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bolas.

Cebos naturales y artificiales. Los peces | por una tela, se deja enfriar y se forma en á pesar de su voracidad no gustan todos de un mismo alimento. Las estaciones y parages en que se pesca influyen tambien mucho en la eleccion de los cebos.

Los mejores son los gusanos asi de tierra como de carne y los blancos ó amarillos que se encuentran en las raices del iris acuático y roen las frutas, especialmente para las truchas, tencas, sargos y carpas.

Se hace provision de gusanos yendo á un jardin ó á un prado y escavando en sitio fresco y húmedo: y tambien hirviendo en agua hojas de nogal y derramándola sobre la tierra ó agua que esté muy salada. Al instante se verán salir los gusanos de la tierra. Encuéntranse tambien con abundancia sobre la superficie de los predios despues de la lluvia con especialidad por la noche en que salen de sus agujeros, y entonces se les coge teniendo cuidado de alumbrarse con una linterna, porque si se lleva una luz muy viva se esconderán al verla.

Los de carne se obtienen enterrando un animal muerto; si se cava la tierra algunos dias despues se recogerá doble cosecha.

Tambien se hace un uso muy frecuente de miga de pan, simiente de cáñamo y sangre cuajada, mezcladas con escrementos de cabalo que se baja al fondo del agua en un cesto. Otro de los mas estimados es el de boniga de vaca ó mirlo de oveja, desleidas en sangre con avena nacida, tripas de animales, carne de conejo ó de gato bien picada y amasada con cera virgen y miel.

El de habas y miel se hace cociendo aquellas en agua despues de haberlas tenido de remojo por una noche para que estén mas tiernas: se les echa miel y dos ó tres granos de musgo: se quitan del fuego antes que estén enteramente cocidas, y amasando esta pasta con las manos se forman bolas que se arrojan en el parage que se quiera cebar. Conviene principalmente para las carpas.

En tin, algunos pescadores hacen tambien cebos de fondo con huevos de pescado, endureciendo estos al sol ó á un calor suave, y cuando quieren servirse de ellos los cortan en pedazos proporcionados que ensartan en El estiércol de vaca y sobre todo de co-los anzuelos ó echan en las pesqueras, la vischino los produce escelentes. Conviene, por pera del dia que intentan pescar. regla general, limpiarlos antes de hacer uso de ellos, á cuyo efecto se les deja uno ó muchos dias en una vasija llena de musgo húme-inventados por la necesidad ó conveniencia, do. El cebo de gusanos es el mas adecuado para la pesca de agua dulce.

Los cebos artificiales son los que se componen á imitacion de los naturales, y han sido

porque como no en todas las estaciones ni en todos los lugares se encuentran gusanos que Se les conserva en musgo seco y si se atraigan los peces estimulando su apetito, y notare que enflaquecen mucho, lo que se co- sea muy difícil haberlos en ciertas ocasiones, noce cuando resalta el nudo que tienen cerca ha sido indispensable demandar al arte sus de la mitad de su cuerpo, se les alimenta con auxilios. Estos cebos son el pequeño pavo leche ó con clara de huevo sin sal empapan-real ó papeta de que se hace uso todos los do el musgo ligeramente todos los dias. dias: la oruga verde, la amarilla, la langosta, Pero no es este el solo pasto de que se la mariposa de retama que se emplea en las sirven los pescadores. Les suministran abas-mañanas: la jaspeada ó la araña roja, al medio tos abundantisimos las diferentes especies de dia, y la mosca facticia por la noche, cuando escarabajos, moscas, hormigas aladas, mari- está el tiempo cubierto y en dias borrascosos. posas, ranas, caracoles, orugas, almejas, langostas, ratas, patos recien nacidos y todos los pececillos comprendidos bajo el nombre de morralla, entre los cuales son preferidos los espirenques, brecas y los gobios mas pequeños para la pesca de rios y estanques: el que-Tres ó cuatro cebos arificiales bien hechos, so de Suiza se usa en la de los barbos cuando hace fuerte calor.

