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alguna dellas. Testigos que fueron presentes á todo lo que dicho es: Antonio de Terán é Alonso de Valverde, receptor de la Abdiencia Real y el dicho Juan Sanchez, procurador de la dicha cibdad, el qual dixo que lo pedia é pidió por testimonio para en guarda é conservacion del derecho de la cibdad, para lo presentar ante Su Magestad é ante el dicho su Real Consejo de las Indias, y el dicho señor Gobernador se lo mandó dar. Testigos los dichos. E yo el dicho escribano, de su pedimento, y de mandamiento del dicho señor Gobernador, dí lo suso dicho segun é como en mi presencia pasó, ques fecho el dia mes é año suso dichos, y por ende fize aquí este mio signo y lo firmé de mi nombre. Hernando Sarmiento, escribano: É yo Alonso de Valverde, escribano de Sus Magestades é su escribano é receptor de la dicha Real Abdiencia, fuí presente á todo lo que dicho es, en uno con los dichos testigos, é de mandamiento de los dichos señores Presidente é Oidores, la dicha notificacion hize al dicho gobernador Nuño de Guzman, é de su pedimiento lo suso dicho signé é fize escrebir para lo entregar á los dichos señores Presidente é Oidores, é por ende aquí fize este mio signo ques á tal (signo), en testimonio de verdad.-Alonso de Valverde.

RELACION DE LO SUCEDIDO Á ALONSO DÁVILA, CONTADOR DE SU MAGESTAD EN YUCATAN, EN EL VIAJE QUE PARA PACIFICAR Y POBLAR AQUELLA PROVINCIA.

HIZO

(Junio de 1533.) (1)

Muy poderoso Señor.-En la relacion que á Vuestra Magestad hize con Pedro de Valencia, criado del adelantado D. Francisco de Montejo, que partió desta villa en fin del mes de Abril ó principio de Mayo, dije todo lo sucedido en estas partes hasta entonces, y hacía saber á Vuestra Magestad cómo yo me partia á la sazon á la tierra dentro, á descubrir oro en ciertas partes que pensábamos que lo hubiera; y así fué, que yo salí al tiempo que á Vuestra Magestad hize la relacion, y fuí á las partes que llevaba aseñaladas, á do hize la diligencia para lo haber así como lo llevaba encargado, y no se halló: fuí á sentar una villa en un pueblo que se dize Chetemal, á la costa de la mar, y porque antes que yo á él llegase, los indios destas provincias se alzaron y dieron tanta guerra al Adelantado, que ni él conmigo, ni yo con él hasta ahora no nos podimos juntar, y hagora ha sido por gran ministerio y ayuda de Dios, porque para ello no bastava diligencia de hombre humano, que á mi fué forçado ir á Honduras á hablar al Gobernador y Oficiales de Vuestra Magestad que allí residen, por pedirles algun favor para podernos sostener ó para que por aquella vía pudiésemos venir é

(1) Archivo de Indias. Patronato, Est. 1.o, Caj. 1.° TOMO XIV.

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poder hazer saber de nosotros, y quando allá llegué, allé que gobernava Andrés de Cerezeda, contador de Vuestra Magestad, por fallecimiento y muerte de Diego Alvites, gobernador, el qual había pocos dias que Nuestro Señor lo había llevado para sí, é al dicho Contador, y Gobernador, y Tesorero hablé y hize saber lo que á Vuestra Magestad suplico que sepa en esta relacion.

Este es un treslado bien y fielmente sacado de ciertos requerimientos y pedimientos y respuesta dellos y otros autos que Alonso Dávila, contador de Su Magestad destas provincias de Yucatan é Cuzumel, hizo en la villa de Trujillo, puerto y cabo de Honduras, al Gobernador é Contador y Thesorero de la dicha gobernacion de Honduras, firmado de Bernardino de Cambranes, escribano de Su Magestad, segun por ello parecía, su tenor de lo qual es este que se sigue:

