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Primer período del reinado de don Alfonso el Sabio.-Renueva la alianza de su padre con el rey Ben Alhamar de Granada. Sábio gobierno del emir granadino: prosperidad de su estado.-Conquistas de Alfonso de Castilla.-Cede el Algarbe á Portugal.-Su proyectada espedicion á Africa.-Empresas frustradas sobre Navarra y Gascuña.-Defeccion de su hermano don Enrique y del señor de Vizcaya.-Es elegido emperador de Alemania. Contrariedades que esperimenta para la posesion de la corona imperial. Niéganle su confirmacion los pontifices.-Consume los tesoros de su reino en reclamaciones inútiles. Su entrevista con el papa. Exito desgraciado de estas negociaciones.-Rebelion de los moros valencianos: término que tuvo.-Situacion de Aragon.-Política de don Jaime dentro y fuera de su reino.-Levantamiento de los moros de Andalucía y Murcia. Guerra entre el rey de Castilla y el de Granada: auxilia don Jaime á su yerno don Alfonso: tratado de Alcalá de Ben Zaide.-Enlaza la casa de Aragon con la de Sicilia.-Célebres bodas del infante don Fernando de la Cerda con la hija de San Luis rey de Francia.Don Jaime el Conquistador emprende una espedicion á la Tierra Santa: su resultado.Rebelion de nobles en Castilla: el infante don Felipe: pásanse los sublevados al rey moro de Granada: sus pretensiones: término de esta rebelion: tregua de Sevilla.-Invasion de los Beni-Merines de Africa en Andalucia: muerte de los infantes don Fernando de la

Cerda y don Sancho: regresa don Alfonso de su entrevista con el papa: tregua de dos. años con los moros africanos y andaluces.-Turbulencias en Aragon, y discordias entre el rey, sus hijos y los ricos-hombres.-Va don Jaime al concilio general de Lyon, y vuelve desabrido con el papa.-Muerte de don Enrique de Navarra: alteraciones en este reino: pasa la corona á la casa real de Francia.-Nueva sublevacion de moros en Valencia.-Muerte de don Jaime I, el Conquistador.

Ningun príncipe español desde el octavo hasta el decimotercio siglo habia recogido tan rica herencia como la que legó á su muerte San Fernando á su hijo primogénito Alfonso, que al dia siguiente del fallecimiento de su ilustre padre, y á la edad ya madura de 31 años (1.o de junio, 1252), ciñó una corona y empuñó un cetro á que estaban sometidos los dilatados territorios de Asturias, Galicia, Leon, Castilla, Murcia y la mayor parte de Andalucía. Veremos si el reinado de Alfonso X, correspondió á las esperanzas que hacía concebir la grandeza de los estados que heredaba, la educacion que habia recibido, el ejemplo que habia tenido á la vista, el papel importante que ya como príncipe habia desempeñado, y el talento y la ilustracion que le valieron el sobrenombre de Sábio con que el mundo y la historia le conocen.

Tan luego como Ben Alhamar de Granada supo la muerte de su aliado y amigo Fernando de Castilla, envió á su hijo Alfonso cien principales moros vestidos de luto para que asistiesen á los funerales del difunto monarca, como lo verificaron, llevando en sus manos antorchas ó cirios encendidos. Dábale en esto una prueba de su disposicion á mantener con él las mismas relaciones de amistad que con su padre, y á reconocérsele su vasallo. Alfonso por su parte tampoco tuvo reparo en reconocer la alianza y los pactos que con el rey de Granada habia su padre establecido: en lo cual de cierto obraba con mas sinceridad el castellano que el moro, toda vez que éste, como no tardarémos en ver, solo aguardaba oportuna sazon y momento para sacudir el yugo y libertarse del vasallage del cristiano.

Tenia Ben Alhamar eminentes dotes de principe, y sabia regir con tino `y prudencia un reino. En los años que disfrutó de paz, antes y despues de la muerte de San Fernando, hizo florecer las artes, el comercio y la industria en sus dominios; merced á su proteccion tomó fomento la agricultura, multiplicáronse los productos de la tierra, perfeccionáronse las manufacturas, cultivábase con provecho la minería, y recibieron considerable aumento las rentas del estado; con sábias leyes y con premios y exenciones concedidas al mérito y á la laboriosidad se estimulaban á la aplicacion sus vasallos, las letras tenian en él un protector generoso, erigíanse es

