Imágenes de páginas
PDF
EPUB

aquel puesto durante la noche, despues de haber evacuado á Búrgos el 14 de junio.

Verificáronlo asi acosados constantemente y ceñidos de cerca por los aliados, que llevaban casi siempre abrazada á la derecha enemiga. Tambien por la opuesta hostigábalos Don Julian Sanchez y otros guerrilleros revueltos y á la continua, como si ya no tuviesen bastante los franceses con sentir sobre sí el fatigoso y no interrumpido látigo de un ejército bien ordenado que marchaba á sus alcances con presuncion de vencer. Abandonaron los Abandonan los frances es y vueenemigos el castillo de Búrgos, desfortaleciéndole lan el castillo antes y arruinándole hasta en sus cimientos. El modo de Búrgos. como lo ejecutaron dió lugar á siniestras interpretaciones; porque conservándose dentro desde el último sitio muchos proyectiles todavía cargados, acaeció que al reventar las minas practicadas para derribar los muros, volaron tambien muchas bombas y grauadas que causaron estrago notable. Escritores ingleses han afirmado que el enemigo procedió asi para aniquilar los cuerpos de las tropas aliadas que se arrimasen á tomar posesion de la ciudad y del castillo. Por el contrario los franceses, que achacan tau lamentable contratiempo á mero olvido de la guarnicion. Nos inclinamos á lo último; mas sea de ello lo que fuere, cierto que de la esplosion resultaron destrozos grandes, padeciendo la catedral bastante con el estremecimiento, no menos que muchas casas y otros edificios. Redújose el castilllo á un confuso monton de ruínas y escombros.

Tomó José al desocupar á Búrgos la ruta de Victoria yendo por Pancorbo y Miranda de Ebro, si bien no muy de priesa. Era su propósito trasladarse al otro lado de este rio para poner mas en resguardo las estancias de su ejército, aproximándole á la raya de Francia, y engrosándole ademas con el suyo del norte y otras tropas que lidiaban en aquel distrito. Desbaratar en todo ó en parte semejantes intentos, y asegurar sin tropiezo el paso del Ebro, debía ser la mira del general británico, para aprovechar despues la primera oportunidad de combatir con ventaja. Tal fue en efecto, no teniendo que hacer para alcanzarla mas que perseverar en el plan de marchas y movimientos que desde un principio habia trazado. Firme en él, dispuso que sa izquierda siguiese maniobrando para amagar siempre la derecha enemiga, y ganarle á Cruzan los alia- veces la delantera. Asi fue que dicha izquierda buscó dos el Ebro. la ribera alta del ebro para pasarle, marchando á su derecha no muy lejos con el centro Lord Wellington, y despues á las inmediaciones y siniestro lado de la carretera que va a Paucorbo y Miranda el general Hill. Tocando ya el Ebro todo el ejército, le cruzaron el 14 por Polientes los españoles del mando de Don Pedro Agustin Giron, que formaban el estremo del costado de Graham, y cruzóle tambien el mismo dia este general por San

Martin de Linés, lugares ambos situados en el Valle de Valderredible. Las demas tropas aliadas con Wellington é Hill á su cabeza atravesaron el Ebro el 15: algunas por los mismos parages que Graham y los españoles, el mayor número por puente de Arenas en la merindad de Valdivielso. Al dia siguiente todo el ejército se movió sobre la derecha, si bien apartándose algun tanto los españoles, que tuvieron órden de tirar mas á la izquierda por el valle de Mena con direccion á Valmaseda, á donde llegaron el 18. Agregóse á Graham en Medina de Pomar Don Francisco Longa con su division.

suyo

é

La marcha fue en realidad penosa, señaladamente Penalidades del en los últimos dias: los caminos ásperos de ejército aliado. impracticables para el carruage, estábanlo ahora mas con las copiosas lluvias que sobrevinieron, teniendo á menudo el brazo del gastador que allanar el terreno, y aun abrir paso que franquease la ruta al soldado, y diese á la artillería transitable carril. Hubo escasez de víveres, y á veces apretò el hambre por la priesa del caminar, la pobreza de la tierra y la devastacion que habia producido guerra tan prolongada; pero hízose todo llevadero con la esperanza de un cambio próximo y venturoso obtenido por medio de inmediatos triunfos.

