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de años; siendo evidente en este caso, como mas detenidamente diremos luego, que es preciso componer la siembra de la semilla de las especies que se sabe son las mejores y mas provechosas en un prado natural.

de prado algo fria, y en que las yerbas grandes tienden á desarrollarse, podrán ser útiles las cenizas, la marga, la cal y hasta los escombros yesosos reducidos á polvo, favoreciendo la vegetacion de los leguminosos y de las gramineas, las cuales no tardarán en ahogar las malas yerbas que se hayan dejado ver. Por los meses de marzo y abril es cuando generalmente se echan estas sustancias A los acarreos de tierras y de abonos se procederá durante las heladas del invierno, á fin de que en el prado no hagan daño !os carros ni los animales.

Los topos suelen con frecuencia refugiarse en los prados y ejercer en ellos su industria subterránea, ocasionando daños que, si bien no son de grande importancia, obligan, sin embargo, á estender por primavera la tierra removida; y como ella procede por lo regular de puntos mas o menos hondos, es nueva y estendida por el prado produce en él buen efecto.

Muchos cultivadores descuidados creen que los prados se crian solos y pueden prosperar abandonados á sí propios. Esto es un grave error; los prados exigen mucho y constante cuidado, si han de dar buenos y abundantes productos. Para los prados regados, nada es mas importante que cuidar con esmero de la distribucion igual y regular de las aguas; sin perjuicio de los trabajos necesarios para el establecimiento de las zanjas y regueras destinadas á llevar el agua á todas las partes del prado. La direccion y el número de estas regueras están en relacion con la posicion del prado, con su forma y con su estension. Cuidese de que estos conductos, destinados los unos á derramar el agua en toda la superficie del haza y los otros á dar paso á este agua estén bien construidos y de manera que no los Las hormigas, que con frecuencia tambien obstruyan la tierra que en ellos pudieran in- se fijan en los prados, son huéspedes sumatroducirse, ni las yerbas que alli creciesen, mentes incómodos, de los cuales es preciso en la inteligencia de que la demasiada abun- | deshacerse cuanto antes; para ello hay varios dancia, y la demasiada escasez de agua, son métodos. Uno de los mas sencillos es abrir el igualmente perjudiciales. Lo primero, sobre hormiguero con la azada y echar en él cierta todo, cuando este agua no corre con facilidad cantidad de paja ó de leña menuda, que luego y rapidez, favorece el desarrollo de las yerbas se quema en el terreno mismo. Con esto se grandes, como son las paciencias, los jun-destruyen casi todas las hormigas y sus huecos, etc., etc., que perjudican mucho la calidad vecillos; y luego que todo esté consumido y del heno. Cuídese, pues, de que el agua no se haya vuelto el suelo á quedase frio, espónenreparta en cantidad escesiva y sobre todo que se al viento las cenizas. no se estanque en ninguna de las partes del prado. Al efecto es necesario que todo este tenga un mismo nivel y si en él se notase un punto mas bajo que el resto, rellénese con tierras, las cuales se sembrarán en seguida.

Tambien conviene impedir que, por su elevacion accidental sobre el nivel de las otras partes del prado quede sin regar ninguna. Las tierras sobrantes deberán quitarse de alli en tiempo oportuno y servir asi para rellenar las partes bajas.

Dicho hemos ya que los prados que se riegan regularmente no han menester estercolarse; pero los que están situados enmedio de llanadas ó en laderas, en terrenos donde no es permanente la humedad, concluyen gencralmente por esquilmarse y por no dar mas que cosechas medianas. Estos prados se pueden poner en buen estado y aumentar y perfeccionar sus .productos por medio de los abonos. Para ello se recurre ora á los pulverulentos, ora á estiércoles mas o menos consumidos, que se estienden por lo regular á fines de invierno, antes que empiece á caerse la yerba, con el objeto de no dañarla ni al acar

Cuando se note que en un prado crecen yerbas agrias como juncos, romazas, etc., arránqueselas en seguida. Algunas veces puede esto hacerse á mano, que es método mas sen-rearlos ni al esparcirlos. Este procedimiento cillo para las romazas, cuya raiz se arranca con bastante facilidad; pero otras veces es indispensable hacer uso del escardillo y aun del azadon.

es á veces muy eficaz, y á beneficio de los abonos se ven con frecuencia prados, casi estenuados ya, recobrar en poco tiempo un vigor de vegetacion que los devuelven toda su primitiva lozanía.

