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puso en mi boca en la última legislatura las espresiones que entonces dije. Por lo demas, bien sé que muchas veces la misma severidad evita que se derrame mas sangre, y no me he olvidado de que Bruto se cubrió con la toga para no ver correr la de sus hijos, necesaria á la República para evitar mayores males.» La Europa toda debe tener entendido, y los gobiernos que la dirigen deben saber, que la guerra civil de España se hace á despecho y contra la opinion del partido liberal, que este ha hecho de su parte cuanto ha podido para evitarla; asi como lo hace ahora para ponerla fin; y por lo mismo puede presentar esta conducta en contraposicion de los que le atizan dentro y fuera del reino; que no es un príncipe español quien la sostiene; no, señores, yo no le reconozco como español. Si lo fuera, en su mano tuvo hacer uso de los medios nacionales para decidir sobre su derecho, en vez de apelar á las armas. Si lo fuera, hubiese acudido á ellos, en vez de envolver á su patria en una guerra sangrienta y desastrosa.»

» No es posible que la Europa nos dispute esta gloria, y nos niegue que tenemos justicia y humanidad. .

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› Pero cuando asi nò fuese, estos mismos estranjeros que de tan humanos se precian, nos han dado los mismos ejemplos de severidad que ahora zahieren en nosotros.»

Yo preguntaria á estos mismos personages que tan gran interés manifestaron en que cesase la efusion de sangre, si en la historia de su pais no hay una época célebre que torys y whigs están convenidos en llamar su gloriosa revolucion que trajo al Stathouder de Holanda al trono de Inglaterra, y en la cual dieron un ejemplo mas notable de severidad, escenas mas de horror y de sangre con la infeliz Irlanda. ¿Qué otros medios que la severidad empleó Guillermo III y sus generales para sujetarla? Pues sin embargo, nadie ha dejado de llamarle héroe ni dudado de la civilizacion y humanidad de los ingleses.

› No ha mucho tiempo que esta nacion de los personages á que aludo, ha dado ejemplos de severidad en la guerra contra su pretendiente. . . . . .»

» Quédese esto aquí, y terminaré diciendo que comprometido

como me veo con el voto de 30 de noviembre, y no viendo que el gobierno haya desmerecido desde entonces acá la confianza que se le dió en aquella sesion memorable, voto el dictámen de la comision, sin ninguna restriccion ni reserva; y digo mas; aunque la discusion se prolongue me mantendré en la misma opinion, por no hallar motivo para separarme de ella, reservándome lo sucesivo, si fuese necesario, esplanar mas las ideas que he manifestado. »

para

Concluido este discurso se levantó el presidente del consejo de ministros para dar nuevas esplicaciones, contrayéndose á las que habia dado anteriormente, y concluyó asi su discurso Los actuales secretarios del despacho manifiestan la creencia de que todo gobierno debe marchar con la opinion pública, porque sin ella es imposible tener reunida esta ó cualquiera otra nacion, principalmente despues de una crísis, como la que tan felizmente ha terminado. Repito que declaro como gobierno, que no ha sido su ánimo atacar la propiedad, y que rechazará con todas sus fuerzas el que una adicion, indicando semejante idea, se introduzca en el artículo 3.o; porque consideraria tal adiccion poco digna de los sentimientos generosos de los representantes de la nacion española, y su admision poco decorosa para el gobierno.» (Repetidos aplausos.)

Habiéndose dado por discutido el asunto se puso á votacion la totalidad del dictámen, y nominalmente fué aprobado por 156 contra uno (El Sr. Pardiñas).

Lo fueron asimismo por el método ordinario en la sesion del 2 de enero (1856) los dos artículos 1.° y 2.°; contra el 3.° se reprodujeron casi los mismos argumentos que en la discusion general, y en la sesion del 3 fué aprobado nominalmente por 135 contra 3, habiéndose abstenido 12 de votar.

El 11 del mismo mes se presentó el asunto en el Estamento de los Próceres, donde despues de una corta discusion fué aprobado nominalmente por 71, habiéndose abstenido uno de votar: y en la misma sesion lo fueron asimismo sus cuatro artículos, por el método ordinario.

