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materia de un interés tan fecundo; pero los numerosos fenómenos de que se compone corresponden mas bien al dominio de la patologia cutánea. En el siglo en que vivimos, cada ciencia abunda en muchos órdenes de hechos, y el arte supremo consiste en eligirlos y en apropiarlos al gusto, al género y á la condicion de los lectores.

taciones espasmódicas, sacudidas horripilato-, vivos. Trabajo cuesta circunscribirse en una rias, etc. En el segundo momento el tono se relaja, y el febricitante goza durante algunos instantes de tan suave situacion intermedia entre el frio y el calor. Pero pronto aumenta la rapidez del curso de la sangre; llena este liquido los vasos cutáneos, restablece en ellos el calor, ó por mejor decir un ardor insoportable para el enfermo; y en seguida se cubre la piel de abundante sudor, que bien dirigido causa un saludable alivio.

Continuando en considerar la piel como un órgano sensible, es asombroso el infinito número de afecciones morbosas que es susceptible de contraer. Obsérvase sobre todo que se halla sujeta á la inflamacion, no solo porque es el sistema que recibe mas sangre, sino tambien porque, es en cierto modo el punto de reunion de todas las estremidades nerviosas. ¡Cuánta infinita variedad de fenómenos en las flegmasias tan vivas como el eritema, la crisipela, el penfix, y en exantemas tan agudos como el sarampion, las viruelas, y la escarlatina! La mayor parte de estas erupciones escitan un sentimiento de ardor ó de escozor absolutamente análogo al que resultaria de una violenta quemadura. Este escozor no disminuye hasta que declina la fiebre concomitante, y se manifiesta la desescamacion cutánea.

Enfermedades de la piel.

Designanse hoy dia con el nombre de enfermedades de la piel casi todas las afecciones que se manifiestan en el esterior del cuerpo por un estado anormal de la membrana tegumentaria, y decimos casi todas, porque las pestes y las enfermedades tifóideas no están comprendidas entre estas afecciones, por mas que se relacionen con ellas, por los carbuncos, las petequias ó manchas, con el mismo título que las fiebres eruptivas por las pústulas, el exantema ó los demas signos que las caracterizan. De igual manera la ictericia, la gangrena de los tegumentos, etc., no han hecho confundir la hepatitis, la fiebre amarilla y las demas enfermedades que acompañan con las dolencias cutáneas; pues, en estos casos, la importancia del síntoma ha parecido demasiado secundaria. Por lo demas, las enfermedades de la piel, sin dejar de tener por sintoma principal la alteracion que reside en esta membrana, van precedidas, acompañadas ó seguidas de otros signos, de lesion de otros tejidos, de modificacion de la sangre; en una palabra, una observacion, hasta superficial, no deja desconocer la enfermedad general bajo el sintoma puramente local; y por eso en tales afecciones dirige la terapéutica sus esfuerzos

ces mas que hácia su asiento aparente.

Sabidos son los diversos modos de prurito y de dolor que resultan de la manifestacion de una multitud de otras erupciones cutáneas, tales como los dartros, el prurigo, la tiña, la sarna, la lepra, la elefantiasis, etc. A menudo son comezones intolerables, que se deben referir particularmente á la irritacion producida por costras ó por materias sordidas que se acumulan en las eminencias papilares irritándolas sin cesar con su presencia. Los enfermos tratan de librarse de tan penosa sensa-hácia el oculto asiento del mal, tanto y á vecion por medio de un continuo frote. Unos se rascan hasta hacer brotar sangre de los capilares cutáneos; y todos convienen en que la reiteracion de este acto es para ellos una especie de voluptuosidad. Por lo demas, el desarrollo de todas estas diversas erupciones que caracterizan y diferencian particularmente á las enfermedades cutáneas; el desarrollo de pápulas, de pústulas, de vejiguillas, de flictenas, de escamas, de costras, y de otros muchos fenómenos esteriores que se manifiestan en la periferia tegumentar, y que afectan figuras tan constantes y tan regulares como la cristalizacion de las sales y de los minerales, es una de las mas notables operaciones vitales y el resultado de una verdadera funcion patológica que operan las fuerzas sensitivas.

