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dados por Macanáz para la reunion de Córtes, quedó por lo menos la duda de si su desgracia fué solo resultado de un abuso de administracion, ó si fué tambien expiacion de las causas políticas apuntadas.

A don Pedro Macanáz sucedió en el ministerio de Gracia y Justicia don Tomás Moyano. Poco ántes habla reemplazado en el de Hacienda á don Cristóbal de Góngora don Juan Perez Villamil. En el de Estado entró de nuevo el ya célebre don Pedro Cevallos, que lo habia sido con el príncipe de la Paz, y consejero de Estado en tiempo de las Córtes, en lugar del duque de San Cárlos, cuyo decreto de separacion se hizo notable, y dió lugar á donosos y satíricos comentarios, por la circunstancia de expresarse en él que se le relevaba por su cortedad de vista. De este modo, y tan pronto, comenzó la tarea de los cambios y mudanzas de ministerios que verémos sucederse con insólita frecuencia en este reinado.

La política adoptada por Fernando VII. causó universal sorpresa y casi general reprobacion en los paises extranjeros. Los ingleses, á pesar de su mal comportamiento y de lo poco que la causa liberal les habia debido, anatematizaban casi unánimemente el rudo sistema de las persecuciones; y los mismos que aplaudian que Fernando no hubiese jurado la Constitucion, y hubieran querido disculpar su conducta, no podian menos de condenar el rencor que desplegaba con aquellos que en medio de sus opiniones avanzadas habian contribuido poderosamente á restituirle á su trono. El partido liberal francés, aunque principalmente resentido con el monarca español por su decreto contra los afrancesados, tampoco le perdonaba el restablecimiento de la Inquisicion y otras providencias reaccionarias de la misma indole. Muy pocos eran los que en el extranjero aprobaban los actos del gobierno de Madrid, pero estas escasas aprobaciones, que llegaban á los oidos de Fernando abultadas por la lisonja, eran bastantes para precipitarle en su funesta y malhadada

carrera.

CAPITULO II.

EL CONGRESO DE VIENA.

ESTADO DE ESPAÑA Y DE AMÉRICA.

CONSPIRACIONES: SUPLICIOS.

1815.-1810.

Tratado de Paris.-El Congreso de Viena. Su objeto.-Potencias que estuvieron en él representadas.-Titulos que España tenia á influir en sus resoluciones.-Pobre papel que hicieron la nacion y su plenipotenciario.-Ingratitud de las potencias.-Espíritu que en la asamblea dominaba.-Resultado de sus trabajos.—La célebre acta general.— La Santa Alianza.-Relaciones entre el rey de España y el emperador de Rusia.-Abdicacion definitiva de Cárlos IV.--Cómo fue obtenida.-Gobierno interior de España.Ministerio de Policía-Fernando presidiendo el tribunal de la Inquisicion.-Decreto sobre imprenta.—Supresion total de periódicos.-Restablecimiento de la Compañía de Jesús. Felicitaciones al rey.-Reaparicion de Napoleon en Francia.-Efectos que produce.-Watterlóo.-Santa Elena.-Sistema de opresion en España.-Sociedades secretas.-Conspiraciones.-La de Porlier en Galicia.-Suplicio de aquel caudillo.-Destierros de ministros y de amigos privados del rey.-Estado de la América.-Imprudente conducta del gobierno con aquellas provincias.-Resultados funestos que produce.Infructuosos esfuerzos de Morillo y de otros insignes capitanes -Preparacion de un ejército para Ultramar.-Cambio de ministerio en España.-Cevallos.-Nuevo, aunque pasajero giro, dado á la política.-Extraño y notable decreto.- Otras conspiraciones.La del triángulo.-Suplicio de Richard.-Algunas medidas de reorganizacion.-Estado lastimoso de la hacienda.-Gastos del rey.-Segundo matrimonio de Fernando.-Venida de la reina.-Regocijos públicos.-Prodigalidad de mercedes.-Esperanzas que se fundaban en el influjo de la nueva reina.—Salida de Cevallos del ministerio.-Nombramiento de Garay.

Cualquiera que fuese el sistema político que Fernando hubiera adoptado así para la gobernacion interior del reino, como para las relaciones esterio:es, España habia adquirido sobrados títulos para representar uno de los primeros papeles, ya que no fuese el primero, en los consejos de las naciones de

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Humilde y pobre papel representó sin embargo Labrador en el congreso de Viena. Porque tan pronto como estuvieron reunidos los plenipotenciarios de las cuatro grandes potencias, Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia, acordaron en la conferencia de 22 de setiembre (1844), que ellas solas harian la distribucion de las provincias disponibles con arreglo al tratado de París, y que Francia y España solamente serian admitidas á dar su parecer y á hacer sus objeciones. Primera ingratitud y solemne injusticia hecha á la nacion á cuyos esfuerzos principalmente debian aquellas mismas potencias el triunfo que allí las tenia reunidas. Talleyrand queria que se formára una asamblea general de todos los plenipotenciarios asistentes al Congreso; la proposicion fué rechazada. Lo que se formó fué un comité directivo, compuesto de las ocho potencias signatarias del tratado de París, en el cual al fin fué admitida España, como Suecia y Portugal, cuando se tratáran asuntos que interesáran respectivamente á cada una de estas naciones. Abrióse el Congreso el 4.0 de noviembre (1844). El carácter de nuestro representante Gomez Labrador, y sus maneras poco apropósito para atraerse las simpatías de los miembros mas influyentes de la asamblea, contribuyeron á empeorar nuestra posicion y á que fuese menos considerada España en aquel Congreso.