Movimientos de los franceses y algunos choques

Azorò á los franceses y los desconcertò el rápido andar de los aliados, y el verlos al otro lado del Ebro, casi impensadamente, teniendo con eso que desistir de cualquiera empresa enderezada á defender el paso de aquel rio. Por tanto el dia 18 saliò el grueso del ejército enemigo de Pancorbo: dejando solo de guarnicion en el castillo sobre 1,000 hombres, y se encaminó á Vitoria. Al avanzar los aliados, tenian de observacion los franceses algunos cuerpos apostados en Frias y en Espejo, que se replegaron el 18 á San Millan y á Osma de Alava. Atacò á los primeros el general Alten, y los ahuyentô cogiéndoles 300 prisioneros: obligó Graham a los últimos á retirarse, acometiendo el 19 Wellington mismo asistido de sir Lowry Cole á la retaguardia francesa situada en Subijana de Morillas y en Póbes, con la dicha de forzarla á desamparar su puesto, y`á que buscase abrigo en el grueso de su ejército que venia de Pancorbo. Esta aparicion repentina é inesperada de los aliados en las montañas de Vizcaya y Alava, y el haberse aproximado á Bilbao, hallándose ya en Valmaseda el centro del cuarto ejército español bajo las órdenes de Don Pedro Agustin Giron, impelió igualmente á los enemigos á reconcentrar las fuerzas suyas de aquellas partes, conservando solo los puntos de la mayor importancia, y abandonando los que no lo eran tanto. Con este propósito embarcaron los franceses el 22 de junio con premura la guarnicion de Castro-Urdiales trasladándola á Santoña que avituallarun competentemente, y en breve tambien dejaron libre á Guetaria, mante

niéndose firmes en Bilbao, donde se alojaban italianos de los que Palombini, ahora ya ausente, habia traido de Castilla. Foy, que recorria antes la tierra, tomó asimismo disposiciones análogas, segun verémos despues. Bloqueaba á Santoña Don Gabriel de Mendizabal con parte de la séptima division del cuarto ejército, ó sean batallones de las provincias Vascongadas.

Situacion res- De este relato colígese claramente la situacion respectiva de los pectiva de los ejércitos enemigos, y cuán próxima ejércitos. se anunciaba una batalla campal. Deseábala Lord Wellington, y para empeñarla habia tratado de reconcentrar sus fuerzas algo desparramadas, llamando á sí la izquierda estendida hasta Valmaseda, y haciéndola venir por Orduña y Munguía sobre Vitoria. Tenia el general ingles su centro y sus cuarteles el 20 en Subijana de Morillas, no lejos de su derecha, manifestándose todo el ejército.muy animoso é impaciente de que se trabase pelea. Ocupaban ya entonces los franceses mandados por Jose las orillas del Zadorra y cercanías de Vitoria.

Juicio sobre la

El modo glorioso y feliz con que en menos de un marcha de Wel- mnes habian los aliados llevado á cabo una marcha que, lington. concluyendo en las provincias Vascongadas, habia empezado en Portugal y en los puntos opuestos y distantes de Galicia, Asturias y Estremadura, alentaba á todos, recreándose de antemano con la placentera idea de una victoria completa y cercana. Mas de una vez hemos oido de boca de Lord Wellington en conversacion privada, que nunca habia dudado del buen éxito de la accion que entonces se preparaba, seguro de los brios y concertada disciplina de sus soldados. Tan ilustre caudillo acreció justamente su fama en el avance y comienzo de esta nueva campaña. Calcular bien y con tino las marchas, anticiparse á los designios del enemigo y prevenirlos, tener á este en continua arma y recelo, y obligarle á abandonar casi sin resistencia sus mejores puestos, estrechándole y jaqueándole siempre, digámoslo asi, por su flanco derecho, maniobras son de superior estrategia, merecedoras de eterno loor; pues en ellas, segun espresaba el mariscal de Sajonia, aunque en lenguaje mas familiar, consiste el secreto de ta guerra.

Enfrente ahora uno de otro los ejércitos combatientes, parecia ser esta ocasion de hablar de la batalla que ambos trabaron luego. Mas suspenderémoslo por un rato, atentos á echar antes una ojeada sobre la evacuacion de Madrid y ocurrencias habidas con este motivo.

Evacuan por

Desde el tiempo en que José saliera de aquella capiúltima vez á Ma tal en marzo, faeron tambien retirándose muchas de drid los france- las tropas francesas que alli habia, quedando reducido a número muy corto las que se alojaban en toda Castilla la Nueva. Motivo por el cual los invasores trataron con mas

ses.

(*Ap. n. 3.)

