LIBRO VIGÉSIMO CUARTO. LOS LUTERANOS ESPAÑOLES. 1525-1568. CAPITULO PRIMERO. SUMARIO. Origen de las heregías en España.-Rimas del arcipreste de Hita.-Carta curiosa á los obispos y prelados.-El «Abecedario espiritual» de fray Francisco de Osuna. Guia del cielo,» por fray Pablo de Leon. I. Antes de que apareciera en Alemania la famosa heregía de Lutero, que separó de la Iglesia Católica muy cerca de la mitad de sus ovejas, los gérmenes de la heregía se habian manifestado en España, precisamente en el seno del clero, de cuyas filas salió en todos tiempos y en todos los países la mayor parte de los iniciadores de las nuevas sectas religiosas. En España, como fuera de ella, el orígen de las heregías fué casi siempre la crítica mas o menos severa de la conducta del clero y el deseo de reformar sus costumbres, restaurando la pureza que atribuye la tradicion á las de los primeros siglos del cristianismo. Muchos fueron en España los individuos de ambos cleros que desde la Edad media escribieron sátiras llenas de dardos terribles contra la corrupcion sacerdotal; y porque no se crea que exageramos, vamos á reproducir algunas de las mas famosas, conservadas en las colecciones literarias. En una de estas, publicada en Madrid en 1790, por don Tomás Antonio Sanchez, encontramos las siguientes rimas, escritas en el siglo xiv por el Arcipreste de Hita: «Si tovieres dineros habrás consolacion, Do son muchos dineros es mucha bendicion. >>Fascia muchos priores, obispos y abades, A los pobres decian que no eran letrados.>> Lopez de Ayala, en el mismo siglo, se esplicaba de la siguiente manera, en su Rimado de Palacio: «La nave de Sant Pedro está en gran perdicion... Muchos fueron los católicos españoles que dijeron en prosa cosas semejantes á las de los versos precedentes. La relajacion, los vicios, orgullo y avaricia del clero debian ser grandes, cuando insignes varones, llenos de fé católica, se mostraban tan severos con él: entre otros, merece citarse la carta dirigida á los obispos y prelados y gobernadores eclesiásticos, que se encuentra en la Crónica del Emperador, obra escrita por don fray Prudencio Sandoval. «E porque no quiero poner en el olvido los monesterios que tienen vasallos é muchas rentas, sino que cuando se meten en religion, debe de ser con celo de servir à Dios, é salvar sus ánimas. Y despues de entrados, que los hacen Perlados, como se hallan señores, no se conozen: antes se hinchan y tienen soberbia é vanagloria de que se precian. Y como habian de dar ejemplo á sus súbditos durmiendo en el dormitorio, é siguiendo el coro é refitorio, olvídanlo todo y dánse á comeres é beberes, é tratan mal á sus súbditos é vasallos, siendo por ventura mejores que ellos... »>Tambien es gran daño que hereden é compren, porque dejándoles los dotadores buenas rentas para todo lo á ellos necesario, es gran perjuicio del Rey, porque de lo que en su poder entra, ni pagan diezmo, ni primicia, ni alcabala, ni otros derechos. Y cuanto mas tienen, mas pobreza muestran é publican, é menos limosna hazen. E los Perlados de los monasterios se conciertan los unos con los otros, é se hazen uno al otro la barba, porque el otro le haga el copete (como se suele decir), y no miran sus deshonestidades ni las enmiendan: antes las encubren y celan y pasan por ellas como gato por brasas. Aunque es muy cierto que hay muchos religiosos sanctos y buenos; mas todavía seria bueno é sancto poner remedio en este caso; porque si así se dexa, pronto será todo de Monesterios... >>Asimismo os suplico por amor de Jesucristo se haga memoria de los servicios de las Iglesias, cathedrales y parroquiales, que ya por nuestros pecados todos los malos ejemplos hay en eclesiásticos, y no hay quien los corrija y castigue. Antiguamente se daban las dignidades á personas sanctas é devotas é de buen ejemplo... Agora, por nuestros pecados, no se dan ni espenden sino á quien bien Томо III. sirve á los reyes é á los señores por haber favor. Y el que tiene un obispado de dos cuentos de renta, no se contenta con ellos: antes gasta aquellos sirviendo á privados de los Reyes, para que sean terceros, é los favorezcan para aber otro obispado de cuatro cuentos: é aun así no quedan contentos pensando de ser sanctos padres. E otros algunos tienen respecto á azer mayorazgo para sus hijos, á quien llaman sobrinos; é así gastan las rentas de la Madre sancta Iglesia malamente, y á los pobres é iglesias no solamente no les azen bien, antes trabajan de les tomar y robar los cálices que tienen. Desta manera se han los perlados con sus iglesias. Ved como castigarán los malos clérigos, y si los castigan será para los robar (1).» ¡A dónde habrian llegado los desórdenes del clero cuando de tal manera se espresaba este respetable sacerdote Ꭹ elocuente escritor! ¿Y qué tiene de extraño, cuando este y otros varones ilustres, llenos de celo, predicaban en desierto, y varios de ellos eran perseguidos por los mismos cuya relajacion denunciaban, que algunos buscasen en las doctrinas de los reformadores, que se presentaban con la pretension de volver la Iglesia á la primitiva pureza de sus costumbres, un remedio á los males que deploraban, á la relajacion que ofendia su exaltada fé y que creian contraria á la doctrina de Jesucristo? III. Fray Francisco de Osuna, que vivia á mediados del siglo XVI, acusaba á la mayor parte de los prelados españoles de su tiempo. de los mismos desórdenes, vicios y escándalos revelados por el historiador de Cárlos V en los párrafos que hemos trascrito anteriormente. Hé aquí lo que á este propósito decia el padre fray Francisco de Osuna, en la quinta parte del Abecedario Espiritual, publicado en Burgos con todas las licencias necesarias en 1542: <«<Mal procurador seria el procurarse su mesma condenacion: que procure condenacion el que procura dignidades, pareze tan claro, 1) Véase el tomo I de la Historia del emperador Cárlos V, por don fray Prudencio de Sandoval. |