Hay una infinidad de exantemas cutáneos que desaparecen de tal manera despues de la muerte, que con dificultad se conoce el sitio que antes ocupaban.

Terminamos aqui estas someras consideraciones generales sobre uno de los órganos mas esenciales de la economía de los seres

Los médicos de la antigüedad describieron un cierto número de enfermedades de la piel, y su carácter de simple epifenómeno no se le ocultó, en muchos casos, á Hipócrates, quien las estudió sobre todo bajo este punto de vista. Encuéntrase en sus obras la descripcion de muchos estados morbosos cuya nomenclatura han conservado los autores modernos (erisipela, eczema, ectima, flizacia, psidracia, lepra, psoriasis, liquen, pitiriasis, etc.) Celsio describe de un modo muy exacto los caractéres distintivos de ciertas enfermedades de la piel, y da, lo mismo que Plinio, preceptos de terapéutica que todavía se siguen hoy dia. Galeno es el primero que clasifica las enfermedades de la piel en dos secciones, segun residan en todo el cuerpo ó tan solo en la cabeza. Encuéntrase tambien en Celio Aureliano, Areteo, Aecio, Alejandro de Tralles y Pablo de Egina, un estudio mas o menos completo de muchas de las enfermedades que nos ocupan. Por último, los árabes fueron los primeros en describir de un modo exacto las viruelas

y el sarampion, y tambien una variedad de dirigiendo el estudio y la observacion á enferelefantiasis. medades poco conocidas entre nosotros.

Las lecciones de Biett vulgarizaron en la escuela francesa la clasificacion de Willan y la terapéutica enérgica cuyas fórmulas habian sido los primeros en dar los autores ingleses. A este método se refieren todas las obras que de quince años á esta parte se han publicado acerca de las enfermedades de la piel. Estas afecciones han sido clasificadas del modo siguiente por los señores Cazessave y Schedel, alumnos de Biett:

1.a Exantemas.
Vejiguillas.

2.

3.a Pústulas.

4.

Burbujas.

5.a Pápulas.

6.

Escamas.

7.a

8.a

Tubérculos.

Manchas.

En otros cinco órdenes están comprendidas las siguientes afecciones:

1.a Lapus.
2.a Pelagra.
3.a Sifilides.

4.a Púrpura.

5.

Elefantiasis de los árabes.
Keloides.

Desde Avicena hasta Mercuriali se encuentran en los autores descripciones y preceptos terapéuticos pero nada de clasificacion general. Mercuriali reprodujo la de Galeno á fines del siglo XVI; Turner, à principios del XVIII, y hoy dia Alibert adoptaron tambien la clasificacion del médico de Pérgamo. Sin embargo, las descripciones se hacian cada vez con mas exactitud; las apariencias esteriores y Inego los caractéres anatómicos y fisiológicos iban á ser para Willis, Lorry y Plenck la base de toda clasificacion. Willan, partiendo del mismo punto de vista que Plenck, en vez de atenerse como él á la apariencia mas sobresaliente de las enfermedades cutáneas, establece su clasificacion en vista de los caractéres que presentan en su mayor desarrollo, en su período de estado, y antes que sufran las alteraciones del decrecimiento. Mientras los autores ingleses desarrollaban este método, nace otr oen Franaia, y brilla por algun tiempo con viva luz, merced al talento de su autor. Alibert adoptó la clasificacion de Galeno, dividiendo en dos órdenes las enfermedades de la piel: dió el nombre de tiñas á las que residen en la cabeza, y el de dartros á las del cuerpo, sometiéndose à una nomenclatura tan vulgar Se puede objetar que la pelagra, la sifilicomo poco exacta. Dividió luego estos dos ór-des y la púrpura presentan sintomas que se denes principales en numerosos grupos, que relacionan con muchos de los ocho primeros órllamó familias, procurando aproximar su pa- denes, y que la naturaleza de estas afecciones tologia al método natural que siguen los botá- no motiva al parecer su clasificacion en un nicos. Pero la elegancia de su palabra no pu- grupo separado. Tal sifilides, por ejemplo, dedo disimular cun poco racional y cuan confu- berá necesariamente ser descrita como papusa era su clasificacion; y hasta él mismo com-losa, tal otra como pústulas, manchas, etc. prendió su insuficiencia, y quiso presentarla Mr. Rayer traza un cuadro muy grande, y con mas claridad. Clasificó de nuevo las enfer-divide las enfermedades cutáneas en cuatro medades de la piel con el nombre de derma tosis, en grupos formados, unos, en virtud de su naturaleza inflamatoria ó de su carácter febril, otros, en vista de su asiento, de su color ó de sus causas, reuniendo estos grupos como ramas de lo que él llamó el árbol de las dermatosis. El talento de Alibert hacia afluir oyentes á sus lecciones, à las cuales asistian personas respetables en la ciencia; pero se salia de su curso como del de un hábil retórico de la misma época, sin haber sacado mas que el recuerdo de una hora pasada lo mas agradablemente que puede pasarse en este mundo.

