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exprese así en las actas, para perpetuar la memoria de tan singular conducta.>>

Unánimemente se apoyaron estas indicaciones del señor Presidente, y añadió el señor conde de Toreno, que le parecia oportuno se acordase tambien una gratificacion para la tropa por la extraordinaria fatiga que habia sufrido, y tal vez sufriria hasta el perfecto é inalterable restablecimiento del órden. Contestó el señor secretario del despacho de Hacienda, que ya el gobierno habia tomado providencias al efecto, haciendo se les abonase un sobreprest en el dia de ayer y hoy. Añadió el Sr. Gasco, que si así se habia ejecutado, opinaba que se hiciese extensivo hasta mañana ó hasta el dia inmediato, haciéndose cualquier sacrificio que fuese necesario.

El SR. VARGAS PONCE: «Anoche tuve conversacion con varios oficiales de la guarnicion, quienes se dieren por entendidos de que el gobierno trataba de gratificar á la tropa; y me manifestaron, con la mayor indignacion, que el soldado español no reconocia otro estímulo ni interes en sus nobles acciones, que la gloria de haberlas ejecutado, con lo cual me volvieron la espalda.»>

El SR. PRESIDENTE: «Tambien debo llamar la atencion del Congreso sobre la ley que se ha citado por el Sr. Martinez de la Rosa acerca de las asonadas, que es la 5.a, lib. 12, tít. 11 de la Novísima Recopilacion, la cual, entre otras cosas, dice en su art. 7.o:

«Luego que se advirtiese bullicio ó resistencia popular de muchos á los magistrados para faltarles á la obediencia, ó impedir la ejecucion de las órdenes y providencias generales de que son legítimos y necesarios ejecutores, el que presida la jurisdiccion ordinaria, ó el que haga sus veces, hará publicar bando, para que incontinenti se separen las gentes que hagan el bullicio; apercibiéndolas de que serán castigadas con las penas establecidas en las leyes, las cuales se ejecutarán en sus personas y bienes irremisiblemente, en caso de no cumplir desde luego con lo que se les manda; declarando, que serán tratados como reos y autores del bullicio todos los que se encuentren unidos en número de diez personas.»

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Este artículo, que se halla en todo su vigor, como el demas contesto de la ley, y que por lo tanto el gobierno tiene facultades para ponerlo en práctica, conviene que se renueve al conocimiento público, á cuyo efecto se inserte en el acta.»>

Se aprobaron en seguida por unanimidad cuantas indicaciones ha

bia hecho de palabra el señor Presidente.

El Sr. Golfin expuso que no era bastante que se hiciese expresion

en el acta de las indicaciones del señor Presidente; siendo necesario se le diese más publicidad insertándolo en el Diario. Añadió el se

traordinaria, como que deberia rectificar la opinion pública, disipar los temores de los débiles, y dar á conocer la energía del Congreso y del gobierno para consolidar y sostener el sistema de las nuevas instituciones, á despecho de la pequeña gavilla de malvados que solicitaban trastornarlo; por lo que pedia que se diese inmediatamente al público, si fuese posible, al dia siguiente, sobre lo cual haria formal indicacion.

Preparándose en efecto á extenderla, tomó la palabra y dijo

El SR. GARCÍA PAGE: «He pedido la palabra para dar á las Córtes, á los señores secretarios del despacho y al heróico pueblo de Madrid, una noticia satisfactoria. En este instante acabo de leer dos cartas del general Lopez Baños, escritas en la ciudad de San Fernando el 29 del mes próximo pasado y 1.o del corriente, dirigidas al capitan su hermano. Su contenido hace honor á tan ilustre y benemérito general, y apoya al mismo tiempo la verdad de los sentimientos patrióticos de aquel ejército, manifestados en esta sesion por su digno compañero y amigo el general Quiroga. Sustancialmente dice así: «Este ejército en su noble alzamiento se propuso restablecer la Constitucion; y auxiliado eficazmente por las tropas de todas armas del ejército español y por la nacion entera, ha tenido la gloria de haberlo conseguido. Están satisfechos nuestros deseos, dirigidos al bien y felicidad de nuestra nacion. Somos españoles: deseamos sacrificarnos por la patria, y nos gloríamos de obedecer al Rey y cumplir sus órdenes.» Publico estos sentimientos de conformidad con el hermano de dicho general; y ademas del objeto indicado al principio, lo hago con el de desvanecer las calumnias esparcidas por los revoltosos contra el ejército de la ciudad de San Fernando.»