Los cebos compuestos llamados de fondo que se emplean generalmente, son: 1.° el de arcilla, gusanos de carne y escremento de caballo. Se mezclan estos ingredientes dándoles la forma de una bola, que se echa al agua en el parage donde se quiere pescar: 2.° el de trigo, cebada y simiente del cáñamo bien cocidos, añadiéndoles un poco de sal: 3.o el de trigo, leche, miel y azafran, haciéndose hervir el primero en leche hasta que esté bien blando, que entonces se cocerá á fuego lento con miel y un poco de azafran: 4.° el de cebada ó avena fermentada, que se hierve en una caldera, y despues de un corto hervor, se cuela

Añadiremos á esta nomenclatura en forma de observacion general fundada sobre la esperiencia, que los pequeños insectos son preferibles á los grandes; los de color claro, en los dias nublados, y los oscuros en los de sol.

de diversas formas y mediano grueso, bastan para pescar en la mayor parte de los rios y durante las temporadas favorables.

Es muy fácil á cada pescador confeccionar por sí mismos estos cebos facticios. La operacion se reduce á esta simple teoria. Para imitar á una oruga, por ejemplo, se tuerce un poco de randa mezclando entre sus hilos algunos pedazos de crin teñida para que sostenga las hebras mas finas sin dispersarse por el agua. A falta de randa ó pasamano se hace con pelos de animales, como de perro, gato, etc. Para formar un insecto, se le pondrán las alas de plumas brillantes que se encuentran en la cabeza y cuello de las aves, y se cortan dándoles la forma que se quiere. El

cuerpo se imita con telas de lana de diferentes, colores: luego se le cosen las alas con seda á fin de que conserven una posicion natural é invariable, pero con la advertencia de que se ha de poner en el garfio mas largo del anzuelo, debiendo quedar el pequeño y el dardo en descubierto.

Los cebos que se emplean con preferencia para la pesca de mar son los arenques frescos, muy apetecidos de todos los peces y en su defecto la sardina, que casi le iguala en sus calidades: las meletas, nuesas, sardinetas, especie de anchova, que se cogen por los meses de mayo, junio y julio en el fondo de los barcos ó de las redes, procurándose que estén bien frescas, y los gusanos marinos negros que son escelente cebo para los lenguados. Se les halla en la arena al retirarse la marea, y se conoce fácilmente donde están por las huellas que dejan en la arena. Las almejas y lapas no se emplean por los pescadores sino á falta de mejor cebo. Estos moluscos deben estar vivos. Las jibias y calamares suministran pasto, si bien mediano, no menos precioso en el estio, porque se carece de otros, é igualmente los cabrejos y sus especies, grandes y pequeños para las cabrillas y rayas; las langostas, para los cóngrios, meros y platijas; las lojas, espirenques y otros pececillos, y en caso necesario los cebos salados, de arenque, hígado de vaca, caballo y otros animales; debiendo procurarse que no tengan mal olor. El higado de cerdo es muy conveniente para atraer la pescadilla en la cuaresma, cuando este pescado rehusa cualquier otra especie de carnada, y es tan apetecide que hace salir los peces del fondo de las aguas á donde se refugian en el invierno huyendo del frio.

Una observacion que no debe omitirse es que los peces gustan mas del pasto de los de su propia especie. Respecto de la pesca que se hace con redes, debe antes cebarse el mar para que salgan las sardinas del fondo, con huevos de bacalao y de cabrillas saladas. Aquellos se traen de Terranova y de Noruega, y estos principalmente de la isla de Bas.

Los cebos facticios para las pesqueras del Océano, son los mismos que ya se han espuesto para las de agua dulce; sirviéndose ademas de piedras blancas, pedazos de marfil, de estaño brillante, plumas y otras materias que se disponen en forma de pez, atrayendo á la mayor parte de los crustáceos, los pescados grandes, y sobre todo, los atunes, Por regla general, no se emplearán los cebos artificiales sino en defecto de los naturales.

