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este documento. Para contraernos á las principales, pareció mal •que se dijese que la Reina habia venido al seno del Estamento, y no al de las Córtes; que se diese el nombre de absurda á la pasada legislacion; que se llamase sistema atrabiliario,. al que en aquella época regia; que al enumerar los males de la nacion, se dijese que la situacion era aún peor, que lo que la misma Reina imaginaba. No fué bien recibido lo relativo á la libertad de imprenta y al jurado: en la felicitacion que se hacia á la Reina de haber arrostrado una plaga asoladora para presentarse en el seno de las Córtes, se creyó ver una tácita inculpacion á los Procuradores que no habian acudido á sus puestos todavia. Los autores del proyecto se habian salido grandemente de la línea de deber que con tan nimia escrupulosidad se les habia trazado. Omitiendo las impugnaciones de algunos Procuradores, nos atendremos á las de los ministros, que tocaron casi iguales puntos. Hé aquí algunos pasages del discurso del conde de Toreno, ministro á la sazon de Hacienda.

Me parece que al examinar el proyecto de contestacion del Estamento de Procuradores, debe atenderse á tres puntos principales 1. Las cosas en sí mismas. 2.° El modo de espresarlas. 3. La oportunidad de decirlas. »

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El dia de la apertura, no vino S. M. al seno del Estamento de Procuradores, sino que vino al seno de las Córtes, que se componen de los dos Estamentos, como espresa el Estatuto Real en su artículo 2.°»

No es, pues, en el seno del Estamento de Procuradores, sino en el seno de las Córtes, donde se verificó la apertura, y así debia ser pues, no hay Córtes si no están reunidos los dos. Estamentos ambos juntos y no uno solo, representan á la nacion..

«Hay otras espresiones en el mismo párrafo, que debian omitirse. Tal es la de una legislacion absurda, aplicada con poca razon á la que sirvió á nuestros abuelos, cuyo estudioso y profundo saber, elevó á esta nacion á un grado de grandeza y prosperidad en que quisiéramos volverla á ver. . . . . »

Asienta despues la comision: una plaga asoladora que

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aflige á la nacion, no ha sido bastante para impedir que V. M. se presentase en medio de sus hijos, ni á estorbar que los Procuradores viniesen á secundarla. Se quiere decir aquí, que así como es grandioso ver á S. M., despreciando todo peligro, venir al seno de las Córtes, es triste no hayan venido todos los Procuradores. Nada se pone respecto á las circunstancias particulares de estos: seria oportuna cierta modificacion, que no ofendiese á los ausentes: ademas, es querer poner la gloria de los Procuradores que han asistido á par de la Reina, y esto no está bien que lo digan ellos: no hay duda que el que llega á venir aquí á pesar del azote que nos aflige, merece el aprecio de sus poderdantes. Pero no es á él á quien toca decirlo, es á la nacion.. No digo esto como ministro, sino como Procurador, interesado como todos en nuestro honor. .

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En el cuadro que la comision hace de la situacion de lo interior, hay espresiones inexactas. Se dice en el sistema atrabiliario; hay humor, hay carácter atrabiliario, voz forastera, aunque ya recibida. Lo que puede ser el sistema es arbitrario, despótico, y en este sentido la palabra atrabiliario no es propia, pues hay hombres que son atrabiliarios y no son malos por eso; un sistema puede haber sido desordenado hasta cierto punto, pero no arbitrario, como el que ha regido en España por mucho tiempo.

«Se hace enumeracion de todas las desgracias de la nacion, y se añade que S. M. no puede ver su estension: no conviene hacer esta especie de reproche á S. M.: S. M. ha dado impulso á esta nacion abatida por la desgracia. Desde que ha tomado las riendas del gobierno, procura disminuir todos los males de la nacion, y consulta su remedio con esta misma : por eso nos hallamos aquí. ¿Cómo no ha de saber S. M. cuáles son los males de la nacion? Los ministros mismos que no ha mucho gemiamos en los destierros por estos males, ¿cómo podemos ignorarlos? ¿No es nuestra obligacion y nuestro propio interés decirlos á S. M.? Nuestro mismo instinto de conservacion nos lo prescribe así. Hablando francamente; segun se espresa la comision, se espresa de modo, que sino comete un esceso de amor propio,

adolece de falta de meditacion en su dictámen.

