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zas del libre albedrio; porque nadie puede salvarse mas que por Jesucristo: 11 que la entrada del reino de los cielos, que es el término de la predestinacion, es à la vez que una gracia, una corona de justicia, una recompensa de las buenas obras hechas con el auxilio de la misma.

Tales son los puntos de doctrina en órden á la predestinacion que están espresamente contenidos en la Sagrada Escritura, ó decididos por la Iglesia contra los pelagianos, los semi-pelagianos y los protestantes. Con tal que una opinion cualquiera no se oponga á ninguna de estas verdades, es permitido á un teólogo abrazarla y sostenerla.

Se disputa vivamente en las escuelas católicas sobre si el decreto de la predestinacion á la gloria es anterior ó posterior á la prevision de los méritos sobrenaturales del hombre ayudado por la gracia: ó lo que es lo mismo, si, segun nuestra manera de concebir, quiere Dios en primer lugar con una voluntad absoluta y eficaz la salvacion de alguna de sus criaturas; si á consecuencia de esta voluntad les concede las gracias para practicar buenas obras; ó al contrario si Dios resolvió desde luego conceder á sus criaturas todas las gracias necesarias á la salvacion, y si solo por los méritos que resultarán del buen uso de estas gracias es como les concede la felicidad eterna.

deber personal de los pastores, y cuando estos ya no pudieron dispensarle por la estension del territorio cristiano nombraron auxiliares que con su (autorizacion ejercian tan alto cargo. Creen algunos autores que San Agustin fué el primer sacerdote que en Occidente desempeñó el ministerio de la predicacion, habiendo sido San Juan Crisóstomo el primer presbitero que predicó en Oriente; pero textos de autoridades respetables de la Iglesia parecen indicar que ya antes de la vida de aquellos santos padres se habia ejercido la predicacion por los presbíteros. De todos modos, es indudable que el deber de la predicacion está unido al episcopado, declarándolo asi varios concilios, y entre ellos el Tridentino en el capitulo II, sesion 5.' De reforma, quien faculta espresamente á los obispos para escoger personas hábiles que desempeñen con fruto tan alto ministerio; encargándole asimismo á los arciprestes, á los curas y á los que gobiernan iglesias parroquiales, de tal modo, que si no cumpliere con él puede el prelado mandar operarios que le desempeñen, siendo de cargo de aquellos el remunerar sus trabajos.

Ningun eclesiástico secular ni regular puede predicar sin licencias del obispo de la diócesis en que haya de realizarlo, quien puede recogérselas cuando le parezca conveniente, ✰ debe adoptar medidas para evitar la propagacion de errores ó falsas doctrinas,

Segun la primera de estas opiniones el de- El concilio de Trento añade que los obiscreto de la predestinacion, es absoluto, ante-pos por sí mismos ó por medio de otras percedente y gratuito bajo todos los puntos de vis-sonas espliquen en sus diócesis la Sagrada Esta; conforme á la segunda este decreto es con-critura y la ley de Dios, debiendo hacer lo dicional y consiguiente; pero siempre gratui-mismo los párrocos en su iglesia en los doto, porque no supone mas que méritos adquiridos por gracias gratuitas.

Por la simple esposicion de la cuestion, se ve que no es muy importante puesto que se reduce al modo de colocar los decretos de Dios segun nuestras débiles ideas. En efecto, es dificil ver que acto de virtud puede inspi-á rarnos el celo ardiente hacia la predestinacion absoluta. A pesar de esto, no hay, dice Bergier en su célebre Diccionario de teología, cuestion sobre la cual se haya escrito mas y con mas calor; por una parte los agustinianos, verdaderos o falsos, y los tomistas, se atienen á la predestinacion absoluta y antecedente; por otra los molinistas ó congruistas están por la predestinacion condicional ó consecuente.

No nos internaremos en el exámen de estas cuestiones, que son del dominio esclusivo de la teologia.

PREDICACION, PREDICADOR. Predicacion es la dispensacion legítima de la palabra de Dios, la cual es tan antigua como la religion y debe durar tanto como esta.