cuelas, se fundaban colegios, y los maestros y profesores eran anchurosamente remunerados; el desarrollo intelectual marchaba al nivel de la prosperidad material: él mismo visitaba los talleres, inspeccionaba las escuelas y colegios, examinaba el estado de los baños públicos, entraba en los hospitales y se informaba personalmente sobre el esmero ó el descuido con que se asistia á los enfermos: y el mismo que como soberano daba audiencia dos dias á la semana indistintamente á ricos y pobres oyendo las quejas y reclamaciones de todos para fallar en justicia, se mezclaba modestamente entre los obreros y albañiles que trabajaban en la construccion del gran palacio de la Alhambra. Con un príncipe de tan altas prendas, que por otra parte acogia benévolamente á todos los refugiados musulmanes que á millares acudian cada dia á su reino de las ciudades conquistadas por las armas cristianas, el pequeño estado granadino, circunscrito à estrechos límites, pero rebosando de poblacion y gobernado con sabiduría, recordaba el esplendor y traia á la memoria el brillo del antiguo imperio de los califas.

Menos atinado en las cosas de gobierno el nuevo rey de Castilla, disgustó pronto á sus súbditos con la medida que tomó de alterar el valor de la moneda para remediar la escasez de dinero que por efecto de las largas guerras se hacía sentir. Sucedió lo que en tales casos acontece siempre; subieron de precio las mercancías, y encarecieron, dice su crónica, las cosas á tal punto, que fué menester acudir á otro peor remedio, el de la tasa ó máximum de los valores. El resultado fué el que siempre tales espedientes producen: retrajéronse los mercaderes y vendedores, las plazas y mercados se hallaban vacíos de los mas necesarios artículos, que á medida que escaseaban subian de valor, y afligia al reino una penuria facticia mucho mas insoportable que la del dinero (1). Fuéle, pues, preciso á Alfonso revocar el edicto de la tasa, y dejar que las cosas se vendiesen libremente y á precios convencionales como antes; pero ya lo inconveniente de las providencias habia producido uno de sus mas perniciosos efectos, el de desautorizar al monarca para con su pueblo y sus vasallos.

La alianza con el rey moro de Granada fuéle útil á Alfonso en la guer, a que luego tuvo que emprender contra los sarracenos de Jerez, Arcos, Medina Sidonia y Lebrija. Estas plazas, ó porque no hubiesen quedado bien sujetas á San Fernando. ó porque de nuevo sacudieran la dominacion de Castilla, fueron sucesivamente acometidas y tomadas por Alfonso X., con

(3) Todas las gentes se vieron en gran bio, cap. 5.

afincamiento,» Chron. de don Alfonso el Sá

asistencia y auxilio de Ben Alhamar, que de mala gana le prestaba contra los hombres de su misma fé, pero cuyo disgusto ó repugnancia le convenia por entonces disimular (1254). El gobierno de Arcos se dió al infante don Enrique, hermano del rey, á quien se habia entregado. Todavía tres años despues de esta guerra contaba don Alfonso con la alianza de Ben Alhamar, y sirvióse de ella con fruto para otra conquista que emprendió contra los moros del Algarbe, y principalmente contra la fuerte plaza de Niebla, que era co no la cabeza del reino de aquel nombre, donde se mantenian y se habian fortificado los Almohades. Enemigo Ben Alhamar de esta raza, entraba mas en su interés y prestaba con mas gusto su ayuda al castellano para acabar de arrojarla del suelo español, y asi puso á disposicion de Alfonso las tríbus de Málaga para el sitio que éste determinó poner sobre Niebla. Estaba la ciudad defendida con muros y torres de piedra bien labrada, y á los ataques de los cristianos respondian los moros con dardos y piedras lanzadas con máquinas, y con tiros de trueno con fuego, al decir de la crónica árabe (1). Tal resistencia hizo durar el sitio mas de nueve meses, al cabo de los cuales, tan faltos los sitiados de mantenimientos como de esperanza de socorro, solicitó el wali de la ciudad, (á quien nuestros cronistas nombran Aben Mafod, y los árabes Ebn Obeid) hablar con el rey Alfonso, y quedó concertada la entrega de la ciudad, asi como la rendicion de otras varias villas del Algarbe (1257), dando en recompensa el soberano de Castilla al wali de los Almohades la posesion de grandes dominios, entre ellos la Algaba de Sevilla, la Huerta del Rey con sus torres, y el diezmo del aceite de su alxarafe que producia una cuantiosa renta (2).