Rara vez hay necesidad de estercolar los prados bajos, que se riegan de una manera regular y continua, pues el agua misma con que esto se verifica, y que se esparce por su su perficie, basta en razon al limo que contiene y que en ellos deposita, para conservar una fecundidad que esté, por otra parte, en relacion con la naturaleza de la tierra á aquel objeto dedicada. Pero si estos prados no exigen estiércoles, encuéntranse muy bien otras sus-dinario vigor de vegetacion. tancias que en ellos pueden echarse. En tierra

El doctor Schæder ha hecho la curiosa observacion de que no hay abono de mas eficacia para los prados que la rama de patatas, estendida por otoño, y dejada alli hasta primavera. En esta época se retiran los tallos, que secos sirven de cama á las bestias. Las hojas son solo las que podridas y descompuestas, dieron á las plantas de la pradería un estraor

Nada es tan variable como la cantidad de pro

ductos que de prados naturales, que á primera cierto número de cuarteles, cuya estension devista parecen ser de una misma calidad, pue-be calcularse por el número de animales que den obtenerse. Fácilmente, en efecto, se com- en ellos hayan de pacer. Para estas separacioprende que los cuidados que se les haya dis- nes se emplean estacas y palos si se tienen, ó pensado, la buena reparticion de las aguas, en bien retamas, espinos ú otra cualquiera cosa los que son de regadío, el entretenimiento de de las que se acostumbran poner para la forlas zanjas y regueros, las limpias y los desbro-macion de vallados provisionales ó cercas seces, han de influir en la cantidad y en la calidad de heno que se haya recogido.

cas. Hácese luego que sucesivamente entren los animales en cada uno de aquellos cuarteles. En este tiempo vuelven, los que ya han sido pastados, á echar una yerba fina y delicada, que al cabo de algunos dias puede otra vez darse al ganado.

Hay en ciertos paises prados naturales cufecha es tan antigua, que se pierde, por de

Una hectárea de prado de primera calidad y de dos cortes, puede producir hasta 70 y aun 72 quintales de heno, al paso que en uno de mediana calidad podrá este producto quedar reducido á 24 ó 30 quintales de un heno inferior. Su calidad, no menos variable que la can-ya tidad, depende de circunstancias muy diver-cirlo asi, en la oscuridad de los tiempos; y sas como son la naturaleza del suelo, mas ó menos favorable á la vegetacion de las plantas que forman el prado; asi la yerba de un prado será tanto mejor cuanto mayor sea el número de gramíneas y de leguminosas que entren en su composicion; el clima, los cuidados puestos en el riego, los abonos, etc., etc., todo esto contribuye mucho à la calidad del heno.

El que se recoge en los prados altos, no regados por lo regular, es mas sabroso y mas nutritivo que el de los prados de regadio; el del primer corte mas abundante que el del segundo, el de este mas que el del tercero y asi sucesivamente en los paises en que se hacen mas de dos cortes al año.

cuyas plantas parecen ser de una duracion ilimitada. En ellos, empero, no tarda un observador atento en ver que su composicion está sujeta á frecuentes variaciones, periódicas en cierto modo. Ciertas plantas, que alternativamente, han predominado durante algunos años, se debilitan y concluyen por desaparecer casi completamente, en tanto que otras especies predominan á su vez, volviendo al cabo de algunos años á aparecer las primeras, para sufrir las mismas vicisitudes. De aqui resulta que la vegetacion de un prado cambia sin cesar de aspecto y de naturaleza, y se halla sometida á una verdadera alternancia.

