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uno de los personages mas distinguidos en aquella época. En los dias de la gran semana de julio, en el 7 sobre todo, se presentó en primera línea; y el órden que se conservó en la capital despues del descalabro de Brihuega, se debió notablemente á su presencia y sus esfuerzos. A estas circunstancias que le hacian tan recomendable, reunia la de ser gefe y estar considerado como el patriarca de los comuneros.

Con el mando del ejército del centro, que debia operar prin cipalmente en Castilla la Nueva, quedó el conde del Abisbal, ya capitan general de este distrito, por las razones que hemos visto. Era muy difícil hallar un general que tuviese entonces mas compromisos en favor de la causa constitucional, asi como habia muy pocos que le superasen en el arte de mover y de arrastrar cuando queria el ánimo de sus subordinados. Estuvo, pues, su nombramiento, muy lejos de nota alguna de censura.

No fué tan aceptado por la generalidad el del general Morillo, conde de Cartagena, para el ejército de Galicia. Mas el gobierno creyó que serian útiles para la causa nacional los servicios de un general verdaderamente distinguido, tanto en la guerra de la independencia, como en la que acababa de hacer en Costa-firme. Si durante su mando militar de Castilla la Nueva se habia mostrado tan enemigo de ciertas ideas que entonces dominaban, nadie dudaba de su buena fé, de la réctitud de sus principios. En el conflicto del 7 de julio, se habia conducido como hombre fiel á la causa constitucional, que en tantos peligros se habia visto.

El mando de las tropas que debian operar en Andalucía, en caso necesario, se dió al general Villacampa, célebre en la guerra de la independencia, y comprometido como el primero por las instituciones liberales. Fué el capitan general de Castilla la Nueva, que reemplazó el general Eguía la fatal noche del 10 al 11 de mayo de 1814, cuando se verificaron las prisiones de los diputados y otros hombres distinguidos. Sin mando desde entonces, fué preso y procesado por uno de aquellos motivos absurdos y hasta ridículos, que sumian á tantos hombres de bien en la lobreguez de un calabozo. No resultando contra él cargo

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alguno, se lanzó en contra suya un decreto á fines de 1845, mandando que pasase por ocho años al castillo de Montjuí, y que se le recogiesen sus despachos. Allí y en la ciudadela de Barcelona, permaneció preso hasta el año 1820 cuando el restablecimiento de la Constitucion, que fué nombrado capitan general de Cataluña. A fines de 1822 pasó á Granada, cuyo cargo desempe ñaba cuando puso de nuevo en él los ojos el gobierno. Era im posible echar entonces mano de un general que inspirase mas confianza.

El gobierno revistió á estos generales de las mas ámplias facultades, en todo y para todo. Como la defensa de la libertad con las armas en la mano, era el gran negocio nacional en aquellas circunstancias, à él se subordinaron cuantas consideraciones podian ser de gran peso en lances ordinarios. El recuerdo de lo irregular de las operaciones y movimientos de la guerra de la Independencia, hizo pensar poco en pormenores de planes de campaña. Y no pensaba, no, el gobierno que se repetiria el alzamiento de 1808; lo decimos por segunda vez; para tener esta ilusion era preciso que estuviese ciego, que no conociese poco ni mucho el terreno que pisaba. Entre un pronunciamiento general y una postracion general, habia muchos medios. Mas ya llegaremos á este punto de importancia.

Adoptadas estas disposiciones en los primeros dias de febrero, se pensó sériamente en remover el gobierno y las Córtes á un punto donde pudiesen estar mas á cubierto de toda contingencia. La aproximacion de los facciosos á la capital el mes anterior, habia abierto muchos ojos. Aunque su internacion en Castilla la Nueva habia tenido los motivos que hemos dicho, podia tambien ser efecto de una combinacion entre los serviles de dentro y los de fuera. Que aspiraban á dar el golpe de gracia en el seno de la misma capital, lo patentizaba la esperiencia. Pensar por otra parte que el teatro de la guerra no habia de pasar de las provincias fronterizas, era forjarse una ilusion quimérica: creer que en esta lucha no habíamos de llevar muchas veces lo peor, era cerrar los ojos á lo que acreditan esperiencias tan recientes. En la guerra contra la república francesa, babian llega

do al Ebro nuestros enemigos; en la última de la Independencia, el teatro de la guerra se hallaba en todas partes. Era posible en la que nos amenazaba, que se viese este teatro en provincias y puntos inmediatos á la misma capital, cuya falta de fortificaciones la habia dejado abierta en otro tiempo á nuestros enemigos.La sola consideracion de la inteligencia, de la conformidad de miras é intenciones que reinaban entre los que iban á invadirnos, y el partido servil, que tal se afanaba por crear disturbios dentro de la misma corte, bastaba para manifestar lo peligroso que era para el órden público, aguardar dentro de Madrid mismo los resultados de uno de estos golpes desgraciados, tan comunes en la guerra. Era, pues, muy arreglado á la prudencia ceder del modo menos desventajoso á la ley de la necesidad, y situar elgobierno y las Córtes en un punto, cuya mayor léjanía del teatro mas probable de la guerra, le pusiese al abrigo de tan desagradables ocurrencias.