Su clasificacion carecia de unidad; daba demasiada importancia á ciertos caractéres secundarios, y en sus descripciones poéticas mas bien que científicas no se podia estractar un conocimiento claro de las enfermedades de que hablaba. Ademas cuando los esfuerzos de la naturaleza ó de las cataplasmas aplicadas con pérfida intencion habian desprendido las costras de sus dermatosis, le era imposible al profesor caracterizarlas y á los alumnos reconocerlas. Sin embargo, no puede negarse que Alibert prestó grandes servicios á la ciencia 1978 BIBLIOTECA POPULAR.

6.

secciones. La primera comprende las enfermedades de la piel propiamente dichas; la segunda las alteraciones de las dependencias de la piel; la tercera los cuerpos estraños observados en la superficie, en el espesor y debajo de esta membrana; la cuarta, la elefantiasis de los árabes, que es una afeccion que no influye mas que secundariamente en la piel, el boton de Alepo, el pian y algunas otras enfermedades poco conocidas, ó raras en Europa.

De la preciosa obra de Mr. Rayer tomamos el siguiente cuadro, que da un resúmen completo de las enfermedades cutáneas.

SECCION 1.-ENFERMEDAD DE LA PIEL.

Capitulo I.-Inflamaciones que afectan una sola forma elemental. Exantemas.

Eritema, erisipela, sarampion, roseola, escarlatina, urticaria, exantemas artificiales.

Burbujas. Penfigus, rupia, burbujas artificiales (vejigatorios, etc.)

Vejiguillas. Herpes, eczema, hidrargiria, sarna, suette miliar, sudamina, vejiguillas artificiales.

T. XXX. 13

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Pústulas. Viruelas, vacuna, acne, cupero-1 SECCION III-CUERPOS ESTRAÑOS ANIMADOS O sis, sicosis, impetigo, favus, ectima, pústulas | INANIMADOS OBSERVADOS EN LA SUPERFICIE, EN artificiales.

Divieso. Orgeolet, divieso, antrax.
Gangrena. Pústula maligna, carbunco,

gangrena tifoidea.

EL ESPESOR O DEBAJO DE LA PIEL.

Grasa del cuero cabelludo de los recien-nacidos. Materias inorgánicas, coloracion artifi

Pápulas. Estrófulus, liquen, prurigo, pá-cial. Piojos, pulex irritans, pulex penetrans; pulas artificiales.

Scamas. Pitiriasis, psoriasis, lepra, pelagra, escamas artificiales.

Tubérculo. Lupus, elefantiasis de los griegos, cáncer, tubérculos artificiales.

estro, gusano de Medina ó dragúnculo.

SECCION IV.

Elefantiasis de los árabes, pierna de las
Barbadas, boton de Alepo, radesiga ó lepra

8. 11.—Inflamaciones que afectan muchas anestérica, pian, acrodinia, etc.
formas elementales.