Estaciones favorables para la pesca. La primavera y el estio son las mas á propósito para la de liña. La de redes se practica en todo el año, escepto en la época del frio, aunque el otoño es la estacion en que tiene mejor éxito. Cuando el tiempo está borrascoso frecuenta el pescado las riberas; si cae rocío deja el fondo para venir á la superficie. En estos dos

casos, y en el de soplar ligeramente los vientos del Sud, y Sud-Oeste, la pesca de caña y cordel son por lo comun muy felices. No sucede lo mismo cuando el cielo está puro y sereno y el agua perfectamente limpida. Despues de la lluvia se suele coger mucho pescado; pero si hace calor, no debe pescarse sino por la mañana ó por la tarde despues de ponerse el sol.

En invierno no pica por la noche; asi, para obtener algunos buenos lances, es preciso pescar desde las once de la mañana hasta las tres de la tarde. Mientras el tiempo está nublado, ó si cae llovizna, el pescado, por ejemplo, las tencas y las carpas, se pasean por el fondo de las aguas, sobre todo en los estanques. Si está borrascoso y se oye el ruido del trueno, si hay relámpagos ó llueve granizo, no solo no pica el pescado, sino que deja de hacerlo algunas horas antes de la borrasca. Cuando se le ve saltar fuera del agua para coger los pequeños insectos que vuelan en la superficie, es una señal de que picará en el anzuelo.

En los rios en que el agua es límpida y de poca profundidad, se debe siempre pescar en la corriente, en el medio; pero en los de mucho fondo cerca de las orillas, en los remolinos y rebezas ó vueltas de las aguas. Si el cielo está despejado y el agua clara, no se debe pescar con grandes boyas, porque al verlas los peces se asustarian. Si reina un viento frio, y al mismo tiempo hace sol, buscan aquellos los parages abrigados donde puedan gozar de los rayos del dia; pero el pescador debe tener la precaucion de situarse de manera que su sombra no proyecte sobre las ondas, asi como de no hacer el menor ruido, ni ningun movimiento brusco, porque los peces tienen el oido y la vista mas finos de lo que se cree.

La pesca, sea á la liña, sea en redes, se practica en las estaciones siguientes. En enero y febrero, con las nasas; en marzo, abril y mayo, época del desove, está prohibida la de la liña flotante: en junio se pesca con toda clase de redes: en julio y agosto abundan las brecas y las anguilas: en setiembre y octubre estas, los pescados blancos y los barbos; pero ya en noviembre y diciembre se abandona la pesca de la liña, al paso que son los meses mas favorables para la de redes.

No todos los peces habitan indistintamente los diferentes domicilios que les ofrecen las aguas; antes bien, cada especie busca los lugares que la naturaleza le indica como mas propios á su existencia, habiendo en ellas diversos climas y temperaturas á semejanza de nuestra atmósfera. De aqui nacen las observaciones siguientes: 1.a Los peces grandes se encuentran por lo general en los profundidades, y los blancos en les setos, es decir, en las rebezas que hace el agua cuando detenida en su corriente por un cuerpo capaz de oponerle una fuerte resistencia, vuelve sobre sí

misma con direccion á aquel cuerpo. Los estu- porque nos demuestra la historia que en todas riones, salmones, sábalos, menas y otros, se épocas las aterrorizadas poblaciones atribuyepescan en las corrientes rápidas y profundas, ron tan terrible plaga á fenómenos sobrenay en la superficie, las brecas y sábalos bastar-turales, contra los que eran impotentes todos dos: en las vivas los sollos, sargos, gobios, los esfuerzos humanos. Hicieron de ella una truchas, etc.: en las apacibles y cenagosas las divinidad, hija de la noche y compañera del anguilas, lampreas y lotas: los cangrejos en hambre; y en Roma se instituyeron, para alelos arroyos; las ranas en los pantanos y es-jar la peste, los juegos denominados taurii. tanques. La peste mas terrible que menciona la his