Por la predicacion se estableció la fé; por ella se ha trasmitido; por ella subsistirá; y de ella ha provenido esa sucesion contínua, cuyo ministerio confió Jesucristo á los obispos. El ministerio de la palabra se consideró como un 2001 BIBLIOTECA POPULAR,

mingos y dias festivos, y en los de ayuno, adviento y cuaresma, y previene ademas que asistan los fieles á instruirse en la doctrina cristiana.

Ya se ha indicado que la aprobacion y nominacion de los predicadores corresponden los obispos, cuyo derecho es una consecuencia de su calidad de primeros pastores; pero los párrocos no necesitan permiso especial para predicar en sus iglesias, porque este es un deber anejo á su cargo. Los demas predicadores antes de hacerlo en las parroquias, deben solicitar el permiso del párroco.

Los gastos de la predicacion deben suplirse de los fondos destinados al culto de la iglesia, si no los hubiere especiales para tal objeto, ó si no hubiere obligacion en alguna persona de satisfacerlos.

Los predicadores han de procurar ser modelos de virtud, ciencia, pureza y santidad; deben abstenerse de cuestiones sutiles abstractas y dudosas, de historias y milagros apócrifos, de citas de autores profanos, y de toda esplicacion que no esté admitida por la Iglesia.

Para llegar á ser un verdadero predicador del Evangelio, dice el undécimo concilio de Toledo, es necesario empaparse contínuamente, por la lectura de los libros santos, de esa saT. XXX. 36

biduría divina que debe derramarse en el ca á un mismo tiempo piadosa y guerrera. pueblo, puesto que solo con su abundancia Espirante el feudalismo, dos aspiraciopueden enriquecerse los oyentes. Las fuentes nes se dejaban sentir principalmente en aqueen donde los predicadores deben beber las lla época, á saber: la de unidad en el mundo aguas saludables son las Escrituras, los cáno-politico, la de analisis y luz en el mundo innes y los escritos y vidas de los Santos Pa-telectual. Asi, los grandes vasallos principian dres, segun asi lo afirma San Isidoro. á desaparecer: las monarquías se engrandecen; el tercer estado levanta la cabeza ayudado por los mismos reyes. Por otra parte el espiritu de analisis luchando tenazmente desde el reinado de Carlos VI comienza á crecer auxiliado por el clero. Se siente furor por la lec

Solo los eclesiásticos están facultados para predicar, y entre ellos los diáconos y los sacerdotes, confiriéndose á estos casi esclusivamente la facultad.

PRELADO. Es todo aquel que desempeña una jurisdiccion eclesiástica ordinaria. En sen-tura y por la escritura, y es general en Eurotido mas lato se da el nombre de prelados á los que están encargados de la direccion de las almas, y á los superiores reglares, como abades, priores, guardianes. Por prelado de la Iglesia solo se entiende el obispo.

Los prelados se distinguen en mayores y menores; aquellos son los cardenales, arzobispos, obispos y demas que tienen derecho para usar insignias episcopales: estos son los que no tienen facultad para vestir ni usar tales ornamentos.

Sobre los deberes de los prelados, véanse -los artículos Arzobispo, obispo, ABAD, PRIOR. PRENSA. Tomada esta palabra, no ya en su significacion material, como instrumento de la industria, sino en su aplicacion à la tipografía, espresa en su acepcion generalmente admitida, el medio de dar publicidad al pensamiento.

pa el deseo ardiente de saber, de comprender; de sacudir, por decirlo asi, el árbol de la ciencia, árbol de vida ó muerte. Petrarca, Bocacio y Dante escitaban en Italia esta ardorosa fiebre. El mejor y mas apreciado regalo era un manuscrito, la mejor y mas codiciada propiedad un volúmen.

Importa hacer notar este fenómeno histórico, importa consignar que en la época á que nos referimos los pueblos esperimentaban vivamente la necesidad moral de aprender, de estudiar, de instruirse, para que se comprenda como se creó un nuevo instrumento que facilitase los medios de satisfacer esta sed de instruccion. Efectivamente se halló el modo de multiplicar los libros hasta el infinito sin necesidad de copistas y escribientes, evitando sus errores y su lentitud, y lo que es mas, perpetuando, eternizando, por decirlo asi, el pensamiento: en suma nació la imprenta.