Muchas y de fácil observacion, son las causas que pueden producir estos cambios. La Siempre es bueno pesar y poner cosecha mayor o menor humedad del terreno, la sede heno en haces de un peso dado, ora sea quia que puede esperimentar, las variaciones para hacerse cargo del producto que se ha obte- de temperatura, los abonos y mejoras de nanido, y de este modo conocer el valor, bien turaleza diferente y en cantidad variable, que sea para poder calcular la racion que á cada puede recibir, son otras tantas circunstancias animal deba darse, pues es una malisima cos-que ejercen un influjo mas o menos grande en tumbre, que no se debe seguir en una esplo-la actividad ó languidez de la vegetacion de tacion bien dirigida, la de dar el forrage sin las plantas que lo constituyen; siendo evitasa á los animales, á la conservacion de cuya dente que cada una de estas causas tiene una salud es desfavorable la desigualdad de la dis-accion diferente en los vegetales de naturaletribucion.

za distinta que forman aquel prado; pues ninEn muchos paises, Inglaterra y Alemania guno hay que en determinada cantidad no nepor ejemplo, se tiene la costumbre de alternar cesite humedad, calor y abono para desarroen cierto modo el empleo del producto de los llarse y crecer con vigor. Si de ella carecen ó prados. Asi, despues de haber recogido el heno si, por el contrario, la reciben mayor, su vegedurante algunos años, se da en pie á los ani- tacion se desmejora y se paraliza, y esto es males durante otro espacio de tiempo, método tanto mas seguro, cuanto estas condiciones, sumamente ventajoso, pero poco practicable en contrarias á unos vegetales, favorecen el desmas prados que en aquellos que no se riegan, arrollo de otros que matan de hambre ó ahoy cuyo suelo, naturalmente mas sólido, se gan á los que no se encuentran ya en las cirpresta mejor al pisoteo de los animales sin cunstancias adecuadas á su vegetacion. La huhundirse ni por lo tanto desformarse. La per-medad escesiva v. gr. favorece el desarrollo de manencia de los animales en los prados estiende en ellos una gran cantidad de estiércol que necesariamente ejerce un favorable influjo en su vegetacion. La yerba, cortada continuamente por el diente de los animales, retoña mas fina y mas espesa; pero es preciso, cuando el ob-cion del trébol y otras plantas de la familia de jeto es hacer pacer un prado, tomar antes de verificarlo una precaucion. Para evitar que una parte de la yerba sea inutilmente pisoteada y derdida, dividase la superficie del prado en

los juncos y otras plantas que ahogan las leguminosas y hasta concluyen por hacer desaparecer la mayor parte de las gramineas. Del mismo modo los abonos calizos echados en un prado dan estraordinaria actividad á la vegéta

las leguminosas, que no tardan en invadir el lugar ocupado por las gramíneas, las cuales desaparecen por un tiempo mas o menos largo. Esta alternancia, pues, que naturalmente

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se presenta en la actividad y la predominancia, de una esplotacion, es mas bien ventajoso disalternativas de las plantas de los prados natu- minuir que aumentar la estension de las tierrales, indica al labrador que si quiere que un ras destinadas á cereales cuyo cultivo es esenmismo campo le produzca siempre abundantes cialmente esquilmante. Siempre, pues, que alcosechas, debe variar, alternar las plantas que guna circunstancia obliga á dar ensanche al en él cultiva, lo cual, en efecto, hace por imi- cultivo de cereales, conviene estender en la tar á favor de rotaciones bien entendidas que misma proporcion el de las plantas forrageras, en sus campos introduce, sin las cuales no se tanto ánuas como raices ó leguminosas vivaobtiene jamás buen éxito en agricultura. Des- ces. Por este medio se aumenta la masa de los pues nos ocuparemos de este asunto; vamos abonos y se puede hacer frente á las nuevas ahora á tratar de las conversiones de los pra- exigencias impuestas por el aumento de las dos naturales en campos arables. tierras de pan llevar.

