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por unanimidad; porque si tal vez se le pone alguna objccion, será solo por el estilo, en cuyo caso los señores diputados no tienen mas que hacer una lijera indicacion, seguros de que la comision adoptará su propuesta.»

>Esta minuta ha sido producida por las notas de algunos gabinetes estranjeros, con las que han querido denigrarnos y envilecernos: lo cual me obliga como diputado de una nacion ilustre, á decir francamente mi opinion, y esponer contra aquellos, verdades severas, pero justas. Sean las que quieran las personas que hayan aconsejado el desacertado é inconsiderado paso de estas notas, no puede dudarse que su objeto no ha sido otro que el dividirnos, introduciendo entre nosotros una verdadera tea incendiaria, que aunque cubierta bajo el noble aspecto de notas diplomáticas, se puede decir que no es mas que una proclama, dirigida á llevar al cabo su idea. Yo probaré hasta la evidencia esta asercion, demostrando tambien que los españoles no se someterán jamas al yugo de ninguna potencia estrangera, y que imitarán si es necesario la heróica conducta de Numancia, por sostener su imdepencia y libertad.›

Lo que no puedo concebir es como la Francia, pais donde las luces parece que han hecho su asiento, se haya dejado arras trar hasta el punto de desconocer los derechos que tiene España, para ser tratada, al menos, con decoro. Yo veo una irregularidad, una incongruencia inconcebible, en que una nacion que parece debe ser en este caso la principal, porque las circunstancias de vecindad la espondrian á sufrir los inconvenientes de la anarquía y del desórden que se suponen existentes en España, sea verdaderamente la que aparece accesoria á los tres aliados, cuyos ausilios reclama para en algun caso.»

<Ahí están esos documentos, por los cuales se ve que las potencias que hacen verdaderas comunicaciones á España, son Rusia, Austria y Prusia: se designan así mismas como aliadas de la Francia, y esta, con una inconcebible incongruencia, aparece como persona accesoria. Este es el primer dato de que me valdré para demostrar, que no es ni la buena fé, ni el desco de continuar nuestra amistad, niesterminar la guerra civil, sino

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designios muy ambiciosos llenos verdaderamente de perfidia, los que han dictado la diversa conducta que aparece entre estos gabinetes, y las Córtes con su profunda sabiduría convendrán en ello. Hablo con esta claridad, señor, porque un diputado no compromete nunca al gobierno.

►Las Córtes, aunque de una manera indirecta, están desconocidas en algunas de las notas diplomáticas, porque se las ha cargado de injurias, se las ha envilecido, y se les ha presentado de la manera mas indecorosa que se puede dar, confundiéndolas con lo que los mismos autores de estas notas saben, que no tiene género alguno de similitud: me contraigo á la de Francia, siguiendo tambien en esto el órden prescrito en su publicacion: ¿qué quiere el gobierno francés? ¿qué es lo que pretende? ¿No hay medio de llevar adelante una reforma como la que desgraciadamente se ha visto obligada la nacion española á emprender á despecho suyo, porque la Francia no lo ha querido, invadiéndola del modo que la invadió el año de 808? ¿No hay otro modo de conseguir esta reforma sino envileciéndonos antes? Pues esto es lo que se pretende; y cuanto mas lo ocultan, mas claro se presenta. ¿Y por qué, señor? La Francia pretende influir en España, porque ha tratado de influir siempre en ella, porque esto ha sido asi desde la dinastía austriaca, hasta la que hoy felizmente reina; los motivos y ocasiones han sido diferentes, pero el objeto ha sido el mismo. Las Córtes con una breve indicacion se satisfarán de esta verdad. No hablaré de las disputas interminables que nos atrajeron los derechos de la casa de Borbon, particularmente por sus operaciones militares, porque son demasiado conocidas; pero al cabo, la Francia con su astucia y sagacidad, logró á principios del siglo XVIII alzarse con la monarquía española, por medio de una transacion de familia.>

Despues de una breve reseña histórica de la influencia del gabinete francés en los asuntos de España, continuó;

«Importan poco, señor, para la existencia política de los Estados, las relaciones de familia: yo veo que estas se suceden las unas á las otras, en los que llaman intereses de sus recíprocos Estados; y así vimos la conducta de la dinastía de Borbon, cuando Bonaparte trataba de que la España fuese como un apéndice de la Francia, ó como un departamento suyo mas acá de los Pirineos. Es destronado Napoleon, by por quién? La España, señor, es el testimonio auténtico y sublime, y el mundo entero de que hemos sido la base de todas las operaciones de la Europa, para libertarla del yugo de un usurpador que no conocia límites en su ambicion. Desgraciadamente es contemporáneo este suceso, del que hizo en España pereciese la libertad; y esta consideracion arrancaria de mis labios palabras, que acaso podria creerse que eran dictadas por un espíritu de venganza, y por lo mismo correré un velo sobre esto.>>

«Pero lo cierto es, señor, que el gobierno sustituido en Francia y que actualmente existe, miró con singular placer la usurpacion de nuestra libertad. ¿Y ha dado algun testimonio, existe algun documento de aquellos que llevan consigo el carácter de la sinceridad y del candor, que se parezca algo al que se supone que se ha dado por quien estendió la nota dirigida al señor conde de Lagarde, para interponerse entre la desgraciada nacion que habia procurado la libertad á costa de su sangre, con objeto de templar el rigor de sus desgracias? ¿Se ha juntado algun congreso espresamente para contener á este Rey desgraciadamente en la carrera de la opresion? (Aplausos repetidos de los diputados y todos los demas espectadores.) Pues qué, ¿no hay un medio entre la Constitucion de Cádiz, derrocada por la fuerza de las armas, y la Inquisicion y los jesuitas? Se guardarán muy bien de indicarlo; al contrario, se proclamaba en Europa que el gobierno monárquico legítimo, existia en España en toda su belleza primitiva; esto es lo que he visto estando en un calabozo, en un papel impreso fuera de mi pais (Repetidos aplausos.)....

