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Sucedió bien el ardid de Mequinenza, sin que encontrase el portador del primer pliego tropiezo alguno, creyéndose alli verdadero emisario de Suchet; por lo que apresuróse el de Eroles á espedir la segunda comunicacion, como en Tortosa, valiéndose ahora para ello del ayudante de estado mayor Don José Baeza; quien, bien recibido y agasajado por el gobernador frances, de nombre Bourgeois, consiguió evacuasen los enemigos la plaza el 13, precedido un coloquio entre un oficial frances nombrado al efecto y VanHalen, presente tambien Eroles, habiendo acudido ambos á Mequinenza con esta ocasion.

Despues tornó el último á Lérida, y en el camino llegó á sus manos la respuesta de aquel gobernador, de nombre Isidoro Lamarque, al mensage secreto, estendia en la forma que se deseaba. Aproximóse en consecuencia Eroles á aquellos muros, y despachó el segundo pliego á la manera de lo ejecutado en las demas partes, al que contestó dicho Lamarque favorablemente, nombrando para tratar de la evacuacion de la plaza á Mr. Polwerell, gefe de su estado mayor. Escogió por su lado para lo mismo el general español á Don Miguel Lopez Baños. Mientras arreglaban estos los artículos de la entrega, hubo una conferencia bastante larga entre VanHalen y el gobernador frances, en la cual procuró aquel desvanecer las dudas que aun inquietaban á su interlocutor. Por fin ocuparon el 15 nuestras tropas á Lérida y todas sus fortalezas.

á

Faltaba Monzon para completar por esta parte obra tan bien comenzada y seguida. Encargóse Don Eduardo Bart de la comision, para cuyo desempeño debian emplearse los mismos medios que en los otros lugares. Pero tropezóse aqui con resistencia obstinada; muy animosa la guarnicion por haberse sostenido briosamente contra algunos batallones de Mina que la asediaban, y dirigida la defensa con ciencia y tino por un tal Saint-Jacques, piamontes de nacion y y subalterno en el cuerpo frances de ingenieros, cuya superioridad de conocimientos en la materia habíase sometido el comandante del castillo modesta y laudablemente. Alegábase por pretesto de no rendirse el depender Monzon del gobernador de Lérida, añadiendo los de dentro que no saldrian de los muros que guardaban, antes de que un oficial suyo se desengañase por sus propios ojos de no ser falso lo que se les anunciaba respecto de aquella plaza. Condescendió Bart con este deseo, no aventurando en ello nada, evacuada ya Lérida. Y acertólo de suerte, que no bien se aseguraron los de Monzon de la verdad del hecho, cuando cesaron en su porfía, abriendo el 18 á los españoles las puertas del castillo.

Tan dichosamente se apoderaron los nuestros de las plazas de Lérida, Mequinenza y Monzon. Tenian todas ellas víveres para muchos meses, y con su reconquista salváronse de la miseria gran número de habitantes; desembarazáronse 6,000 hombres ocupados en sus

respectivos bloqueos; quedaron libres las comunicaciones del Ebro y sus tributarios, y encambráronse á mayor remonte los brios tan probados ya de las comarcas vecinas.

Se cogen prisio

eiones

Coger prisioneras en su marcha las guarniciones, Deras las guarni- cuyo número en su totalidad ascendia á 2,300 hombres, acabalaba al triunfo: no se descuidó Eroles en poner los medios para conseguirlo enviando fuerzas que precediesea á los enemigos, y en pos sayo á Don José Cárlos con dos batallones y 200 ginetes. Queria el general español rodear á los contrarios y sorprenderlos en los desfiladeros de Igualada; pero prevenidos ellos y recelosos esquivaron el peligro redoblando la inarcha. No desistió por eso Eroles de su pensamiento, y obrando de acuerdo con los gefes de las tropas aliadas que asediaban ya á Barcelona, obtuvo viniesen estas al encuentro de los franceses en su ruta, para que unidas con las que rastreaban su huella, los cercasen y estrechasen del todo al llegar á Martorell.

Asi sucedió, y alli quitándosele á los franceses la venda que aun cubria sus ojos, prorumpieron en espresiones de ira y desesperacion. Inútiles ya Jos duelos y las reconvenciones, tuvo su valor que ceder al adverso hado, y entregarse prisioneros á los españoles, en vez de juntarse á los suyos segun coufiaban. Pero cuentan se les prometiera entonces la libertad de volver á Francia aunque sin armas ni equipages militares, lo cual no se cumplió bajo simulados motivos y malamente, porque lícito antes el emplear las estratagemas referidas y lícito el ceñir las guarniciones y someterlas en su marcha como secuela del primer ardid, no lo era despues faltar á una estipulacion, ajustada libremente á ley de guerra por las opuestas partes, ni autorizabau tampoco á proceder semejante otros egaños de los mismos franceses, ni su omision en cumplir parecidos empeños ó pactos.