Habiendo preguntado los plenipotenciarios ingleses al español si el rey Fernando consentiria en la abolicion inmediata de la trata de negros, Labrador respondió que seria muy difícil, á no diferirse la medida por un plazo de ocho años á lo menos. En virtud de esta respuesta Inglaterra y las demás potencias se reservaron emplear vias de negociacion para que España minorase este plazo: y por último las ocho potencias acordaron en principio la abolicion de la trata (8 de febrero, 1845), dejando á cada una la facultad de señalar la época en que hubiera de cesar.-Otro de los asuntos mas particularmente concernientes á España fué la reclamacion que hizo Portugal para que se le devolviesen la plaza y distrito de Olivenza cedidos en 1801 por el tratado de Badajoz. El Congreso pareció reconocer la justicia de la reclamacion, puesto que se comprometió á emplear los mas eficaces esfuerzos (1), para que se hiciese la restitucion de aquel territorio á Portugal. Pero á la Córte de Madrid no parecieron admisibles las condiciones de la de Lisboa, y la resolucion se ratificó: los portugueses en desquite de esta negativa vengáronse cuanes fué posible en nuestras colonias de America.-Pero aquel mismo Conso que acordó la restitucion de Olivenza á Portugal por parte de España,

(1) Articulo 103 de los estipulados en el Congreso de Viena. TOMO XIV.

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Europa, puesto que en la lucha gigantesca contra Napoleon ella habia sido la primera que habia quebrantado las alas y cortado el vuelo á las águilas francesas, la primera que habia llevado sus armas victoriosas al suelo francés, y sin cuyos esfuerzos la Europa dificilmente habria podido derribar al gigante. Pero á pesar de estos titulos y merecimientos, los mayores que entonces sc podian alegar ante el tribunal del mundo, Fernando, que en pocos meses habia tenido la triste habilidad de segar con la hoz del despotismo, al modo del célebre emperador romano, todo lo que en España habia de mas espigado y mas prominente en saber y en virtud, tuvo tambien el funesto don, para que todo en él guardára consonancia y armonía, de empequeñecer la España á los jos de Europa, en la ocasion mas propicia para haberla mantenido en la grandeza y á la altura que ella misma se habia conquistado.

El 30 de mayo de 1814 se celebró en París un tratado entre Francia, España, Inglaterra, Austria, Rusia, Prusia, Portugal y Suecia, en el cual se convino que las grandes cuestiones de que habian de ocuparse las potencias europeas se tratarian en un futuro congreso general. Señalóse para este congreso la capital de Austria, y se acordó que las potencias signatarias enviáran á Viena sus respectivos plenipotenciarios en el término de dos meses. Fué el congreso de Viena la asamblea mas importante de cuantas se habian conocido. Concurrieron á ella personalmente los emperadores de Austria y de Rusia, los reyes de Prusia, de Dinamarca, de Baviera y de Wurttenberg, varios electores y grandes duques de Alemania, y además los hombres de mas importancia y de mas fama politica en representacion de aquellos y de otros Estados (1). El príncipe de Metternich presta las conferencias; de Gentz era el secretario. En virtud del primer articulo secreto del tratado ue paz de París, este congreso no habia de hacer otra cosa que ejecutar aquetratado y las convenciones anteriormente ajustadas entre los aliados. El rey de España envió á Viena para que representára la nacion española á don Pedro Gomez Labrador, á quien hemos dado á conocer en nuestra historia como enviado por Carlos IV. para acompañar y consolar al papa Pio VI. en su destierro y en sus tribulaciones, después como ministro de Estado de la Regencia en tiempo de las Córtes de Cádiz, y ahora gran defensor del absolutismo de Fernando VII., como en otro tiempo habia felicitado á las Córtes por la

(1) Estaban, por el Papa, el cardenal Gonsalvi; por Austria, el principe de Metternich, y el baron de Wessenberg; por Rusia, los condes de Rassumouski, de Strackleberg; y de Nesselrode; por la Gran Bretaña, lord Castlereagh, I duque de We

lington, y los lores Cathcart, Clancarty y Stewart; por Prusia, el principe Hardenberg y el baron de Humboldt; por Francia, el príncipe de Talleyrand y el duque de Dalberg; por Baviera, el principe de Wrède y el conde Rechberg, etc., etc.

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