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que no se perdiese un tan valeroso señor é tan excelente principe, como era Don Rodrigo Ponce de Leon, marques de Cadiz, su marido, por la gran falta que su persona haria, no solamente en Hespaña, mas aun en la xpiandad, que él dava por olvidados los enojos pasados por la nesçesi→ dad presente, la qual con suma brevedad entendia remediar yendo á socorrer al señor Marques, su marido, é á los cavalleros é gente que con él estavan. La segunda fue que enbió por la posta á todos los pueblos de su estado, mandando á sus vasallos que incontinenti visto su mandado, dexando recado en sus fortalezas, saliese toda la mas gente de pie é de cavallo que pudiese salir é se fuesen á Utrera, donde lo hallarian ó en el camino de Alhama. E ansimismo escrivió á todos los cavalleros del Andaluzia, ansi los que tenia por amigos como á los que llevavan su partido, que cada uno con la mas gente que pudiese le saliesen al camino. Escrivió á la cibdad de Sevilla una carta para todos sus amigos, que era casi toda la cibdad, diziendo como por servir á Dios é librar á aquellos xpianos que estavan çercados en Alhama del notorio peligro en que estavan, queria ir con su persona é amigos á socorrerlos; que les rogava que incontinenti saliesen al camino con sus armas é cavallos, é cosas pertenecientes á la jornada, é mandó á sus tesoreros que fuesen á las cibdades de Sevilla, de Xerez, de Eçija é á todas las villas del Andaluzia á poner tablas de moneda en las plaças para las gentes que avian de ir con él al socorro; é ansi porque en toda la Andaluzia se supo que la persona del Duque se movia á hazer aquel socorro, unos movidos por ganar el sueldo quel Duque dava, é finalmente, todos movidos por servir á Dios é al Duque y echarle cargo é imitarle en lo que hazia, yendo contra los moros, enemigos de la fe, se juntó mucha gente; unos salieron con él dende Sanlucar, otros dende Xerez.

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De la cibdad salió el concejo della, é la mayor parte sc juntaron con él en Utrera, porque el Duque no quiso ir á Sevilla por la razon que avemos dicho, é dende Utrera se partió con su hijo Don Juan de Guzman para Antequera, donde cerca de aquella cibdad se ajuntó con el conde de Cabra, é se acabaron de juntar con el Duque todos los que avia enbiado á aperçebir, é otros que de su voluntad le ivan á servir aquella jornada é otros concejos del Andaluzia que por servir á Dios é al Rey ivan á aquella cosa: é alli hecho alarde, se halló que llevava diez mill onbres de cavallo á quarenta mill peones, con los quales sus batallas ordenadas é con muchos instrumentos de tronpetas é atavales, é sus vanderas tendidas é gran carruage de mantenimientos, entraron por el reino de Granada, sin hallar en el camino moros que le inpidiesen los pasos, porque todos los mas estavan con el rey moro sobre Alhama.

Como el Duque con su gente é socorro llegase una jornada de Alhama, donde estava el rey moro con su exercito, como onbres que ivan á dar la batalla, se confesaron é comulgaron é perdonaron sus ynjurias, é se encomendaron á Dios, suplicandole les diese vitoria contra los moros, enemigos suyos é de su ley; é los clerigos é religiosos que ivan en el exercito, asolvieron á culpa é á pena á todos los que ivan debaxo de la vandera del duque de Medina, por virtud de la bulla del Papa que la casa de Niebla tiene para ello, y esto fue viernes á veynte é nueve dias de Março, é otro dia començaron á caminar en orden de batalla.

Como Ali Mulei Abenhaçan (1), rey de Granada, tuvo aviso que Don Henrrique de Guzman, duque de Medina, conde de Niebla, iva á socorrer á los de Alhama é á

(4) Véase lo ya dicho en una nota anterior, pág. 349,

darle la batalla con tan gran numero de gente de pie é de cavallo, no osó esperarle, é alçó su canpo de sobre Alhama, é fuese con todos sus moros á Granada.