Quemadura. Exantemosa, burbujosa,

En la presente Enciclopedia se encontrarán varios artículos especiales dedicados á mugan-chas de las afecciones del cuadro anterior. Para los demas remitimos al lector á los tratados ex professo, y especialmente en la obra de Mr. Rayer que contiene una bibliografía y una sinonimia muy completas.

grenosa.
Sabañones. Exantemosa, burbujosa, gan-
grenosa.

Sifilides. Exantemosa, burbujosa, vesiculosa, pustulosa, escamosa, papulosa, tuberculosa, vegetante.

Hipócrates: Prorréticas, lib. II; Epidemias, libro Capitulo II.-Secreciones morbosas: em-1. II. IV; Prencciones de los Aforismos, recc. II, III peines, concreciones cretáceas, tumores foli-VI, VII; Del aire, de las aguas y de los lugares; De culosos, cubierta ceruminosa, flujo sebáceo la naturaleza de la muger: De las enfermedades de la muger, lib. II; Del médico, De las úlceras. Celso: De Re médica. (acne sebacea de Biett.)

Capitulo III.-Congestiones y hemorragias cutáneas y sub-cutáneas: cianosis, vibices, equimosis, petequias, púrpura, dermatorragia.

Capitulo IV.-Anemia.

Capitulo V.-Neurosis. Exaltacion, disminucion, abolicion de la sensibilidad de una parte ó de la totalidad de la piel, sin alteracion apreciable de esta membrana ó de los

centros nerviosos.

Capitulo VI.-Vicios de conformacion congénitos ó adquiridos. Apéndices, fanones, cicatrices, hipertrofia, atrofia del dermis y de la red vascular, nevus y tumores vasculares, keloide. Decoloracion: leocopatía (albinismo) general o parcial. Coloracion: nevus pigmentario, efelide, lentigo, cloasma, meladermis, ictericia, tono bronceado producido por el uso interno del nitrato de plata. Falta, engruesamiento y reblandecimiento del epidermis; ictiosis, apéndices córneos, desescamacion de los recien nacidos.

SECCION II.-ALTERACION DE LAS DEPENDENCIAS
DE LA PIEL.

Galeno: De compositione pharmacorum secumdum locos; De temperamentis, lib. III; De reterioribus capitis affectibus; De remediis paratu facilibus, lib. III.

Celio Aureliano: De morbis acutis et chronicis. Areteo: De causis et signis aculorum et dinlurnorum morborum, en fólio, Leyde, 1735.

Aecio: Telrabiblos, en fólio, Basilea, 1542.
Avicena: In re medica omnes, en fólio, Venecia,

1564.

Fracastor: Syphilidis, sive de morbo gallico libri tres, Veronæ, 1530, en 4., La sifilis con el texto latino al lado, Parma, 1829. De morbis contagiosis, lib. II.

1570.

Gay de Chauliac: Chirurgia Tractatus, en fólio,
Vidius-vidius: Ars universæ medicinæ, tomo II,

cap. 6.

Accardius (Paulus): Tractationem de morbis cutaneis.... ex ore Hieronymi Mercurialis excepit.... Venetiis, 1572, en 4. Basilea, 1576, en 4., Venetiis, 1601 y 1625, en 4.0

Riolan (J.): Opera omnia; De morbis cutaneis; 1610, cn fólio.

Turner (Daniel): Treatise of diseases incident to 2 vol. en 12, Paris, 1743, the skin; Londres, 1714, en 8,o, traduccion francesa,

Lorry: Tractatus de morbis cutaneis, en 4.0, Paris, 1777.

Plenck (J.-J.): Doctrina de morbis cutaneis, Vicna, 1776, en 8.

