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naturaleza, oriundos de los primeros Senyores y escasos en número, y los ricos hombres de mesnada mucho más numerosos, creados por la voluntad de los Reyes sin más que darles en honor tierras y pueblos, cuyas rentas y tributos bastasen para sostener y pagar más de cuatro caballeros. Los honores concedidos á los ricos hombres de naturaleza podian perderse ό por simple privacion del Rey ó por sentencia de los demas ricos hombres con los otros tres Estados, unidos al Rey y al Justicia mayor. El servicio militar que al Monarca debian los ricos hombres por razon de caballerías de honor, consistia en seguirle por espacio de dos meses al frente de sus caballeros vasallos en toda la tierra de Aragon y no á Ultramar; y pasado dicho plazo, el Rey debia mantenerlos y pagarlos, así como á toda la gente y caballeros que los acompañaban, siendo tan exigentes para el pago, que, segun cuentan las crónicas, cuando Pedro IV entró en el Rosellon contra su primo D. Jaime de Mallorca, amenazaron los ricos hombres abandonarle porque debia á los caballeros aragoneses quince dias de salario diez á los catalanes. Finalmente, los ricos hombres prestaban homenaje al Rey y á su vez

y

lo recibian de los caballeros con quienes repartian las tierras de honor, pero este homenaje no significaba obediencia ciega y absoluta, sino la obligacion de observar la legalidad existente; Homagium non est sumisso vel obsequium, sed legalitas, seu legalitatis observatio (1).

La nobleza más inmediata á los ricos hombres era la de mesnaderos, de donde el Monarca sacaba la rica hombría de mesnada. Mesnadero, segun el obispo Canellas, cuyas noticias han reproducido todos los escritores de Aragon, era el «oriundo de estirpe de ricos hombres por línea paterna, en cuya ascendencia no había memoria de que existiese ningun vasallo sino del Rey, de hijo de Rey, de conde descendiente de estirpe Real, ó de obispos ú otros prelados á quienes se rendia reverencia en obsequio á Dios. Como infanzones y caballeros disfrutaban todos las preeminencias y derechos de éstos. Caballeros (milites) eran los infanzones que recibian el grado de milicia por mano del Rey, del hijo primogénito, conde ó rico hombre descendiente del Rey ó prelado de la Iglesia. Correspondíanles

(1) Franco de Villalva, pág. 49.

todos los privilegios de los infanzones, pero no podian ser armados hasta cumplir catorce años. El hijo de un caballero no nacia caballero, sino infanzon, pero la infanzonía se he-redaba; de manera que los infanzones nacian, y los caballeros se hacian. Sus privilegios consistian en no pechar ningun tributo villano, real ó vecinal, sino en tiempo de guerra. No tenian obligacion de ir al ejército ó á cabalgada si el mismo Rey no marchaba á batalla campal, y entre otros tenian el notable privilegio de hacer infanzonas, esto es, libres de tributos, las heredades que comprasen de los pecheros y villanos. Por último, habia otra clase de infanzones llamados de carta, que era aquel que no descendiendo de linaje ó naturaleza, la recibía por medio de instrumento auténtico del señor á cuyo servicio estaba adscrito. Todos estos datos y otros muchos que facilita la notable obra de los Sres. Marichalar y Manrique, dan á conocer á fondo el estado político, social y civil de Aragon durante la Edad Media, y prueban que todas las categorías de su nobleza presentan, en primer término un orden de gerarquías encaminadas desde su orígen á sostener la influencia de la rico.

hombría, y en segundo lugar, un sistema militar con grandes privilegios, cuya bondad no podemos apreciar con exactitud, pero que contribuyó indudablemente á terminar la obra de la reconquista ántes que Castilla, y á ser la. admiracion del extranjero. La nobleza en campaña, no tenía otro lema que morir ó vencer (Aut vincere, aut mori), y nadie que en la guerra moria podia obtener sepultura sin que el Rey declarase que habia cumplido con su deber; pero su misma organizacion y fuerza, y los privilegios de que se hallaba revestida, demuestran que en Aragon la aristocracia era una fuerza social absorbente y decisiva en la organizacion del reino.

Las clases de ciudadanos y villanos que tantas trasformaciones habian de experimentar en el porvenir, merece ser conocida. Eran ciudadanos los que vivian en las ciudades ó grandes villas realengas, y se subdividian en burgueses y hombres de condicion. Pertenecian á la primera clase los que ejercian profesiones liberales y docentes, y los artesanos, industriales, tenderos, obreros y otros oficios, formaban los hombres de condicion y eran completamente libres, formando el nervio de la

clase media y el cuarto brazo de las Córtes. Llamábanse villanos, los que habitaban en las aldeas y casas de campo, subdividiéndose en rústicos y pagenses, por los campos que cultivaban los primeros ó por los grupos de casas que ocupaban los segundos. Al tratar este punto, nos basta repetir las elocuentes palabras de los Sres. Marichalar y Manrique, arrancadas á la verdad de los hechos. «Si bien el reino de Aragon aparece como una Monarquía templada, por lo restringidas que se hallaban las facultades dominicales del Rey, hasta el punto de poder asegurar no tener ningunas, aparece como la más atrasada, tiránica y despótica, haciendo olvidar los antiguos esclavos urbanos y rústicos de los imperios romano y gótico, al considerar las facultades dominicales del señorío lego. La inflexibilidad histórica es lo único que nos obliga á levantar el velo que cubre las llagas de aquel tiempo, sin temor de impugnacion, aunque destruyamos muchas ilusiones de los que creen virculada la perfeccion social en las instituciones aragonesas. Los magnates que en Sobrarbe impusieron al Rey la condicion de regir el reino en paz y en justicia imposibilitando la tiranía en el

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