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VIII.

SUMARIO.

Continuas sublevaciones desde D. Jaime I hasta D. Pedro IV de Aragon.-Coronacion y jura de D. Jaime II.-Se calman las turbulencias de los ricos hombres.-Observancias de Salanova en las Cortes de Zaragoza.-Nueva confederacion de la Union.-Busca la Monarquia defensa en los Concejos.-El Justicia Salanova da la razon al Monarca. Se condena á los confederados á la pérdida de sus fueros.- Rebélanse los ricos hombres contra la resolucion del Justicia. Se reforman el Privilegio General y los de la Union.-Se atiende preferentemente á la administracion de justicia.-Fastuosa coronacion de D. Alonso IV.-Alzamiento de los valencianos en defensa del Infante.-Atrevida embajada de Guillen de Vinatea.-Revocacion de las donaciones á favor del Infante D. Fernando.-Importancia de ambos reinados en el órden político.-Tendencia á la unidad nacional, centralizacion del poder é integridad de cada Monarquía.

Los que, confundiendo el elemento popular con la aristocracia aragonesa, afirmaron que en aquel reino no se dió jamás el caso de hacerse una ley sin el concurso de las Córtes, padecieron un evidente error, porque cabalmente los Privilegios de la Union, que se presentan como base de las libertades aragonesas, no fueron hechos en Córtes, sino otor

gados por el Monarca D. Alonso III. Insistiendo en la misma equivocacion, han asegurado otros que aquel pueblo, hallando garantidos firmemente sus derechos y cumpliendo con escrupulosidad sus deberes, no pensara jamás en sublevarse. Tambien esto, es lo contrario de lo que la historia acredita, desde el reinado de D. Jaime I hasta el de D. Pedro IV de Aragon, y especialmente en los de D. Jaime II el Justo, y D. Alfonso IV el Benigno; que mucho necesitó serlo este Monarca, cuando viendo humillada la dignidad Real, y en abierta y descarada rebelion á la turbulenta aristocracia, prefirió callar y sufrir, á teñir con sangre aragonesa el suelo de la patria y conturbar profundamente el reino.

Regresó de Sicilia D. Jaime II por virtud del fallecimiento de su hermano sin hijos, y habiendo convocado Córtes para el acto de la coronacion, prestó ante ellas, en 24 de Setiembre de 1291, el acostumbrado juramento de guardar los Fueros y libertades del reino, y luėgo fué ungido y coronado Rey, sin que Blancas sepa por quién (1); bien que presume

(1) Coronaciones, pág. 25.

lo sería por manos de D. Hugo de Mataplana, obispo de Zaragoza. Ningun escritor refiere lo que en esta solemnidad pasó, pero consta que, al protestar como de costumbre, contra el patronato concedido á la Santa Sede, añadió además, que no tomaba la posesion de los reinos. como heredero de su hermano, que lo había nombrado en su testamento, sino en fuerza de otros derechos y vínculos anteriores, que como á primogénito le competian (1); y es cosa averiguada, que esta misma protesta la repitió secretamente en Barcelona ante algunos privados suyos, y que, despues de ser ungido y coronado, fué cuando prestó el juramento acostumbrado y el reino lo juró por Rey en manos del mismo obispo.

Comenzó este reinado logrando calmar, con intervencion del Rey de Castilla, los bandos de ricos hombres aragoneses y catalanes, jurando todos concordia y dándose mutuamente rehenes de no hacerse guerra entre sí, con excepcion de Bernardo de Sarriá y del Almirante, que se profesaban recíproco odio y particular enemistad de muchos años. No duró

(1) BLANCAS: obra citada, pág. 25.

largo tiempo la concordia entre D. Jaime y los ricos hombres, acostumbrados siempre á que la Corona cediese á todas sus exigencias. Habiéndose manifestado quejosos y agraviados del Rey, éste, como era de Fuero, sometió la cuestion al conocimiento del Justicia mayor; pero los magnates no se avinieron con semejante medio y se despidieron en 1292. El ejemplo cundió á otros, que más avisados ó no tan tercos, se contentaron con el pago de cincuenta mil sueldos que decian les debia el Rey, dejando las demas cuestiones al conocimiento del Justicia.

En 1300, despues de fundar la Universidad de Lérida, primer establecimiento de este género creado en el reino de Aragon, volvieron á celebrarse Córtes en Zaragoza para tratar del pago del monedaje, del cual pretendia estar exenta dicha ciudad. En ellas se cuidó el Rey de que se enmendasen y pusiesen en mejor órden las antiguas leyes, lo cual dió ocasion á que se formara una especie de Código, con el título de Observancias de Salanova. Reconocen los Sres. Marichalar y Manrique, que á pesar de que el Rey D. Jaime procuró siempre guardar los Fueros y privilegios del reino y de

todas las clases de aquella sociedad, no era fácil gobernar á los ricos hombres, acostumbrados á exigir más que aquello á que por los Fueros tenian derecho (1). Reunióse bastante número en el monasterio de predicadores de Zaragoza, confederándose y juramentándose entre sí en forma de Union, so pretexto de reclamar ciertas cantidades que el Rey les era en deber, bajo la desleal idea de que no podian servir al Monarca cual correspondia, si éste no les pagaba las deudas. De las palabras pasaron á las obras, y empezaron á hacer daños en los términos y pueblos de Zaragoza. El Rey mandó armar los Concejos para oponerse á los excesos cometidos por los ricos hombres, y con buen acuerdo volvió á convocar las Córtes para que se ocuparan de este asunto. Reuniéronse, en efecto, en 29 de Agosto de 1301, y en ellas expuso el Rey ante el Justicia, que aquella Union y aquel proceder de los ricos hombres, eran ilegales y opuestos á los usos, costumbres y ordenanzas del reino, y depresivos de su autoridad, por lo cual pidió se revocara la Union y todo lo demas acor

(1) Historia de la legislacion, tomo v, página 66.

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