May irritados los enemigos de la conducta de Don Juan VanHalen, afeáronla á lo sumo, y la graduaron de desercion y de abuso de confianza, nacido, segun afirmaban, no de sentimientos honrosos, sino de mudanzas de la fortuna que torva ahora volvia al frances la espalda y la desamparaba. Juzgáronla de otro modo los españoles por redundar de ella á la patria señalado servicio, digno de recompensa notable; bien que de aquellos cuya imitacion y ejemplo, al decir de Horacio *, puede traer daños en futuros tiempos.

(* Ap. n. 17.)

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Apuros, gestioHirió en lo vivo á Suchet el golpe de la pérdida de nes y movimien las tres plazas, no restándole ya en España dia de tos de Suchet. gloria ni sosiego; pues á poco llególe tambien de Francia órden del ministerio de la guerra para negociar con Don Francisco Copons la entrega de las demas plazas de su distrito, escepto la de Figueras, á cuyo fin avistáronse el gefe de estado mayor frances y el del español, brigadier Cabanes, no terminando

á

en nada la couferencia por subir de punto los nuestros en sus demandas, y no ceder mucho los franceses en las suyas pesar de sus contratiempos. Crecian sin embargo los apuros del mariscal Suchet, obligado por disposicion del emperador á enviar de nuevo, en los primeros dias de marzo, otros 10,000 hombres la vuelta de Leon de Francia por donde iban penetrando los aliados del norte. Afligido el mariscal frances de tener asi que perder el fruto de sus campañas, y desesperanzado de sacar las guarniciones lejanas que le quedaban en Cataluña y Valencia, vióse en la necesidad de juntar lo que ya pudiera llamarse reliquias de su ejército, y colocarlasbajo el cañon de Figueras, despues de haber volado los puestos fortalecidos de Besalú, Olot, Báscara, Palamós y otros, como tambien desmantelado á Gerona: de suerte que no siéndole dado á dicho mariscal continuar aqui la guerra, limitóse para no perderlotodo vergonzosamente á ocuparse en negociaciones de que hablarémos adelante.

Rindese el castillo de Jaca.

Por lo demas en todos los puntos candia la desgracia para los franceses. El castillo de Jaca, que cercaban, segun se apuntó, tropas de Mina, vino á partido el 17 de febrero, quedando su comandante Mr. de Sortis y la guarnicion obligados á no tomar partr en la guerra, hasta que hubiese un perfecto y verdadero cange, clase por clase, é individuo por individuo, lo cual no cumplieron los capitalados, empuñando luego las armas en perjuicio y quiebra de su honra.

Ataques contra Santoña y sus obras esteriores.

Tómanse algunas de estas.

Tambien avanzaban los trabajos contra Santoña, único parage que permanecia por aquellas partes y costas del Océano en manos del enemigo; habiéndose reforzado las tropas del bloqueo con una brigada que trajo Don Diego del Barco, encargado de dirigir y acelerar el sitio. Acometióse de resultas y se ganó el fuerte del Pun tal el 12 y 13 de febrero. Se entró el de Laredo el 21 y se ocupó luego del todo, enseñoreándose asimismo de las obras del Gromo y el Brusco principal, aunque con la desgracia pereciese el 26 de heridas recibidas dias antes Don Diego del Barco, universalmente sentido como oficial dotado de buenas prendas y de alto esfuerzo. Le sucedió Don Juan José San Llorente.

apenas

movi

de

Muerte de

Barco.

que

Movimientos de
Wellington.

Corrió enero sin que los ejércitos de operaciones á las orillas del Adour y el Nive hiciesen miento ni ademan alguno. Pero al empezar febrero ablandando ei tiempo y desnevada la tierra por las cañadas y montes bajos, dispúsose Lord Wellington á cruzar el Adour, no menos que á embestir á Bayona, y llevar la guerra, si necesario fuese, hasta el rifon de la Francia misma. Tuvieron principio las maniobras en 14 del mencionado febrero por el ala derecha del ejército aliado, acometiendo el general Hill los piquetes del enemigo apostados en el rio

Joyeuse, y obligando al general Harispe á replegarse de Hellette via de San Martin; y de alli á Garris, en cuyo frente aseguróse et francés en un puesto ventajoso, engrosado con tropas de su centro y la division de Paris, que, en marcha hácia lo interior retrocedió con este motivo y agregóse al general Harispe. Cortó entonces Hill la comunicacion del ejército enemigo con San Juan de Pie de Puerto bloqueando esta plaza tropas de Mina, situadas en el valle de Ba stan y que avanzaron via de Baigorry y de Bidarry.

fin

En la mañana del 15 movióse con la primera division española del cuarto ejército Don Pablo Morillo en direccion de Saint-Palais, paralelamente á la posicion de Harispe, á fin de no envolver la izquierda de los enemigos, al paso que la segunda division británica del cargo de sir Guillermo Stewart los atacaba por el frente. Comeuzó tarde la acometida que se prolongó hasta muy cerrada la noche, esperimentando el frances bastante pérdida, y teniendo al que ciar, mas con la fortuna para él de llegar á Saint-Palais antes que Morillo, cruzando el Bidouze y destruyendo sus puentes. Reparolos laego Hill y atravesó aquel rio, favoreciendo sus evoluciones la derecha del centro aliado. Cejaron entonces mas los con→ trarios y pasaron el gave de Mauleon, nombre que se da en los Pirineos á los torrentes que se descuelgau de sus cimas, pudiéndose considerar como mas principales el ya dicho de Mauleon y los de Oloron y Pau, tributarios los dos primeros del último, que descarga en el Adour sus aguas.