En la villa de Trujillo del Pinar, puerto y cabo de Honduras, del mar Oceano, lunes diez y ocho dias del mes de Marzo, año del nascimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mil é quinientos treinta y tres años, estando en las casas de morada del señor Andrés de Cerezeda, contador, lugar-teniente de gobernador destas partes de Honduras y Higueras y sus tierras y provincias, por Su Magestad, en presencia de mí Bernardino de Cambranes, escribano é notario público de Su Cesárea y Cathólica Magestad, en la su córte é en todos los sus reinos, y escribano público del concejo desta villa; estando presentes el dicho señor Contador é Juan Roano, thesorero de Su Magestad, el capitan Dávila, contador de Su Magesdad, é Martin de Villa-Rubia é Francisco Vazquez é Francisco de Montejo, Cristóbal de Cisneros é Blas Maldonado é Alonso de Arévalo, antel dicho señor Gober

nador y Oficiales de Su Magest ad, dixeron á mí el dicho escribano leyese una relacion 6 pedimiento que dijeron estar firmada de sus nombres, la qual yo ley de verbo ad verbum á los susodichos, y es lo siguiente:

Muy magnífico señor y muy nobles señores.-Yo Alonso Dávila, contador de Su Magestad, tiniente de gobernador y capitan en las partes de Yucatan, por el señor adelantado D. Francisco de Montejo, gobernador en ellas por Su Magestad, junto con Martin de Villa-Rubia y Francisco Vazquez, álcaldes, y Cristóbal de Cisneros y Francisco de Montejo é Blas Maldonado y Alonso Arévalo, regidores de la villa de Villareal, que es en las partes de Yucatan, paresco ante Vuestras Mercedes, á los quales pedimos é suplicamos nos hagan merced de nos oir é saber la causa de nuestra venida y llegada á esta gobernacion de Vuestra Merced, y es así, que nosotros partimos de la villa de Salamanca, por mandado de nues. tro Gobernador, puede haber dos años poco más ó ménos, para venir y asentar en una provincia que se dize Sochuaque, á un pueblo que se dize Tulmo, é de allí procurar en ciertas partes, al derredor de algunas lagunas, de hir á buscar oro, si en la tierra lo había, porque el cabil. do de la villa de Salamanca había prometido trescientos pesos de oro á Francisco Vazquez porque lo buscase, hallándolo; y llegado á este dicho pueblo de Tulma, donde había de ser el asiento, era de tan mala disposicion de monte é piedra, que certifico á Vuestras Mercedes que en él no habia ni ay lugar para nos defender, á caballo ni aun á pié, de los indios, si en él nos quisieran ofender, é vista la mala disposicion que dicho tengo, é por no dividir la gente de mi compañía en dos partes para buscar el dicho oro, á causa de ser poca, que sería cinquenta hombres

y treze caballos, acordé de me pasar á un pueblo que se dize Chable, ques uno de los pueblos donde se había de buscar el oro, en el qual se hizo la diligencia que para ello convenía, y no se halló: estando en este dicho pueblo, por no volver con desconfianza de no haber oro en la tierra, yo quise pasar adelante é ver otras partes do así mesmo el dicho nuestro Gobernador nos había mandado que se buscase, y para ello hize á los señores deste pueblo de Chable, que tengo dicho, que fuesen al pueblo de Chetemal, questá en la costa de la mar, y me llamasen el señor dél, asegurándole con todas las buenas palabras que yo pude, así de parte de Su Magestad como de nuestro Gobernador; y esto hize, porque el pueblo de Bacallar, questaba en el camino do el oro se había de buscar, era su súbdito, y no viniendo este de paz, hiziérase á lo que íbamos mal segúramente; volviéronme con la respuesta y dixeron que no querian venir, sino que antes querian guerra, y que las gallinas nos darian en las lanças y el maiz en las flechas: vista esta respuesta, yo por cumplir lo de la busca del oro, y porque aquel no fuese causa que la tierra se nos alzase, determiné de ir allá, y llevé conmigo la mitad de los españoles é caballos que tenia y todos los señores deste pueblo de Chable y de otros de la provincia de Guaymil, porque todavía quisiera hacello de paz; y partidos, en el camino hice las catas del oro en las partes que habia las dichas lagunas, y no se halló, ni menos parecia disposicion de habello, segun Francisco Vazquez é otras personas que dello tenian conocimiento dixeron; así que, desconfiados de haber oro por allí, por ver lo que adelante habia y por asegurar aquel pueblo de Chetemal é porque no saliese con su rebeldía, yo determiné con la gente que llevaba é con los se

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