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honró con grandes mercedes, nombrándole consejero de estado, comisario de cruzada, inquisidor general y presidente de Indias. En 1525 fué promovido á la silla de Osma, y en 1527 le vemos entre los personajes que asistieron al bautismo de Felipe II, nacido en Valladolid el mártes 21 de mayo de dicho año. Cuando Adriano VI fué nombrado Papa, pasó García de Loaisa á visitarle en Victoria y felicitarle por su exaltacion á la silla de S. Pedro; y mas tarde, es decir, en 1530, mereció de Clemente VII, por recomendacion del Emperador Carlos V, ser contado entre los cardenales de la iglesia romana. Lo que parece le distinguió mas en la corte de Cárlos V, fué haberle llamado este Soberano para su confesor en 1523, encargo que tuvo durante siete años, es decir hasta 1530, en cuya época le vemos enviado á Roma, no con título de embajador, pero como personaje que trataba oficialmente con el Papa de negocios de todas clases, principalmente de los relativos á cosas eclesiásticas, y sobre los cuales mantenia frecuente correspondencia con el Emperador y con su secretario D. Francisco de los Cobos. Estando en Roma vemos por sus cartas que pidió el obispado de Sigüenza porque tenia mas renta que el de Osma, y en efecto le obtuvo en 1532, de que tomó posesion en 22 de abril de dicho año. Poco tiempo despues, en 1538, fué trasladado al arzobispado de Sevilla, última silla á que logró ascender, pues sin otra murió en Madrid á 22 de abril de 1546, y de allí conducido su cadáver, segun dice Gonzalez Dávila, al convento de S. Ginés de Talavera.

Su correspondencia que tenemos escrita desde Roma, solo llega hasta el año 1531, y por consiguiente ignoramos el tiempo que estuvo allí. Lo único que podemos decir es que desde el momento que fué enviado cerca del Papa, manifestó continuamente cuanto sentia haber dejado la compañía del Emperador, y cuanto deseaba volver á ella, ó á lo menos á su iglesia de Osma; pero como no era escuchado, esto prueba que su ida á Roma fué mas desgracia que favor, lo el mismo no oculta en sus cartas á Cárlos V.

lo que

Fué hombre franco, aunque no de gran talento: demasiado molesto, y esto pudo ser la causa de su honroso destierro á Roma, en dar consejos á Cárlos V, quien solo los tomaba cuando los pedia, y siempre pocos y breves.

Carla autógrafa que el cardenal de Osma escribió á su Majestad. De Roma á 13 de mayo de 1530. Respondida á 22 del mismo.

Da parte á Cárlos V de su llegada á Roma-Su tristeza en aquella ciudad-Sus deseos de volver cerca de S. M. ó bien á su iglesia-Avisos sobre Florencia, y consejos á Cárlos V.

Cesárea y Católica Majestad-Allegué aquí á ocho de mayo: vine harto triste por el camino, acordándome que me apartaba de vuestra Majestad, y por la mesma razon agora me falta todo contentamiento. Consuélome esperando que algun dia vuestra Majestad terná memoria que mi presencia no era vuestro deservicio, y así me alzará este destierro; y si no fuere para vuestra corte por algunos temporales respectos, yo me contentaré que sea para mi iglesia. Di en llegando la letra de vuestra Majestad al Papa recibióla bien, diciéndome que de palabra le habia dicho vuestra Majestad en Bolonia cuanto en esta carta venia en mi favor. Hízome muchos ofrecimientos, y parescia que me hablaba de corazon: lo cual yo creí porque sin duda ninguna él ama y estima mucho à vuestra Majestad, y por consiguiente no podrá aborrescer á la hechura y beneficiado de vuestras manos. Pero si su Beatitud me hobiese de dar diez mil ducados de renta, no serian bastantes para enflaquescer el deseo de ir á besaros las manos, ni para enamorarme de la vivienda de Roma. Suplico á vuestra Majestad no me olvide: que pues me quiso en Dios y en virtud, no es justo que distancia de lugar ni de tiempo baste para que de mí pierda memoria. Solo el amor que en carne ó en mundo estriba, está en razon que con el tiempo perezca, y con la diversidad de

lugares se muera; pero la amistad fundada en provecho espiritual ha de ser perpetua, y ninguna absencia ha de ser parte para ofenderla. Ya vuestra Majestad venció en echarme de sí y salió con su palabra y determinacion; de aquí adelante le suplico mire sin ningun respecto si valgo alguna cosa para servir en presencia, y si juzgare que sí, me mande vuestra Majestad llamar, y si le paresciere que no, á lo menos tenga licencia para irme á Osma luego que vuestra Majestad vuelva en Castilla. Pero sobre todo esto digo que vuestra Majestad haga de mí lo que mas fuere servido, que con ello seré contento, y no cesaré de amaros cuanto el padre ama á un solo hijo que tiene.

