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RELACION DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA QUE SE HIZO POR El Gobernador NuÑO DE GUZMAN Y SU EJÉRCITO EN LAS PROVINCIAS DE LA NUEVA GALICIA. AUTORIZADA POR ALONSO DE MATA, ESCRIBANO DE S. M.-(Año de 1530.) (1)

En veinte y dos dias del mes de Enero del año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo del mil é quinientos y treinta años, llegó el muy magnífico señor Nuño de Guzman, gobernador de la provincia de Panuco y Nueva Galicia por Su Magestad, al rio de Nuestra Señora de la Purificacion, con la mayor parte de la gente que en su exército llevó, donde sentó real y tomó posicion, en nombre de la cual fundó una hermita cercada de muro de almena, y puso nombre á la dicha hermita y rio, que lo es cuatro leguas del pueblo de Purnandero, donde estuvo ciertos dias esperando que toda la gente se llegase; lo que en este tiempo se hizo podrán dello relacion los que estuvieron presentes; porque yo fuí uno de los que á la postre vinieron, y llegué á veintiocho del dicho mes; y otro dia que llegué, mandó el dicho gobernador sacar arrastrando y quemar el camino, y cuando mandó caminar el campo, el cual camino tres ó cuatro dias sin hallar poblado, y yendo adelante el maestre de campo Villaroel con cierta gente de acaballo, el cual á cuarto dia halló unas casas ruines en que habia cierta gente y estaban detrás de un rio pequeño, y pasaron

(1) Archivo de Indias. Est. 1.o, Caj. 1.o

ellos, que les daban grita, y envueltos con ellos hirieron un español de acaballo en una pierna, mataron á ciertos dellos, y volvieron á dar mandado al señor gobernador, el cual mandó caminar á priesa otro dia siguiente, por el campo, dos leguas, á un pueblo que se dice Nuynao, sin saber dél; y estando allí, por ser temprano, salió el señor gobernador con ocho ú diez de acaballo, y siguió el camino tanto que descubrió dicha poblacion del dicho pueblo, envió á mandar al veedor pasar el campo do él nos habia dejado, y el veedor, despues de dejar aposentada la gente con algunos de acaballo y peones, siguió al señor gobernador; llegados do el señor gobernador estaba, quera en un estero de muy mal paso, pararon allí por ser tarde, y hicieron noche, donde llegó mucha copia de gente de la otra parte del estero, á dar grita; otro dia de mañana envió à mandar se diese priesa el campo, á andar el guion por su vanguardia; cuando allí llega mos, hallamos que estaban todos los que habian dormido aquella noche allí, haciendo una puente de madera para pasar la gente y cabal'os, la cual se hizo con harto trabajo; y el capitan general, hecha la puente, estuvo se quedo, hasta que pasó todo el campo, y despues pasó él y mandó se hiciese el aposento allí; luego invió al veedor su teniente y al comendador Barrios, y á Hernando Sarmiento, escribanos, y á Juan Pascual Lengua, y dos alguaciles, á requerir viniesen de paz, los cuales hicieron el requirimiento en haz de muchos dellos, los cuales, despues de hecho, dieron muchas gritas y tiraron fle. chas, y el veedor y su gente á remetieron á ellos y mataron uno o dos y dieron la vuelta, llegaron donde el señor gobernador estaba noche; otro dia de mañana mandó á toda la gente, así españoles como indios, amigos,

se pusiesen á punto de guerra, y así se hizo, en la cual gente, habria en los españoles como ciento y veinte de acaballo, y ciento y ochenta peones, poco más o menos; y de los indios, cinco mil hombres de guerra poco más ó menos; mandó al veedor con su compañía y una compañía de peones, tomasen la halda de la sierra á la mano derecha, y mandó á los indios de Taxcala y Guaxango, le siguiesen; mandó al capitan Cristóbal de Oñate y al capitan Cristóbal de Barrios tomasen el lado izquierdo, y conellos, una compañía de peones, y los indios tarascos y el con su guion, y sobre salientes, y la compañía de su guarda, por medio, mandó á los indios de México y Santiago, le siguiesen; mandó á Francisco Verdugo con su compañía, recogiese el fardage y lo llevase recogido tras dél, y ansí caminó el campo hasta llegar á un arroyo, el cual pasado, entró la gente por el pueblo sin hallar nadie; los amigos empezaron á desmandarse y á quemar; el gobernador mandó pregonar que so pena de muerte ninguno quemase casa, y envió ciertos de acaballo á guardar, que los amigos no quemasen más, y estorvóse algo, aunque no mucho; mandó á su maestre de campo hiciese el aposento fuera del pueblo, el cual se hizo á la orilla del rio en una savana, questá este pueblo sentado en la halda de una sierra, no grande, y alguna parte dél, aunque poco, en lo llano; es pueblo templado y de mucho bastimento de maiz y frisoles y otras semillas y gallinas; hay en él mucho magüey y algunas frutas, paresce la tierra muy aparegada para labranzas, hay mucha copia, por ella, de liebres; al entrar del pueblo, Cristóbal de Oñate siguió un llano sobre la mano izquierda, y anduvo hasta una legua dél, y halló alguna gente ansi de guerra como mugeres y niños; dió en ellos, y mató hasta veinte gan