En seguida se leyó una exposicion de D. Manuel Velasco, gobernador que habia sido de esta plaza, y á quien el gobierno habia destinado de cuartel fuera de ella, en que exponia brevemente sus méritos y servicios, y daba noticia de esta medida; y como propusiese el señor secretario Lopez (D. Marcial) si se diria quedar las Córtes enteradas, dijo el Sr. Florez Estrada que le parecia conveniente pasase á una comision; pero fué interrumpido por el señor Presidente, diciendo, que ni debían pasar á comision alguna, ni tomarse en consideracion semejantes representaciones, ajenas del conocimiento y atribuciones del Congreso; y que si por una condescendencia habia permitido, no debiendo, el que se diese cuenta de ella, se oponia á que tomasen otra resolucion las Córtes, que el acordar que quedaban enteradas. Así se resolvió.

Se leyó enseguida la siguiente indicacion del Sr. Palarea:

«Que en lo sucesivo, siempre que haya de darse la roz de viva el Rey, con arreglo á decretos vigentes en la materia, se diga VIVA EL REY

CONSTITUCIONAL, teniendo por subversivo al que de otra manera diese

esta voz.»

Tomó la palabra el Sr. Calatrava, diciendo que desearia, si el señor Palarea no lo tenia á mal, que antes de votarse su indicacion se preguntase al gobierno si se hallaba en el caso de necesitar la cooperacion de las Córtes para tener expeditos los medios de contener los desórdenes y cumplir con sus deberes. Contestó el Sr. Palarea que apoyaba en un todo el pensamiento, y que, en su virtud, retiraba su indicacion, que volveria á presentar si no se satisfacia la pregunta del Sr. Calatrava.

El SR. SECRETARIO DEL DESPACHO DE LA GOBERNACION DE LA PENÍNSULA: «Por no dejar intermedio á la contestacion que desea el señor Calatrava, digo que el gobierno, confiado siempre en la bondad del Congreso, acudirá, en el momento que crea necesaria alguna autorizacion, para que se le conceda: puede ser que sea mañana. Y con esta oportunidad, anticiparé al Congreso una pequeña autorizacion que tendré que pedirle: parece de poco momento, pero no lo es si se examina á fondo. No puedo extender ahora la idea, porque, segun el reglamento interior de las provincias, exige una preparacion; sin embargo, la anunciaré. El gobierno de Madrid está todo depositado en manos del jefe político; la experiencia ha demostrado que no basta para todas las atenciones que le corresponden, como persona encargada por el gobierno del de toda la provincia. En el reglamento económico-político de estas hay una indicacion muy sábia y previsora, á saber, que el gobierno puede nombrar jefes políticos subalternos en las capitales ó provincias donde la extension de poblacion ó terreno lo exija, haciendo preceder para ello el informe de la diputacion provincial del territorio y el del Consejo de Estado, y presentándolo á las Córtes. El gobierno está persuadido de que el mando de Madrid no puede desempeñarse por una sola persona. En el régimen anterior estaba confiado al gobernador del Consejo, al corregidor con dos ó más tenientes de villa, y á la sala de doce alcaldes, que eran otros tantos corregidores subalternos, ademas de los auxilios que prestaba la omnipotencia, por decirlo así, del gobierno. Hoy todo está reunido en el jefe político, que es presidente nato del ayuntamiento, vocal y presidente de la diputacion provincial, y que tiene por consecuencia una multitud de encargos que cumplir. Es, pues, absolutamente indispensable, para que el servicio público esté bien desempeñado, que se nombre un subalterno. En Madrid es extensa la poblacion; y no tanto por la extension numérica, como por las circunstancias del vecindario, tiene mucho que hacer el jefe político, y está en un contínuo conflicto: en nada se parece á las

ra hacerlo presente al Congreso, á consecuencia de la indicacion del Sr. Calatrava, reservándome hacerlo con más formalidad luego que tenga los datos necesarios. >>

El SR. PRESIDENTE: «Ya habrá observado el Congreso que el sècretario de la Guerra se ha retirado; y yo debo advertir que lo ha hecho por haber recibido noticia de que se notaban ciertas reuniones que daban que sospechar, aunque podrian ser dimanadas de la publicacion del bando y curiosidad de leerlo. Me consta que el gobierno y capitan general han tomado las medidas más enérgicas, como son las de establecer patrullas y otras que están á su alcance. Tambien se me ha presentado el ayudante de artillería, manifestándome que su cuerpo y oficialidad aguardaban ansiosos las órdenes del gobierno para ratificarle su adhesion y obediencia; y en este momento me acaban de avisar que Madrid se halla tranquilo, como era de esperar de la sensatez del vecindario. >>

