Á NUESTRO CATÓLICO MONARCA

EL SEÑOR

D. FERNANDO VII.

SEÑOR,

Si la sagrada escritura dice en una parte que Dios por los pecados de los pueblos

permite que reyne un hipócrita y tirano, tambien en otra añade que estando en manos del mismo Dios la potestad de la tierra, suscitará en tiempo oportunó un rector ó rey tan útil sobre ella, que la compense de todos sus males pasados. Yo no me atreveré á decir á V. M. que á su persona y reynado se puede aplicar esto segundo, pero sí que la mayor y mas sana parte de la nacion ha estado y está en la firme persuasion de que á V. M. le

real

tiene Dios destinado

para re

parar sus males, y singular

mente los ocasionados durante el tiránico gobierno de los Napoleones.

La siguiente historia de los principales sucesos de nuestra gloriosa revolucion tiene por uno de los principales objetos hacer ver las miserias y traba jos que han sufrido esta corte y reyno, y los infames medios de que se valian los enemigos de la religion y de la patria para corromper las costumbres, hacer que desistiésemos

de tan justa defensa, y que olvidásemos á V. M.

Pero parece, Señor, que aun en esto se ha burlado Dios tambien de sus impios designios. El pueblo español en los puntos esenciales de no reconocer otra religion que la católica apostólica romana, y de guardar la fidelidad á su legitimo soberano, se ha mantenido inflexible. Si en quanto á las costumbres ha experimentado alguna relaxacion, á V. M., como ministro de Dios en lo temporal