Hemos anticipado estos sucesos para mostrar lo que duró y lo que sirvió á Alfonso su alianza y amistad con el rey de Granada. Pero antes, y muy en los principios de su reinado, habia querido el nuevo soberano de Castilla realizar el pensamiento de su padre de llevar la guerra al Africa, á cuyo efecto hizo construir una suntuosa Atarazana en Sevilla para la fabricacion de bageles, y obtuvo un breve de aprobacion del papa Inocencio IV. aplaudiendo la empresa y exhortando á los clérigos á que le acompañasen en ella y le sirviesen. De la ejecucion de este designio le distrajo por entonces la reclamacion que con las armas hizo al rey Alfonso III. de Portugal (1252) de las plazas del Algarbe, de que decia haberle hecho do

(4) Conde, parte IV. cap. 7.-Si estas palabras no están adulteradas ó mal traducidas, tendríamos ya en estos tiros de trueno con fuego el uso y empleo de la pólvora por los sarracenos de España á mediados

del siglo XIII. No conocemos la historia de donde lo haya sacado el académico español. (2) Conde, ibid.-Chron. de don Alfonso el Sábio, cap. 6

nacion su hermano Sancho II., llamado Capelo, en agradecimiento de haberle ayudado el de Castilla, siendo príncipe, cuando intentó recobrar sus estados de que le tenia desposeido el infante don Alfonso, conde de Bolonia, su hermano. Entablada con energia la reclamacion, y seguidas las negociaciones, convinose el de Portugal en hacer al castellano la entrega del Algarbe (1253), ajustándose ademas el matrimonio del monarca portugués con una hija bastarda del de Castilla llamada Beatriz, habida en doña Mayor Guillen de Guzman: enlace que movió grave escándalo, asi por el origen bastardo de la princesa, como por estar á la s azon legítimamente casado el de Portugal con Matilde, condesa de Bolonia (1). Reina ya de Portugal dona Beatriz, y habido de su matrimonio el infante don Dionisio, acordaron ambos esposos solicitar de su padre y sue gro el de Castilla les cediese en feudo los lugares del Algarbe que tenia ya ganados y los que le faltaba conquistar, para ellos, sus hijos y sucesores. Alfonso X., que amaba en estremo á su hija, no le negó la merced que pedia y les hizo donacion á ellos y á sus descendientes del dominio y jurisdiccion del Algarbe, con sola la obligacion de que le hubiesen de servir con cincuenta hombres de á caballo cuando les requiriese; obligacion y feudo de que, como veremos, los relevó tambien después (2).

Terminado este negocio, volvió otra vez Alfonso X. á preparar su proyectada espedicion á Africa, para la cual hacia construir naves, no solo en las Atarazanas de Sevilla, sino tambien en las costas de Vizcaya. El pontifice Inocencio, á quien se conoce halagaba esta empresa, espedia nuevos breves destinando á este objeto una parte de los diezmos y rentas eclesiásticas, y mandando á los frailes dominicos y franciscanos que predicasen la guerra santa y escitasen á la juventud española á tomar la cruz. Mas otro suceso vino tam bien esta vez à contrariar este designio. El rey Teobaldo I. de Navarra habia

(4) Este fué uno de los muchos matrimo- se dignase dispensar los dos impedimentos y nios de los reyes cristianos de la edad me- nulidades del segundo matrimonio, confirdia que produjeron disturbios en lo político mándole y declarando legitimos los hijos y escándalos en lo moral. Declarado legiti- que de él babian nacido y naciesen, absolmo por el papa á instancia de la condesa viendo de la excomunion y entredicbo así Matilde su matrimonio con Alfonso de Por- á los principes como á los vasa los.-Duarte tugal, y notificado éste para que se apartase Nuñez, Brandaon, Faria y Sousa, en las de Beatriz, como se negasen los dos á obe- Historias de Portugal. Hercul. id. tomo III. decer el mandamiento pontificio, fueron ex- (2) Duarte Nuñez de Leon.-Brandaon, comulgados y puesto entredicho en cual- Mon. Lusit.-Faria y Sousa, Europ. Portug. quier lugar en que se hallasen. En tal esta-Hercul. Hist. de Port. tomo III. y notas do permanecieron, hasta que muerta la con- 3.a y 4.a.—Mondéjar trata estensamente este desa (1262), suplicaron los prelados de Por- punto en sus Mem. Histor. de don Alfonso tugal al papa Urbano IV. se condoliese de el Sabio, libro II. cap. 9 al 18, y en las Ob❤ la miserable situacion de aquel reino, y que servaciones.

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