La pesca de mar está sujeta casi á las mis-toria antigua, es la que azotó la Grecia y parmas reglas nacidas de la práctica de los pes-te del Asia, cuatrocientos treinta y un años cadores; pero con algunas diferencias que con- antes de la venida de Jesucristo, durante la viene saber: rara vez abunda cuando el cielo guerra del Peloponeso. Sófocles, en su tragedia está claro y sereno: si nieva ó sopla viento Edipo atribuye á la cólera de Marte la enferdel Norte, se recoge al fondo para abrigarse medad pestilencial que se ensañó en Tebas, didel frio, á lo que se agrega que entonces hu- ciendo «Que Marte, inexorable, sin escudo y sin yendo de las riberas los peces pequeños por espada, lienaba la ciudad de montones de cala misma causa, se ven obligados los grandes dáveres.» Los israelitas creian que era un deá profundizarse y alejarse tambien para que monio esterminador el que heria sin piedad. no les falte su sustento. Estas señales indican Los que han permanecido por algun tiempo á los pescadores que deben renunciar al ejer- en Egipto, oyen con frecuencia que el pueblo cio de su arte, ó practicarlo en barcos bastan- atribuye la peste á un genio malo armado con te fuertes, desde donde puedan pescar en alta arcos y flechas. Tambien las mugeres, y somar con los aperos é instrumentos inventados bre todo los niños, evitan salir de noche, á fin al efecto. de que el genio esterminador, que suponen oculto en la sombra, no les arroje algun acerado dardo.

Los pescados pican poco cuando están desovando, en cuya época es su pulpa blanda y de mal gusto. Si el agua está clara y límpida, será muy escasa la cosecha; y al contrario si está turbia. Siempre es mejor de noche que de dia, á no ser que esté el cielo nublado. Es un becho no menos cierto que en las pequeñas mareas abunda menos que en las grandes.

Esta enfermedad, tan eminentemente mortifera, y considerada como contagiosa por la mayor parte de los médicos, ataca siempre á gran parte de la poblaciou. Unas veces endémica, como en Egipto ó en Constantinopla, y otros epidémica como la que se observó en Superfluo nos parece decir que los peces 1720 en Marsella y hace mas de veinte años de paso, lo mismo que las aves que emigran, en Barcelona, queda caracterizada la peste en tienen su temperatura propia, fuera de la cual los mas de los casos por bubones, carbuncos no se les puede coger; pero respecto de los y manchas lívidas en la piel, que son el terque permanecen sedentarios en nuestras cos-rible cortejo que suele ir ademas acompañado tas la estacion oportuna para pescarlos es desde principios de agosto hasta fin de octubre. Los meros se encuentran en todo el año, aunque sean mas abundantes y mejores en el otoño é invierno. Esta materia se tratará con mas estension en el artículo PESCADO, donde podrá verse la manera particular de pesca de Varios médicos atribuyeron la peste á eclipcada especie y la estacion mas favorable para ses, otros á animalillos microscópicos, y algupracticarla. nos á invisibles lluvias de fuego, que penetranTodas estas observaciones, resultado de la do en el interior del cuerpo, determinaban en esperiencia, son susceptibles de diversas mo-él una especie de ebullicion en la sangre. Los dificaciones dependientes de los tiempos y iatroquímicos de la edad media y de estos úllugares; pero en general son exactas, y el timos tiempos quisieron hacer uso de su depescador que se dirija por ellas, quedará ám-recho admitiendo un virus pestilencial y supopliamente recompensado. niéndole compuesto de una materia arsenical y nitro-sulfurosa.

ordinariamente de ardiente calentura y de delirio. No pudiendo los médicos antiguos esplicarse de un modo racional las causas ocasionales de la peste, dieron vuelo á hipótesis tan vagas como pueriles sobre la etimología de esta enfermedad. Vamos á citar algunas.

