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una parte ni por otra no hay ninguno sino el de las vacas; como tengo dicho, vinimos á salir y á reconocer la tierra á donde al principio dixe que habiamos jallado la ranchería, donde el turco nos apartó el camino que habiamos de llevar; ansí que dexado lo demás á parte, llegamos á Tiguex, donde jallamos el demás exército, donde cayó el general corriendo un caballo, de que recibió una herida en la cabeza, con la cual dió muestras de ruin disposicion, y fabricó la vuelta que dież ú doce de nosotros con requerirselo no fuimos parte para estorbárselo, ansí que jordenada esta vuelta los frailes Franciscos que estaban con nosotros, el uno de misa y el otro lego, que se llamaban el de misa fray Juan de Padilla y el lego fray Luis de Escalona, estaban apercibidos y tenian ya licencia de su provincial para se poder quedar. Quiso el fraile quedarse en estas casas de azotea, diciendo que con un escoplo y azuela que le quedaba, alzar cruces para aquellos pueblos y bautizar algunas criaturas que en artículo de la muerte. jallase para enviallas al cielo; para lo cual no quiso otra compañía sino un esclavito mio que se decia Cristóbal para su consuelo, y diciendo aprenderia presto la lengua de allí, con que le ayudasen; y fueron tantas las cosas que para esto hizo, que no pude negárselo, y ansi no se ha sabido más dél. Entiendo que la quedada de este fraile por allí fué causa de que quedásemos algunos indios de los de por acá y dos negros, uno mio que se decia Sebastian y otro de Melchor Perez, hijo del licenciado Latorre; y este negro, era casado con su mujer y hijos; y en lo de Quibira me acuerdo se quedaron tambien algunos indios, uno de mi compañía Tarasco, que se decia Andrés. El fray Juan de Padilla porfió de vol

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ver á Quibira y procuró que se le diesen aquellos indios que dixe habíamos traido por guías; diéronseles y llevólos y más, un portugués y un negro ladino horro, que fué de tercero que se metió fraile Francisco, y un mestizo dos indios, creo que de Capottan y de allí junto los cuales, habia criado y los traia en hábito de frailes, llevó obejas y mulas, y un caballo, y jornamentos y otras cosillas que no sé si por ellas ó por qué causa paresce que lo mataron, fueron muñidores ó los que los hizieron los mismos indios, que de Tiguex volvió en pago de las buenas obras que le habia hecho; ansí que muerto se juyó el portugués dicho, y un indio de los que dice traia bestidos en hábito de fraile, ú creo que entrambos; dijo questo para que ellos vinieron á esta tierra de la Nueva España por otro camino y derrota más cercana que la que yo tengo dicho, y vinieron á salir á los valles de Panico. E dado abiso desto á Gonzalo Solís de Meras y á Isidoro de Solís por me parescer cosa importante para lo que me dice y tengo entendido, que Su Magestad mandó á Vuestra Señoría supiese ú descubriese camino para juntar aquesa tierra con esta, para que tambien podria ser que este indio Sebastian entendiese en el tiempo que en Quibira estuvo la comarca y tierras de á la redonda della, y tambien noticia de la mar, y el camino por donde bino, y que hay en él y cuántas jornadas y hasta llegar acá. Ansí que ciertamente si Vuestra Señoria alcanza dende ese puesto lo de Quibira, tengo entendido que puede traer mucha gente de España á poblalla, sin rescelo, segun la apariencia y muestras la tierra tiene.

RELACION DEL SUCESO DE LA JORNADA QUE FRANCISCO VAZQUEZ HIZO EN EL DESCUBRIMIENTO DE CIBOLA. -Año de 1531. (1)

Llegado el campo al valle de Culiacan á causa de la ruin esperanza que de Cibola se tenia, y de los bastimentos ser pocos en el camino, por dicho de Melchor Diaz que á la sazon bolbió de berlo, Francisco Vazquez debidió é partió el campo, el cual tomó ochenta de á caballo é veinte cinco peones, y cierta parte de la artillería, é partió de Culiacan dexando con la demás gente á Don Tristan de Arellano é mandado partiese. Veinte dias despues de llegado que fuese al valle de los Corazones, esperase allí su carta, que seria despues de llegado á Cibola é visto lo que era, é ansí lo hizo. Este valle de los Corazones está ciento cinquenta leguas del valle de Culiacan é otras tantas de Cibola.

