Del manzanares al DarroGil Blas, 1922 - 245 páginas |
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Página 20
... cabeza , y el corazón apresura sus violentos latidos . ¡ Bailén ! El solitario paisaje se anima , su paz y silencio se truecan en estruendo y agitación guerrera . Oigo el cóncavo trueno del cañón y el prolongado rugido de la fusilería ...
... cabeza , y el corazón apresura sus violentos latidos . ¡ Bailén ! El solitario paisaje se anima , su paz y silencio se truecan en estruendo y agitación guerrera . Oigo el cóncavo trueno del cañón y el prolongado rugido de la fusilería ...
Página 34
... cabeza precipitadamente con gesto de negativa . -Conque no es moro , dijo el sacristán con sorna . -No , no . -Pues será francés ... La porfía continuaba , el francés no cedía , el amor propio y nacional del chupa - cirios cordobés ...
... cabeza precipitadamente con gesto de negativa . -Conque no es moro , dijo el sacristán con sorna . -No , no . -Pues será francés ... La porfía continuaba , el francés no cedía , el amor propio y nacional del chupa - cirios cordobés ...
Página 40
... cabeza tiene asida por los cabellos , pudiera ser Judit ; el otro es una mujer con un niño pequeño , desnudo también , enfrente de ella . A pesar de su destrucción , la manera gran- diosa de estas esculturas sorprende y embelesa ...
... cabeza tiene asida por los cabellos , pudiera ser Judit ; el otro es una mujer con un niño pequeño , desnudo también , enfrente de ella . A pesar de su destrucción , la manera gran- diosa de estas esculturas sorprende y embelesa ...
Página 68
... cabeza del mismo Evangelista : « ¡ Mater , ecce filius tuus ! » porque en la hora suprema todos le habían abando- nado ; todos menos la madre ¡ pobre madre ! y el discípulo pre- dilecto , que había reclinado la cabeza en su seno . No ...
... cabeza del mismo Evangelista : « ¡ Mater , ecce filius tuus ! » porque en la hora suprema todos le habían abando- nado ; todos menos la madre ¡ pobre madre ! y el discípulo pre- dilecto , que había reclinado la cabeza en su seno . No ...
Página 75
... cabeza , escoltan los pasos . Su rico traje es anacrónico ; llevan clámide y gorguera , y sobre sus limpios capacetes de visera , ondean al viento blancos y pomposos penachos . Grandes bocinas de plata , banderas de seda y oro , canasti ...
... cabeza , escoltan los pasos . Su rico traje es anacrónico ; llevan clámide y gorguera , y sobre sus limpios capacetes de visera , ondean al viento blancos y pomposos penachos . Grandes bocinas de plata , banderas de seda y oro , canasti ...
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 147 - Este despedazado anfiteatro, impío honor de los dioses, cuya afrenta publica el amarillo jaramago, ya reducido a trágico teatro, ¡oh fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago, ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena?
Página 147 - ¡oh fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago, ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena? ¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Página 42 - Con mis lágrimas regué las palmas que el Forat riega, pero las palmas y el río se olvidaron de mis penas, cuando mis infaustos hados y de Alabas la fiereza me forzaron a dejar del alma las dulces prendas; a ti de mi patria amada ningún recuerdo te queda, pero yo triste no puedo dejar de llorar por ella.
Página xxii - Las aguas corrientes no son riqueza sólo; son vida del paisaje. Porque el agua posee los tres accidentes del vivir: luz, voz y movimiento; luz reflejada, como la luz de la pupila; voz ligera y amorosa, soñolienta y grave, como la voz de la garganta humana. No hay soledad donde el agua corre; no hay tristeza donde el agua mana; no hay desierto do'nde el agua vive. Fecunda el suelo y despierta el alma, arrulla el dolor, ensancha la alegría, es compañía y música, medicina y deleite; sobre sus...
Página 119 - Maestre, la muerte del hijo tierno, la prisión de Doña Blanca, sirven de infame proceso. Algunos pocos leales dan voces, pidiendo al cielo justicia, pidiendo al rey, y mientras que dicen esto, «Los de Enrique», etc.
Página 42 - Tú también, insigne palma, Eres aquí forastera; De Algarbe las dulces auras Tu pompa halagan y besan: En fecundo suelo arraigas, Y al cielo tu cima elevas: Tristes lágrimas lloraras Si, cual yo, sentir pudieras.
Página xxvi - Escalante vaga, misteriosa y melancólica sinfonía, que sugiere al alma mucho más de lo que con palabras expresa. Ambos han visto la Montaña como nunca ojos humanos la habían visto antes que ellos; ambos la han amado con amor indómito y entrañable, y puede decirse que su obra se completa para gloria de nuestra gente, que, después de haber guardado un silencio de siglos, habló al fin por sus labios inmortales.
Página 42 - Tú también, insigne palma, eres aquí forastera, de Algarbe las dulces auras tu pompa halagan y besan, en fecundo suelo arraigas y al cielo tu cima elevas, tristes lágrimas lloráras si cual yo sentir pudieras.
Página 44 - No admitas sentencia ajena Que nos tase el desagravio, Que sólo es buen juez Castilla Para el honor castellano. »No pienses en la riqueza, Ni en si está el Tesoro exhausto, Porque el más rico tesoro Es el honor bien guardado.
Página xiv - Los obras de este incomparable escritor aspiran un aliento verdaderamente poético; las sentencias son agudas, deleitosas y graves; las palabras, propias y bien sonantes; los modos de decir, escogidos y cortesanos; los números, aunque generosos y llenos, son blandos y regalados; el...