Está demostrado que en las pretensiones del gobierno de Francia, existe un objeto que no es el que manifiesta esta nota. Pocas reflexiones, señor, bastarán para ver cuál es. La Península en la sociedad continental europea, está cabalmente en una situacion tal, que si es independiente, la Francia no puede satisfacer susdeseos ambiciosos.

¿Y qué razon tiene la Francia para pensar de la España del modo que lo hace? Por no hablar de toda la Península, Madrid ¿no abriga en su seno á millares de franceses, protegidos por nuestras leyes constitucionales? ¿No viven tranquilos en nuestra sociedad? ¿No se oye el lenguaje francés correr parejas con el español por las calles y donde se quiera? ¿Hay algun francés, cuya categoría principiando por la del conde de Lagarde y acabando por el último menestral, no esté fraternizada con sus hermanos los españoles? ¿En dónde están, pues, las pruebas de este estado de anarquía y desórden?

› Las reformas que ha habido que hacer en España, no han sido producto de teorías de gabinete, sino de nuestra necesidad; y pregunto yo; ¿se han visto en algun pais reformas de esta clase, sin esperimentar inconvenientes para llevarlas á cabo? ¿Y hemos de confundir la conducta franca de la mayoría de los españoles, con la de algunos pocos á quienes todos detestan y abominan? Tan cierto, señor, es esto, que se podrian encontrar con facilidad pruebas y motivos que justificasen cuál es la conducta del gobierno francés. Acuérdese este, que una nacion tan magnánima y generosa como la española, no puede ser provocada impúnemente. ¿Qué dista la época del 2 de mayo de 1808? ¿Hay familia alguna en España que no haya sido contemporánea de la revolucion francesa? ¿Hay alguno que no conserve en el seno de su familia señales indelebles de invasion? ¿Y qué es lo que hemos hecho? Olvidarlo: diganlo si no los franceses que residen en Madrid: véase el trato que reciben de aquellos que fueron algun dia víctimas de su invasion.

Todo se ha olvidado: y confieso, que á pesar del insidioso objeto de las comunicaciones que se nos han hecho, los franceses que viven en la Península pueden estar seguros, de que el gobierno constitucional de España y sus Córtes, velarán sin cesar para que sea sacrosantamente observada la ley de asilo..... No se diga que el gobierno de Francia ha tenido motivos para dirigir al señor conde de Lagarde un documento, que hasta en su forma y anticipada publicacion, choca con las reglas de la diplomacia. Se dirá tal vez que esta publicacion ha sido para esplotar el espíritu público de Francia. Esto no me pertenece a mí; pero si el investigar, si acaso habrá sido el objeto sacar todo el partido posible de los elementos de discordia que cree existen en España, en lo cual se ha equivocado. La unanimidad con que han procedido las Córtes el otro dia en su sesion memorable, hace ver el prodigioso efecto que producirá en el ánimo de todos y cada uno de los españoles; y anuncio al Congreso nacional, que no se ha de pasar mucho tiempo sin que se vean renovados en España, los nobles sentimientos del año 1808.

>He dicho al principio de mi discurso, que la Francia aparecia aquí, no como principal, sino como accesoria; yo veo tres potencias que están unidas en el fondo de sus documentos, que han estendido pro forma, y que han pasado notas al gobierno español; pero veo que todas ellas suponen un hecho que no existe todavia en los españoles, los cuales sabrán hacer uso de todos los medios imaginables para resistir una injusticia, todavia mas infame que la del mismo Napoleon; y lo digo con tanta mas libertad, cuanto que fuí en mi pequeñez un enemigo de Bonaparte, y le hice cuanto daño pude; pero á lo castellano, cara á cara. (Aplausos.) Este hombre, considerado como debe considerarse por los hombres de Estado, á pesar de todos sus esfuerzos para apoderarse del mando de España, se vió obligado á mudar su plan por la revolucion de Aranjuez. El resultado de esta fué fatal para él; pero al cabo, si era grande el crímen, grande fué el arrojo de la empresa. O hay un vicio esencial en la naturaleza humana, ó vemos que la historia está siempre conforme en medir las grandes empresas por sus resultados, nó por sus causas.›

Las notas de los tres gabinetes de Berlin, Viena y San Petersburgo, están concebidas bajo unos mismos principios. Despues de hacer mil protestas de que no quieren intervenir en nuestros negocios, lo hacen del modo mas terrible. Hubiera sido en mi concepto menos indecoroso', el que esplícitamente hubiesen dicho que era lo que querian, que no haber dejado cubierto su deseo con espresiones vagas, y como muy felizmente ha dicho el gobierno, anfibológicas. Sin embargo, esto es muy cla

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