Grave es á la verdad esta cuestion, largamente y de diferentes maneras discutida y resuelta por los agricultores de todos los tiempos. En tanto que por la negativa se declaran muchos de ellos, otros por el contrario, y en mayor número quizá, afirman que no solo no hay inconveniente alguno en ello, sino que es vcntajoso este cambio. En medio de esta diversidad de opiniones, procuremos observar bien las cosas y apreciar cual es la conducta que se debe observar en asunto de tanta importancia.

Cuando se tiene un buen prado cuyos productos continuan siendo de buena calidad y de una abundancia casi constante, seria una locura querer cambiar este favorable estado de cosas, convirtiendo dicho prado en tierras arables, cambio que no puede hacerse en prados de buena calidad, en los de regadio, y particularmente en los que, en razon de su declive y de su situacion baja, no podrán jamás formar buenas tierras de pan llevar, ó que situados cerca de algun riachuelo, están sujetos á inundaciones en cierto modo inevitables. Por lo tanto, esta operacion no debe, ni puede intentarse con alguna esperanza de buen éxito, mas que en los prados altos, en los situados en esplanadas, en aquellos, en fin, que acaban por estenuarse y empobrecerse con el tiempo, y que para producir necesitan frecuentemente ser estercolados. En este caso no queda lugar á duda y hay ventaja incontestable en convertirlos en tierras arables, que mas tarde han de volver á trasformarse en prado.

Y en efecto, una pieza de tierra en el estado de prado, aunque no dé mas que una mediana cosecha de heno, contiene, sin embargo, una riqueza de abonos que puede producir cosechas abundantes y variadas, sin mas gastos que los de remover la tierra y confiarle las semillas. Tal es el caso en que resulta ventaja de convertir el prado en campo arable.

Hay, empero, una consideracion que importa mucho no perder de vista. Cuando, despues de un maduro exámen, se ha tomado la resolucion de que venimos hablando, hácese preciso, antes de proceder á ninguno de los trabajos necesarios para una operacion de tal naturaleza, haber sembrado de prados artificiales una porcion de tierra, equivalente por lo menos á la del prado natural que se quiere destruir; no olvidando que á la mejora

Los trabajos necesarios para la conversion de un prado en tierras arables son bastante sencillos.

1. Lo primero es desaguar el terreno, si estuviese demasiado húmedo, ó si por efecto de las ondulaciones de su superficie, dejase al agua permanecer estancada en algunas de sus partes. Esto se consigue por medio de sangrías y regueras que conduciendo el agua á unas zanjas de desagüe, le dan mas o menos rápidas corrientes. La profundidad de estas zanjas deberá siempre estar en relacion con el espesor de la capa de tierra que se quiere desecar, asi como su direccion y el número de ellas deberán acomodarse á la forma y á la pendiente del terreno. En el caso de un gran esceso de humedad, ó de agua estancada en el sub-suelo, es oportuno recurrir á los procedimientos de DESAGUE (véase esta voz.)

La capa de yerba vegetante se destruye, ora volviéndola, ora quemándola.

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2. El medio mas sencillo de volverla es indudablemente el empleo del arado, pero aunque mas breve suele muchas veces ser imperfecto. Cuando se quiere que el trabajo se ejecute de una manera completa, se debe hacer úso de la laya, en cuyo caso se tiene la seguridad de que toda la capa de yerba será perfectamente vuelta y enterrada al bastante profundidad para no temer que al sacarla á la superficie tornen la rastra ó el arado al dar la labor de siembra.

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3. De la roza, que consiste en arrancar y quemar la yerba, apenas se hace uso como no sea para los pastos ó prados altos, en los cuales conserva la tierra poca ó ninguna humedad.

