á los pies de V. M. I. y R. para darle las mas rendidas gracias por la benignidad con que en la conquista que sus triunfantes armas han hecho de dicha yilla, ha mirado por la salvacion y felicidad de su vecindario, con la benéfica y honrosa capitulacion que se dignó concederla, y que Madrid mira como la salvaguardia de quanto ha pasado en la ausencia de nuestro rey Josef, hermano de V. M. I. y R.

"Instruidos tambien los diferentes cuerpos que se han reunido al

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