Willan (R.): Description and treatment of culafig. neous diseases, Londres, 1798 y 1844, en 4.o

Bateman: A practical synopsis of cutaneous di

Alibert: Precis theorique et pratique sur les maladies de la peau, 2 vol. en 8.°, Paris, 4810 y 1822. Description des maladies de la peau observees à l'hographie des dermatoses, 2 vol. en 8.0, Paris, 1832. pilal Saint-Louis, en fólio, Paris, 1822, fig. Mono

Capitulo 1.-Alteracion de las uñas y deseases, en 8.0,1843.
la piel que las produce. Onixis, carencia,
falta de desarrollo, crecimiento desmesurado
de las uñas, cambio de color, manchas, de-
sescamacion, caida y reproduccion de las
uñas, etc.

Capitulo II.-Alteracion de los pelos y de
los foliculos. Inflamacion de los bulbos de los
pelos, plica, coloracion accidental, canicie,
alopecia, tejido piloso accidental, etc.

Cazenave y Schedel: Abrigé pratique des maladies de la peau, Paris, 1828-4833, en 8. Martins (Ch.). Les préceptes de la méthode natu relle appliques à la classification des maladies de la peau, en 4., 1834. Memoire sur les causes generates des syphilides, en 8.0, 1838.

Gibert: Manuel special des maladies de la peau, en 12.0 1834.

Rayer: Traile theorique et pratique des maladies

de la peau, segunda edicion, 3 voi. en 8.", Atlas, en, pescador, son las mejores las que se forjan 4., Paris, 1838. de metal, cuya ductilidad facilita la colocaIcion de estos pesos en las cuerdas inferiores de las redes.

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Tambien se llaman plomadas, annque impropiamente, las piedras ó pedazos de teja de figura cuadrada ó redonda con que se arman aquellas, atadas de cordeles; pero son las menos seguras á causa de que se pierden con frecuencia.

La colocacion de las plomadas se dispone segun el sitio en que se intenta pescar. En los fondos de arena, se descargarán las redes, con especialidad en aquellas pesqueras en que el impulso del tiro, sea á fuerza de brazo, ó á la vela es muy violento, para evitar el riesgo de que se entierren y destrocen las cuerdas al retirarlas de las aguas; pero como en los parages de cieno suelto no hay este inconveniente, antes bien se asegura mas el lance en las redes rastreras, será muy oportuno aumentar el número de plomos.

PILLO. (Arte de la pesca.) Dáse este nombre à un modo de pescar anguilas, lisas, robalizas, doradas y otros peces de esta especie. Consiste en revolver con una piedra grande atada de una cuerda de dos piernas, el fondo de una laguna ú otro parage por el estilo, para que enturbiándose las aguas huyan los peces atolondrados del limo ó cieno removido. Para ponerlo en práctica, se juntan cuatro ó cinco pescadores en un barquichuelo que ponen á flote: atan de popa á proa un cabo de esparto de cinco á seis brazas, y en el centro otra cuerda del largo de dos ó tres, en cuyo estremo colocan una piedra de forma plana, y del peso de una arroba, poco mas o menos. Conducido el batel por el viento, la va arrastrando por el fondo, que revuelve, sirviendo al mismo paso de contrapeso para contener la embarcacion: los pescadores que están de pie y en fila sobre el costado de aque-. Potada. Especie de ancla ó reson comlla, teniendo cada uno en la mano una fisga puesto de dos estacones ó toscos palos unide once clavos la vibran ó lanzan sin cesar dos por un liston de madera que atraviesan entre el agua turbia, clavando los peces que por sus estremos, abarcando en medio una pieabandonan de tropel las claras mansiones en dra gruesa con tal sujecion que impiden se que gozaban de apacible recreo, y empren- pueda caer. Usase de esta invencion con esden la fuga al través de la broza para liber-pecialidad en la pesca de congrios, porque -tarse del malestar que les ocasiona. Esta como se hace en fondos de muchas rocas, y faena la hacen gritando los pescadores, al que el ancla de hierro se agarra de ellas, sin que pilla, pilla, de donde proviene sin duda el sea posible desprenderla en algunas ocasionombre con que se significa la manera de pes-nes, se evita este riesgo con la potada. Tamcar de que tratamos. Continúan la maniobra bien se emplea con grandes ventajas cuando repetidas veces de un lado á otro, hasta que se teme que arrecie el tiempo y se embrael barco decae, ó se separa su rumbo del vezca el mar, cogiendo al barco fondeado; en impulso directo del aire, pues entonces reco-cuyo caso se leva prontamente abandonando gen la piedra, reman de nuevo, y se sitúan en la disposicion conveniente para dar otra corrida por el órden que hemos esplicado.

