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(II)

qué, arrastra lejos de la patria el peso de la proscripcion y del remordimiento.

Pero abandonada la verdad por el cobarde silencio del egoismo, y desfigurada por las imposturas de la calumnia, se llegará á mezclar de tal modo con la mentira, que ni el celo ni la perspicacia de la crítica alcanzarian á descubrirla; -y así que perezca nuestra jeneracion el daño será grande é irreparable. ¿No tendrian sobrada razon los venideros para quejarse de los contemporáneos de los sucesos, testigos y sabedores de ellos, porque callaron en perjuicio del público interes? Ingrato es, por otra parte, no erijir un monumento á la memoria de los que se inmolaron por el bien de sus conciudadanos, indecoroso ver con indiferencia adulterados los mas bellos rasgos de patriotismo. Justo es desenmascarar la sórdida codicia, y la funesta ambicion disfrazadas con los colores del entusiasmo, y escudadas con los augustos nombres de PATRIA Y LIBERTAD. Justo es tambien sincerar á los que víctimas de circunstancias difíciles de prever ó imposibles de evitar, han sido acusados por la opinion pública, tan equívoca en los momentos de trastorno y efervesencia. He aqui pues, las razones que nos han determinado á escribir estos apuntes.

No vamos á presentar detalles de los diferentes encuentros de patriotas y realistas, porque es imposible adquirir ecsactas noticias de ellos. En el Alto-Perú eran ignorados los principios y teorias del arte de la guerra: la osadía y la novedad fueron sus caracteres, y los triunfos no se debieron á convinaciones estratéjicas, sino á la esplocion del patriotismo. Tratamos únicamente de referir, si bien con brevedad y del modo mas sen

cillo, las causas y los hechos prominentes de la revolucion de Bolivia, y.....nada mas.

Preveemos los embarazos que nos trabarán en la ejecucion de este proyecto. No obstante, y cualesquiera que sean los sucesos de alguna importancia que el tiempo haya borrado en nuestra memoria, los que relatemos, ademas de ser jeneralmente poco conocidos y de bastante interes, son suficientes para que los venideros puedan juzgar con acierto de las causas que prepararon nuestra emancipacion, de los sacrificios que se hicieron y de las dificultades que tuvieron de vencer.

Si no desempeñamos completamente la tarea que nos hemos impuesto, si dista mucho de la perfeccion el bosquejo que ofrecemos, si le falta la lima propia de las obras de esta clase, sírvanos de escusa para con nuestros compatriotas, las árduas dificultades de una empresa tan delicada y espinosa. Todo lo hemos sacrificado á la verdad-permita el Cielo que un jenio feliz pueda trazar en mejores dias un cuadro digno de nuestra patria.

O

APUNTES PARA LA HISTORIA

DE

ANVOLUCION DEL ALTO-PERÚ, XOY BOLIVIA

POR UNOS PATRIOTAS.

CAPÍTULO PRIMERO.

Sacinta idea del réjimen colonial, bajo del que se hállaba el Alto-Perú al principio del presente siglo diez y nueve.

El Alto-Perú hizo parte integrante del vir reinato de Buenos-Ayres, desde que éste se fundó por real cédula de 8 de Agosto del año 1776. Su réjimen en los asuntos de gobierno, policía, hacienda y guerra encomendados al Virrey y demas Intendentes, estaba arreglado por la real ordenanza de 28 de Euero de 1782 y adjuntas declaraciones del 5 de Agosto de 1783, hechas privativamente para este virreinato.

Dividido su distrito en Intendencias, la demarcacion ó territorio señalado á cada una se llamó Provincia, quedando las que antes tenian este

nombre con la denominacion de partidos. Al jefe de la provincia se distinguió con el título de Gobernador Intendente, y á los de partido con el de Subdelegados dependientes de aquel. Los Subdelegados se elejian por el Virrey para cinco años, á propuesta de los respectivos Intendentes: éstos y sus tenientes, asesores letrados, eran de real nombramiento y servian sus destinos por el tiempo que el Rei queria. El Gobernador Intendente en sus providencias de ley debia conformarse con el dictámen de su asesor, único responsable. Por muerte, ó á falta de Intendente hacía sus veces. el asesor, y donde habia Audiencia el rejente de ella.

Cuatro eran las provincias del Alto-Perú y sus límites los siguientes.-La provincia de Potosí con todo el territorio de los partidos Porco, Chayanta, Atacama, Lipez, Chichas y Tarija: á esta intendencia estaba unida la superintendencia de la real casa de moneda, la de minas, mita y banco de rescates. La provincia de la Plata (Chuquisaca) cuyo distrito era el del Arzobispado de la Plata, escepto lo señalado á Potosi: el Gobernador tenia tambien el título de Presidente de la real Audiencia de Charcas, establecida allí desde el año de 1559. La provincia de la Paz teniendo por distrito todo el del Obispado del mismo nombre, y ademas los partidos de Lampa, Carabaya y Azangaro; y aunque por real cédula de 1.0 de Febrero de 1796 se agregó el territorio de Puno al virreinato del Perú en los ramos de gobierno y hacima, y en el de justicia á la real Audiencia del Cuzco creada por cédula de 3 de Mayo de 1787, los referidos partidos quedaron dependientes de este Obispado en lo eclesiástico. La provincia

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