miramiento y menor dureza á los vecinos, aunque no por eso dejasen de gravarlos con contribuciones estraordinarias y pesadas. Mandaba últimamente en Madrid el general Hugo, y á él le tocò evacuar por postrera vez la capital del reino. Refiere este en las memorias que ha escrito lo que entonces le acaeció, y entre otras cosas cuenta que poco antes de su salida habíansele hecho proposiciones, de que tuvo noticia José, segun las cuales ofrecia pasarse á las banderas del intruso un cuerpo entero del ejército español. Presumimos quiera hablar del tercero, como mas inmediato. El duque del Parque le mandaba, y guiaban sus divisiones generales fieles siempre, honrados y de prez; y si lo fueron en los dias de mayor tribulacion para la patria, que traza lleva que pudieran variar y tener aviesos intentos en los de prosperidad y ventura? Ahora ni el interes hubiera estimulado á ello á hombres que fuesen de poco valer y baja ralea: ¡cuanto menos á caudillos ilustres, de muchos servicios y de esforzados pechos! Nosotros hemos tratado de apurar la verdad del hecho, y ni siquiera hemos hallado el menor indicio ni rastro de tan estraña negociacion, y eso que nos hemos informado de personas imparciales muy en disposicion de saber lo que pasaba. Creemos por tanto que hay grave error en el aserto del general frances, haciéndole la merced, para disculpar su proceder liviano, de que sorprendieron su buena fe embaidores ó falsos mensageros. El embargo de caballerías y carruages, anunciador de la partida de los enemigos y sus secuaces, empezó el 25 de mayo, y el 27 quedó evacuada del todo la capital: rompiendo el 26 la marcha un convoy numerosísimo de coches y calesas, de galeras, carros y acémilas en que iban los comprometidos con José, sus familias y enseres, y el despojo que los invasores y el gobierno intruso hicieron de los estabtecimientos militares, científicos y de bellas artes, y de los palacios y archivos; despojo que fue esta vez mas colmado, porque sin duda le consideraron como que seria el último y de despedida.

Gran convoy

que llevar consigo y manda Hu

go.

adenzas

Despojos de pin-
turas, y de los
establecimientos
públicos en
rias partes.

va

Habia comenzado el primero ya desde 1808, y se habia estendido á Toledo, al Escorial y á las ciudades y sitios que encerraban en ambas Castillas, asi como en las Andalucías y otras provincias, objetos de valor y estima. Recogió Murat en su tiempo varios de ellos, principalmente del real palacio y de la casa del príncipe de la Paz, parando mucho su consideracion los cuadros del Correggio, de que casi se llevó los pocos que España poseia, entre los cuales merece citarse el llamado Escuela del amor*, que fue de los duques de Alba, prodigiosa obra de aquel inimitable ingenio.

(* Ap. n. 3 bis.)

Despues contóse entre las señaladas rapiñas la que verificó cierto

general francés, muy conocido, en el convento de dominicas de Loeches, lugar de la Alcarria, y fundacion del conde duque de Olivares, de donde se llevó afamados* cuadros de Rubens, que al decir de Don Antonio Ponz << eran ** de lo mas bello de aquel artífice en lo acaba« do, espresivo, bien compuesto y colorido. »

( Ap. n. 4.) (* Ap. o. 5.)

En Toledo si bien las producciones del Greco, de Luis Tristan y Juan Bautista Maino estuvieron mas al abrigo del ojo escudriñador del frances, no por eso dejaron de sentirse alli pérdidas muy lamentables, pues en 1808 estrenáronse las tropas del mariscal Victor con poner fuego por descuido ó de propósito al suntuoso convento franciscano de San Juan de los Reyes, que fundaron los católicos monarcas Don Fernando y Doña Isabel, cuyo edificio se aniquiló, desapareciendo entre las llamas y escombros su importantísimo archivo y librería; y ahora para despedirse en 1813 los soldados del invasor que á lo último ocuparon la ciudad, quemaron en gran parte el famoso alcázar, obra de Cárlos V, y en cuyo trazo y fábrica tuvieron parte los insignes arquitectos Covarrubias, Vergara y Herrera. Que no parece sino que los franceses querian celebrar sus entradas y salidas en aquel pueblo con luminarias de destruccion.

No podia en el rebusco quedar olvidado el Escorial, y entre los muchos despojos y riqueza que de alli salieron, deben citarse los dos primorosos y selectísimos cuadros de Rafael, nuestra Señora del Pez y la Perla. Varios otros los acompañaron muy escogidos, ya que no de tanta belleza.

En Madrid habíanse formado depósitos para la conservacion de las preciosidades artísticas de los conventos suprimidos, en las iglesias del Rosario, Doña María de Aragon, San Francisco y San Felipe, y nombrádose ademas comisiones á la manera de Sevilla para poner por separado las producciones del arte que fuesen de mano maestra y pareciesen mas dignas de ser trasladadas á Paris y colocadas en sa museo. Varias se remitieron, y se apoderaron de otras los particulares, siendo sin embargo muy de maravillar se libertasen de esta especie de saqueo las mas señaladas obras que salieron del pincel divino de nuestro inmortal Don Diego Velazquez. Arrebataron sí los encargados de José entre otros muchos y primorosos cuadros las Vénus del Ticiano que se custodiaban en las piezas reservadas de la real academia de San Fernando, y el incomparable de Rafael perteneciente al real palacio, conocido bajo el nombre del Pasmo de Sicilia, que se aventajaba á todos y sobresalia por cima de ellos maravillosamente.

Estas últimas pinturas junto con las de nuestra Señora del Pez y la Perla", aunque se las apropió José, restituyeron(* Ap. n. 6.) se á España en 1815 al propio tiempo que las destinadas al museo de Paris; mas hallábase ya la madera tan carco

« AnteriorContinuar »