Todo este camino hasta cinquenta leguas antes de Cibola, es doblado, aunque en algunas partes está apartado del camino; la poblacion es toda una suerte de gente, porque las casas son todas de petates, é alguna entre ellas, de azoteas baxas. Tienen maiz todos, aunque no mucho, y en algunas partes muy poco; tienen melones é frisoles; lo mexor de todo lo poblado es un valle que llaman de Señora, que es diez leguas más adelante de los Corazones, á donde despues se pobló una

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(1) Archivo de Indias. Patronato, Est. 1.°, Caj. 1.o

villa. Tienen entre estos algun algodon; de lo que más se bisten es de cueros de venados.

Francisco Vazquez pasó por todo esto á causa destar las cementeras pequeñas; no hubo maiz en todo el camino, sino fué deste valle de Señora que sacaron un poco, é con lo que sacó de Culiacan que se cargó para ochenta dias; á los setenta y tres llegamos á Cibola aunqne con arto trabajo é pérdida de muchos caballos é muerte de algunos indios, é dobláronse cuando la vimos, aunque hallamos maiz arto. Todo este camino hallamos los naturalez de paz.

El dia que llegamos al primer pueblo, nos salieron de guerra parte dellos, é los demás quedaban en el pueblo fortalecidos, con los cuales no se pudo acabar aunque se procuró arto la paz, por lo cual fué forzoso rompellos é muertos algunos dellos. Los demás luego se retragieron al pueblo, el qual se cercó luego é se acometió á entrar, é á causa del mucho daño que nos hacian de las azoteas nos fué forzado retraernos, y de fuera se les comenzó hazer daño con la artillería y arcabuces, y aquella tarde se dieron. Francisco Vazquez salió mal tratado de algunas piedras, y aun tengo por cierto, quedaria allí sino fuera por el maestre de campo D. Garci-Lopez de Cárdenas que le socorrió. Luego que los indios se dieron, desampararon el pueblo y se fueron á los otros pueblos, é como nos dexaron las casas, aposentámonos en ellas.

El padre fray Márcos habia entendido ó dió á entender que el circuito é comarca en que están siete pueblos, era un solo pueblo que llamaba él, Cibola, é toda esta poblazon é comarca se llama Cibola. Los pueblos son de á trescientas é doscientas, é de á cien cincuenta casas; algunos están las casas de los pueblos todas juntas, aun

que en algunos pueblos están partidos en dos ó tres barrios; pero por la mayor parte son juntos y dentro sus patios, y en ellos sus estufas de invierno, é fuera de los pueblos, las tienen de verano. Las casas son de dos é tres altos, las paredes de piedra é lodo, y algunas de tapias. Los pueblos por muchas partes son casa muro para indios; son demasiados de buenas casas, mayormente para estos que son bestiales é no tienen otra policía sino en las casas.

La comida que tienen es mucho maiz, é frisoles, é melones, é algunas gallinas de las de México; y estas las tienen más para la pluma que para comer, porque hacen della pellones, á causa que no tienen ningun algodon; é se visten de mantas de Henegrien é de cueros de venados, é algunos de vaca.

Los ritos é sacrificios que tienen son algunos ídolos; pero á lo que más husan es á la agua, á la qual ofrecen unos palillos pintados, é plumas, é poblos amarillos de flores, y esto es lo más ordinario en las fuentes. Tambien ofrecen algunas turquesas, que las tienen, aunque ruines.

Desde el valle de Culiacan hasta Cibola, se corren dos derrotas las doscientas é quarenta leguas, que es hasta treinta é quatro grados é medio al Norte, é desde allí á Cibola, al Nordeste, la cual está en treinta y siete grados escasos.

Tomado lengua de los naturales de Cibola de lo de adelante, dixieron que al Poniente habia poblado. Francisco Vazquez envió luego á D. Pedro de Tobar á verlo, el cual halló otros siete pueblos, que se llama la provincia de Tuzan; está treinta é cinco leguas al Poniente. Los pueblos son algun tanto mayores que los de Cibola, y

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