dules, segun dixeron; él y sus compañeros hiriéronles allí un caballo, y tomaron hasta ochenta personas, las cuales trugeron al real; estuvimos allí dos dias donde se hallaron naguatatos tarascos, los cuales truxeron lengua que cerca de allí estaba una gran poblacion; el señor gobernador partió luego para allá con toda la gente, esceto Francisco Verdugo, y una compañía de peones que quedó en guarda del real; yban delante, el maestre de campo y ciertos de acaballo, con el cual envió á decir al gobernador, que en el campo estaba muy gran copia de gente de guerra; el cual mandó, todos se pusiesen en órden, ansí los españoles como los indios; y caminó á paso largo, no se sabe si de temor, la gente huyó, ó si mintieron los mensageros; hasta que nosotros llegamos al pue blo, sin topar jente, es muy grande en demasía; pues derramado está sentado en unos llanos secos, pero la tierra es alegre y abundosa; á la una halda del pueblo, hay una barranca grande, y viene por ella un rio que entra en el de Nuestra Señora; tiene este pueblo algunas frutas y mucho bastimento de maiz y frisoles, y mucho majal; entrados en el pueblo y por él á la larga, hallamos muchos hornos y ollas de indios muertos; estaban asándose y cociéndose; quiso saber el gobernador qué cosa era aquella; dixeron las lenguas que aquello eran gentes de Cuynao, que se habian venido allí huyendo; y que los de aquel pueblo los habian muerto; tomóse en este pueblo mucha gente que serian como unos quinientas ó seiscientas ánimas, entre las cuales se hallaron, que habia de Cuynao, doscientas y cincuenta de las cuales, el gobernador se quiso informar si era verdad lo que las lenguas decian de los muertos, y halló ser ansí verdad. Otro dia por la mañana, el señor gobernador en

vió toda la gente de Cuynao á sus casas, y con ellos tres de acaballo para que los guardasen, y los demás quedaron; mandó soltallos despues de haberles hablado para que se fuesen á sus casas, y luego mandó caminar la gente, la via del les Nordeste en guia de un indio, el cual nos llevó por un camino que el dia antes habian descubierto ciertos de acaballo, y anduvimos hasta tres leguas, y bajamos un puerto harto agrio, y bajado en lo llano dél, dimos en un pueblo, no grande, donde paró la gente; y otro dia envió al maestre de campo con cierta gente á pasar una barranca grande questaba á la mano izquierda del pueblo, para que viese qué habia de la otra parte; que vió ansí mesmo al veedor por la mano derecha del pueblo, á ver ansí mesmo, que habia el maestre de campo al pasar de la barranca, halló cierta gente que les quiso defender el paso, y sobrello pelearon un rato, de lo cual salió herido el dicho maestre de campo en un muslo; y de lo demás dará relacion el dicho Villaroel á vuestra señoría, y mercedes, el veedor, que fué por la mano derecha, dió en una poca de gente, á la cual siguió cierto trecho, en el cual de un flechazo, mataron un caballo á García Ramirez; siguiéronlos hasta dar con ellos en una barranca, y dieron la vuelta al real, do el gobernador quedaba, en la eual vuelta, quedó algo trasero un negro de un Contreras, vecino desta ciudad; salieron á él los indios, y dieron en él, de mañana, que le mataron vueltos al real. Otro dia de mañana, mandó el gobernador al veedor que con su compañía y algunos otros, fuese la via que habia llevado al maestre de campo el dia antes, y viese qué habia de la otra parte, el cual, pasada la barranca, dende en dos leguas, dió en ciertos escuadrones de gente

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