PRÓLOGO E' «Era el obispo de Burgos D. Mauris varón de alabar et sabio.» (Estoria de España de Alfonso el Sabio, edic. de Menéndez Pidal. R., t. I, pág. 718. Madrid, 1906.) L autor de la presente monografía no se ha propuesto relatar con la posible detención los sucesos políticos y religiosos en que interviniera D. Mauricio, sino su participación personal en ellos, descrita principalmente a la luz de documentos coetáneos, sin enccmios ni ponderaciones no contrastadas por la más severa crítica histórica. Hasta ahora era conocido este obispo de Burgos a título de fundador de su célebre catedral, si bien quedando en tinieblas el camino y los medios por donde llegara a serlo. Algún vislumbre de su actuación episcopal y jurídica se tenía, merced a la escueta síntesis, que de algunos documentos existentes en el archivo catedral burgalés hizo el P. Flórez al trazar su biografía entre las de otros prelados de esta silla episcopal; pero la verdadera personalidad de nuestro personaje, el carácter propio de su influencia y participación en la historia política de Castilla, el ministerio pastoral y canónico, desempeñado en su vasta diócesis, y en las vecinas por comisión especial de la Santa Sede, continuaban siendo otras tantas incógnitas, no obstante aportasen, como esperamos ha de demostrar esta modesta obra, copioso y variado material, de palpitante interés para los anales castellanos del siglo XIII. El Concilio cuarto de Letrán, celebrado en Noviembre de 1215, y en cuyas deliberaciones tomó parte D. Mauricio, constituye la base principal de toda legislación eclesiástica durante los siglos XIII, XIV y xv; su influencia en la vida y desarrollo del clero y sus instituciones, cualesquiera que ellas sean, sufre comparación muy justificada y pertinente con la ejercida por el Tridentino durante el siglo XVI y las dos centurias siguientes. Revestiría, por ende, especial interés un estudio |