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Seguia una alocucion del rey á los españoles, que comenzaba con estas palabras: «ESPAÑOLES: Imitad el ejemplo de vuestro rey, que perdona los estravíos, las ingratitudes y los agravios, sin más escepciones que las que imperiosamente exijen el bien público y la seguridad del Estado. Habeis vencido la revolucion y la anarquía revolucionaria: pero aun nos queda que acabar de vencer la discordia no menos temible, etc.»>

No obstante lo diminuto de la amnistía, al dia siguiente felicitó por ella al rey el nuncio de Su Santidad en nombre del cuerpo diplomático; y en varios puntos de España, como en Cartagena, se recibió con júbilo, iluminándose espontáneamente la ciudad. Tál era el ansia y sed que fuera y dentro de la Península habia de algun acto público de olvido, de algun rasgo de clemencia, que indicára haberse templado algun tanto la crueldad de la reaccion, y que sirviera de bálsamo, siquiera á algunos de los desgraciados. Pero la dilacion desde la firma del decreto hasta su publicacion no pareció haber carecido de propósito, puesto que el ministro Calomarde supo aprovechar aquel intervalo para prevenir á la policía que formase listas de los que él sabia quedar esceptuados, y que procediese á su arresto; con lo cual volvieron á llenarse las cárceles de infelices que vivian ya un tanto confiados, y si algunos lograron romper los cerrojos, fué á costa de sacrificar su escasa fortuna, esplotando la codicia de los agentes de vigilancia y de los carceleros.

La amnistía, por sus infinitas escepciones, no podia satisfacer á los liberales en cuyo favor aparecia dada; por su significacion y tendencia á moderar la rigidez contra los vencidos que habia prevalecido hasta entonces, no contentó á los realistas exaltados: al contrario, maldecian el decreto, y calificaban públicamente de masones á los ministros que suponian sus autores, mientras que ensalzaban hasta las nubes á Calomarde. Este ministro, aparentando gran celo por el cumplimiento del encargo que en el último artículo del decreto se hacia á los arzobispos y obispos de emplear toda la influencia de su ministerio para restablecer la union y buena armonia entre los españoles, mandó á todos los prelados que dispusieran misiones en las iglesias de su respectiva jurisdiccion, á fin de excitar á los extraviados al arrepentimiento de sus pasadas faltas, y al perdon de las ofensas en los agraviados (4). El objeto

(1) La real órden, comunicada el 23 de en una empresa tan digna de su católico cemayo al Consejo, decia así:

<Excmo. señor:-Aunque el rey nuestro señor está persuadido de que producirán un efecto saludable las palabras de reconciliacion y de paz que ha dirigido á sus fieles y amados vasallos en la alocucion de 1.° del corriente, quiere emplear al mismo tiempo TOMO XIV.

lo los esfuerzos de los ministros del altar, que en la purificacion de los ánimos irritados y divididos por los agravios, en que fueron fecundos los tres últimos años de la dis. cordia civil, hallarán la ocasion mas oportuna de emplear útilmente las máximas puras de la moral cristiana. Con este grande 29

de las misiones parécia excelente y muy laudable; exhortar al perdon de las ofensas, hacer de todos los españoles una sola familia fraternalmente unida, emplearse en esta buena obra los ministros de una religion de mansedumbro y de paz, ¿quién podria dejar de aplaudir tan santos fines?

Pero las misiones surtieron un efecto enteramente contrario al que ostensiblemente aparecia haberse propuesto el ministro que las órdenó; y esto, sobre no ocultársele al autor de ellas, que acaso con esa prevision las dispuso, tambien lo pronosticaron los mismos en cuyo favor se decia que iban á hacerse. En lugar de operarios celosos, de virtud y ciencia, se encomendaron á clérigos ó fanáticos ó ignorantes, escogidos entre los que descollaban más por su aborrecimiento á los que gozaban concepto de liberales. La circunstancia de espresarse en el decreto que los agravios de que se trataba eran los cometidos en los últimos tres años, daba ocasion á los misioneros á exagerar aquellos agravios, y á calificarlos de ateismo, de irreligion y de impiedad, Este era el tema y el sentido y espíritu de sus sermones; los adictos á la libertad eran para ellos sinónimo de impíos ó herejes. El vulgo que lo oia, salia del templo, no con el ánimo predispuesto al perdon, sino con el corazon preparado á la venganza, creyendo hacer con ella un desagravio á la moral, á la religion y á la fé. Y en lugar de aquella fraternidad de todos los españoles, las ciegas pasiones de la plebe se recrudecieron, y los perseguidos liberales debieron á la amnistía y á las misiones una nueva causa de padecimientos é infortunios.