Como el marques de Cadiz vió que teniendolos el rey moro en tan grandisima nescesidad é aprieto alçava su real é se iva, é sabiendo como el rey Don Fernando é la reina Doña Isabel estavan en Medina del Campo, que está á mas de ciento é veynte leguas de alli, donde por ser la distancia tan larga y el tienpo tan breve, no avia lugar para que ellos lo socorriesen ni mandasen socorrer, luego sospechó que no podia ser sino el duque de Medina el que bastase á hazer levantar el canpo al rey moro; é como estavan ya libres de los moros enbiaron cierta gente de cavallo que fuesen á reconocer quien era el que venia á socorrerlos, é como volvieron diziendo que era el duque de Medina Don Henrrique de Guzman, luego el marques de Cadiz Don Rodrigo Ponce de Leon é Don Peranrriquez, adelantado del Andaluzia, é Don Pedro de Estuñiga, conde de Miranda, é Don Martin de Cabra é Juan de Robres, alcaide de Xerez, é Diego de Merlo, asistente de Sevilla, é los otros cavalleros que estavan en Alhama, como vieron asomar las batallas del duque de Medina, viendose por su causa libres del extremo peligro en que estavan, salieron con deseo á los reçebir, é todos uvieron gran plazer, los unos porque hizieron lo que devian, é los otros porque escaparon de lo que reçelavan. E como el marques de Cadiz fue informado como alli venia la persona del Duque con tanta gente á le socorrer, informado de los gastos tan inmensos que hizo é de la gran diligencia que puso por le sacar de aquel peligro, llegóse al Duque, é despues de las primeras saludes, le dixo: «Señor, el dia de hoy distes fin á todos nuestros debates: bien paresçe que en nuestras diferençias pasadas mi honrra fuera guardada, si la fortuna me truxera

á vuestras manos, pues me aveis librado de las agenas é tan crueles.» El Duque respondió: «Señor, enemistad ni amistad no ha de ser parte conmigo para que yo dexe sien pre de hazer el servicio de Dios é lo que devo á mi onrra é persona.» E alli se dieron paz é quedaron en buena amistad, y ansi se entraron en la cibdad de Alhama, donde todos los xpianos que en ella estavan con grandisimo plazer venian á visitar al Duque é le echavan bendiciones por el extremo peligro de que los avia sacado, loandole un hecho tan eçelente nunca oydo, siendo tan contrario del Marques, venirle á quitar de la muerte que tan aparejada tenia. E no solamente el Marques, pero todos los que estavan con él eran enemigos del Duque, sobre lo qual el conde de Ureña Don Juan, padre de Don Pedro Giron, como era dezidor, dixo al duque de Medina en presencia de ciertos cavalleros que estavan con él: «Saveis lo que veo, señor Duque, que aveis hecho mas que Jesuxpo, porque él fue á sacar del linbo á sus amigos, que le esperavan, é vos venistes á sacar de Alhama de poder de los moros á vuestros enemigos, que nunca os esperaron. >>

Ansi fue verdaderamente este caso uno de los notables é de grande enxenplo de virtud que se pueden haIlar escritos, ni los presentes avemos visto ni oido; porque socorrer los onbres á sus amigos cosa es comun é que cada dia acaeçe; pero ir á librar de muerte é cativerio á sus enemigos, esto es cosa de gran virtud, de gran cordura é de gran caridad; é mayor esfuerço poder yo subgetar é refrenar mi ira é indignaçion; poder ser señor de mi mismo, é ser bastante á vençer mi propia pasion, es mas que vençer çien mill enemigos en el canpo.

CAPITULO VIGESIMOQUINTO.

Del debate que uvo la gente que llevó el duque de Medina con la gente que avia ganado á Alhama, sobre el despojo, é como el Duque lo apaziguó.

Aviendo abastecido á Alhama de los mantenimientos que llevó Don Henrrique de Guzman, duque de Medina, conde de Niebla, é quedando en ella para la guarda é defensa Diego de Merlo, aquel cavallero asistente de Sevilla que diximos, para tenerla hasta entregarla al Rey ó á quien mandase, quedando con él Don Martin de Cabra, hermano del conde de Cabra, é Hernan Carrillo, capitanes, con gente de hermandades, é otros cavalleros é gente fresca de la que vino con el duque de Medina, se salieron de la cibdad de Alhama para se venir á sus casas el Duque y el Marques y Don Peranrriquez, adelantado del Andaluzia, cuñado del Duque, casado con hermana de la duquesa Doña Leonor, y el conde de Miranda é otros cavalleros; é como salió la gente fuera é los que avian ganado á Alhama salieron con los despojos que alli avian ganado, uvo grandes debates con los que avia traido el Duque al socorro, los quales demandavan parte del despojo que se uvo de los moros al tienpo que se tomó, porque segun paresçió fue en gran cantidad, é alegavan pertenescerles, pues por el socorro que ellos avian fecho se avian ganado.

Los cavalleros que tomaron la cibdad dezian que á ellos les pertenecia todo, é que los cavalleros que los vinieron á socorrer no devian de aver parte, porque dezian que ellos eran los que con grandes trabajos é peligros vinieron á ganar aquella cibdad é sufrieron muchas heridas en los conbates que hizieron de las torres Ꭹ en las peleas de las calles hasta vençer los moros é se apoderar de toda ella, é los que por la sostener avian pe

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