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que hoy día, cuando topo con alguno de su hábito, con aquel paso y pompa, le he lástima con pensar si padesce lo que aquél le ví sufrir..... Solo tenía dél un poco de descontento: que quisiera yo que no tuviera tanta presunción, mas que abajara un poco su fantasía con lo mucho que subía su necesidad; mas, según me parece, es regla ya entre ellos usada y guardada, aunque no haya cornado de trueco, ha de andar el birrete en su lugar. El señor lo remedie, que ya con este mal han de morir.

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Pues estando yo en tal estado, pasando la vida que digo, quiso mi mala fortuna, que de perseguirme no era satisfecha, que en aquella trabajada y vergonzosa vivienda no durase. Y fué: como el año en esta tierra fuese estéril de pan, acordaron el ayuntamiento que todos los pobres extranjeros se fuesen de la ciudad, con pregón, que el que de allí adelante topasen fuese punido con azotes. Y así, ejecutando la ley desde á cuatro días que el pregón se dió, ví llevar una procesión de pobres azotando por las Cuatro Calles 3, lo cual me puso tan gran espanto, que nunca osé desmandarme á demandar. Aquí viera, quien vello pudiera, la abstinencia de mi casa y la tristeza y silencio de los moradores della, tanto que nos acaesció

I Cornado, una moneda que tenía grabada una corona (coronado); la usaron los reyes desde Sancho IV; era de muy baja ley la que mandó batir Alfonso XI en 1331 para remediar la falta de dinero, por lo cual se siguió gran carestía. Por desprecio se dice no valer un cornado. No es conocida la frase de trueco, que Luna tampoco entendía, pues escribió aunque no haya cornado ni blanca. Llevando esta vida ó haciendo tal vida.

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3 Lugar de Toledo, no lejos de la Catedral, entre la calle de las Cordonerías, de la Chapinería, de la Obra Prima y del Hombre de Palo.

I

estar dos ó tres días sin comer bocado ni hablar palabra. Á mí diéronme la vida unas mujercillas hilanderas de algodón, que hacían bonetes y vivían par de nosotros, con las cuales yo tuve vecindad y conocimiento, que de la laceria que les traían me daban alguna cosilla, con la cual muy pasado me pasaba 2, y no tenía tanta lástima de mí como del lastimado de mi amo, que en ocho días maldito el bocado que comió, á lo menos en casa bien lo 3 estuvimos sin comer; no sé yo cómo ó dónde andaba y qué comía. ¡Y velle venir á medio día la calle abajo con estirado cuerpo, más largo que galgo de buena casta! Y por lo que toca á su negra que dicen honra, tomaba una paja de las que aun asaz no había en casa, y salía á la puerta escarvando los dientes que nada entre sí tenían, quejándose todavía de aquel mal solar, diciendo: «¡malo está de ver! que la desdicha desta vivienda lo hace; como ves, es lóbrega, triste, obscura; mientras aquí estuviéremos, hemos de padecer; ya deseo que se acabe este mes por salir della.»

Pues estando en esta afligida y hambrienta persecución, un día, no sé por cual dicha ó ventura, en el pobre poder de mi amo entró un real, con el cual vino á casa tan ufano como si tuviera el tesoro de Venecia, y con gesto muy alegre y risueño me lo

I Laceria vale trabajo, miseria, y metafóricamente el sustento con que se pasa miserablemente la vida.

2 Se notará que Lázaro abusa un poco de los juegos de palabras; aquí creo que quiere decir: « muy pasado, como la fruta pasa, me pasaba la vida con aquello. »>

3 Luna corrige malamente los. El lo es un pleonasmo que representa á la frase siguiente: sin comer.

ciertamente cuando mi amo esto oyó, aunque no tenía por qué estar muy risueño, rió tanto que muy gran rato estuvo sin poder hablar. En este tiempo tenía ya yo echada la aldaba á la puerta y puesto el hombro en ella por más defensa. Pasó la gente con su muerto, y yo todavía me recelaba que nos le habían de meter en casa; y desque fué ya más harto de reir que de comer, el bueno de mi amo díjome: «verdad es, Lázaro; según la viuda lo va diciendo, tu tuviste razón en pensar lo que pensaste; mas, pues Dios lo ha hecho mejor, y pasan adelante, abre, abre, de comer.»> I y ve por -«Dejálos, señor, acaben de pasar la calle,» dije yo. Al fin vino mi amo á la puerta de la calle, y ábrela esforzándome, que bien era menester según el miedo y alteración, y me tornó á encaminar. Mas aunque comimos bien aquel día, maldito el gusto yo tomaba en ello, ni en aquellos tres días torné en mi color, y mi amo muy risueño todas las veces que se le acordaba aquella mi consideración.