PESOS Y MEDIDAS. (Véase MEDIDAS.) PESTE. (Medicina) El nombre de esta en- Habiendo caido en el olvido todas las anfermedad se deriva de la palabra latina pessi-teriores hipótesis, ó por mejor decir, en suemus, que significa pésimo ó muy malo. De es- ños, se han ido á buscar las verdaderas causas ta suerte quisieron denominar los antiguos á de la peste en el órden de las cosas físicas que la dolencia mas mortífera que jamás haya afli- nos rodean. La mas apreciable de todas seria, gido á la humanidad. La prontitud y el esceso segun Mr. Bruossais, la absorcion de un miasde sus estragos dieron origen á que la consi-ma deletéreo, que penetrando en la econoderasen, unos como una cólera de los dioses; mía animal por la triple via de los órganos y áque la atribuyesen otros á una prueba de pulmonares, de los digestos, como igualmensalutacion enviada por el santo profeta. Véase te por los poros de la piel, determinari 1975 BIBLIOTECA POPULAR. Ꭲ . XXX. 10

una especie de envenenamiento miasmático. Ilicados, todo género de escesos, y sobre toEl autor del articulo PESTE del Diccionario de do los de la lujuria y de la mesa, la esla Conversacion y de la Lectura, que ha per-tenuacion á consecuencia de evacuaciones demanecido muchos años en Egipto, dice que sus masiado abundantes, y aun por el simple efecobservaciones están en un todo conformes con to de un escesivo cansancio, los afectos trisla opinion del gran reformador de la medici- te, como el desaliento, la nostalgia, y genena; y asegura que pudo comprobar en mu- ralmente el terror que causa en general tan chisimos casos y particularmente en si mis- terrible epidemia. Ciertos autores han admimo, que la causa mas activa del tifo pestilen- tido que los temperamentos sanguíneos y las cial provenia de las emanaciones pútridas, constituciones mas robustas eran á menudo ora se desprendiesen de las materias vegeto las primeras víctimas de la peste. Otros creen animales en descomposicion en el fondo de haber observado que las mugeres sucumben los charcos de agua que dejan tras si las inun- proporcionalmente en mayor número que los daciones del Nilo, ora se despidiesen de los hombres. Varios aseguran, en fin, que durante cementerios donde se inhuman los cadáveres las epidemias pestilenciales, los niños y los cubriéndoles apenas con una ligera capa de viejos caen en menos número que los adultos. tierra, ora en fin, se exhalen de los numero-¿Dependerá á causa de que la indiferencia de sos sepulcros, que colocados casi siempre en la inmediacion de las habitaciones, y aun á veces en el interior de los corrales y de las cuevas, dejan escapar al través de sus mal cer- Sintomatologia. Los sintomas ordinarios radas junturas olores infectos, que bajo ciertas de la peste son los mismos que los de la mainfluencias de calor y de humedad, adquieren yor parte de las afecciones tifoideas, de las un carácter pestilencial. Estas emanaciones, cuales es al parecer su mas enérgica espresion. como igualmente las que se exhalan de toda Con todo, es esencial observar que los bubomateria vegeto-animal que entre en putrefac-nes y los carbuncos, tan raros en el tifus, son cion, se componen probablemente de gases hidrógeno, carbonado y fosforado; de vapores amoniacales, y de ácido carbónico.

Mr. Pariset, exagerando las consecuencias de semejantes hechos, que no se conocia la peste en el antiguo Egipto, supuesto que se embalsamaban alli los cadáveres humanos y los de los animales. Si se añaden á todas las citadas causas de viciacion atmosférica, el mal régimen y la falta de limpieza en el trage de la mayor parte de los orientales, el singular temor que tienen de ensuciarse enterrando los cuerpos de los animales, los cuales se pudren | en gran número alrededor de sus habitaciones, generalmente sucias y poco aireadas, se tendrá entonces la esplicacion mas plausible de la frecuencia de las epidemias pestilenciales que azotan aquellas hermosas regiones.