La prensa, en efecto, ha sido desde su invencion uu prodigioso y activo propagador de Han pretendido algunos eruditos que la las ideas. Por medio de ella el escritor que prensa se conoció ya en la China, en la Tartanecesitaba el auxilio de muchos copiantes y ria y aun en Grecia antes de serlo en Europa. el espacio de muchos años para estender una | Enhorabuena que se descubran ó se encuentren produccion intelectual, ha logrado ver multi-indicios elementales en aquellos pueblos, pero plicado en pocos dias su libro hasta el infini-la prensa no existió. Tambien Ciceron habia to. Asi es que desde que se conoció la prensa dicho en su tiempo. «Tomad todas las letras el pensamiento individual adquirió un poder del alfabeto, separadlas y arrojadlas al suelo: y una fuerza que no habia tenido jamás. Los ¿podréis con ellas componer una frase?» He libros pocos y caros antes, y por lo mismo al aqui, pues, otro indicio, del cual, sin embaralcance solo de un corto número de privilegia- go, en vano se intentaria deducir que la prendos, habian de esparcirse por todas partes, sa fué conocida por los romanos. Se llegó llevando la luz de la ciencia; y, habia de sen- cerca, sin embargo; se llegó á separar y á tirse en el mundo moral y en los dominios de movilizar los caractéres alfabéticos para enla inteligencia la accion fecunda de la prensa, señar á leer á los niños, como lo prueban alsemejante á la del sol sobre el mundo fisico. gunas indicaciones de Quintiliano y San GeróPero antes de considerar á la prensa en sínimo (1): se servian de los tipos móviles gray en sus efectos, digamos algo de su origen y de sus progresos.

bados al revés para imprimir nombres sobre las bajillas y objetos de barro, pero ni Ciceron ni ninguno de los hombres de la edad media re-pudieron imaginar siquiera la creacion y estension de la prensa tipográfica. Todos los grandes descubrimientos han necesitado siglos desde que se conocieron los principios elementales hasta que llegaron a convertirse en inventos perfeccionados y de aplicaciones útiles. La fuerza del vapor, por ejemplo, ha sido conocida desde los tiempos mas antiguos: y, sin embargo, ¡cuántas generaciones han pasa

Corria la mitad del silo XV y el mundo feudal principiaba á presentir su ruina. Habia presentado la fuerza triunfando con ella de la disciplina enervada del mundo romano, y el feudalismo iba á caer á su vez víctima de la exageracion de su principio. Su temible grandeza Y pujanza se habia estrellado en la anarquia de rivalidades sangrientas y multiplicadas. La sangre de los Armagnacs y de los Borgoñones lo ahogaba; Juana de Arco al elevarse sobre el feudalismo pareció ser el último tipo de lo bello, tal cual se comprendia en aquella épo

(1) Fiant lillere buxeæ. (Epistola ad Paulam.

do sin soñar siquiera en que pudiera utilizarse como fuerza motriz!

habia refugiado, arrastrado por la mania fija de descubrir la imprenta, el secreto que habia de costarle el sacrificio de su juventud y de su vida. Despues de formar asociaciones con diferentes personas que le facilitaban el dinero necesario para sus esperimentos y ensayos, pasaban años y años sin que llegase á realizar su idea. Andrés Schultheis, carpintero, le habia fabricado una prensa de rosca: tenia Guttemberg moldes que abrazaban cuatro páginas y componian un In 4.o, y letras movibles de plomo grabadas. Se hallaba á los veinte y ocho años con algunas dificultades vencidas pero con otras mayores por vencer. El plomo

bradizo y cortante, la madera poco consistente. En medio de todo y sin cejar en su empresa, empobrecia á sus socios comprando metales y sin poder obtener mas que resultados