Fueron los franceses abandonando por esta parte un puesto tras otro sin detenerse largo espacio, ni á defender los rios que los protegian, ni otras favorables estancias, decidiéndose de consiguiente el mariscal Soult á inutilizar todos los puentes escepto los de Bayona, á dejar esta plaza entregada á sus propios recursos, y á reconcentrar en fin las fuerzas de su ejército detras del ejército detras del gave de Pau, fijando en Orthez sus cuarteles.

Prosiguió observando á Bayona el ala izquierda briPaso del Adour. tánica, y fuéronse acumulando alli preparativos para cruzar el Adour por bajo de aquella ciudad; faena penosa y de difícil ejecucion. Reforzaron tropas de esta ala las de la derecha bastante empeñada y en continua pelea y riza con el enemigo. Llenó los huecos Don Manuel Freire, quien volvió á entrar en Francia el 23 de febrero llevando consigo la cuarta division de su ejército, mandada por Don José Ezpeleta, y la primera y segunda brigada de la quinta y tercera, que gobernaban respectivamente Don Francisco Plasencia y Don Pedro Mendez de Vigo.

Cuanto mas se acercaba el tiempo de cruzar el Adour, tanto se descubrian los obstáculos é impedimentos para atravesarle donde se intentaba, á causa de lo anchuroso del rio y de la estacion inverniza y contraria que estorbó en un principio favorecer por mar la empresa proyectada. Tambien era no pequeño

por

embarazo la defensa que prepararaba el enemigo, teniendo en el rio botes armados y cañoneras junto con la corbeta Safo, anclada donde amparase con sus fuegos la inundacion que protegia la de-recha del campo atrincherado de Bayona,

Habian los ingleses reunido en Socoa barcos costaneros, y hecho otras prevenciones para formar el puente que habia de echarse en el Adour, quedando al cuidado del almirante Penrose lo respectivo á las operaciones navales. Era el dia 21 de febrero el señalado para la ejecucion, pero soplando el viento del N. N. E. y siendo grande y de leva la marejada, tuvo el convoy que permanecer en Socoa sin serle dado salir á la mar.

Pero sir Juan Hope, que continuaba mandando el ala izquierda de los aliados, apremiado por el tiempo no consintió en mas largas, y quiso por sí y sin aguardar á Penrose y sus buques tentar el paso y arriesgarse á todo. Empezó su movimiento en la noche del 22 al 23, acompañando á sus tropas la artillería correspondiente y un destacamento de coheteros á la Congreve. Al principio tiraron los ingleses hácia Anglet, mas á corta distancia de este pueblo variaron, tomando un camino de travesía estrecho, cenagoso y con fosos á los lados; lo cual y la noche lóbrega retardaron su marcha, si bien llegaron antes del alba á los méganos que coronan la playa desde Biaritz hasta la boca del Adour. Cubre un bosque el trecho que mediaba entre ellos y el campo atrincherado de Bayona, de donde fueron arrojados los piquetes enemigos, amagando por las alturas de Anglet Don Carlos de España, cuya segunda division de nuestro cuarto ejército ya dijimos habia penetrado antes en Francia acercándose al Nivelle.

Para distraer al enemigo y ocupar sus fuerzas navales, desembocó la primera brigada inglesa bajo el coronel Maitland del bosque referido, y por el parage que llaman la Balise orientale. A su vista tremendo fuego vomitaron las baterías enemigas, y la Safo y las cañoneras; pero disparados algunos cohetes de los á la Congreve, que á manera de serpientes ígneas deslizábanse por el agua y traspasaban los costados de los buques, aterráronse los marineros franceses, y de priesa trataron de abandonar el puesto y subir corriente arriba. Resistió la Safo en su ancladero hasta que muerto su capitan y perdida bastante gente, refugióse bajo la proteccion de la ciudadela.

Tales demostraciones contra los buques y el campo atrincherado causaron diversion al enemigo, y le alejaron de pensar en la boca del Adour, encubierta ademas por un torno ó rodeo que toma alli el curso del rio, y descuidada su defensa por considerar los franceses aquel punto muy fuerte y de ardua acometida, sobre todo estando el mar bravo é intransitable la barra, en todos tiempos peligrosa y de crecida y mudable ceja.

A esta ocupacion y confianza del enemigo debiose en gran parte

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