Del manzanares al DarroGil Blas, 1922 - 245 páginas |
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Página xii
... torre de Prove- daño , de aquel solitario montañés , tan diestro con el dalle como ingenioso con la palabra y con la pluma ? Yo he tenido el sin- gular placer de hallar no pocas torres de Provedaño en mi ca- mino , y de topar también ...
... torre de Prove- daño , de aquel solitario montañés , tan diestro con el dalle como ingenioso con la palabra y con la pluma ? Yo he tenido el sin- gular placer de hallar no pocas torres de Provedaño en mi ca- mino , y de topar también ...
Página 13
... Torre de Juan Abad.- Sierra Morena . - Navas de Tolosa . - Carlos III . - Bailén . Un rapaz de 1808 en 1863 .-- Cuestiones internacionales.- Crepúsculo . - ¡ Cielo de Andalucía ! -De noche . L N Santa Cruz de Mudela , término del fe ...
... Torre de Juan Abad.- Sierra Morena . - Navas de Tolosa . - Carlos III . - Bailén . Un rapaz de 1808 en 1863 .-- Cuestiones internacionales.- Crepúsculo . - ¡ Cielo de Andalucía ! -De noche . L N Santa Cruz de Mudela , término del fe ...
Página 14
... Torre de Juan Abad , señorío de don Francisco de Quevedo . Allí lloró el ilustre poeta desengaños y miserias ; allí padeció persecuciones y enfermedades ; allí corrieron los últimos años de su vida , en la práctica de la virtud y en la ...
... Torre de Juan Abad , señorío de don Francisco de Quevedo . Allí lloró el ilustre poeta desengaños y miserias ; allí padeció persecuciones y enfermedades ; allí corrieron los últimos años de su vida , en la práctica de la virtud y en la ...
Página 27
... torre de la Malmuerta . - La sierra . - La Ari- zafa . - Un filósofo de azada . la mañana siguiente , después de orientar- me en el plano de la ciudad , fijo en el patio de la fonda , salí buscando la mez- quita . En las vastas ...
... torre de la Malmuerta . - La sierra . - La Ari- zafa . - Un filósofo de azada . la mañana siguiente , después de orientar- me en el plano de la ciudad , fijo en el patio de la fonda , salí buscando la mez- quita . En las vastas ...
Página 30
... torres que le sirven de estribos , sus puertas de herradura coronadas de escudos y ajimeces , y la graciosa guirnalda de almenas , que corre como un encaje por los cuatro costados del edificio . Las líneas conservan toda su belleza ...
... torres que le sirven de estribos , sus puertas de herradura coronadas de escudos y ajimeces , y la graciosa guirnalda de almenas , que corre como un encaje por los cuatro costados del edificio . Las líneas conservan toda su belleza ...
Términos y frases comunes
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Pasajes populares
Página 147 - Este despedazado anfiteatro, impío honor de los dioses, cuya afrenta publica el amarillo jaramago, ya reducido a trágico teatro, ¡oh fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago, ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena?
Página 147 - ¡oh fábula del tiempo!, representa cuánta fue su grandeza y es su estrago, ¿Cómo en el cerco vago de su desierta arena el gran pueblo no suena? ¿Dónde, pues fieras hay, está el desnudo luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Página 42 - Con mis lágrimas regué las palmas que el Forat riega, pero las palmas y el río se olvidaron de mis penas, cuando mis infaustos hados y de Alabas la fiereza me forzaron a dejar del alma las dulces prendas; a ti de mi patria amada ningún recuerdo te queda, pero yo triste no puedo dejar de llorar por ella.
Página xxii - Las aguas corrientes no son riqueza sólo; son vida del paisaje. Porque el agua posee los tres accidentes del vivir: luz, voz y movimiento; luz reflejada, como la luz de la pupila; voz ligera y amorosa, soñolienta y grave, como la voz de la garganta humana. No hay soledad donde el agua corre; no hay tristeza donde el agua mana; no hay desierto do'nde el agua vive. Fecunda el suelo y despierta el alma, arrulla el dolor, ensancha la alegría, es compañía y música, medicina y deleite; sobre sus...
Página 119 - Maestre, la muerte del hijo tierno, la prisión de Doña Blanca, sirven de infame proceso. Algunos pocos leales dan voces, pidiendo al cielo justicia, pidiendo al rey, y mientras que dicen esto, «Los de Enrique», etc.
Página 42 - Tú también, insigne palma, Eres aquí forastera; De Algarbe las dulces auras Tu pompa halagan y besan: En fecundo suelo arraigas, Y al cielo tu cima elevas: Tristes lágrimas lloraras Si, cual yo, sentir pudieras.
Página xxvi - Escalante vaga, misteriosa y melancólica sinfonía, que sugiere al alma mucho más de lo que con palabras expresa. Ambos han visto la Montaña como nunca ojos humanos la habían visto antes que ellos; ambos la han amado con amor indómito y entrañable, y puede decirse que su obra se completa para gloria de nuestra gente, que, después de haber guardado un silencio de siglos, habló al fin por sus labios inmortales.
Página 42 - Tú también, insigne palma, eres aquí forastera, de Algarbe las dulces auras tu pompa halagan y besan, en fecundo suelo arraigas y al cielo tu cima elevas, tristes lágrimas lloráras si cual yo sentir pudieras.
Página 44 - No admitas sentencia ajena Que nos tase el desagravio, Que sólo es buen juez Castilla Para el honor castellano. »No pienses en la riqueza, Ni en si está el Tesoro exhausto, Porque el más rico tesoro Es el honor bien guardado.
Página xiv - Los obras de este incomparable escritor aspiran un aliento verdaderamente poético; las sentencias son agudas, deleitosas y graves; las palabras, propias y bien sonantes; los modos de decir, escogidos y cortesanos; los números, aunque generosos y llenos, son blandos y regalados; el...