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No hicieron tan tranquilamente su viaje los diputados que retrasaron un poco su partida de Sevilla, despues de aquella célebre sesion, que duró treinta y tres horas. Los que se descuidaron, fueron atropellados por la muchedumbre: los equipajes que quedaron rezagados cayeron en poder de de la tumultuada plebe, que en Sevilla, como en todos los pueblos que quedaban desguarnecidos de tropa ó de suficiente fuerza de nacionales, se ensañaba con furor, y cometia todo linaje de insultos, desmanes y tropelías contra todos los que eran tildados de negros, que así seguian apellidando á los que se habian mostrado afectos al sistema constitucional. Allí el populacho se creyó más en derecho de dar suelta á las venganzas, por lo mismo que acababa de ser testigo de cómo habia sido tratado el rey. Grupos de gitanos y gente del barrio de Triana entraron á saco el salon de Córtes, y varias casas y cafés donde se reunian los liberales.

El mismo dia 15 á las seis de su tarde se abrieron las Cortes en Cádiz en el templo de San Felipe Neri, solo para dar cuenta de la siguiente comunicacion de la Regencia provisional desde el Puerto de Santa María: «Excmo. se«ñor: La Regencia provisional del reino nombrada por las Córtes no debe «existir sino por el tiempo de la traslacion de las mismas y del gobierno á la «Isla Gaditana, y debiendo verificarse la entrada de S. M. en ella en el dia de «mañana, por hallarse ya en este pueblo sin novedad en su importante salud, «espera la Regencia provisional que V. E. se servirá decirme por medio del «espreso que conducirá este pliego, si están ya trasladadas las Cortes á la «misma Isla, ó tendrá á bien avisarme tan pronto como lo estén para los «efectos consiguientes.-Dios guarde á V. E. muchos años. Puerto de San«ta María, junio 14 de 1823.-Cayetano Valdés.-Señor Presidente de las «Córtes.

Habiéndose leido la lista de los diputados presentes y de otros que se hallaban en la poblacion, se acordó contestar que las Córtes estaban ya trasladadas. En su virtud la Regencia anunció por decreto haber cesado en sus funciones provisionales; pero las sesiones no se reanudaron formalmente basta el 18, segun lo acordado en la del 14 en Sevilla.

Así terminaron sus tareas las Córtes congregadas en esta última ciudad desde el 23 de abril, las mas famosas de la historia parlamentaria española, por el acto inaudito y nuevo en los anales políticos de las naciones que con la

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autoridad y la persona del rey ejecutaron: acto que juzgaremos á su tiempo, así como la conducta respectiva de las Cortes y del monarca en este breve, pero famoso período, limitándonos al presente al oficio de simples narradores. En este mismo concepto, y dejando por ahora al rey, al gobierno y las Córtes en Cádiz, procederémos en el siguiente capítulo á dar cuenta de los progresos del ejército invasor franco-hispano, y de cómo en el resto de España se verificaba la terrible restauracion absolutista,

CAPITULO XVI

PROGRESOS DEL EJERCITO REALISTA.

SITIO DE CADIZ.

2823.

(Do abril á setiembre.)

Retirada de Ballesteros á Aragon y Valencia.-Los franceses dominan el Ebro y el alto Aragon.-Valencia sitiada por los realistas.-Libértala del segundo cerco Ballesteros.Retírase éste á Murcia.-Entrada de los realistas en Valencia: tropelias.-Encaminase Ballesteros á Granada.-Persiguele el conde Molitor.-Batalla de Campillo de Arenas. -Capitulacion de Ballesteros.-Reconoce la Regencia de Madrid.-Desaliento de los liberales.-Invasion de franceses en Astúrias.-Huber, D'Albignac, Longa, Campillo, Palaréa.-Ejército de Galicia.-Abandona Morillo la causa del gobierno de Sevilla.-Su prociama á las tropas.-Sepárase Quiroga de él.-Llegada del general francés Bourcke á Galicia.-Unesele Morillo.-Apodéranse los franceses del Ferrol.-Concentracion de tropas constitucionales en la Coruña.-Sitio de esta plaza.-Presos abogados en el mar. -Manifiesto del rey á los gallegos y asturianos.-Rendicion de la Coruña á los franceses.-Sumision de toda la Galicia.-Cataluña.-Situacion del Principado á la entrada de los franceses.-El mariscal Moncey.-Decision y constancia de Mina y de los jefes y tropas constitucionales.-Abandónase la plaza de Gerona.-Bando terrible de Mina.Muerte de Zorraquin.-Trabajos y penalidades de Mina y de su division en una espedicion por el Pirinéo.-Gurrea y su columna prisioneros de los franceses-Mina enfermo en Barcelona.-Operaciones de Milans, Llovera, Manso, San Miguel y Miranda.—Cataluña inundada de franceses y facciosos.-Barcelona circunvalada.-Legion liberal estranjera.-Cuerpos francos.-Defeccion del general Manso con algunos cuerpos.-Unese á Moncey.-Sentimiento é indignacion de Mina.-Lealtad de los jefes y tropas de Tarragona.-Espedicion de Milans.-Cambio desfavorable en el espíritu público del país. -Apuros en Tarragona.-Desagradables contestaciones entre Mina y Milans.-Renuncias de jefes.-Vuelve Milans á tomar el mando.-Desgraciada espedicion á Figueras.Rendicion de aquel castillo.-Espedicion de San Miguel á Cervera.-Andalucía.-El general francés Bordessoulle enfrente de Cádiz.-Bloqueo de la Isla.-El duque de Angulema en Andalucía.-Célebre ordenanza de Andújar.-Contraste entre el comportamiento del príncipe francés y el de la Regencia española de Madrid.-Persecucion de

liberales en toda España.-Activa Angulema las operaciones del sitio de Cádiz.-Correspondencia entre el rey Fernando y el duque de Angulema.-Apurada situacion del gobierno constitucional en Cádiz.-La contrarevolucion de Portugal.

