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nocian para nada los derechos de don Cárlos. Llevó á tanto su escrupulosidad, que habiéndole parecido que la voz convenio se aplicaba por lo comun á las estipulaciones que se hacen de gobierno á gobierno, quiso que se la sustituyese con la de estipulacion, por parecerle mas genérica.

Dió tambien lectura el ministro de un oficio pasado por el general Valdés á lord Elliot, con motivo de las aclaraciones y modificacienes que habia hecho á la estipulacion. «Su espíritu, decia, es conforme á los sentimientos de S. M. la Reina Gobernadora y á los principios fundamentales de su gobierno, como lo acreditan muchos actos de los generales de S. M. que no solo dieron los primeros ejemplos, á fin de templar el rigor de esta lucha intestina, sino que supieron refrenar su dolor y justo enojo, para no entregarse á las crueles represalias que exijian y hubieran justificado las violencias de nuestros adversarios.... etc.

En siguida continuó el ministro de palabra. «Convencido lord Elliot de la fuerza de estas observaciones, para no dejar ninguna duda, logró que el caudillo de los rebeldes aprobase y firmase lo propuesto por el general Valdés, y luego que lo hizo aquel gefe, lo devolvió para que el general Valdés lo firmase igualmente. Tal es la estipulacion..

En cuanto á sus efectos, señores, debo decir que ya se han notado en todas partes, en que se ha ofrecido aplicar las bases de la estipulacion. Era una carga gravísima para los rebeldes el tener que llevar consigo á nuestros prisioneros, y para librarse de ellos, los sacrificaban inhumanamente. Era asimismo una carga para nuestros militares tener que conducir los enfermos y heridos, y asi tenian que abandonarlos ó llevarlos á algun paraje seguro. Esto muchas veces ha paralizado los esfuerzos de nuestras tropas, y les ha impedido sacar provecho de ventatajas obtenidas en el campo de batalla: en mas de una ocasion han tenido que suspender el curso de sus operaciones, por no dejar abandonados á sus hermanos de armas. Habia, pues, un objeto de humanidad, y un objeto militar: los efectos de esta estipulacion han correspondido á las esperanzas. Cualquiera que sea la diversidad de opiniones sobre este punto; cualesquiera

que sean los cargos que sobre ello se hagan al gobierno, deberé decir por lo que á mí toca, que convencido como lo estoy, de que hasta hoy ha evitado el derramamiento de mucha sangre, y que viertan lágrimas centenares de familias, me resignaré con mi suerte, cualesquiera que sean las consecuencias que me traiga este convenio. Si hay en él alguna responsobilidad, pesará sobre mí: á mí me basta la satisfaccion de haber evitado muertes y desdichas.

Ya los mismos rebeldes, despues de esta esplicacion, dejaron de sacrificar á los enfermos y heridos. Posteriormente, en el mismo dia 11 en que se promovia esta cuestion, estando en este propio sitio, recibí aviso por mi ilustre diplomático, de los mas adictos á nuestra justa causa, de que habiendo creido el general en jefe que era necesario abandonar el punto de Estella, por no considerarle á propósito para fortificarle ú otros motivos, le evacuó efectivamente, quedando allí los enfermos y heridos que no pudieron seguir á nuestras tropas. Entró en seguida el jefe rebelde con las suyas, y en virtud de este convenio les salvó las vidas. Mas diré, señores, y aunque tenga una parte tris

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y dolorosa, sin embargo, es preciso decirlo. En la desgraciada accion de Guernica, á pesar del valor del digno jefe Iriarte, habiendo quedado varios prisioneros en poder de los rebeldes, empezaron estos, segun su costumbre, á sacrificarlos. Ya habian perecido algunos de aquellos desgraciados, cuando llegó la noticia de este convenio, y la órden de Zumalacárregui al jefe rebelde de aquel punto, para suspender la sanguinaria ejecucion. Cien valientes deben la vida á este convenio, y cien familias le deben en España el no estar cubiertas de luto......

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Muy poco deberé decir contestando á esta cuestion delicaque ha tocado el Sr. Argüelles, y en que no creo oportuno entrar. Pero sí diré, que el gobierno español sabe lo que se debe á sí mismo; sabe la responsabilidad que en cualquiera otro caso pesará sobre sus hombros, y siempre y en todo mirará por el decoro de la nacion. Jamás consentirá que ninguna potencia estranjera se entrometa á influir en nuest: as cuestiones domésticas ni en nuestros asuntos interiores; pero sabe al mismo tiem

po los derechos que le dan los tratados y las estipulaciones celebradas con suma prevision, siendo de su deber calcular la oportunidad de valerse de estas estipulaciones, y determinando con acierto lo que exijan la ocasion, el tiempo y las circunstancias. »

Concluyo, señores, manifestando que la intencion del gobierno en este asunto importantísimo, ha sido ante todas cosas mirar por la causa de la humanidad, rescatando las vidas de los valientes de nuestro ejército que tengan la desgracia de caeren manos del enemigo, y (no me detengo en decirlo) que no se sacrifique á sangre fria, ni aun á los ilusos obcecados que siguen una bandera opuesta. Ultimamente: el gobierno se propuso en este paso el fin político de que se viera la cooperacion franca y leal de dos poderosas naciones, comprometidas por un tratado solemne á sostener la causa legítima de la Reina nuestra señora. Tal ha sido nuestra intencion: tal es la fiel historia de los hechos: el ministerio no necesita mas defensa.»