Volviendo á la imprenta diremos que si quiera se hallen indicios y nociones imperfectas de ella con anterioridad del siglo XV, no nació hasta esta época. Nada mas natural que fundir un tipo en un molde, despues de haberlo visto grabado en relieve: nada mas natural que esculpir en metal una letra que se ha visto grabada en madera: nada mas lógico que dividir las letras del alfabeto cuando ya se han dividido las palabras, separar las palabras despues de divididas las páginas: y ascendiendo por esta escala grabar páginas despues de haber grabado naipes: y hacer naipes con dibu-era demasiado blando, el acero demasiado quejos despues de haber hecho timbres en relieve: y por último, ensayar el relieve despues de haber hecho uso del sello hueco: pues sin embargo de ser todo esto bien natural, se han necesitado cuatro mil años para llegar por to-imperfectos. dos esos escalones desde el sello hasta la im- Abandonado por sus socios, á quienes haprenta. La prensa nació, no á despecho de la bia arruinado sin fruto, Guttemberg dejó á religion católica, sino ayudada y amamantada Strasburgo y desapareció en la oscuridad, á donpor esta. Como primeros monumentos, como de la miseria, esa Nemesis sombría, suele llehechos elementales de esta invencion pueden var á las víctimas que elige. Sin embargo, en presentarse las leyendas toscamente esculpi- 1450, y á la edad ya de cuarenta y un años, das sobre trozos de madera y los fragmentos volvió á aparecer Guttemberg en Maguncia. Su bíblicos y reproducciones de rezos, obra de mejor edad habia pasado, pero no le habia los monges. Y era natural que el clero direc- abandonado su propósito. Iba buscando lo tor de los entendimientos y de las almas, se que suele faltar siempre al genio, dinero. Desanticipase en los preparativos de este invento, pues de vanos esfuerzos pudo hallar un viejo Los monges, contra cuya influencia histórica platero, á quien logró asociar á su idea, juntanto se ha dicho por los filósofos de cierta tamente con Pedro Schoeffer, jóven copista de escuela, los monges habian construido cate- la universidad de París, y con el auxilio madrales, esculpiendo y festonando sus traspa- terial de este último pudo al fin presentar un rentes vidrieras llenas de leyendas: ellos ha- dia al platero una hermosa hoja perfectamenbian desarrollado todas las artes: habian im-te tirada é igual al mas limpio manuscrito. Era pulsado el drama, la música y la pintura, refiriendo á Dios todas las creaciones y hasta las necesidades y placeres del hombre.

esto en 1454. Hacia veinte y cinco años que aspiraba Guttemberg á este resultado que al fin alcanzaba lleno de deudas y cubierta su Abora bien: habiéndose llegado á grabar cabeza de canas. Pero no era él sino el viejo leyendas de santos sobre trozos de madera, platero quien sacaria provecho material de su ¿por qué no habian de grabarse palabras, fra- invento: Guttemberg habia de verse forzado á ses y párrafos? ¿Por qué no valerse de este cederle los moldes y los caractéres, agobiado medio para sacar muchas copias? Nadie mas por la pobreza y por los compromisos conque el clero habia de interesarse en que se traidos. Asi á la edad de cincuenta y cinco popularizasen las leyendas y los salmos; pero años, gastada su vida en una sola empresa, sin embargo, nada mas que ensayos y tenta fué recogido por caridad por el principe obistivas incompletas debieron de hacerse hasta po de Maguncia, Adolfo de Nassau, el cual le que apareció el caballero aleman Guttemberg. admitió entre sus gentiles-hombres. Pocos años En aquellos tiempos en que, como dejamos despues murió sin que hubiese logrado dar su dicho, reinaba una especie de furor por leer y nombre à un solo libro, mientras que Fausto, saber, en que se meditaba sobre los medios de el platero y el copista Pedro llenaban de asomacelerar el trabajo de los copistas, un caballe-bro á la Europa con aquellos libros escritos ro de Maguncia, noble, pero casi arruinado, murió en esta ciudad dejando un hijo de quince años, sin mas herencia que la nobleza y su orgullo. Guttemberg, fiel á las tradiciones de su familia, caballero siempre, se siente preocupado de una idea flja que le hace pasar su vida y consumir sus escasos recursos y los de su muger rodeado de hornillos y de aparatos, hasta el punto de creérsele mágico. Fuera de la ciudad, ocupaba una casa aislada, á donde se

sin pluma y hechos por arte mágica, como se decia entonces. Pero dejando á un lado la triste suerte de Guttemberg, suerte que tiene hartos ejemplos en la historia de los genios y bienhechores de la humanidad, sigamos á la prensa en su movimienio.

