Del manzanares al DarroGil Blas, 1922 - 245 páginas |
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Página xx
... paisaje montañés , rebosando inefables melancolías ; dejad que os penetre en el corazón la suave tristeza de Santillana del Mar y en el pulmón el recio viento salobre de San Vicente de la Barquera ; regocijaos con los murmullos de la ...
... paisaje montañés , rebosando inefables melancolías ; dejad que os penetre en el corazón la suave tristeza de Santillana del Mar y en el pulmón el recio viento salobre de San Vicente de la Barquera ; regocijaos con los murmullos de la ...
Página xxi
... paisaje de las Peñas de Europa en uno de esos días lebaniegos en que la niebla misteriosa des- ciende a los hondos y apartados valles , dejando las cumbres libres en el cielo raso y azul : « El vasto territorio de Liébana , sus valles y ...
... paisaje de las Peñas de Europa en uno de esos días lebaniegos en que la niebla misteriosa des- ciende a los hondos y apartados valles , dejando las cumbres libres en el cielo raso y azul : « El vasto territorio de Liébana , sus valles y ...
Página xxviii
... paisaje y la meditación de la historia . Pocos como él alcanzaron la poesía de lo pasado y bañaron tanto su corazón en los manantiales de la estética del recuerdo . Si en el paisaje no llegó al jugoso realismo de Pereda , las efusiones ...
... paisaje y la meditación de la historia . Pocos como él alcanzaron la poesía de lo pasado y bañaron tanto su corazón en los manantiales de la estética del recuerdo . Si en el paisaje no llegó al jugoso realismo de Pereda , las efusiones ...
Página xxix
... paisajes norteños , melancolías del alma y melancolías de la historia ; la piedad re- ligiosa ; los seres y las cosas humildes , los brezos , el martin pes- cador y las flores sin nombre ; los recuerdos hidalgos , las casas solariegas ...
... paisajes norteños , melancolías del alma y melancolías de la historia ; la piedad re- ligiosa ; los seres y las cosas humildes , los brezos , el martin pes- cador y las flores sin nombre ; los recuerdos hidalgos , las casas solariegas ...
Página 18
... paisaje templa por algún tiempo el fuego que encienden estos recuerdos de gloria y de combates . El olivo , el árbol de Palestina , se muestra en verdes hileras a uno y otro lado del camino ; las pitas o áloes cercan las heredades , en ...
... paisaje templa por algún tiempo el fuego que encienden estos recuerdos de gloria y de combates . El olivo , el árbol de Palestina , se muestra en verdes hileras a uno y otro lado del camino ; las pitas o áloes cercan las heredades , en ...
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 147 - Este despedazado anfiteatro, impío honor de los dioses, cuya afrenta publica el amarillo jaramago, ya reducido a trágico teatro, ¡oh fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago, ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena?
Página 147 - ¡oh fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago, ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena? ¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Página 42 - Con mis lágrimas regué las palmas que el Forat riega, pero las palmas y el río se olvidaron de mis penas, cuando mis infaustos hados y de Alabas la fiereza me forzaron a dejar del alma las dulces prendas; a ti de mi patria amada ningún recuerdo te queda, pero yo triste no puedo dejar de llorar por ella.
Página xxii - Las aguas corrientes no son riqueza sólo; son vida del paisaje. Porque el agua posee los tres accidentes del vivir: luz, voz y movimiento; luz reflejada, como la luz de la pupila; voz ligera y amorosa, soñolienta y grave, como la voz de la garganta humana. No hay soledad donde el agua corre; no hay tristeza donde el agua mana; no hay desierto do'nde el agua vive. Fecunda el suelo y despierta el alma, arrulla el dolor, ensancha la alegría, es compañía y música, medicina y deleite; sobre sus...
Página 119 - Maestre, la muerte del hijo tierno, la prisión de Doña Blanca, sirven de infame proceso. Algunos pocos leales dan voces, pidiendo al cielo justicia, pidiendo al rey, y mientras que dicen esto, «Los de Enrique», etc.
Página 42 - Tú también, insigne palma, Eres aquí forastera; De Algarbe las dulces auras Tu pompa halagan y besan: En fecundo suelo arraigas, Y al cielo tu cima elevas: Tristes lágrimas lloraras Si, cual yo, sentir pudieras.
Página xxvi - Escalante vaga, misteriosa y melancólica sinfonía, que sugiere al alma mucho más de lo que con palabras expresa. Ambos han visto la Montaña como nunca ojos humanos la habían visto antes que ellos; ambos la han amado con amor indómito y entrañable, y puede decirse que su obra se completa para gloria de nuestra gente, que, después de haber guardado un silencio de siglos, habló al fin por sus labios inmortales.
Página 42 - Tú también, insigne palma, eres aquí forastera, de Algarbe las dulces auras tu pompa halagan y besan, en fecundo suelo arraigas y al cielo tu cima elevas, tristes lágrimas lloráras si cual yo sentir pudieras.
Página 44 - No admitas sentencia ajena Que nos tase el desagravio, Que sólo es buen juez Castilla Para el honor castellano. »No pienses en la riqueza, Ni en si está el Tesoro exhausto, Porque el más rico tesoro Es el honor bien guardado.
Página xiv - Los obras de este incomparable escritor aspiran un aliento verdaderamente poético; las sentencias son agudas, deleitosas y graves; las palabras, propias y bien sonantes; los modos de decir, escogidos y cortesanos; los números, aunque generosos y llenos, son blandos y regalados; el...