El discurso del ministro hizo impresion. El Sr. Argüelles se levantó en seguida y dijo:

Me levanto como de la comision, para decir brevemente, que habiendo dado un voto particular, y teniendo este voto un objeto que he conseguido plenamente, le retiro. Digo mas. Me congratulo de haber sido ocasion de lo que ha dicho el gobierno. A él mas que á mí correspondia esta sesion, y de la cual puede sacar mas utilidad que yo, que á nada aspiro.

Creo haber logrado todo cuanto podia apetecer, obteniendo del gobierno, en uso del derecho que tengo como Procurador para mirar por los intereses del pais, todas las noticias y todas las aclaraciones que ha dado el señor presidente del Consejo de ministros, y que á este Estamento correspondia pedirle. Por lo demas, la nacion formará su juicio. »

«Es ademas la sesion de hoy, la mejor respuesta que se puede desear á las siniestras interpretaciones que la maledicencia ha atribuido al único objeto que me animó al promover esta solemne discusion. Vuelvo á decir que he conseguido el verdadero objeto que me propuse, y que me doy el parabien por haber

sido el que ha dado orígen á esta sesion importante. Asi, pues,

retiro mi voto..

Con algunas breves esplicaciones mas, se dió fin á esta sesion, que fue la última.

Dos dias despues, en efecto, el 29 de mayo, se cerraron las Córtes con las mismas ceremonias con que se habian abierto. La Reina Gobernadora vino espresamente de Aranjuez para celebrar este acto. Hé aquí algunos pasajes principales del discurso régio:

Ilustres Próceres y señores Procuradores del reino: Al hallarme en el seno de las Córtes, en el acto solemne de cerrar la presente legislatura, no puedo menos de recordar con satisfaccion, que á pesar de las circunstancia en que se reunieron, y de los males que traen consigo las discordias civiles, no son vanas las esperanzas que concebí al restablecer una institucion tan antigua como saludable. »

«La ley promulgada contra el obcecado príncipe que aspira á usurpar la corona ha acabado de poner el sello de reprobacion á una causa contraria á las antiguas leyes y costumbres del reino, y no menos opuesta á la voluntad general de la nacion, manifestada por sus órganos legales, y ratificada espontáneamente con sus sacrificios y esfuerzos.

Dolorosa es y lamentable la prolongacion de una lucha, cuyo éxito no puede ser dudoso; pero que entre tanto devasta unas provincias dignas de mejor suerte, é impide que se afiance completamente la paz en las demas: cuento sin embargo, para poner término á una guerra entre hermanos, y consolidar la tranquilidad en todo el reino, con los recursos que tan generosamente han proporcionado las Córtes, con el valor y constancia del ejército, con la decision y patriotismo de la milicia urbana, y con la firmeza que es el distintivo de esta nacion magnánima, cuando ha anunciado á la faz del mundo una resolucion......

Inútil seria recordaros las importantes tareas en que tanta parte habeis tenido, y las leyes benéficas que quedarán á la nacion como honroso legado de esta legislatura, aunque no fuese

mas que el exámen detenido de los presupuestos de los gastos é ingresos del estado, seria ya un anuncio infalible de que entrando en una carrera de publicidad y de órden, no pueden subsistir perniciosos abusos, y han de plantearse sucesivamente saludables reformas.

Mas asi este objeto importantísimo (el arreglo de la deuda interior), como las demas reformas y mejoras á que deberá el gobierno su atencion y eonatos, todo se malograria lastimosamente, si no se asegurase á toda costa la tranquilidad de los pueblos y el mantenimiento del órden; y aunque quisiera borrar de mi memoria el recuerdo de los sucesos que han ocurrido en varias partes del reino, he creido conveniente que oigais de mis propios labios la satisfaccion con que he leido vuestras leales esposiciones, ofreciendo vuestra eficaz cooperacion para lograr un fin que tanto interesa al desarrollo de la prosperidad pública, y al crédito y firmeza de las actuales instituciones. >

< Ellas son el mas firme cimiento del trono de mi escelsa hija, el escudo de los derechos de la nacion, y la prenda y fianza de su futura gloria. Inculcad estos principios en el ánimo de los pueblos, ilustres Próceres y señores Procuradores del reino volad desde vuestros hogares en su mantenimiento y custodia, y aun cuando no os halleis desempeñando el cargo augusto de legisladores, no estará ocioso vuestro celo en favor del trono y de la patria. »

Concluido el discurso, leyó el presidente del Consejo de ministros el real decreto por el que determinaba S. M. que en aquel dia se cerrasen las sesiones de ambos Estamentos, y declaró que quedaban suspensas las Córtes generales.

TOMO III.

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