jante en esto a Sevilla, todos sus tejados aparecen a un nivel, dominados por la masa orgullosa y maciza de la Catedral. E caserío uniforme y modesto se ampara humildemente de la fría majestad del templo; a la izquierda veía las faenas de la carga y descarga y el movimiento de hombres y carretas bajo lo vastos almacenes de la ribera; a la derecha Gibralfaro, con su cintos de nopales y su castillo en la cima renovaba a mi ima ginación la idea de los paisajes africanos. Las manos que su cesivamente se han ensayado en ella no han quitado a la viej fortaleza su primitivo carácter moruno; todavía conserva su agudas almenas y alguna de sus poderosas torres; allí est como atalaya, encaramada sobre un calvo peñasco, avizorand el mar y espiando con ojo inquieto su azul llanura. ¡Quién sał si espera todavía ver aparecer en ella la bandera verde de l Almoravides!

En la falda del monte serpentean largas fajas de higuer chumbas, que esparcen sus espinosas pencas, como empaliz das naturales que completan la fortaleza del lugar, defendien sus aproches. Sus colores verdes, esmaltados aquí y allí flores amarillas, cortan la aridez y monotonía de las rocas to tadas y polvorosas.

Los montes envuelven este cuadro, tendiéndose en anfitea por el fondo y avanzando por uno y otro lado hasta morir el agua. Al pie de ellos, a regular distancia de la ciudad ven altas chimeneas, obeliscos del siglo, que, así como sus tecesores señalaban en el desierto la hora, señalan ello adelanto y prosperidad industriales de los pueblos. Aque son las fábricas de fundición de hierro, los molinos de azú que llevan a lejanas costas el nombre de la industria m gueña; al pie de sus embarcaderos se balancean siempre m tiles de buques, indicio de la potente vida y movimient aquellas ind

Los me dos; s

raci

a desde el mar parecen áridos y p s lomas crecen la viña de opule par; la higuera, cuyo fruto des

a la par templa i malos tejados se ja medu, essantes y senos de aquellis fee milaje: es el cementer's

con más vida y más de ge $4tu de la muerte. La rista reverberación del agua; te con placer en el fam Cartas vidas var si hasta yacer a ni e centro del de we empresa: ¡que

Loja.-Vega de Granada.-Santa Fe.-Sierra Elvira.-¡Granada!-Fatiga.-Bajo los árboles.-Puerta Judiciaria.-La llave y la mano.-Un erudito y un poeta.-El palacio de Carlos V.-Torres y muros.-Nelly and Mina.--Nueva leyenda.

༡

LAREABA el día cuando pasábamos por Loja. Este pueblo está apostado en el seno de dos recias lomas, a la sombra de un escueto peñón; desde él se baja hacia la vega de Granada.

¡Loja! ¡ Mal curada llaga abierta en el flanco de la patria, y de cuya cancerosa boca la amenazan dolorosos y

mortales padecimientos.

¡Loja! ¡Tristes memorias y recientes duelos despierta tu nombre, para ahuyentarlos, para impedir que una nube dolorosa oscurezca mi fantasía y vierta sobre mi pobre y descolorida relación su sombra opoca, acudamos a la poesía. ¡Oh, cuántas veces la poesía con sus mentiras halagüeñas enjuga la sangre y calma el dolor de las heridas de la historia! ¡Cuántas veces