El producto de esta pesca se divide en partes iguales entre los pescadores ó marineros que tripulan la navecilla, sin hacer deduccion alguna por razon de gastos ni de aparejos, ni aun por el flete del barco, que no se incluye.

el reson de madera, lo que se consigue con solo cortar la cuerda á que está ligado sin mas pérdida que la de una piedra, dos estacas y un pedazo de cabo.

Potera. Instrumento de pesca hecho de plomo ó de palo en forma de mano de almirez con el estremo superior plano y labrado, y la base rodeada de ganchos, cuyas puntas se inclinan oblicuamente hácia afuera. Dásele tamPlomada. Es todo cuerpo sólido que por bien el nombre de guadañeta en varios paisu gravedad específica hace descender las re-ses. Se emplea en las pesqueras de calamades y demas artes de pescar en lo profundo de las aguas. Las plomadas tienen diferentes figuras, y segun ellas varian de nombre en las provincias. Las que son puramente de plo- Fabricase vaciando el plomo en un molde mo y de forma de campana, se llaman entre adecuado, ó trabajándolo á martillo hasta darpescadores chumbao, chombito, y se aguje-le la figura cilindrica: luego se le aplana por ran por el centro, dejando una presilla para atarlas con mas comodidad. Se emplean con preferencia en la pesca del cordel.

res y de gibias de grande magnitud, llamadas potas, de las que recibió su denominacion el armadijo que hemos definido.

la parte de arriba, que se taladra en seguida, à fin de pasar por el agujero un cordel de cierto número de brazas que se anudará en Hay otras moldeadas á manera de plan- torno, y sirve para calarle al fondo. cheta ó chapa que se enrolla para colocarla La base se horada en todo su circuito coloen la relinga ó cuerda, y se usan en las redes cando en los agujeros otros tantos alfileres de tiro, aunque tambien se labran de bar-con la precaucion de quitarles antes las cabero cocido en figura de cuentas de rosario, co- zas para introducirlos, y se aseguran con firnocidas por los nombres de bollos ó rodetes, meza apretando el plomo alrededor; despues y de diversas formas, segun el gusto de cada de lo cual se encorvan inclinándolos hacia el

estremo superior y figuran á modo de una co-el cual es preferible á cualquiera otro por las rona de garfios ó anzuelos. ventajas que ofrece de conservarse fresco ó Algunos pescadores lo forman con solo reciente, de poderse cortar en pedazos de toatar alrededor de un pedazo de plomo cilín- dos tamaños segun convenga al arte á que se drico diez ó doce de aquellos anzuelos ó gar-aplique á causa de la estraordinaria dimension fios que ligan con vueltas de alambre y queda de aquellos peces, y sobre todo por la ansiecomo una pequeña ancla con igual número de dad con que lo apetecen los meros, merluzas, uñas ó garras. cóngrios y otros no menos voraces.

Fabricada la potera, antes de usarla, se PILOTO. (Marina.) El que profesa el arte untará de albayalde escepto por los estremos, llamado pilotaje, el cual enseña á conocer es decir, todo el mango. Fondeado el barco en el punto de situacion de la nave y el rumbo el parage á propósito para las pesqueras indi-ó rumbos que debe seguir para trasladarse al cadas, cuyo suelo deberá ser de fango y are- de su destino, segun los casos. Dividese en na, se introduce en el mar por medio del cor- teórico y práctico: el primero, que tambien se del atado en el puño ó estremidad superior llama de altura, es el que se dirige por la obhasta que llegue à tocar en el suelo. En se- servacion de los astros; y el segundo, el que guida, como que ya han tanteado ó medido la á la vista de las costas tiene solo por guia el profundidad, se levanta el armadijo á la altu- | conocimiento práctico de sus puntos notables, ra de media vara poco mas o menos, mante- y se denomina igualmente cabotaje. niéndolo á esta distancia del fondo con la ma- El piloto, asi como el arte que profesa, no izquierda, mientras con la derecha se alza y baja en continua accion y con celeridad para que apenas toque el suelo vuelva a clevarse á la misma altura de media vara.

