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mismos motivos, y logrando la ocasion de las pocas fuerzas en que nos hallamos, que todas las galeras que son 11 están fuera á llevar el socorro y gente para el sitio del Casal, y aun no han vuelto por haberlas sitiado la armada francesa en Saona, puerto de Génova, si bien las esperamos cada dia por haberlas dejado ya el enemigo. Faltan tambien 13 navíos, que fueron en busca de la armada real, y así solo hay en Nápoles cinco navíos y una galera. La falta de gente de guerra, y en particular española, es grande, pues apenas hay 700 españoles con otros tantos de diversas naciones levantados en Alemania, que cuestan mas que sirven.

Habíase concedido á S. M. para el servicio de estas guerras un millon efectivo, y para cumplirle se pusieron muchas gabelas en la fruta, verdura, pan, pan, vino y vinagre. Estas se venden luego á particulares á quienes las ceden, dando luego el dinero, de donde resulta que puestas una vez se perpetúan, y así ya se han gastado mas de las dos partes en provisiones militares. Habia rehusado el señor duque de Arcos estas fincas, por ser todo sobre la gente pobre; pero la nobleza que tiene mas mano en votar estas materias, lo concluyó así, si bien con poco gusto de S. E. y de todo el pueblo que, viendo la fruta cara y el pan malo y pequeño que no comen otro, comenzó á clamar contra S. E., aunque hasta entonces le aclamaba. Salieron algunos pasquines y papeles de amenazas, y una noche volaron con pólvora la casilla del mercado donde se pagaba la gabela; por lo cual trató S. E. de quitar estas y dar satisfaccion á los que las habian comprado. Esto no se concluyó, porque muchos de los que votaban eran interesa-dos, y reduciéndolo á votos salió la negativa de mucha parte de los Sejos, que son como instrumentos ó cabildos. Desesperó el pueblo, y mostró su descontento, habiendo quedado esto en silencio algunos dias porque todavia se

trataba la materia. Venian á ia plaza de Palacio algunas tropas de niños con cañas y caja y estropajo por bandera, parte mostrando alegría, porque se trataba lo que deseaba el pueblo, y parte pesadumbre de que no se concluyese; y por último el domingo pasado á 7 de este mes, amanecieron asoladas y quemadas todas las barracas adonde se cobraban las gabelas y vinieron á nuestro cuartel, á vista de Palacio, otras tropas con pedazos de madera y reliquias de las ruinas. Llevaban algunos panes sobre palos, y algunas cajas y banderas de lana. Conocióse que habia ya mayores fuerzas, y llevándolo S. E. por lo suave, mandó que no se les ofendiese, y procuró que se les diese buenas esperanzas. No bastó, porque luego se fueron llegando mayores tropas; entraron en Palacio, y no se les impidió de órden de S: E., si bien viendo las armas no quiso oirlos y se retiró algunas piezas adentro. Cerróseles las puertas de la sala, y comenzáronla á derribar con mazas y palos. El virey trató de ponerse en cobro, porque á título de queja no se le hiciese alguna demasía, y haciendo que se pasase á Castilnovo mi señora la duquesa y sus hijos, estando ya para hacer lo mismo, acordó de salir en un coche á vista del pueblo. No le salió esto muy bien, porque la gente era mucha y las peticiones, aunque pias, eran de muy cerca y tumultuosas. Retiróse á un convento enfrente de Palacio, y de allí por donde á Dios le plugo fué á Castilnovo, siguiéndole el resto de sus criados, donde todos se hallan.

El pueblo declaró su motin contra el mal gobierno, aumentó sus tropas, hizo su plaza de armas en el mercado, y discurrió en varias compañías por la ciudad. Su ocupacion diaria es quemar la ropa de todos los que se han enriquecido con arrendamientos de gabelas, y hasta ahora pasan de veinte las casas en que van ejecutando su furor, arrojando todo por las ventanas y quemándolo en

medio de la calle, sin violencia y sin mas desórdenes ni muertes que las de unos bandidos que se venian á mezclar entre ellos, ó que venian armados contra ellos, y la quema de la ropa de hasta 30 casas ejecutada por órden del caudillo que hizo antes una lista de las que habian de ser abrasadas: todas de hombres que se enriquecieron con gabelas y oficios del pueblo. Esto no parece que ha sido rigor sino alguna justicia del cielo, y dicen que el oro y plata que han hallado lo reservan para S. M. A todas las casas y pias fundaciones, que son muchas y muy ricas y tenian su renta sobre gabelas (si bien casi no las cobraban y padecian mucha hambre) se les señala otra renta competente. Estas y otras cosas suceden que apenas caben en la admiracion, y son en el modo y sustancia increibles.

