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Pero nada habia aun turbado la alegre ansiedad con que se aguardaba el dia destinado á la solemne ceremonia de prestar el rey juramento á la Constitucion ante las nuevas Córtes, y de inaugurar éstas sus tareas legislativas.

bia tenido que dirigir una exhortacion à algunos obispos, á causa de los sermones que en varios puntos se habian predicado contra el sistema constitucional; tales como el del famoso padre Maruaga en Cáceres, y el de fray Miguel Gonzalez en Burgos. Tam

bien en Sevilla habian aparecido pasquines subversivos, y el gobierno habia hecho trasladar de aquella ciudad á las cárceles de Murcia al célebre canónigo Ostolaza, y tomado una parecida providencia con un monje gerónimo y con alguna otra persona.

CAPITULO V.

CORTES DE 1820.

PRIMERA LEGISLATURA.

(De julio á noviembre.)

Apertura de las Córtes.-Sesion régia-Jura el rey solemnemente la Constitucion.-Sa discurso.-Contestacion del presidente.-Comision de mensaje.-Manifiesto de la Junta provisional.-Regocijo público.-Actitud y predisposicion de los diversos elementos sociales respecto al nuevo órden de cosas.-El rey.-La nobleza.-El clero.-El pueblo. -Abuso del derecho de asociacion.-Exaltacion de las Sociedades patrióticas.-Rígido constitucionalismo de los ministros.-Oculta desconfianza entre ellos y el rey.-Fisonomía de las Córtes.-Resultado de la falta de direccion en las elecciones.-Diputados antiguos del año 12.-Diputados nuevos del 20.-Dibújanse los dos partidos, moderado y exaltado.-Conducta de los americanos.-Primeras sesiones.-Desórden nacido de la iniciativa individual.-Multitud de proposiciones, en sentido monárquico y en sentido revolucionario.-Presion que ejercian las sociedades secretas y públicas.-La de la Fontana de Oro.-Medidas violentas, y humillaciones que se imponian al clero.-Resistencia de éste á recomendar la Constitucion en el púlpito y enseñarla en las escuelas.La Junta Apostólica.-Restablecen las Cortes el plan de estudios de 1807.-Amnistía á los afrancesados.-Memorias presentadas por cada ministro sobre el estado de la nacion. -Cuadro desconsolador de la hacienda.-Triste situacion interior del país.-Plaga de ladrones y malhechores.-Melancólico bosquejo del ejército.-Acuérdase la disolucion del ejército de la Isla.-Llamamiento de Riego á la córte.-Recibele el pueblo y le festeja con entusiasmo.-Imprudencias y ligerezas de aquel caudillo. - Banquete patriótico. Su presencia en el teatro. -Escena tumultuosa.-Es destinado de cuartel á Oviedo.-Intenta hablar en la barra del Congreso.-Léese su discurso.-Acaloradas sesiones que produce.-Pónense de frente los dos partidos.-Tumulto en Madrid.— Memorable sesion del 7 de setiembre.-Fogosos debates.-Discursos de Arguelles y Martinez de la Rosa.-Rompen los dos partidos liberales.-Triunfan el gobierno y los constitucionales templados.-Temen luego los ministros al partido exaltado, y le lison jean. Decretos sobre vinculaciones y sobre órdenes monásticas.-Otras reformas poJíticas y administrativas.-Retroceden de este sistema.-Reformas en sentido contrario. -Reglamento de imprenta.-Prohiben las sociedades patrióticas Fíjase la fuerza dei cjército permanente,-Presupuesto de gastos é ingresos.-Déficit.-Enorme denda TOMO XIV.

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nacional. Recursos para amortizarla.-Planes de reacciones.-Niégase el rey á sancionar el decreto sobre monacales.-Esfuerzos del gobierno.-Cede el rey, con protesta. -Va al Escorial.-Proyectos reaccionarios que allí se fraguan.-Cierran las Córtes sa primera legislatura.