El SR. SECREtario del deSPACHO DE LA GOBERNACION: «Debo añadir que la venida de los secretarios del despacho ha sido espontánea, y dirigida sólo á informar al Congreso del suceso de anoche. No porque se considerasen obligados á hacerlo, sino por corresponder á la buena armonía en que se encuentran felizmente los dos poderes; y estando en camino, recibieron el oficio de los señores secretarios del Congreso. Por lo demas, ya que el señor Presidente ha indicado algo, debo añadir que el gobierno ha tenido anuncios desde antes de ayer de que se meditaban tentativas de trastorno, que no pueden dejar de quedar siempre frustradas. Hoy habia un fenómeno raro, que es el del eclipse. Podrá acudir con este motivo mucha gente, y no sería difícil que algun mal intencionado ó imprudente se aprovechase de la ocasion. Hay más: un periódico ha anunciado (probablemente sin ninguna autoridad) que el dia 7 habria un eclipse de diversas clases; y este anuncio enfático, aunque pudo despreciarse en otras circunstancias, habrá quizá llamado la atencion en el dia.

Tambien esta noche ha habido pasquines de naturaleza alarmante. El gobierno no les da importancia, porque es el colmo del ridículo que en pueblos donde hay libertad de imprenta, y tienen facultad para comunicar sus pensamientos al Congreso y al gobierno, se valgan de los medios propios de los países donde reina el despotismo y donde, no pudiéndose decir jamas la verdad, usan de este desahogo, como sucedia en Roma, origen de los pasquines. Sin embargo, se ha visto algo agitado el público; y el gobierno, por lo mismo, hubiera faltado á sus atribuciones, si en las medidas de hoy no hubiese presentado un aspecto imponente que previniese las imprudencias. >>

«Que no se permita reunion numerosa alguna, ni en la plaza de Palacio ni en ninguna otra plaza ó calle,»

EL SR. SECRETARIO DE LA GOBERNACION: «Me parece algo delicada la proposicion: el gobierno tiene á su disposicion todos los medios de hacerse respetar; ademas de que confia que con las providencias tomadas bastará para contener los excesos. La persona sagrada del Rey que se aloja en palacio, es suficiente motivo para que sea respetado por todos los individuos de la Monarquía. El exceso de celo puede haber dado motivo á estas reuniones; pero es práctica general, y desde muy antiguo, que el Palacio de los Reyes de España esté abierto á todo ciudadano que quiera entrar ó por obsequio, ó por peticion, ó por curiosidad, y podria tal vez mirar S. M. como no necesaria esta providencia. Repito, pues, que el gobierno tiene todos los medios para que se conserve el órden.»>

En virtud de esta manifestacion, retiró su indicacion el Sr. Gutierrez Acuña.

Se leyó la que sigue del Sr. Moscoso:

Que la sesion de Córtes del dia de hoy se imprima con preferencia á cualquiera otro de los trabajos que debe desempeñar la oficina de la redaccion del Diario, y que inmediatamente se publique y circule á las provincias y autoridades superiores de ellas.

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Dijo el Sr. Gisbert que entendia que el señor autor de la indicacion deseaba que se publicase cuanto antes el número de este Diario correspondiente á esta sesion, puesto que las actas eran, por su naturaleza, un extracto diminuto. Convino en ello el Sr. Moscoso, y en este concepto se aprobó su indicacion.

Tambien se leyó la siguiente del Sr. Magariños:

Que por cuenta de las dietas de los señores diputados se manifieste, de un modo decoroso, lo agradable que ha sido para las Córtes la conducta observada por la guarnicion de Madrid, á más de lo que ha propuesto el señor Presidente para ella, para la milicia nacional y para todo su vecindario.

El Sr. Sancho dijo que, como militar, y con el conocimiento que tenia de esta benemérita clase del Estado, suplicaba al Congreso no se tratase de acordar remuneraciones al ejército, y mucho ménos pecuniarias; pues la delicadeza del carácter español no miraria sino como un sonrojo (por no decir una afrenta) el recibir tan mercenaria recompensa, teniendo suficiente en el íntimo convencimiento de su buen proceder. En apoyo de esta manifestacion, expuso el señor secretario del despacho de Hacienda que no se habia tratado de recompensar los inmensos servicios de la guarnicion de Madrid, sino de socorrer á la tropa con un plus que la pudiese aliviar de la fati

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