Señor: aquí se tiene por cierto que Florencia no se tomará por combate; mas es averiguado que se entegará por hambre. Para esto es necesario que el cerco sea mas prolijo: que durará por todo junio. Y por consiguiente es menester que vuestro gasto se acresciente. Suplico á vuestra Majestad no desista de la empresa aunque el cerco durase cuatro meses, porque ansí cumple à vuestro estado, honra y autoridad, y el contrario es un piélago de inconvenientes. Y siempre escriba vuestra Majestad al Papa esforzándole y ofresciéndole todo vuestro poder hasta entregarle á Florencia, porque me persuado que consiste gran parte de vuestro servicio en tener al Papa contento.

Aquí se tiene por cierto que el Turco no verná este año en Italia, y ansí debe vuestra Majestad mandar que los reparos que se habian de hacer de prisa, se hagan tan de propósito y tan despacio que esten sanos y buenos para el año que viene; y aunque el gasto sea mayor, será mayor el descanso con que vuestra Majestad tenga toda la Apulla á punto para defenderse de tan fuertes enemigos. Y á mi parescer no debe haber mudanza con esta nueva de lo que

se determinó en Mántua de enviar dos mil españoles á Cecilia, ansí para libertar algo el reino de Nápoles que no puede ya mas sufrir, como paraque sabiendo el Turco que aquella isla se repara de gente y municiones, pensará en mudar propósito de venirla á conquistar. Y sobre esto es grande la reputacion que vuestra Majestad gana con todos los Príncipes, viendo que teneis á la mano tanto número de gente ejercitada y vencedora. Y pienso que todo este año de treinta es necesaria esta reputacion para acabar vuestros negocios con gloria. Señor: entre tantas y tan graves ocupaciones como vuestra Majestad tiene, no es justo que tomeis por alivio ofensas de Dios que son muy mentirosas, porque mostrando que alivian trabajos, hacen el contrario, que es agravar el ánimo con tristeza, cegar el ingenio á entender los negocios, emperezar la voluntad para despacharlos, y haceros todo negligente para el bien. Mucho mejor será para el ánima y el cuerpo entre vuestros negocios atravesar algunas veces un poco de gusto de la bienaventuranza que esperais, que os dará fortaleza para sufrir los trabajos, y os abrirá los ojos para ver lo que os cumple: andaréis alegre y triunfante, y sobre esto merescerá vuestra Majestad que Dios cumpla vuestros santos deseos y fines. Ya que esta carta os halle metido en el lodo, levántese vuestra Majestad con arrepentimiento de lo pasado, y haced nuevo libro de vuestra conciencia. Y si no buscais de hablar con Dios á solas, cerradas las puertas, nunca sabréis que cosa es devocion ni levantamiento de espíritu, ni que es el premio que os espera. Maldito sea el estado que ha de apartar á la criatura que no pueda gustar y querer á quien la crió, y á quien la redimió. Tenga vuestra Majestad por cierto que no da Dios reinos á nadie, sino para poner en mayor obli

gacion de amarle y servirle y guardar sus mandamientos. Ruego á nuestro Señor prospere à vuestra Majestad en este mundo, y despues le dé paraiso en el otro. Amen. De Roma á 13 de mayo-Siervo y capellan de vuestra Majestad-G. Cardinalis Oxomensis.

El sobre: A la Cesárea y Católica Majestad.

Carta autógrafa que el cardenal de Osma escribió al señor Comendador mayor de Leon (D. Francisco de los Cobos). De Roma 13 de mayo de 1530.

Su llegada á Roma y sentimiento de haberse separado de la corte-Insinuacion hecha á D. Francisco de los Cobos para volver á su primer estado-Aviso sobre el embajador May etc.

Señor-A ocho de mayo allegamos aquí el embajador y yo buenos, Dios loado, aunque el camino fué largo y muy lleno de lodos y piedras. Hallé el envoltorio que vuestra merced me envió, y bésoos las manos por enviarme el traslado de la letra que venia al Papa, la cual venia como notada de vuestra voluntad. Luego otro dia fuí á besar el pie al Papa, y recibióme con amor, y despues de leida la carta hizome ofrescimiento con dulces palabras, rogándome que si yo entendiese que él hacia algo. en deservicio del Emperador, que luego le avisase, porque no queria otra cosa sino hacerle contento en todas las cosas, y que si algunos me viniesen con chismerías, que no las creyese, sino que fuese á él, que yo quedaría satisfecho. Y tambien me dijo que cuando él tuviese algun desgrado de la Majestad Cesárea, que luego me lo diria, para que yo avisase y hiciese como buen eclesiástico y buen servidor de su Majestad. Pasamos en este propósito

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