Para el cultivo de un campo que sucede á un prado, deben observarse las reglas siguientes:

Roturado el prado, trátase de examinar maduramente el modo de que conviene cultivarlo. La tierra, segun hemos dicho, es en tal caso rica de abono y está en disposicion de producir cosechas abundantes; mas no por eso conviene abusar de ella; antes bien debe considerarse como un tesoro que importa economizar, sin cuya circunstancia se disipa y se vuelve mas pobre que antes.

La rotacion que en ella deba adoptarse varia segun ciertas circunstancias y sobre todo segun la naturaleza del terreno; pues este asi

puede ser arenoso y pobre, y no tener mas que una capa mediana de cesped, como puede ser sustancioso y hallarse cubierto de una capa espesa y muy vieja de raices y de tallos cuya descomposicion producirá una gran cantidad de abono.

Por regla general, hágase, en cuanto sea posible, por sembrar un prado vuelto despues de una sola labor. Esta práctica no solo es la mas económica, sino que ofrece ademas la ventaja de no volver á la superficie los céspedes enterrados. Hecha la roturacion antes del invierno basta dar en primavera una vuelta de rastra para romper la costra que ha podido formarse y ablandar suficientemente la parte superficial del suelo que va á recibir la semilla.

No todas las plantas son propias para obtener con ellas un buen éxito en un campo roturado. Entre ellas citaremos el trigo y el cen. teno, que jamás deben sembrarse el primer año, por la razon de que producen mucha paja y poco grano. Las plantas que mejor éxito tienen el primer año, es decir inmediatamente despues de la roturacion son:

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1. Para las tierras poco sustanciosas ó li-II. EN UN SUELO MUY FERTIL Y DE MEDIANA geras, la avena y las patatas.

2.

Para los suelos ricos, el lino y las habas. Al cultivador corresponde elegir, con arreglo á su conveniencia particular y en vista de las circunstancias de su terreno.

El segundo año debe siempre consagrarse al cultivo de un cereal, con el objeto de poder limpiar la tierra de todas las yerbas parásitas que no dejarán de infestarla.

Es importante, como ya hemos dicho, no esquilmar la tierra que proviene de un prado haciéndolo producir mas de lo que permiten sus fuerzas ó los abonos que contiene. Asi, un suelo ligero y poco sustancioso podrá dar tres cosechas antes de volver á verse convertido en prado; pero este número se aumentará en razon de la riqueza del terreno. He aqui algunos variados ejemplos de rotaciones de cultivos, indicados por Mr. de Dombasle.

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CONSISTENCIA SE PODRAN PONER:

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Cebada con semilla de prado estercolada.

Octavo ejemplo.

Patatas, nabos ó remolachas.

1.er año. 2.0

Avena.

3"

4.0

Habas que se binarán.

Trigo con semilla de prado.

III. EN UN SUELO MUY RICO, FRESCO Y HONDO,
Y EN UN CESPED MUY ANTIGUO, SE PUEDEN

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5.o año.

Trigo.

6.o

Arvejas ó habas.

7.o

Trigo.

8.

9.

Remolachas con estiércol.

notable cuando se compara la cosecha de una hectárea de plantas raices con la de una hectá rea de prado natural.

Antes de decidirse á convertir un campo

Cebada ó avena con semilla de arable en prado permanente, es preciso ha

prado.

Décimo ejemplo.

1.er año.

Avena.

༡.༠

Remolacha.

3.o

Trigo.

4." 5.o

Habas binadas,

1.er año.

2.o

3.o

4.

5."

Trigo con semilla de prado.

Undécimo ejemplo.

Lino.

Colsa en lineas, bien binada.
Trigo.

Habas binadas.

Trigo con semilla de prado.

berse asegurado de que, por su naturaleza y por su composicion es favorable á la vegetacion de la yerba. Asi, una tierra seca y vacuosa, un terreno calizo y compacto y que se endurece fácilmente durante el verano, son com- . pletamente impropios para la formacion de prados, en tanto que, por el contrario, una tierra muy arcillosa, que conserva la humedad en eminente grado, y cuyo cultivo se hace por tanto muy dificil, es propia para efectuar ventajosamente el cambio de que nos venimos ocupando.