Tál habia sido la índole y la marcha de la política de Fernando VII. y de su gobierno desde el famoso decreto de 1.o de octubre de 1823, basta el tambien famoso decreto de amnistía de mayo de 1824.

y santo fin se ba dignado S. M. resolver que Jos M. RR. Arzobispos, RR. Obispos, Vicarios capitulares sede vacante, Priores de las órdenes militares, y demás que ejerzan jurisdiccion eclesiástica, dispongan misiones, que excitando en los extraviados el arrepentimiento de sus pasadas faltas, y el perdon de las ofensas en los agraviados, bagan de esta grande nacion una sola familia poida (ra

ternalmente en derredor del trono angusto de S. M., padre comun de todos: y asimismo es su soberana voluntad que en esta obra evangélica se empleen operarios celosos, que á su virtud y ciencia probadas reunan la circunstancia de amar su real persona, y ser adictos á las instituciones monàrquicas. De órden del rey nuestro señor, etc.»

CAPITULO XIX.

TRATADOS CON EL GOBIERNO FRANCES.

PURIFICACIONES.-AMNISTIA.-CONSPIRACIONES.

1824.

(De mayo á fin de diciembre.)

Conducta del gobierno francés.-Consejos de templanza.-Rebusa obligar á Fernando á establecer un régimen constitucional.-Pretende dominar al rey y al gobierno español. -Compensaciones á que aspira en premio de la invasion y de la guerra.-Despachos del vizconde de Chateaubriand sobre estos asuntos.—Rivalidad de Francia é Inglaterra -Lo que consiguió el gabinete de las Tullerias.-Sucesos de Portugal.-Conspiracion del infante don Miguel.-Su destierro.-Conspiracion realista en España.-Capapė.— Suplicios por crímenes cometidos en la época constitucional.-Caida del conde de Ofalia. Ministerio de Zea Bermudez.-Reales cédulas.-Sujetando á purificacion á todos los catedráticos y estudiantes del reino.-Sobre espontaneamiento de los que hubieran pertenecido á sociedades secretas.-Los masones y comuneros son tratados como sospechosos de herejía.-Los que no se espontaneáran eran considerados reos de lesa majestad.-Premios por servicios hechos al absolutismo -Alzamiento de partidas liberales. -Apodéranse de Tarifa.-Tropas francesas y realistas sitian la plaza.-Fuga de los rebeldes.-Algunos son cogidos y fusilados,-Exoneracion del ministro de la Guerra, Cruz-Nombramiento de Aymerich.-Entiasmo del nuevo ministro por los voluntarios realistas.-Privilegios y proteccion que les otorga.-Horrible rigor de las comisiones militares.-Fiesta religiosa instituida en conmemoracion de la prision de Riego.Premios á sus aprehensores.-Muerte de Luis XVIII. de Francia.-Sucédele Cárlos X El gobierno español se entrega sin miramiento á medidas reaccionarias.-Arbitraria y desusada renovacion de ayuntamientos.-El plan general de Estudios de Calomarde.Bando inquisitorial del superintendente de Policía sobre libros.-Facultades á los obispos para reconocer las librerías públicas y privadas.-Medidas del ministro de Hacienda.-Creacion del Conservatorio de Artes.-Instruccion sobre derechos de puertas.Nuevo tratado entre Fernando VII. y Cárlos X. sobre permanencia de las tropas francesas en España.-Venida á España del príncipe Maximiliano de Sajonia y de la princesa Amalia.-Regresa toda la familia real de los Sitios.-Entusiasmo del pueblo á su entrada en Madrid.

Pensar que el gobierno francés hubiera empleado sus caudales y sus soldados, y comprometido la reputacion militar y política de la Francia, consti

de las misiones parecia excelente y muy laudable; exhortar al perdon de las ofensas, hacer de todos los españoles una sola familia fraternalmente unida, emplearse en esta buena obra los ministros de una religion de mansedumbro y de paz, ¿quién podria dejar de aplaudir tan santos fines?

