Obras poéticas de Espronceda: precedidas de la biografía del autor

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J. Montero, 1907 - 357 páginas
 

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Página 67 - A la voz de "¡barco viene!" es de ver cómo vira y se previene a todo trapo escapar: que yo soy el rey del mar y mi furia es de temer. En las presas yo divido lo cogido por igual: sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.
Página 96 - Fresca, lozana, pura y olorosa, gala y adorno del pensil florido, gallarda puesta sobre el ramo erguido, fragancia esparce la naciente rosa. Mas si el ardiente sol lumbre enojosa vibra del can en llamas encendido, el dulce aroma y el color perdido, sus hojas lleva el aura presurosa. Así brilló un momento mi ventura en alas del amor, y hermosa nube fingí tal vez de gloria y de alegría. Mas ¡ay! que el bien trocóse en amargura, y deshojada por los aires sube la dulce flor de la esperanza mía.
Página 53 - Los anhelantes ojos alzaría, Y en tu semblante fúlgido atrevidos, Mirando sin cesar, los fijaría. ¡Cuánto siempre te amé, sol refulgente! ¡Con qué sencillo anhelo, Siendo niño inocente, Seguirte ansiaba en el tendido cielo, Y extático te vía, Y en contemplar tu luz me embebecía!
Página 205 - Es el amor que al mismo amor adora, El que creó las sílfides y ondinas, La sacra ninfa que bordando mora Debajo de las aguas cristalinas: Es el amor que recordando llora Las arboledas del Edén divinas, Amor de allí arrancado, allí nacido, Que busca en vano aquí su bien perdido. ¡Oh, llama santa! ¡Celestial anhelo! ¡Sentimiento purísimo! ¡Memoria Acaso triste de un perdido cielo, Quizá esperanza de futura gloria!
Página 204 - ¡Una mujer! Deslizase en el cielo Allá en la noche desprendida estrella, Si aroma el aire recogió en el suelo, Es el aroma que le presta ella.
Página 201 - ¿POR QUÉ volvéis a la memoria mía, tristes recuerdos del placer perdido, a aumentar la ansiedad y la agonía de este desierto corazón herido? ¡ Ay ! que de aquellas horas de alegría le quedó al corazón sólo un gemido, y el llanto que al dolor los ojos niegan lágrimas son de hiel que el alma anegan.
Página 100 - Trae, Jarifa, trae tu mano, Ven y pósala en mi frente, Que en un mar de lava hirviente Mi cabeza siento arder. Ven y junta con mis labios Esos labios que me irritan, Donde aún los besos palpitan De tus amantes de ayer.
Página 66 - Bajel pirata que llaman Por su bravura el Temido, En todo mar conocido Del uno al otro confín. La luna en el mar riela, En la lona gime el viento, Y alza en blando movimiento Olas de plata y azul...
Página 196 - Nada hay nuevo en el mundo, harto lo siento. Que, como dicen vulgarmente, rabio Yo por probar un nuevo sentimiento. Palabras nuevas pronunciar mi labio. Renovado sentir mi pensamiento Ansio, y girando en dulce desvarío, Ver nuevo siempre el mundo en torno mío. Uniforme, monótono y cansado Es sin duda este mundo en que vivimos...
Página 72 - Mío es el mundo: como el aire libre, »Otros trabajan porque coma yo; »Todos se ablandan, si doliente pido »Una limosna por amor de Dios.

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