Mas bien que, como hemos dicho, la introduccion de los prados artificiales haya disminuido un tanto la importancia de los naturales, no podemos disimularnos que todas las tierras de una hacienda no son igualmente propias para el cultivo prolongado de las plantas leguminosas, y que aquellas que ya las han lleci-vado, exigen un intervalo bastante largo antes de que otra vez puedan sembrarse de trébol, alfalfa, ó pipirigallo, razon por la cual es muchas veces útil convertir en prados permanentes las tierras que, bajo esta forma, dan mayor producto que si se las dejase de campo arable. Esta inversion es sobre todo ventajosa cuando

Son bastantes en número y suficientemente variados los ejemplos que acabamos de tar, para satisfacer las exigencias de las varias especies de terrenos que puedan proceder de un prado roturado. A la sagacidad de cada la brador, volvemos á decir, corresponde, por el conocimiento que tenga de sus terrenos, de las influencias locales y de la facilidad de emplear ó dar salida á ciertos productos, la elec-se quiere que la estension de las tierras semcion entre estas rotaciones, de lo que mas bradas de forrage estén en proporcion con el conveniente le parezca para el suelo que va á número de animales que con sus productos esplotar. hay que criar para poder abonar convenienteEn las diferentes combinaciones de culti-mente los campos. vos que hemos presentado dáse término á la En toda esplotacion rural en grande que rotacion volviendo á poner la tierra de prado; esté bien administrada, dice Ivart, la proporpero puede suceder que á un labrador conven- cion de los prados con las tierras de cultivo ga mas continnar cultivando la tierra de cerca- debe siempre ser tal, que los primeros basten les. Esta, en tal caso, no requiere otro cuidado de una manera absoluta para mantener el núque el que se dé á las demas de la misma fin-mero de animales necesarios para estercolar ca, en cuyo cultivo se la hará desde luego ocu-abundantemente las últimas siquiera, pues tampar el lugar que le corresponda, sometiéndola bien los prados tienen con frecuencia necesial sistema que mas favorable parezca al cul-dad de ser estercolados. Ahora bien, reducientivador. do los animales à un cálculo comun, bajo el Los prados naturales son indudablemente punto de vista del consumo y de los estiércouno de los recursos mas preciosos para la ma-ies, admitiendo como tipo de una cabeza un nutencion de los animales, y su incorporacion caballo, un buey y una vaca, dos terneras de en cantidad suficiente, á una esplotación rural, dos años ó tres añales, ó bien dicz reses lanadebe considerarse como una verdadera venta- res de un peso regular, ó su equivalente, esja. No hay, sin embargo, que disimularse que timamos, por una parte que se necesitan á lo en otros paises donde à favor de este cul- menos de 500 á 600 kilógramos, y muchas tivo se saca mejor partido de las tierras, han veces bastante mas, de forrage seco por año ido aquellos prados perdiendo su importancia y por cabeza; y por otra parte, que es indisá medida que se ha generalizado y aumentado peusable para cada hectárea de tierra que haya el cultivo de los artificiales. Y en efecto, la que estercolar, unas tres cabezas que, con cualidad nutritiva del trébol, la alfalfa y el pi- corta diferencia darán 24 carretadas (de 25 pirigallo, bien recogidos y conservados, puede quintales) de estiércol, cantidad que, por térponerse en paralelo con la del heno de pra-mino medio, necesita cada hectárea; lo cual dos de buena calidad, siendo generalmente las cosechas de aquellos forrages mas abundantes en cantidad que las del último. Y esta desproporcion en los productos es aun mucho mas 1999 BIBLIOTECA POPULAR.

nos conduce à admitir tres cabezas mayores por 4 hectáreas, ó mejor aun, una cabeza por hectárea. Por lo demas, estos cálculos distan mucho de ser absolutamente exactos; y antes T. XXX. 34

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