De esta manera estuve con mi tercero y pobre amo, que fué este escudero, algunos días, y en todos deseando saber la intención de su venida y estada en esta tierra; porque desde el primer día que con él asenté, le conocí ser extranjero, por el poco conocimiento y trato que con los naturales della tenía. Al fin se cumplió mi deseo, y supe lo que deseaba; porque un día que habíamos comido razonablemente,

I Elipsis familiar: ve por algo de comer, por lo de comer. Luna retocó: ve á buscar de comer.

y estaba algo contento, contóme su hacienda 1, y dijome ser de Castilla la Vieja, y que había dejado su tierra no más de 2 por no quitar el bonete á un caballero su vecino. «Señor, dije yo, si era él lo que decís, y tenía más que vos ¿no errábades en no quitárselo primero, pues decís que él también os lo quitaba?» — «Sí es, y sí tiene, y también me lo quitaba él á mí; mas de cuantas veces yo se lo quitaba primero, no fuera malo comedirse él alguna, y ganarme por la mano.» -« «Parésceme, señor, le dije

«Eres mo

cosas de la

yo, que en eso no mirara; mayormente con mis mayores que yo, y que tienen más.»> chacho, me respondió, y no sientes las honra, en que el día de hoy 3 está todo el caudal de los hombres de bien; pues te hago saber que yo soy (como ves) un escudero, mas vótote á Dios, si al Conde topo en la calle, y no me quita muy bien quitado del todo el bonete, que otra vez que venga, me sepa yo entrar en una casa, fingiendo yo en ella algún negocio ó atravesar otra calle, si la hay, antes que llegue á mí, por no quitárselo; que un hidalgo 4

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1 Hoy hacienda significa comunmente finca rural, ó riquezas de otra clase, pero antes valía también negocio en general.

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Giro ya desusado para Luna, que corrigió: no más sino por no quitar el sombrero. Hoy diríamos: no más que por no quitar el sombrero. Los comparativos hoy se construyen ordinariamente con que, pero también á veces con de: «más grande de lo que parece» y siempre que á más le sigue un numeral cardinal y no está en una frase negativa es obligatorio el de «iban más de veinte hombres»; con negación, es potestativo.

3 Esto es en el día de hoy. La relación de tiempo se expresa muchas veces sin preposición, y aquí se suprime para evitar la repetición: en que en el día.

4 Hidalgo era sinónimo de noble en general, pero más concretamente designaba el ínfimo grado de nobleza, es decir, la persona de linage noble que no tenía título ninguno especial. Como dependían directamente del Rey, sus personas, casas y heredades estaban exentas de la jurisdicción señorial; de ahí el orgullo del pobre amo de Lázaro.

I

no debe á otro que á Dios y al rey nada, ni es justo, siendo hombre de bien, se descuide un punto de tener en mucho su persona. Acuérdome, que un día deshonré en mi tierra á un oficial, y quise ponerle las manos, porque cada vez que le topaba me decía: mantenga Dios à vuestra merced. Vos, don villano ruin, le dije yo ¿por qué no sois bien criado? ¿Manténgaos Dios, me habeis de decir, como si fuese quien quiera? De allí adelante, de aquí acullá me quitaba el bonete, y hablaba como debía. » — « «¿Y no es buena manera de saludar un hombre á otro, dije yo, decirle que le mantenga Dios?» — «Mira, mucho de enhoramala, dijo él; á los hombres de poca arte dicen eso, mas á los más altos, como yo, no les han de hablar menos de: beso las manos de vuestra merced, ó por lo menos, bésoos, señor, las manos, si el que me habla es caballero. Y ansí de aquél de mi tierra, que me atestaba de mantenimiento, 2 nunca más le quise sufrir; ni sufriría, ni sufriré á hombre del mundo, del rey. abajo que, manténgaos Dios, me diga. » —Pecador de mí, dije yo, por eso tiene tan poco cuidado de mantenerte, pues no sufres que nadie se lo ruegue.- «Mayormente, dijo, que no soy tan pobre, que no tengo en mi tierra un solar de casas, que á estar ellas en pie y bien labradas, diez y seis leguas de donde nací, en aquella Costanilla de

I La fórmula manténgaos Dios, era muy poco respetuosa, y no la podía aplicar el inferior al superior; por lo demás, aunque poco cortés, se usaba manténgaos Dios, buen hidalgo, y el amo de Lázaro no era sino simple hidalgo. 2 Que me cargaba con tanto «manténgaos Dios. >>

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