Ha sido este hombre tan temido y obedecido del pueblo, que en medio del mayor tumulto, con solo ponerse el dedo en la boca, habia tal silencio que se podia oir el susurro de una abeja. Han capitulado tambien de no dejar las armas hasta que venga confirmado de S. M. todo lo que se les ha concedido. Tambien quiere pedir el pueblo la confirmacion del virey, sabe Dios si la esperará, bien S. E. y casa se estarán algunos dias mas en Castil

novo.

si

Entre tanto que se detiene el correo, no faltará qué decir del disparate que nos está sucediendo. El duque juya la renovacion de todos los privilegios de este pueblo con otros muchos que han añadido, y aunque juzgábamos que luego se habia de estinguir esta llama, aun arde, que este bárbaro loco cebado en saquear y quemar y matar, cada dia mata 15 6 20 hombres por levísimas causas, por donde nos hemos desengañado que está loco ó endemoniado, y que los mismos que le han inducido se hallan embarazados con el sobrehueso de un tosco tirano,

hombre que vivia de vender el pescado de otros pescadores. Tiénese por infalible que antes de tres dias le ha de matar la gente á él y á todos los suyos.

El duque se está todavia con toda su casa en Castilnovo, y si no sucede la muerte de este hombre, habrá de estar muchos mas dias. Mas creo que el tal no puede durar vivo, ni la nobleza dejar de quedar corrida en su total retiro, ni el pueblo ciego y obstinado bajo la mano de hombre tan vil, sobre loco, ni el duque y cardenal de haber hecho una funcion tan solemne en su poder (1). Pero supuestas las pocas fuerzas, no hay que admirar; que no es fácil sujetar por armas á mas de 150.000 hombres que las tienen en las manos dentro de Nápoles, llamándole á él prefecto general del pópulo; aunque yo espero que se cumplirá luego esta profecía de la muerte de este hombre y de todos los suyos.

Sábese ya por cartas del duque de Arcos, escritas al sedicha proñor virey de este reino, que se ha cumplido ya fecía, porque el pueblo ha condenado á degollar á su caudillo por insolente y soberbio, pues habia echado bando que todos los nobles le fuesen á besar el pié, y que pidiendo licencia al duque le degollaron, ejecutando públicamente la sentencia, con que todo queda ya quieto, y el virey ha vuelto ya á Palacio con toda su casa (2). Guarde Dios, &c.

(1) Así se lee en la copia; quizá debió decir cesion ó dejacion de su poder, aludiendo á las concesiones que hubieron de hacer á Masaniello.

(2) No tenia fecha ni direccion esta carta, ni mas título que el de otra relacion del tumulto de Nápoles por Julio de 1647; pero de su contexto se deduce que se escribió en Palermo, algunos dias despues de la muerte de Masaniello ocurrida el 16 de Julio.

Tumulto de Nápoles capitaneado por Tomás Aniello (1).

(Tom 129, fól. 716.)

Despues de haber cerrado los pliegos ayer, llegó una faluca de Nápoles, con carta del duque de Arcos, que refiere que habiendo quitado la gabela de la fruta en aquella ciudad y puéstola en el vinagre y otras cosas, domingo á 8 (2) de este, se juntaron gran número de muchachos y mujeres, y vinieron diciendo: ¡Viva el Rey y muera el mal gobierno, y fuera la gabela! Llegaron á Palacio con este rumor, y por aquietarlos, se les concedió quitar la nueva gabela; volvieron á bajar al mercado con esto y desde él tornaron á la tarde mucha mayor cantidad de gente diciendo lo mismo, y que no solo la gabela nueva, mas todas se habian de quitar, y que muriesen los traidores al Rey y al pueblo. El Duque salió á las ventanas á aquietarlos y no bastó; pidieron el privilegio de Cárlos V, y se les concedió con ciertas condiciones, dicen de poca importancia; mas tampoco esto los aquietó, antes fueron tan furiosos que saliendo el virey en su coche á apaciguarlos, y habiéndosele roto los tirantes junto á San Francisco de Paula, cargó de modo el pueblo, y con tales cosas. que le obligó al duque á meterse en el convento. Duró

(1) Tampoco esta, carta tiene fecha, ni se sabe á quien va dirigida. Que no se escribió en la capital lo declara suficientemente la expresion aquella ciudad con que se designa á Nápoles, y es de creerse que la noticia llegó por mar en una felucca, que es una embarcacion pequeña de las que se usan en aquellas mares. Es probable se escribiese en Palermo, Mesina ó algun otro puerto de Sicilia, con anterioridad á haberse alli sabido la muerte de Masaniello ocurrida nueve dias despues de su alzamiento, pues de lo contrario no hubiera el corresponsal dejado de referirla.

(2) Debió decir 7 como en las anteriores; véanse las págs. 28 y 57.

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