tendreis hoy que antes y despues que ahora: sereis madre y vírgen, porque os hizo sombra el amor divino de quien sois esposa. Vuestras gracias me cuentan, zagala hermosa, mientras mas me dicen mas me enamoran. No. 694. La niña á quien dijo el Ángel que estaba de gracia llena, cuando de ser de Dios madre le trujo tan altas nuevas, ya le mira en un pesebre llorando lágrimas tiernas, que obligándose á ser hombre tambien se obliga á sus penas. Qué teneis, dulce Jesus? le dice la niña bella: tan presto sentis, mis ojos, el dolor de mi pobreza? Yo no tengo otros palacios en que recibiros pueda, sino mis brazos y pechos que os regalan y sustentan. No puedo mas, amor mio, porque si yo mas pudiera vos sabeis que vuestros cielos envidiaran mi largueza. El niño recien nacido no mueve la pura lengua, aunque es la sabiduría de su Eterno Padre inmensa, Mas revelándole al alma de la Virgen la respuesta, cubrió de sueño en sus brazos blandamente sus estrellas. Ella entonces desatando la voz regalada y tierna, Pues andais en las palmas, Ángeles santos, que se duerme mi niño, tened los ramos. Palmas de Belen, que mueven airados El niño divino le estan cercando, que vais volando, que se duerme mi niño, tened los ramos. No. 695. En las riberas del mar se paseaba Agustino, altos pensamientos tiene hijos de su ingenio altivo. Lo que presume entender ningun mortal lo ha entendido, como es Dios uno en esencia siendo en las personas trino. Cuando está pensando en esto volvió el rostro y vió que un niño sentado estaba en la arena el mar inmenso que ves Que como el mar océano no es posible reducillo con esta concha á esta quiebra, ni agotar su inmenso abismo: asi vos el mar de Dios eterno é incircunscrito con vuestro ingenio mortal, aunque ingenio peregrino. Quedó Agustin admirado y humildemente advertido, que no fuera Dios quien es si fuera Dios entendido. Quiso al niño responder y no le halló cuando quiso, desengañado que Dios no cabe en mortal sentido. Desde entonces escribió que era mas seguro asilo el creer que el entender, que Dios se entiende á si mismo, No. 696. Este niño y Dios, Anton, que en Belen tiembla y suspira con unos ojuelos mira que penetra el corazon. Este niño celestial tiene unos ojos tan bellos, que se va el alma tras ellos como á centro natural: ya es cordero y no es leon, y como dejó la ira, con unos ojuelos mira que penetra el corazon. Antiguamente miraba en nube, monte y en fuego, y en ofendiéndole luego del ofensor se vengaba: mas despues que vino, Anton, No se dejaba mirar No 697. Si el que da vida llora, como se puede reir el triste que ha de morir? Entró la muerte en la tierra por el pecado del hombre, Si á los tesoros mortales que solo aparentes son, tiene el hombre inclinacion y deja los celestiales, tenga sus bienes por males, porque si piensa reir lo que es tan justo sentir, arguyo de su placer que no debe de saber el triste que ha de morir. No. 698. Cuando el sol se hacia era yo morenica, y antes que el sol fuera era yo morena. En la eterna mente que me predestiną, todo en mí era lumbre, todo en mí era dia... Rosa soy del campo, pompa de la vista, reina de las flores con guarda de espinas. Que como mi amado para sí me estima, entre ellas me ampara y entre ellas me cria Y como abrasada ya en sí me tenian los rayos eternos del sol de justicia: cuando el sol salia era yo morenica, y antes que el sol fuera era yo morena. f } de alegre verde, que al tiempo que liberales se muestran no suele ser tributario. Á partes las arboledas muestran bosques tan cerrados, que no los traspasa el dia con sus rutilantes rayos. 11 Desde la entrada al convento se camina por debajo de pavellones de plantas cuyos ramos forman lazos. Allí se mezclan las hojas, de los plátanos copados, con los enebros y fresnos, los robles y álamos altos. Allí el funesto ciprés con el victorioso lauroj de las hayas y saucos Y estan recibiendo abrazos. Allí el árbol que galan se ve primero adornado l de la flor que de las hojas, crece dulce y crece amargo. En medio por un recuesto blandamente murmurando 1 las cabezas va mojando. tiende cristalinos brazos. L cuando el travieso Favonio les da de súbito asalto. Es princesa de estas fuentes la de Elias en regalo, y salubridad del aguá, tapiz de varias colores, telar de tapices varios. Aqui florece el clavel sobre los musgosos cantos, allí las violetas suaves junto de espárragos bravos. Clavellinas con coscoja, los alelíes variados, y las cándidas mosquetas entre los agrestes cardos. La albahaca y majorana entre el heno y los carrascos, los hongos y las ortigas.. con maravillas mezclados. Los resquicios de las piedras en bien partidos espacios, a para servir de pensiles á quien cubré roble opaco. el monte con peso tanto, { La fuente fria es aquesta alegres se estan mostrando. otros de sauces y alisos f. ciñen las selvas al lirio.. y al Narciso enamorado...., Las coloquíntidas suben De la graciosa retama |