Del taller de Fausto el platero y Pedro Schoeffer salen despues de su muerte los primeros propagadores de la prensa. Mentelin se establece en Strasburgo en 1466: Ulrich Zell

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PRENSA

en Colonia en 1467; Zainer en Augsburgo en 1468; Richel en Basilea en 1474: todos los primeros impresores son alemanes. Pero á fines del siglo y hacia 1490 se conocen ya ochenta y seis talleres de imprenta, y esto no solo en las capitales sino en las ciudades de segundo y tercer órden, como Alost, Udine, Reggio, Rostock y Ulm.

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la España vinieron á impulsar el movimiento tipográfico, empleandolo cada pueblo segun su indole y su carácter. Si la Alemania habia sido fecunda en gramáticas, calendarios y vidas de santos; si Italia habia reproducido las obras de sus antiguos autores; la Francia ya desde entonces asimiladora y arbitral, por decirlo asi, hizo abundantes publicaciones de historias, canciones francesas y salterios. Se ve florecer á Rabelais, Marot y Villon, y la Inglaterra envuelta en guerras y feroces discordias, emplea la prensa para contar hazañas guerreras, la historia del valiente caballero Jason, la de monseñor Hércules y otras de su

glaterra. La España con sus romances, y sus leyendas piadosas y caballerescas vino tambien á dar pábulo al gigante que habia aparecido. En 1474 habia ya un impresor en Valencia y en 1475 se establecieron otros en Barcelona, Zaragoza y Sevilla.

Parecia cosa de mágia, dice un escritor contemporáneo, (Philarete Chasles), de quien hemos tomado estos datos históricos, el ver multiplicarse los libros, el ver levantarse á los muertos de las tumbas vueltos á la vida por la prensa. Los grandes y los príncipes lejos de oponerse á este movimiento triunfal, lo favore-primer editor sir Caxton, el Guttemberg de Incian é impulsaban. Enhorabuena que andando eltiempo y cuando vieron amenazados sus intereses por el escesivo desenvolvimiento de la prensa y por la insurreccion de los espíritus saliesen á su encuentro; pero entonces, en aquel primer período, todos saludaron con ¡Qué cambio se habia verificado en el munjúbilo su nacimiento; todos, papas, pontifices y cardenales, se afanaban en torno de la cuna do para el porvenir de las ideas! En lugar de de este Hércules. Sus primeros patronos fue- aquellas habitaciones estrechas en que durante ron Paulo II, Leon X, nuestro cardenal Cisne- la edad media se hallaban media docena de ros, Isabel, Enrique VIII y Francisco I. Vióse volúmenes encerrados en un cofre; se formaá este último pasar á visitar el taller de un ron los despósitos á plena luz, llamados biimpresor y permanecer de pie mientras se bliotecas. Desaparecieron aquellos tiempos corregia una prueba, á fin de mostrar su res-(¡quién sabe si mas felices!) en que los monpeto a la ciencia, segun él decia. Viéronse en ges de Croyland prohibian en sus estatutos el Italia unidos para proteger á la prensa al famo- préstamo de un volúmen bajo pena de excoso cardenal Bembo, poeta estravagante, á quien munion, y en que toda la coleccion de Oxford habia seducido Lucrecia Borgia; al sabio Ma-se reducia á tres ó cuatro libros guardados en un baul, segun dice el catalogo; (véase Dibdin nuzio y á la misma Lucrecia. Cuéntase que esta bajó un dia al taller de Manúzio en Venecia, Decameron) y en que necesitando el rey Juan y le habló en estos términos: «Yo satisfaré, si un volúmen se dirigia al abad pidiéndoselo lo quereis, los gastos de vuestra empresa, y con encarecimiento, y firmando un recibo en asi seré útil aun despues de mi muerte.» Con que decia: He tomado á préstamo el libro este motivo los primeros trabajos de la em- llamado Plinio.» Tales fueron las primeras fases de la prenpresa fueron un panegirico de Lucrecia, á la cual se la llamó bella, generosa, noble y has-sa, es decir, la parte mas dramática é intereta púdica. He aqui, y sea dicho de paso, como sante de su historia. Despues, una vez geneprincipió á mentir la prensa. Pero nótese tam-ralizada en Europa, su poder fué creciendo, bien como al mismo tiempo no faltaba quien fomentando el espíritu de analisis y la indela desmintiese: un aleman oculto tras de las pendencia de la razon y del criterio indivi mamparas del Sacro Palacio respondia á los dual, y por consiguiente mas tarde la insurclogios de Manuzio pintando los vicios de Lu-reccion intelectual. Asi ya desde el siglo XVI, crecia y de los Borgias, y retratando su vida y los principes y magnates que habian protegido hasta la fisonomía de aquella muger «de nariz la prensa, se sintieron estremecidos ante ella, larga y afilada, de frente hermosa, de pródiga se creó la censura: se quemaron impresos; pecabellera rubia, de innobles labios y barba fu- ro la prensa ha ido siempre triunfante, aunque gitiva.» He aqui como la prensa se corregia á no haya cesado la lucha entre su poder representado por los individuos y el poder social sí misma. encarnado en los gobernantes.