Al ver los calamares la blancura del mango que resalta mas con el continuo ascenso y descenso de la potera entre las aguas, corren ciegos á ella aunque se hallen, á largas distancias, creyendo que es presa ó pasto que puede convenirles, y al abalanzarse con voraz apetito, quedan enclavados, ó por el cuerpo ó por algunas de sus muchas piernas.

se distingue en piloto de altura y piloto prác-
tico; y por su carácter ó destino, en piloto par-
ticular y piloto de armada, aunque esta úl-
tima clase se halla suprimida en el dia en
nuestra marina, siendo los oficiales del cuerpo
general los que desempeñan á bordo las fun-
ciones que eran propias de aquella.
Piloto de costa y de puerto. Véase PRAC-

TICO.

Dice. Maril. Esp.

PINAZA. (Marina.) Embarcacion de vela y remo, con tres palos, larga, angosta, ligera y de popa cuadrada.

Dicc. Maril. Esp.

Dijimos que este instrumento se forma tambien de palo, por lo comun de carrasca, liso y redondo. Colócanse en él doce anzuelos de los mas gruesos á distancias iguales, ó á trechos proporcionados, asegurándolos con varias vueltas de hilo de cáñamo delgado, teñido de alquitran, para que no se pudra, y dejando una asilla formada del mismo hilo por PIMIENTO. (Capsicum annuum.) De Lin. el estremo inferior para atar de ella una pie- Planta de la familia de las solanáceas, que unos dra del peso de dos libras. Pero la potera de suponen originaria de la América Meridional, esta especie se aplica esclusivamente al reco-y otros trasportada alli de las Indias Orientabro de palangres, trasmallos ó corvineras que les. Tiene là raiz ramosa y fibrosa, tallos herse suelen estraviar de resultas de un temporal, báceos ramosos, de un hermoso color verde o por cualquier otra causa. Para ejecutarlo oscuro, y de uno á dos pies de alto; las hojas acude el pescador con su barco tripulado de lisas, óvalas, enteras, dobles por lo comun y la gente que necesita, y cala el instrumento alternan siempre flores de largo pezon, pepor el cordel que se halla en la estremidad queñas, solitarias y colgantes y el cáliz persissuperior del mango, en el parage donde le pa- tente y dividido. Su fruto llamado tambien pirece que pueden estar los aparejos perdi-miento, es una baya, grande, seca y sin pulpa dos, arrastrándolo por el fondo donde suele engancharlos con mucha frecuencia y restituirlos á las manos de su dueño.

cuando madura, ordinariamente partida en tres celdillas, llenas de semillas amarillentas chatas y arriñonadas.

El principal producto que se reporta con el Las clases de pimientos que en España se uso de estos instrumentos, es el de la pes- crian varian por su tamaño y por su color, sequera de las gibias grandes del peso de una gun el cultivo que se les da y la temperatura y mas arrobas. Se cogen á larga distancia de en que vegetan. He aqui las cuatro especies las costas con tanta abundancia, especialmen-que en Aranjuez se crian. te en la temporada que empieza en febrero y 1. El pimiento de cornicaban, cuyo frutermina á principios de mayo, que no solo to es largo y delgado y un tanto semejante á sirven para el abasto público de la mayor par-la guindilla. Esta especie es ordinariamente te de las familias pobres, sino tambien para dulce.

cebo de nasas, palangres y pescas al cordel, 2. La guindilla, cuyo fruto se parece al

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