El ministerio de setiembre alcanzó un gran triunfo en am

bos Estamentos: mas brillante en el de Procuradores, donde con mayor tenacidad se habia disputado el campo de batalla. Sus amigos le apoyaron con habilidad y todo el calor de la elocuencia: sus adversarios, sino persuadidos ó convencidos, se dejaron arrastrar al cabo del torrente de la opinion que a veces todo lo avasalla. Ningun gobierno hasta entonces habia subido mas alto en las alas del aplauso público; mas cualquiera que conociese el estado de las cosas y de los partidos, que hubiese asistido con sangre fria, ó leido aquellas sesiones con algo de atencion, no dejaria de conocer que si la victoria en aquella ocasion habia sido completa y decisiva, no habia ganado terreno el vencedor en el ánimo de sus adversarios; la batalla fué sangrienta, y dejándose con frecuencia de lado el asunto principal, se tocaron otros puntos, ó mas bien se puso el dedo en heridas que manaban sangre. Alusiones demasiado vivas al ministerio caido en junio, hizo el Sr. Galiano, acérrimo campeon entonces del que gobernaba; y aunque no faltaron las salvedades de uso y cortesía, no fueron los dardos menos penetrantes. Se renovó la cuestion del convenio Elliot, que habia sido tan mal recibido por los que eran cuando su ajuste de la oposicion, y ahora se habian convertido en mayoría. A la nueva defensa que hizo de él el Sr. Martinez de la Rosa, ya hemos visto la réplica de Argüelles, moderada en los términos, en el fondo incisiva y contundente. ¿Será estraño, pues, que en el mismo momento de dar un si al gobierno, estuviese la oposicion decidida mas que nunca en llevar adelante su hostilidad, y aprovechar cualquiera ocasion que se ofreciese favorable?

La ocasion vino, y no en el campo de la política donde el público habia alzado su bandera, sino en una cuestion puramente económica y administrativa, donde las opiniones podian ser diversas, sin ningun inconveniente. Despues del voto de confianza, se presentó en el Estamento de Procuradores el dictámen de la comision sobre el proyecto de la ley electoral del gobierno, leido á fines de noviembre. Los dos trabajos se diferenciaban algun tanto; mas el ministerio declaró que no haria oposicion formal á los puntos de disidencia, y obraria segun lo que resultase

TOMO III.

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de la deliberacion del Estamento. Los dos proyectos convenian en fijar la base de 50 mil almas por cada Procurador, y en ensanchar el círculo de los electores. "Ademas de la contribucion ó la riqueza, única condicion que establecia el gobierno, alargaba el derecho la comision á ciertas capacidades, rebajándoles la mitad de la renta ó pago de contribucion que á los primeros se exigia. Otra novedad introdujo, á saber: que á mas de los electores de derecho, hubiese otros por delegacion, designados por los mismos pueblos. Encontró esta idea muy grande oposicion, y en la sesion del 14 de enero fué desechada nominalmente por 97 contra 42; el ministerio se abstuvo de votar, como hacia en otras ocasiones, precaucion que le valió de no quedarse en minoria; mas aunque esta cuestion habia agriado bastante los ánimos de los contendientes, no fué sin embargo la manzana de discordia. Otro punto vino, no tan importante en nuestra opinion como el primero, que produjo la esplosion, verdadera crísis, que fué con el tiempo tan calamitosa. Opinaba la comision y con ella el gobierno, que todos los electores de cada provincia nombrasen en globo los diputados que la ley les asignaba: el Sr. Martinez de la Rosa propuso como método mas fácil y seguro, que se dividiese la provincia en tantos distritos como diputados, y que cada cual eligiese uno. Se adhirió el gobierno á la primera opinion, y la sostuvo como cuestion de gabinete. ¿Debió elegir como segundo campo de batalla uno neutral, es decir, donde se podia abrazar cualquiera de los dos estremos de la cuestion sin comprometerse en nada con el público, pues para cada uno de los dos podia haber razones especiosas? ¿Debió dar segunda batalla despues de haber obtenido la primera? No oponiéndose al fondo de la idea, es decir, á la eleccion por distritos, manifestó que para esto se necesitaba hacer una demarcacion exacta de ellos, y que esta operacion absorveria mas tiempo que debia trascurrir desde aquellas Córtes á las próximas. La razon parecia buena; pero los partidos son muy duros á la conviccion, cuando no está acorde con sus intereses. El 24 de enero, 71 Procuradores desecharon en votacion nominal contra 66 el artículo 32 del dictámen de la comision, y 17 del gobierno, relativo á que los

Procuradores fuesen elegidos por provincias. La mayoria habia sido sumamente escasa; mas no por eso dejó de ser derrotado y vencido el ministerio.

El 27 del mismo mes de enero, se presentó el presidente del consejo de ministros en cada uno de ambos Estamentos á leer un real decreto concebido en estos términos:

En nombre de mi augusta hija doña Isabel II, y con arreglo á lo prevenido en el artículo 24 del Estatuto Real, he tenido á bien resolver que se disuelvan las actuales Córtes.-Yo la Reina gobernadora. En el Pardo á 27 de enero de 1836.»

Con la misma fecha se espidió otro convocando las Córtes generales del reino para el 22 de marzo del mismo año, mandando se procediese á la eleccion de nuevos Procuradores con arreglo al decreto de 20 de mayo de 1834.

Antes de pasar adelante debemos indicar, que la comision del Estamento de Próceres que entendia en el asunto del Sr. Burgos, dió su dictámen en 21 de diciembre del año anterior (1835), de que no resultando nada contrario á este Prócer, se debia disponer que volviese al Estamento. Asi se hizo, en efecto, mas el interesado estaba á la sazon fuera de España, y á su regreso estaban cerradas ya las Córtes.

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