El ejército francés marchaba y avanzaba como asustado y atónito do no encontrar casi en ninguna parte resistencia, pues no merecia este nombre la que halló á las inmediaciones de Logroño, en que pelearon los nuestros con poca fortuna, cayendo prisionero el intrépido caudillo de la guerra de la independencia don Julian Sanchez, y la casi insignificante que le opusieron en algun otro punto, á escepcion de Cataluña. Ya hemos visto la conducta del conde de La-Bisbal en Madrid, que mandaba el tercer ejército, y lo que hicieron con sus restos el marqués de Castelldosrius y el general Zayas. Mucho habian esperado los liberales del que tenia á sus órdenes el general Ballesteros, que aunque no llegaba, ni con mucho, á los 35,000 hombres que le supone el historiador francés de esta campaña (1), era bastante, y aun podia ser sobrado para detener y resistir al cuerpo del general conde Molitor que le seguia. Pero Ballesteros, con su retirada á Aragon, dejó al general fráncés marchar rápidamente desde Tolosa por Tudela á Zaragoza, en cuya ciudad entró el 26 de abril, recibido con los gritos de ¡viva Fernando! ¡Viva la Religion! ¡Viva el duque de Angulema! por aquellos mismos habitantes cnya heróica resistencia á las huestes de Napoleon catorce años antes habia sido la admiracion y el asombro del mundo.

Todo el curso del Ebro desde su nacimiento hasta Mequinenza quedaba ya franco por aquel tiempo á los franceses y á los soldados españoles de la fé. El alto Aragon reconoció la junta realista. La costa cantábrica y Provincias Vascongadas, á escepcion de San Sebastian, Santoña y Santander; y Navarra, á escepcion de Pamplona, estaban en poder de los invasores; y la vanguardia del duque de Angulema habia hecho su entrada en Búrgos. Ballesteros se encaminó al reino de Valencia, donde por lo menos llegó en ocasion y á tiempo de prestar á aquella ciudad un grande é importante servicio.

Valencia habia estado ya sitiada en el mes de marzo por las facciones do Sampere y otros cabecillas realistas, que habian batido algunas columnas de tropas nacionales, apoderádose de Segorbe y del castillo de Murviedro, este último por una vergonzosa capitulacion del gobernador Bucarelly, y á cuyas fuerzas se habian unido muchos paisanos del contorno y de la Huerta desafectos al sistema constitucional, llegando á ocupar los arrabales de la ciudad y los caseríos situados orilla del Turia, circunvalándola después enteramente,

(1) Abel Hugo, Histoire de la Campagne en 8.0, tomo I

d'Espagne en 1823. Dos volúmenes gruesos

arrojando granadas å la poblacion, y sosteniendo los de dentro y los de fuera un vivo fuego. Levantaron los facciosos aquel sitio el 29 de marzo á consecuencia de la llegada del coronel Bazan, comandante militar de Castellon, con una columna, reforzada con miqueletes enviados por la diputacion de Tarragona en socorro de Valencia. Celebróзe esto en la ciudad con Te-Deum, y con banquetes cívicos y otras demostraciones.

Mas como en una salida que hizo después el mismo Bazan, sufriese un fuerte descalabro á las inmediaciones de Chilches, volvieron los facciosos á cercar á Valencia (8 de abril), unida ya á la fuerza de Sampere la de Capapé (El Royo), engrosadas ambas con el paisanaje de todas las inmediaciones y con muchos desertores del ejército mismo. La fuerza era ya respetable, y se presentó delante de los débiles muros provista de todo género de artillería; cortó la acequia que surtia de aguas la ciudad; comenzaron sus morteros y obuses á lanzar bombas y granadas que hacian no poco estrago en los edificios, obligando á las gentes á refugiarse en los que se tenian por mas sólidos. Mucha era la decision y la actividad de las autoridades, mucho el entusiasmo y arrojo de la escasa tropa y de los voluntarios nacionales, así de la ciudad como de las inmediatas villas que habian acudido á su defensa; hicieron algunas salidas vigorosas y arriesgadas, pero la escasez de subsistencias, y con ella la miseria y el hambre se hacian sentir en la poblacion: tomáronse las medidas á que en tales casos obliga la necesidad; y como faltase tambien nu.. merario, se estableció una fábrica para reducir á moneda la plata labrada, con el lema: «Valencia sitiada por los enemigos de la libertad.» Las salidas se repetian, aunque sin gran triunfo; los sitiadores continuaban arrojando proyectiles, y aun se descubrió una mina debajo de uno de los principales edificios. El cerco se prolongaba; los apuros de la poblacion crecian; el bloqueo era tan estrecho, que ya en Valencia se ignoraba absolutamente lo que acontecia en todo el resto de España. Los realistas habian establecido ya su Junta superior gubernativa del reino.

En tál estado llegó á Valencia el general Ballesteros con el segundo cuerpo del ejército constitucional, y levantó la faccion el segundo cerco (9 de mayo), retirándose una parte á las montañas del Maestrazgo, y otra apoderándose de Alcira hasta las inmediaciones de Játiva. Poco tiempo duró á los valencianos la alegría de su libertad. Despues de haber hecho sacrificios para satisfacer los pedidos de subsistencias, de equipo y de útiles de guerra que Ballesteros les hizo para sus tropas, con las cuales habia emprendido el ataque del castillo de Sagunto, cuando nadie lo esperaba, y cuando tál vez la guarnicion estaba próxima á sucumbir, viósele levantar los reales (10 de junio), y pasando rápidamente por Valencia retirarse á la provincia de Murcia. Los batallones

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