El proyecto de la traslacion no salió del gobierno: nació en el seno de las mismas Córtes. En la sesion del 12 de febrero se leyó en ellas una comunicacion que les dirigia el gobierno, reducida á presentar un bosquejo del estado de los negocios pú blicos. En cuanto al discurso pronunciado por Luis XVIII en la apertura de las Cámaras, anunciaba con franqueza que aunque no se habian perdido del todo las esperanzas de paz, debiamos colocarnos en la hipótesis menos favorable; por lo que deseando el gobierno de S. M. evitar todo embarazo en circunstancias críticas, hacia esta franca comunicacion á las Córtes, para que en vista de ella adoptasen las providencias que creyesen convenientes.

Las Córtes la sometieron á una comision especial, quien en la sesión del dia siguiente leyó su dictámen, reducido á dos artículos: 1. Si desde que las Córtes estraordinarias cierren sus -sesiones, las circunstancias exigen que el gobierno mude de residencia, las Córtes decretan su traslacion al punto que aquel señale, de acuerdo con la diputacion permanente; y si esta hubiese cesado en sus funciones, lo hará de acuerdo con el presi dente y secretarios nombrados para las Córtes ordinarias, 2.° En

este caso, el gobierno consultará acerca del parage á que crea conveniente la traslacion, á una junta de militares acreditados por su ciencia, conocimientos y adhesion al sistema. »

Se discutió este proyecto en la sesion del 14. Entre los que tomaron la palabra en pró, se distinguió el Sr. Argüelles.

Son grandes, dijo, los intereses que en este momento se agitan; pero hay uno que es el único que me servirá de norte; este es, la salvacion de mi patria. Si yo lograse demostrar que esta exige que hagamos en su obsequio todo género de sacrificios, habré cumplido como diputado, con la principal obligacion que me imponen los poderes.

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El diputado que ha impugnado el dictámen al concluir su discurso, ha repetido una idea que es de mucha importancia, porque ha dicho que ni S. S., ni tal vez la mayoría del Congreso, estan en disposicion hoy de calificar si hay ó no verdadera necesidad de aprobar el dictámen de la comision. Doy á S. S. lás gracias por haberme enseñado el camino que debe seguirse en esta discusion: yo creo hacer una demostracion evidente, probando que las Córtes se hallan en pleno conocimiento para decretar la traslacion del modo con que se propone. A este fin, haré una breve y sumaria historia de la revolucion de España.

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Ella es el fundamento de lo que la Europa ha resuelto respecto de nosotros, y ella es la que ha obligado à potencias bien grandes á darnos la mayor importancia. Toda esta historia se reduce á que la Constitucion española es el escándalo de la Europa, y una ley incompatible con la seguridad de los Estados, y particularmente de los tronos. . A esto se reduce en compendio todo el grande fundamento de esta especie de conmoción general, que por un encanto se afecta que tiene á la Europa en espectacion.

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Las Córtes se convencerán de que hay mas de ridículo que de exacto en esta idea, porque una nacion que se halla situada al final de la Europa, y que es imposible que pueda comprometer bajo ningun aspecto su tranquilidad; no digo ahora, si no en muchos siglos venideros, podrá causar estas alarmas entre potencias que cuentan 2,000 leguas de largo, y 800,000 comba

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tientes; y que unidas, se llaman árbitras de la Europa. Atendiendo á esto parece estraordinariamente ridículo, el suponer que la Europa esté fuera de su equilibrio y comprometida, porque los españoles han adoptado unas leyes que si son defectuosas, solo á ellos toca reformarlas. »

Pasó el orador ha hacer una reseña de la enemiga, sorda y declarada de que nuestras instituciones habian sido blanco.desde el año 1820, y llegando á las últimas comunicaciones de la Santa Alianza, continuó:

El principal elemento que debia haber entrado en la composicion de toda comunicacion, era la buena fé; y yo pregunto; ¿el ultrajar á las naciones, el haber adoptado la insidiosa y abomi nable doetrina de separar á la nacion de su cuerpo legislativo, llamando á sus individuos facciosos, personas apoderadas ilíci tamente del poder, presentándonos á la Europa como usurpadores, haciéndonos sospechosos á nuestro mismo Rey, ¿os lenguaje que corresponde á personas que se denominan árbitras de la Europa?>

Cuando alguno se interesa en el órden de una familia que ve desarreglada, y quiere efectivamente poner enmienda, ¿qué es lo que hace ? Ganar los corazones, insinuarse por los medios mas eficaces en la estimacion de los individuos que la componen, para prepararlos á que oigan sus consejos; y si en lugar de esto los ultraja y los insulta, ¿indica que de buena fé quiere su bien? No señor. Esto es lo que se ha hecho con nosotros. Si sinceramente creian que la Constitucion comprometia á la nacion española, ¿no habia un medio de dirigirse á sus representantes ó á las autoridades constituidas, absteniéndose de un lenguaje tan repugnante á la civilizacion de la Europa?

Luego hay aquí un argumento que hace ver la mala fé, la perfidia, la insidia y el deseo de envolvernos en mil males y -desastres. Sin embargo, señor, personas que no hacen treguas en sus opiniones, y que tienen una escesiva propension à creer todo favorable, miraron estas notas como papeles insignificantes. Si todavia hubiese en España personas que pensasen así, ¿qué me dicen al oir un documento auténtico y solemne, cual es el

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