Pero las misiones surtieron un efecto enteramente contrario al que ostensiblemente aparecia haberse propuesto el ministro que las órdenó; y esto, sobre no ocultársele al autor de ellas, que acaso con esa prevision las dispuso, tambien lo pronosticaron los mismos en cuyo favor se decia que iban á hacerse. En lugar de operarios celosos, de virtud y ciencia, se encomendaron á clérigos ó fanáticos ó ignorantes, escogidos entre los que descollaban más por su aborrecimiento á los que gozaban concepto de liberales. La circunstancia de espresarse en el decreto que los agravios de que se trataba eran los cometidos en los últimos tres años, daba ocasion á los misioneros á exagerar aquellos agravios, y á calificarlos de ateismo, de irreligion y de impiedad. Este era el tema y el sentido y espíritu de sus sermones; los adictos á la libertad eran para ellos sinónimo de impios ó herejes. El vulgo que lo oia, salia del templo, no con el ánimo predispuesto al perdon, sino con el corazon preparado á la venganza, creyendo hacer con ella un desagravio á la moral, á la religion y á la fé. Y en lugar de aquella fraternidad de todos los españoles, las ciegas pasiones de la plebe se recrudecieron, y los perseguidos liberales debieron á la amnistía y á las misiones una nueva causa de padecimientos é infortunios.

Tál habia sido la índole y la marcha de la política de Fernando VII. y de su gobierno desde el famoso decreto de 1. de octubre de 1823, hasta el tambien famoso decreto de amnistía de mayo de 1824.

y santo fin se ha dignado S. M. resolver que Jos M. RR. Arzobispos, RR. Obispos, Vicarios capitulares sede vacante, Priores de las órdenes militares, y demás que ejerzan jurisdiccion eclesiástica, dispongan misiones, que excitando en los extraviados el arrepentimiento de sus pasadas faltas, y el perdon de las ofensas en los agraviados, bagan de esta grande nacion una sola familia ppida Cra

ternalmente en derredor del trono augusto de S. M., padre comun de todos: y asimismo es su soberana voluntad que en esta obra evangélica se empleen operarios celosos, que á su virtud y ciencia probadas reunan la circunstancia de amar su real persona, y ser adictos á las instituciones monàrquicas. De órden del rey nuestro señor, etc.

CAPITULO XIX.

TRATADOS CON EL GOBIERNO FRANCES.

PURIFICACIONES.-AMNISTIA.-CONSPIRACIONES.

1924.

(De mayo á fin de diciembre.)

Conducta del gobierno francés.-Consejos de templanza.-Rebusa obligar á Fernando á establecer un régimen constitucional.-Pretende dominar al rey y al gobierno español. -Compensaciones á que aspira en premio de la invasion y de la guerra.-Despachos del vizconde de Chateaubriand sobre estos asuntos.-Rivalidad de Francia é Inglaterra -Lo que consiguió el gabinete de las Tullerias.-Sucesos de Portugal.-Conspiracion del infante don Miguel.-Su destierro.-Conspiracion realista en España.-Capapé.Suplicios por crímenes cometidos en la época constitucional.-Caida del conde de Ofalia. Ministerio de Zea Bermudez.-Reales cédulas.-Sujetando á purificacion á todos los catedráticos y estudiantes del reino.-Sobre espontaneamiento de los que hubieran pertenecido á sociedades secretas. Los masones y comuneros son tratados como sospechosos de herejia.-Los que no se espontaneáran eran considerados reos de lesa majestad.-Premios por servicios hechos al absolutismo -Alzamiento de partidas liberales. -Apodéranse de Tarifa.-Tropas francesas y realistas sitian la plaza.-Fuga de los rebeldes.-Algunos son cogidos y fusilados.-Exoneracion del ministro de la Guerra, Cruz-Nombramiento de Aymerich.-Entusiasmo del nuevo ministro por los voluntarios realistas.-Privilegios y proteccion que les otorga.-Horrible rigor de las comisiones militares.-Fiesta religiosa instituida en conmemoracion de la prision de Riego.Premios á sus aprehensores.-Muerte de Luis XVIII. de Francia.-Sucédele Cárlos X El gobierno español se entrega sin miramiento á medidas reaccionarias.—Arbitraria y desusada renovacion de ayuntamientos.-El plan general de Estudios de Calomarde.— Bando inquisitorial del superintendente de Policía sobre libros.-Facultades á los obispos para reconocer las librerías públicas y privadas.-Medidas del ministro de Hacienda. Creacion del Conservatorio de Artes.-Instruccion sobre derechos de puertas.— Nuevo tratado entre Fernando VII. y Cárlos X. sobre permanencia de las tropas francesas en España.-Venida á España del príncipe Maximiliano de Sajonia y de la prince. sa Amalia.-Regresa toda la familia real de los Sitios. Entusiasmo del pueblo á su entrada en Madrid.

Pensar que el gobierno francés hubiera empleado sus caudales y sus soldados, y comprometido la reputacion militar y política de la Francia, consti

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