La libertad de imprenta es una de las grandes cuestiones, y acaso la mas delicada de tratar, y sobre todo por un ministerio, porque al instante se cree que no se quiere se examine su conducta. Esta creencia, habiendo representacion nacional, es errónea, pues todo Diputado tiene derecho de censurar las operaciones del ministerio. Este no puede huir de semejante censura de lo contrario, no habria libertad. El gobierno en abstracto adora, es idólatra de la libertad de imprenta; pero la cuestion es si cuando hay una guerra civil, será conveniente establecerla. Entro con franqueza en la cuestion, aunque podia evitarla, porque es preciso se sepan los principios del gobierno. En el dia las obras voluminosas y de instruccion sólida, escepto de política y de religion, tienen libertad; y el ministerio probablemente no se opondrá á que todas las obras voluminosas y de instruccion sólida, aun política, corran libremente, porque el pais necesita esa instruccion; pero tal vez por ahora podrá poner restriccion para los periódicos, que al lado de mucho bien, pueden derramar un veneno mortífero: acordémonos del año 23, y de aquellos periódicos que eran la vergüenza y el borron de la nacion y de la literatura. Aun en Inglaterra no ha existido la libertad de imprenta desde el primer momento; pasaron muchos años de revolucion y de ensayos antes de establecerla: el largo Parlamento que no se detenia en clamar por ninguna cosa de lo que entonces se llamaba libertad, no la dió, como se ve por las res, tricciones que puso en 1643 este mismo Parlamento, que des truyó la potestad real y elevó al poder á Cromwell, lo mismo durante la restauracion de Cárlos II y de su hermano: habia jurados, parlamentos, buenas instituciones y leyes municipales; no libertad de imprenta; tampoco la hubo todavia en su gloriosa revolucion de 1688, cuando consiguió el bill of rights: solo empezó en 1692, y no firme, con la estension que ahora tiene, debiéndola á impulsos de Fox, por los años de 90, bajo Jorge III: véase como una nacion tan libre y que tantos antecedentes tiene sobre este punto, se ha ido muy despacio; y nosotros de una ignorancia tan terrible, de un sistema de que todos hemos sido

víctimas, que apellida atrabiliario la comision, queremos pasar repentinamente á la absoluta libertad de imprenta.

Y en medio de una guerra civil que nos amenaza de cerca, vamos á poner esta arma en manos de nuestros enemigos. Concedida, el gobierno no podrá impedir que se sostengan los pretendidos derechos de D. Cárlos; concedida, todo se podrá defender, hasta el mas feroz despotismo; y ¿qué seria de nosotros entonces, señores? Yo bien sé que se dice se establezcan leyes para reprimir estos; pero volvamos la vista al año 23, notaremos lo tardía que fué su aplicacion y lo mal que se ejecutaba: y no hay medio: ó los jueces han de arrostrar el furor de los partidos, ó han de pertenecer á ellos.»

Lo mismo sucede con el jurado. Se le llama esencial salvaguardia de la inocencia, y esto no es exacto: todos los tribunales lo son, y pocas veces son injustos. Ha habido jueces injustos y viciosos, es verdad; pero han sido los menos, y la magistratura española generalmente ha sido modelo de severidad y cordura; y aun los mismos escollos que los demás tribunales, ha tenido el jurado. Jurado ha habido en Inglaterra desde Alfredo el Grande, y á millares de inocentes ha condenado; con jurado condenaba Jeffreys, y llevó tantas víctimas al cadalso. Con jurado se condenaba en Francia, cuando el terror. El tribunal revolucionario sentenciaba teniendo jurado, y condujo á millares de víctimas á la guillotina. Desengañémonos; el jurado, como todas las cosas, ha sido á veces instrumento de los partidos, y lo han sido tambien los magistrados; mas no por eso dejan de ser estos salvaguardia de la inocencia como el jurado; malas son siempre las generalidades. Cuando la educacion sea otra, cuando la juventud y las masas hayan tenido la enseñanza que hasta ahora no tienen, entonces podrán plantearse estas y otras instituciones, cuya utilidad no desconoce el gobierno. La comision bien pudiera haber imitado en esto la reserva que ha tenido en otros puntos: por ejemplo, nada habla de libertad religiosa; ¿y por qué la comision no la toca, sin embargo de que sabe los males que ha producido en España la intolerancia? Porque sabia que era inoportuno, imprudentísimo.

De la misma manera que se ha tenido esta reserva, hubiera sido de desear la hubiera tenido en otros puntos, sin que por esto faltara á la franqueza de que hace alarde. El Estamento puede y debe tener esta franquez para con su soberana; pero es preciso que se encierre en ciertos limites señalados por el decoro, la delicadeza y la prudencia humana; porque cosas que no parecen nada, son á manera de una ligera nube que asomando en tiempos de revolucion, como decia el gran Bacon, casi imperceptible al principio, crece, se une á otras, y acumulándolas todas, levantan furiosa tempestad que todo lo destruye y arranca. »

El Sr. Lopez: Para contestar al discurso del señor secretario del Despacho, no cuento con todos los recursos que S. E. posee por sus profundos conocimientos: pero creo que si la razon es la seguridad de los principios, debo entrar con confianza en la discusion.»

«La primera observacion relativa á la venida de S. M. al seno del Estamento, es puramente gramatical: la comision no tiene empeño en sostener su frase, por lo que desde luego puede modificarse.»

«La comision está exactamente en los mismos principios que S. E en punto á la reseña de los males de la nacion; pero cree que sin faltar á la verdad y al decoro, puede emplear la espresion de legislacion absurda. La comision ha mirado esto como el resultado de los abusos enunciados por S. E., pues el periodo largo que ha trascurrido desde que ccsó de haber Córtes en España, hasta los sucesos actuales, bien puede decirse han creado una legislacion absurda sobre las ruinas de la grandiosa, memorable, escelente que habia. La comision ha estado muy lejos de querer deprimir la gloria de S. M., ensalzando la de los Procuradores y comparándola con ella. La comision no ha tenido tal idea, sino solo manifestar los deseos que animan al Estamento de sacrificarse por el bien público, y ausiliar en sus operaciones el denuedo de S. M. que ha arrostrado cualquier peligro por el mismo bien. Basta simplemente leer el párrafo de la comision, para convencerse de esto. La comision al paso que ha ensalzado

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