Con todo, conviene hacer observar que la mayor parte de estas causas de insalubridad han disminuido considerablemente en Egipto, durante el ilustrado gobierno del virey Mohamed-Ali. Tambien son alli menos comunes que antes las epidemias pestilenciales.

los unos y la disminucion de percepcion en los otros les hacen menos accesibles al terror que inspira tan terrible epidemia?

frecuentes en la peste, comunicando al parecer á esta enfermedad un carácter especial; pero guardémonos muy bien de admitir nada positivamente absoluto bajo este punto de vista; pues la esperiencia nos ha manifestado casos de peste sin bubones ni carbuncos, y por el contrario nos ha hecho conocer por otra parte ejemplos de tifus europeo que presenta ese género de complicacion. Véase por que la denominacion de tifo de Oriente (véase el artículo TIFO), nos parece preferible á la palabra peste, que significa el peor de todos los males.

El desarrollo de esta enfermedad presenta formas y matices tan variados, que es imposible trazar de ellos un cuadro que sirva para todos los casos de peste, de donde han provenido las distinciones poco racionales de peste caliente, fria, benigna, maligna, inflamatoria, nerviosa, fulminante, y tantas otras divisiones, tan erróneas estas como aquellas, por estar basadas únicamente en el predominio de un síntoma, ó en la exageracion de sufrimientos que padece tal órgano ó tal aparato de órga

Réstanos para completar el cuadro etimo-nos, segun las diversas constituciones de los lógico de esta enfermedad, añadir al número de las causas que hemos enumerado, la duracion mas o menos prolongada de ciertos estados eléctricos de la atmósfera, que no podemos apreciar bien, y sobre todo las sutiles emanaciones, que exhalándose sin cesar de rlos cuerpos pestiferados, deben aumentar, durante una epidemia, la insalubridad del aire y de los lugares.

En todas épocas se han indicado generalmente en el número de las circunstanias propias para favorecer el desarrollo de las afecciones pestilenciales, los temperamentos de

enfermos. Por eso procuraremos, para ser mas exactos, indicar primero los caractéres morbosos que con mas frecuencia presenta la peste, reservándonos luego referir á ella algunas de las principales variedades que puede presentar. Con todo, haremos aun observar que hay casos de peste que se declaran con tal apariencia de lentitud y de benignidad, que un observador poco atento ó poco ilustrado podria engañarse acerca del carácter constantemente grave de esta enfermedad.

De ordinario principia por un dolor en la frente, dirigiéndose hacia el occipucio,

me

ser que se le destruya por medio de fumigaciones cloruradas, ó bien lavando los objetos y ventilándolo todo muy bien y durante largo tiempo.

En medio de esta escena de desórdenes generales y locales, se declaran bubones de ordinario debajo de la ingle, y otras veces en el sobaco ó en el cuello, siendo muy raro que se presenten en los jarretes ó en el pliegue del Manifiéstase tambien mayor ó menor número de carbuncos, manchas petequiales de todas dimensiones, y cuyo color varía desde el rojo pálido hasta el pardo mas oscuro, apa

ro principalmente en el tronco, y en todos los puntos de la piel desprovistos de pelo. Algunas veces pústulas gangrenosas se agregan á todas estas graves afecciones cutáneas, completando asi el carácter mas marcado de las enfermedades pestilenciales.

