Imágenes de páginas
PDF
EPUB

nas que los ofrecian, porque la Reina tenía gran cuidado de pagar bien á cualquier persona que le prestaba dinero para aquellos gastos (1); y añade el cronista, hablando del cerco de la ciudad de Baza (2), que consumidos los fondos que la Reina tenía, así de la Cruzada, como de subsidio y de sus rentas para sostener esta guerra, envió sus cartas á las ciudades y villas para que le prestasen cierta suma de maravedis, segun el repartimiento que á cada una cupo; que escribió tambien à prelados, caballeros, dueñas y mercaderes y otras personas singulares para que la prestasen lo que pudiesen; y que acordó tambien vender cantidad de maravedís de sus rentas para que los tuviesen por juro de heredad; pero como todo este dinero se consumia y no bastaba á los grandes gastos del sueldo continuo y otras cosas concernientes á la guerra, «la Reina envió todas sus joyas de oro, é de plata, é joyeles, é perlas, é piedras á las cibdades de Valencia y Barcelona á las empeñar: é se empeñaron por grande suma de maravedís.» En el Archivo de

(1) Capítulo LXIV.
(2) Capítulo cxvIII.

Simancas (1) existen las cuentas relativas al desempeño de las alhajas que se llevaron á Valencia, cuya Ciudad facilitó 60.000 florines, que venian á ser dos millones de reales; 35.000 sobre la corona real de Doña Isabel y 20.000 sobre el collar rico de balajes, de cuya deuda restaba una cuarta parte por pagar en el año 1495. Tan fácil le era á Isabel la Católica pasarse sin sus alhajas.

Los datos presentados por Clemencin, ofrecian una aparente contradiccion, pues habiéndose empeñado la corona real por 35.000 florines y el collar de balajes por 20.000, no formaban estas dos sumas los 60.000 que expresó aquel historiador; y deseoso de aclarar este dato, y de averiguar además, si el préstamo lo habian facilitado la Diputacion del Reino, la célebre Taula de Valencia, ó los fondos de la Ciudad, buscamos presurosos la inteligente cooperacion de D. Miguel Velasco, archivero general de Valencia, y del Sr. Vives, archivero de su municipalidad, y los resultados obtenidos han satisfecho por completo nuestras aspi

(1) Contadurías generales: núm. 97.-Inventario I, Epoca I.

raciones. El préstamo de que se trata, no pudo facilitarlo la Diputacion del Reino, porque ésta no podia recaudar ni distribuir sus fondos, sino en la proporcion y con el destino que ordenaban las Córtes del dicho reino, y siendo así que no se celebraron Córtes de valencianos en el intermedio de 1488 (Orihuela) á 1510 (Monzon), y habiendo conquistado los Reyes Católicos á Granada en 1492 y muerto la Reina Católica en 1504, no pudo tomarse aquel acuerdo en Córtes. Es cierto que en el interregno de unas á otras actuaba el Estamento; pero aunque éste segun el Fuero 138 de Curia et Bájulo, tenía facultad para pagar cuanto se ofreciese en circunstancias dadas, esto no podia referirse á un préstamo tan cuantioso, ni á fondos que tenian asignado diferente destino. Nuestra primera impresion fué que el préstamo lo habria facilitado la célebre Taula de Valencia, tercer Banco que se estableció en Europa despues del de Venecia y Barcelona, y comenzó á funcionar en 1408, para cesar en 1419, período que constituye la primera época de dicho establecimiento, llamado en los documentos, Taula vellisima. Su segunda época, llamada Taula vella, comenzó en 1519

y terminó en 1648, y por consiguiente resulta, que á fin del siglo xv no habia Taula de Valencia.

Los préstamos á los Reyes Católicos los hizo la misma Ciudad ó sea su Consejo municipal, y de ello ofrecen cumplida prueba, los Manuales de Consejos, años 1489 á 1502, y el Registro de cartas Reales existentes en el Ayuntamiento de la ciudad de Valencia que confirman los datos que nos hemos procurado del Archivo de Simancas. Resulta de todos ellos, que segun carta del Rey D. Fernando, dirigida desde el Real de Baza á 22 de Agosto de 1489, á los Jurados, racional y síndico de la ciudad de Valencia, despues de agradecerles la buena voluntad que demostraban en quererle prestar los 20.000 florines que les habia pedido sobre la prenda que ofrecia enviarles, que era el rico collar de balajes de S. M. la Reyna, les indicó que extrañaba á la vez la duda que tenian de prestarle además los otros 9.000 florines que les pedia sobre la décima que se habia de cobrar en todo el año y el siguiente en Aragon, Valencia y Mallorca, y les apremió á que aceptasen esta seguridad que les ofrecia, con anuencia del clero, y que cuanto antes le

enviasen los 29.000 florines, porque le hacian suma falta para sostener el ejército y terminar el sitio de Baza. En este mismo sentido la Reina Isabel, desde Jaen en 27 del dicho mes, escribió otra carta á los mismos Jurados. Estos se reunieron en consejo, en 5 de Setiembre de 1489 (1), y acordaron prestar 20.000 florines de una parte sobre el collar de balajes, y de otra 5.000 florines que se cargarian á censo sobre los bienes de la Ciudad, y que explica satisfactoriamente la diferencia de cifras presentadas por Clemencin. En virtud de este acuerdo, los delegados regios Alfonso Sanchez, Mestre de la Seca, de Valencia, y Rodrigo de Villacorta, repostero de Cámara de la Reyna, hicieron entrega en 7 del propio mes á los Jurados, racional y síndico de la ciudad, del sobredicho collar que los Reyes Católicos enviaban en prenda de los 20.000 florines referidos. Aquellos, para recibirle, llamaron al platero March Rosell para que lo pesase y reconociese, y la relacion de dicho perito, que por lo curiosa copiamos, dice así: «E axi lo dit en March Rosell prengue lo dit collar e posa aquell en

(1) Manual de Concells: Núm. XLVII, folios 304 y 308.

« AnteriorContinuar »