Ambigú literario

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Imprenta de la Viuda e Hija de Fuentenebro, 1897 - 448 páginas

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Página 142 - ... para quererte, el cielo que me tienes prometido; ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido; muéveme el ver tu cuerpo tan herido; muévenme tus. afrentas y tu muerte.
Página 141 - No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Página 273 - Padre nuestro que estás en el Cielo, / santificado sea tu nombre. / Venga tu Reino. / Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo. / Danos hoy nuestro pan de cada día. / Perdona nuestras ofensas, / como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. / No nos dejes caer en la tentación. / Y líbranos del mal.
Página 45 - Y luego sobrevenga El juguetón gatillo bullicioso, Y primero medroso Al verte, se retire y se contenga, Y bufe y se espeluce horrorizado, Y alce el rabo esponjado, Y el espinazo en arco suba al cielo, Y con los pies apenas toque el suelo.
Página 49 - ... prometida, no soy tan ingrato, ni llevo las cosas tan por los cabos, que no querré que se aprecie lo que montare la renta de la tal ínsula, y se descuente de mi salario gata por cantidad. -Sancho amigo -respondió don Quijote-, a las veces, tan buena suele ser una gata como una rata. -Ya entiendo -dijo Sancho-: yo apostaré que había de decir rata, y no gata; pero no importa nada, pues vuesa merced me ha entendido.
Página 10 - Toda otra consideración, toda otra forma, no destruye la imagen de esta mujer. Entre el Crucifijo y yo se interpone, entre la imagen devotísima de la Virgen y yo se interpone, sobre la página del libro espiritual que leo viene también a.
Página xiii - La tienes tú?... Ya no me gusta. La alabanza que muchos creen justa, Injusta les parece, Si ven que su contrario la merece, ¿Qué tal, señor Lector? la fabulilla Puede ser que le agrade, y que le instruya,— Es una maravilla: Dijo Esopo una cosa como suya.
Página 135 - Nada te turbe, Nada te espante, Todo se pasa; Dios no se muda, La paciencia Todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta.
Página 206 - Y como reciben por momentos lo que no se les debe, y aquel dinero, puesto en las palmas de las manos, en el punto se convierte sangre y carne, no lo pueden volver a echar de sí, y al mundo y al diablo sí.
Página 206 - ... continuas reprehensiones de sus amigos y deudos: todos tarde o temprano sacan fruto, y dejan como la culebra el hábito viejo, aunque para ello se estrechen. A todos he hallado señales de su salvación; en sólo el escribano pierdo la cuenta, ni le hallo enmienda más hoy que ayer, este año que los treinta pasados, que siempre es el mismo.

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