diante una curvadura dolorosa que se estiende á lo largo de la columna vertebral, pasando pronto á los miembros, y dejándose sentir principalmente alrededor de las grandes articulaciones. Los enfermos esperimentan una debilidad y vértigos que hacen vacilante su paso; sufren tambien un desórden en la vision, zumbidos en los oidos, náuseas y un estado de estupor fisico y moral, que es el carácter especial de todas las afecciones tifoideas; y sien-codo. ten ademas, en diversos sentidos, calofrios que alternan con momentos de gran calor. En unos un sentimiento de terror, ó por lo menos un estado de ansiedad en los que tienen mas ener-reciendo en las diversas partes del cuerpo, pegía, suele manifestarse al principio de esta enfermedad. Los enfermos, ora por un sentimiento instintivo del peligro que corren, ora por un temor desgraciadamente harto fundado acerca de la observacion de los hechos que pasan á su alrededor, desesperan casi todos de su salud desde el mismo momento en que los ataca la epidemia. Pronto, si el calor predomina sobre el calofrio, como á menudo sucede, los enfermos sufren un calor urente en el interior, sobre todo hacia el epigastrio, pareciéndoles que la sangre hierve en sus venas. El corazon late con violencia, y á veces produce una ansiedad precordial inespresable; el pulso varía, pero de ordinario es frecuente y regular, manifestándose á menudo hemorragias nasales; la respiracion es difícil, estertórea, desigual y precipitada; con frecuencia tambien se declaran vómitos amarillos ó verdosos, á veces sanguinolentos, y acompañados de hipo, y la lengua es de un color blanco amarillento. En casi todos los casos es roja en la punta y en los bordes; y á veces sobreviene tambien un flujo fétido y pardo, ó hemorragias intestinales, seguidas de cólicos y de suma postracion de fuerzas.

Enciéndese la fiebre y se vuelve intensa; los ojos están rojos y la mirada es feroz; aumentan los dolores de cabeza, declárase el delirio, y preséntanse movimientos convulsivos. En otras circunstancias, aumenta el estupor, vuélvese glacial el frio, caen los enfermos en un desfallecimiento parecido al sincope; y hasta presenta la apariencia de una asfixia por un gas miasmático, llegando pronto á ser mortal, si el retorno del calor no establece una saludable reaccion. La orina varía de color y de olor; unas veces es blanca ó está llena de copos; otras es amarilla ó sanguinolenta; á veces es parda ó fétida; pero uno de sus signos mas característicos consiste en sobrenadar en su superficie una capa de materia oleaginosa; ademas de difundir tambien un olor nauseabundo. El sudor, lo mismo que todas las demas escreciones de los pestilentes, tiene igualmente un olor sui géneris, que se impregna en los vestidos, en la cama, en todos los muebles y hasta en las paredes de la alcoba. Este olor es tan tenaz que persiste mucho tiempo despues de la enfermedad, á no

Segun Mr. Pariret, quien en 1828 fué comisionado para ir á estudiar el tifo oriental, podrian indicarse como signos precursores de los bubones y de los carbuncos pestilenciales, una marcha violacea situada en la mitad de la lengua, y acompañada de dos líneas blancas en sus bordes. Pretende tambien haber observado que el pulso era mas duro y mas frecuente en el lado en que debia aparecer el bubon. Otro autor dice que no supo observar, antes que Mr. Pariret, un hecho tan curioso de la patogenia pestilencial; y á su modo de ver está inclinado á considerar como signos mas evidentes de la próxima aparicion de los bubones, el sentimiento doloroso y profundo que se determina comprimiendo las regiones del cuerpo donde deben desarrollarse estos tumores, aun cuando no haya signo alguno aparente de hinchazon ni de rubicundez. Cuando ha de ser en el pliegue de la ingle ó en el jarrete, el enfermo encuentra dificultad en andar, y si estos dolores precursivos se manifiestan en el cuello ó en el sobaco, se traga con dificul-` tad, ó es dificil mover el brazo. Una circunstancia digna de llamar la atencion, y que indicó Mr. Larrey, es que la inflamacion que constituye estos tumores, ataca con preferencia el tegido celular que rodea á las glándulas, mas bien que á estos últimos órganos.

Los carbuncos se manifiestan de un modo mas inmediato, dando lugar á tumores circulares de color rojo parduzco ó negro, de forma ordinariamente aplanada; mas o menos estensa, ocupan todo el espesor de la piel, y teṛminan siempre en una escara gangrenosa de cuyo centro sale á menudo una sangre amarilla, pútrida y acre. Si aparecen, como con frecuencia suele suceder, en partes muy carnosas, pueden ocasionar entonces profundas desorganizaciones. Nada fijo presentan estos dos exantemas en su aparicion, pues unas veces preceden al estado febril, si bien con mas frecuencia le acompañan o le suceden.

Por lo que hace á las petequias ó pintas,

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