Por lo demas, del taller de Manuzio salieEn el siglo XVI, como acabamos de indicar, ron las hermosas ediciones que todavia se conservan, y son tenidas en la mas alta esti-los partidarios de la reforma inundaban los ma. La Alemania habia imitado escrupulosa- pueblos con sus escritos: entonces principió mente los puntos y ángulos agudos de los ca-á perseguirse á los autores, condenando á las ractéres goticos, que parecian introducidos en llamas los libros, calificando de heregias sus la escritura por los caprichos de la arquitec- doctrinas. Pero como muchos se ocultasen batura ogival: la Italia, á su vez, imitaba los ca-jo el velo del anónimo, Enrique II en 1547 ractéres romanos, pulcros, fáciles, y bien mandó ya «que se espresara al principio de todo libro el nombre y apellido del que lo hacombinados. 'bia escrito, y el del impresor que lo habia he

Poco despues la Francia y la Inglaterra y

cho con las señas de su casa.» Bajo el reinado líticas de los pueblos modernos se erigió en la de Cárlos IX, se estableció la censura y se de-espresion del voto público regulador de la orcretó la pena de muerte contra el que circu-ganizacion de los pueblos.

lase libros sin licencia. Véase cuán antigua es la lucha entre la prensa y la autoridad.

l'or regla general puede sentarse que la libertad de la prensa, como todas las libertades, necesita encerrarse en ciertos limites, es á saber: en los limites que prescriben la moral, la razon y la conveniencia social. Si la accion y hasta la palabra están sujetas á leyes y reglas, la prensa que á un mismo tiempo es palabra y accion, deberá estarlo con doble motivo. Pero, repetimos lo que antes dejamos indicado, nada mas dificil que determinar estos limites y ha

Pero, es de observar, que esto no es estraño ni desconocido hasta la invencion de la prensa. Se equivocaria quien creyese que aun antes del descubrimiento de la prensa habia libertad completa de escribir sin trabas ni res- | ponsabilidad. La historia griega nos presenta ejemplos de persecuciones por escritos, señaladamente de los que cometian el delito de impiedad: en Roma un artículo de las Doce Ta-cerlos respetar. Por que si el rigor escesivo, blas señalaba pena capital contra los autores de sátiras injuriosas, y en tiempo de Tiberio fueron condenados varios romanos por delitos politicos cometidos por la escritura. En la edad media sucedia lo mismo: los libros de Abelardo fueron entregados á las llamas en 1141, y los de Arnaldo de Brescia en 1145. ¿Qué mucho pues que una vez descubierta la imprenta que tanto facilitaba los medios de publicacion se hiciese mas viva la pugna entre el poder y los escritores?