Hay ocasiones, y suelen ser harto frecuentes, en que las demostraciones de satisfaccion y de júbilo de los partidos políticos triunfantes predominan də tál modo sobre el oculto sentimiento y el silencioso disgusto de los vencidos, que esteriormente aparece ser universal la alegría; y diríase que todos los corazones rebosan de regocijo, y que á todos por igual alienta un mismo espíritu, y que en todos se abriga una misma esperanza de prosperidad y de ventura. Todo lo que puede contrariarla parece haberse olvidado, todas las sombras que podrian anublar aquella risueña atmósfera, parece haber desaparecido.

Tál era el aspecto esterior de la poblacion de Madrid en la mañana del 9 de julio de 1820, dia destinado á la solemnidad de la Sesion Régia: expectáculo grandioso, y nuevo en España, el de ir el rey en persona con toda la ceremonia y todo el aparato y brillo de la majestad á abrir las Córtes y pres tar ante ella el juramento á la Constitucion. Dentro del santuario de las leyes esperaban con ansia este momento los representantes del país y las comisiones nombradas para recibir y acompañar la real familia, y las tribunas so hallaban ocupadas por el cuerpo diplomático, por los altos funcionarios del Estado, y por personas de ambos sexos de lo mas distinguido de la córte. Henchia las calles una inmensa muchedumbre, que sin señal alguna de inquietud, y mostrando la mas viva jovialidad, aguardaba, seguia y aclamaba al rey, que acompañado de la reina, y de los infantes don Cárlos y don Francisco con sus esposas, y de una brillante comitiva, se dirigió desde el real alcázar al palacio de las Córtes, en elegantes y lujosas carrozas, tiradas caballos ricamente enjaezados, á un lado y á otro multitud de volantes, cazapor soberbios dores y lacayos con vistosas libreas, y en la carrera tendidas las tropas de toda gala. Esta suntuosa ceremonia, que después en nuestros dias hemos visto muchas veces repetida, era entonces y en aquellas circuntancias una novedad sorprendente, y que causó una admirable sensacion.

Llegado que bubo al salon de Córtes la régia comitiva, recibida por las comisiones, colocadas la reina y las infantas en sus respectivas tribunas, sentado el rey en el sólio, y mas abajo y á su izquierda los dos infantes sus hermanos, puesto luego en pié el monarca, con el libro de los Evangelios delante, pronunció con voz firme y con semblante halagüeño, ante el presidente y los secretarios, el juramento siguiente:

«Don Fernando VII. por la gracia de Dios y la Constitucion de la Monar

«quía española rey de las Españas: juro por Dios y por los Santos Evan«gelios, que defenderé y conservaré la religion Católica Apostólica, Romana, asin permitir otra alguna en el reino: que guardaré y haré guardar la Cons«titucion politica de la monarquía española, no mirando en cuanto hiciere «sino al bien y provecho de ella: que no enagenaré, cederé ni desmembraré aparte alguna del reino: que no exigiré jamás cantidad alguna de frutos, «dinero, ni otra cosa, sino las que hubiesen decretado las Córtes: que no «tomaré jamás á nadie su propiedad, y que respetaré sobre todo la libertad apolítica de la nacion, y la personal de cada individuo; y si en lo que he ju«rado, ó parte de ello, lo contrario hiciere, no deseo ser obedecido, antes «aquello en que contraviniere sea nulo y de ningun valor. Asi Dios me ayude «y sea en mi defensa, y sinó me lo demande.>>

Una salva de aplausos siguió á las últimas palabras del rey. Terminado el juramento, el presidente Espiga dirigió á S. M. un discurso lleno de circunspeccion y sensatez, y de ideas liberales templadas y sanas. Manifestó el rey su agradecimiento á las Córtes por los sentimientos expresados por el órgano de su digno presidente, y en seguida pronunció él con voz clara é inteligible un discurso, cuyos primeros períodos bastarán á dar idea de su espíritu, y eran los siguientes:

«Señores diputados: Ha llegado por fin el dia, objeto de mis más ardientes deseos, de verme rodeado de los representantes de la heróica y generosa anacion española, y en que un juramento solemne acabe de identificar mis intereses y los de mi familia con los de mis pueblos.-Cuando el exceso de los males promovió la manifestacion clara del voto general de la nacion, «oscurecido anteriormente por circunstancias lamentables que deben borrarse «de nuestra memoria, me decidí desde luego á abrazar el sistema apetecido, y «á jurar la Constitucion politica de la monarquia, sancionada por las Córtes «generales y extraordinarias de 1812. Entonces recobraron, así la corona «como la nacion, sus derechos legítimos, siendo mi resolucion tanto mas es«pontánea y libre, cuanto más conforme á mis intereses y á los del pueblo despañol, cuya felicidad nunca habia dejado de ser el blanco de mis intencioanes las mas sinceras. De esta suerte, unido indispensablemente mi corazon acon el de mis súbditos, que son al mismo tiempo mis hijos, solo me presenta «el porvenir imágenes agradables de confianza, amor y prosperidad.-¡Con «cuánta satisfaccion he contemplado el grandioso es ectáculo, nunca visto «hasta ahora en la historia de una nacion magnánima, que ha sabido pasar «de un estado político á otro, sin trastornos ni violencias, subordinando su «entusiasmo á la razon, en circunstancias que han cubierto de luto é inundado

«de lágrimas á otros paises menos afortunados! La atencion general de Europa se halla dirigida ahora sobre las operaciones del Congreso que representa á «esta nacion privilegiada, etc. (1).»

El presidente manifestó á S. M. la satisfaccion con que las Cortes habian oido de sus augustos lábios tan nobles y generosos sentimientos, y concluida la ceremonia, salió la real familia con el mismo cortejo, resonando, primeramente en el salon, después en la carrera hasta palacio, repetidos aplausos y vivas á la Constitucion y al rey constitucional. Las Córtes permanecieron reunidas hasta nombrar, á propuesta del conde de Toreno, una comision para redactar el proyecto de contestacion al discurso de la Corona, el cual se presentó y aprobó en la sesion del siguiente dia. La Junta provisional consultiva, cuyas tareas terminaban con la apertura é instalacion de las Córtes, despidióse el mismo dia 9 con un estensisimo Manifiesto, en que daba cuenta minuciosa á las Cortes y á la nacion de todos sus actos políticos y administrativos en el período de su gobierno, al propio tiempo que sembraba su escrito de reflexiones y máximas juiciosas y saludables (2). Las juntas de provincia cesaron tambien en sus respectivas funciones.

Como un faustísimo dia fué mirado aquél por los amantes de la libertad; el mayor dia de España se le llamó en el diario oficial del gobierno. ¿Pero bastaban estas demostraciones esteriores para poder confiar en que las halagüeñas esperanzas de los liberales se viesen cumplidas? Asi hubiera podido ser, si hubiese habido sinceridad y buena fé en unos, juicio y templanza en otros, en otros ménos fanatismo y apasionamiento, y en otros, en fin, más ilustracion ó más desinterés. Pero examinemos cuál era la actitud respectiva de los diversos elementos que jugaban en la organizacion y en la marcha del nuevo órden de cosas, y lo que de sus relaciones podia esperarse.

Pensar que Fernando VII. hubiera renunciado de repente á las ideas y á los sentimientos de toda su vida; que hubiera jurado gustoso y estuviera sinceramente dispuesto á observar con beneplácito una Constitucion que siempre habia aborrecido; que se desprendiera sin repugnancia de las facultades y atribuciones de que aquella despojaba al poder real; que no lastimáran el orgullo de rey ni hirieran el amor propio de hombre los actos humillantes á que le forzaban los que en brazos de una insurreccion militar se habian atrevido á escalar las gradas del trono; que se sometiera de buen grado á la vo

(1) Estos discursos se publicaron integros en la Gaceta extraordinaria del 40. El que pronunció el rey se atribuyó á Argüelles.

(2) Inserta el marqués de Miraflores esto

largo documento en el tomo 1.° de Apéndices á su opúsculo: «Apuntes históricos para escribir la historia de España del 20 al 23.4

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