si la exageracion de las restricciones corta el vuelo del pensamiento, y puede en ocasiones impedir la enunciacion de ideas fecundas y benéficas, tambien la escesiva indulgencia alienta la audacia y la ignorancia, y fomenta la propagacion de las mas perniciosas doctrinas, de los mas absurdos errores, de los mas peligrosos sofismas. La libertad de la prensa, para gozar de cierta amplitud, exige en la sociedad y en las masas un alto grado de desarrollo intelectual y moral, una gran dósis, de buen senSeria imposible mencionar todas las leyes, tido, cosas todas que no pueden ser comunes edictos y decretos publicados por los gobier-y generales. Siendo esto asi, nada tiene de esnos de Europa sobre la impresion y venta de traño que las mas estravagantes concepciones los libros, pero es de notar que las disposicio-hallen adeptos y que escritores poco escrupunes adoptadas desde la revolucion francesa del siglo pasado, exceden en número á todas las anteriores, como quiera que habiendo tomado mas vuelo y brios la prensa desde aquella época, los reyes se aprestaron á combatir con mas vigor á tan formidable enemigo.

losos esploten las pasiones del vulgo. ¿Qué ha cer, pues, para no aprisionar el pensamiento que es la luz del mundo, y para no alentar la licencia y el sostenimiento de los errores ó de las malas pasiones? Este es el problema que hay que resolver, y que afecta señaladamente á la prensa politica, compañera inseparable de los gobiernos representativos.

Hasta hoy, á pesar de lo mucho que se ha escrito por los publicistas y de lo mucho que se ha legislado por los gobiernos, no se ha encontrado una solucion satisfactoria que en la práctica concilie la libertad de la prensa con el buen uso de la misma.

Por lo demas, la prensa fué una preciosa conquista: pero reemplazando á la escritura en cierra mayores facilidades para el mal, al lado de sus portentosas ventajas para el bien. Desgraciadamente la imprenta ha solido dividir á los pueblos en dos campos contrarios, el uno llevando la bandera de la licencia bajo el nombre de libertad, el otro enarbolando la de la censura invocando el órden. Entre estos dos Dos sistemas ban prevalecido alternativaestremos se ha querido transigir muchas veces: mente para regularizar el uso de la prensa: el pero los mas hábiles legisladores se han can-sistema preventivo y el sistema penal. El sissado en valde, logrando solo treguas de corta duracion, seguidas del triunfo de uno ú otro de los dos adversarios. No abrigamos la pretension de resolver este problema dificilisimo, dado que sentimos repugnancia por la censura como por la licencia. Sin embargo, procuraremos examinar los males de ambos estremos é indicar los escollos que debe evitar el legislador para que la preusa pueda ser fecunda sin ser licenciosa, y provechosa sin estar aprisio-á nada.

Donde la prensa encuentra mas serios obstáculos para gozar de omnimoda libertad y donde el legislador se encuentra mas embarazado para regularizarla, es en materias politicas. Asi es, que la prensa diaria, la prensa periódica, vive por lo comun en lucha perpétua con el poder, desde que cambiadas las condiciones po

tema preventivo consiste en coartar la libertad de manera que se impida ó se evite el abuso, y el penal en castigar ex post facto los abusos de la prensa como medio de retraer con su ejemplaridad á los delincuentes. La censura, por ejemplo, es uno de los medios preventivos. Consiste en revisar previamente todo escrito é impedir que se publique por medio de la prensa si fuere perjudicial á la sociedad por atacar su moral, costumbres, religion, etc., etc. Pero ¡cuánto no se ha abusado de este medio preventivo! Si la censura fuese ejercida por ángeles, seria por sí sola el medio bastante para regularizar el ejercicio de la prensa: pero ejercida por hombres, casi siempre instrumentos del poder, se ha convertido en todas ocasiones en escudo de las pasiones y de los "intereses personales de los gobernantes. La

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